Rented loves (Priv. Arantza - Erik) NSFW CERRADO

Mantuvo la sonrisa, más su guardia estaba inevitablemente en alto. No porque realmente Arantza podría significar una amenaza para él, en absoluto. La cosa se remontaba mucho a su naturaleza como bestia de caza y las costumbres propias de un licántropo con bastante experiencia de por medio. Mantuvo el silencio cediéndole la palabra a la bella mujer para expresar sus intenciones y lo que tenía en mente. Se culpaba internamente por la ignorancia al no ser conocedor en la materia pues la rubia podía parecer de todo menos una sexoservidora. "¿Qué más da? Bien podría ser un amor alquilado, pero no me está pidiendo realmente nada y quiere llevarse un buen recuerdo... Y yo también. Solo espero ser suficiente para saciar el hambre que le brota por los poros."

Abandonando el establecimiento, el lupino camino obediente junto a la rubia siendo guiado hasta el hogar de ella para agotar las lujurias. Sus ojos recorrían el entorno y, una vez más, regresaban a ella como imanes.

- ¿Dependiendo? Eso suena a que tendré que esforzarme si quiero un segundo encuentro. Por mi lado puedo admitir que no soy un hombre difícil de complacer - Camina a paso lento - A propósito... Pido disculpas si puedo sonar grosero con el siguiente comentario, pero con franqueza: ¿Cómo una belleza como tú puede vivir en éste lugar que parece la mano derecha del Distrito Noche?

Era increíble, agradable y hasta extraño encontrarse con una dama de modales tan refinados, pero al mismo tiempo dueña de una sencillez muy notoria. Era casi como ganarse la lotería, o al menos eso pensaba Erik entre el constante cúmulo de ideas que invadían su cabeza.

- Hmm, eso significa que disfrutas de los placeres de la vida sin caer en tanta etiqueta y formalidad ostentosa. Mi querida Arantza, eres sinceramente sorprenderte.

Una vez ambos llegaron al departamento, el lupino, siempre atraído por los detalles (Algo estrechamente ligado a su oficio como investigador) quedó sorprendido por la pulcritud del lugar. No era opulento, pero emanaba un aura acogedora. Ideal para olvidarse de los pesares diarios. Estaba a punto de decir algo cuando los brazos de la rubia lo rodearon haciendo que él respondiera rodeándole la cintura. 

- Gracias... - Le roba un pequeño beso - Eres más interesante que cualquier mujer decente que haya conocido antes. - Acaricia el dorado cabello con elegancia. Soy tuyo ésta noche, querida. No te contengas ni te prives hasta satisfacer tu calor.

Casi como si se tratase de un animal domesticado, Erik se permitió consentir dejando caer el blazer al mismo tiempo que la súcubo lo besaba con un ritmo pausado que poco a poco aumentaba en deseo y desabotonaba su camisa encontrándose con un pecho marcado por el ejercicio y las cicatrices con trágicas historias pasadas. El hombre necesitaba inclinarse un poco puesto que la comparación de estaturas entre ambos era considerable. Saboreó esa boca dejándose llevar por la lujuria y sus manos acariciaron los desnudos hombros femeninos buscando deslizar ese sensual vestido para encontrarse con la silueta de esa mujer fascinante. Los besos y mordidas en su cuello seguido de las caricias le provocaban una inusual sensación de paz más allá del aumento de libido.

- Veamos que puedes hacer... - Susurra entre besos estrechándola contra si de modo que ambas palmas sostenían firme ese trasero por unos instantes antes de señalar sus pantalones - Quiero que me consientas un poco allí abajo primero. - Le acaricia el labio inferior con el pulgar - Usando tu boca, por supuesto.

Observar el cuerpo desnudo de Arantza podía considerarse, sin lugar a dudas, todo un espectáculo visual. La pupila del lycan se afilaba en respuesta a tal visión magnífica. Retiró la estorbosa camisa y, aún con la suerte a su favor, su prisión de tela dejó de llenarlo de calor para darle lugar a una pequeña calma cuando la demona, ni lerda ni perezosa, se dedicó a bajar sus pantalones junto a la ropa interior para contemplar su virilidad en todo su esplendor y completamente despierto.

- Hmm...

Sonrió de nueva cuenta ayudándole a la mujer apartando un poco ese cabello de enfrente y sostenérselo en una improvisada cola de caballo. Un jadeo escapó de sus labios al sentir el tacto de esa lengua recorrerlo, cosa que lo obligó a inclinar la cabeza levemente hacia atrás y cerrar los ojos. La cabeza se le llenaba de humo y las terminaciones nerviosas, adormecidas,  querían mucho más de su amante esa noche... Y eso que apenas iniciaban.

- Podría partirte en dos si quisiera. - Sujeta más firme ese cabello - Pequeña impaciente, date gusto y hazme llegar. No pierdas tu tiempo.

- Debes estar loca si pretendes que voy a aceptar tremenda apuesta...

Ya casi no le salía la voz producto de los espasmos que liberaba ante la cálida sensación de la boca de su amante rodearlo tan profundamente que simplemente podía considerarse increíble, irreal incluso. "Pero por supuesto, es también una selenita ¿No? Un humano no podría comprender la resistencia natural de los nuestros. mucho menos ciertas habilidades." Dejó escapar unas palabras en alemán mientras la rubia proseguía con el delicioso trabajo y el lycan, sin descuidar el más mínimo detalle, le sujetaba más el cabello para no perderse el espectáculo más erótico que hubiese presenciado en años y lo mejor es que se sentía como espectador y miembro de la obra al mismo tiempo. Lentamente empezó a mover despacio sus caderas acoplándose a la joven. Su pecho respiraba hondo, sin prisa, la sangre corría furiosa y el fuego estallaba comprendiendo que la tortura atacaba su cordura con tal de hacerlo explotar.

Ya no podía disimular la sorpresa con la que esa mujer estimulaba su zona íntima con gran habilidad. Los roncos gemidos del lobo escapaban de vez en cuando y una gota de sudor le caía por la sien. Le estaba permitiendo tomar el control, darle ese derecho, pero su bestia interna no estaba dispuesta a dejarse someter así como así. Intentaba resistir, intentaba que el hilo de la cordura se sostuviera lo suficiente para no ponerse agresivo ¿Y si lastimaba a Arantza? No podía permitirse tal atrevimiento. Los colmillos del hombre comenzaban a acentuarse poco a poco empezando a sostener esa cabeza para mantenerla firme y embestir contra esa boca apretando los párpados. Luego se arrepentiría dependiendo de las reacciones de su amante. A éste paso tampoco faltaría mucho para llegar a la cúspide y derramarse en ella. Vaya imagen perversa que tendría de recuerdo al verla "humillada"

El haberse liberado como si se hubiese sacado de encima una tensión insoportable, le hacía ver estrellas de momento. Para su sorpresa, la demona saboreaba cada regalo de él sin desperdiciar ni una sola gota y eso... Vaya que se sentía de maravilla sin lugar a dudas. El lupino suspiró aliviado y con la mente espesa. Tan concentrado estaba en su relajación que no tuvo tiempo de reaccionar cuando la propia Arantza le tomó de la mano para dejarlo en el sofá. Debía admitir que tenía una considerable cantidad de fuerza ¿O se trataba de la absorción de energía, quizás? Que más daba. Las grandes manos del hombre volvieron a posarse sobre esas perfectas caderas dedicándole una sonrisa lasciva y respondiendo a esos besos voraces que solo el placer carnal era capaz de despertar.

- No... - Sostiene bien su trasero, manteniéndola contra su regazo - Necesito mucho más de ti así que salta. Quiero otra vez comprobar tu resistencia en ésta postura, mi pequeña calientahuevos.