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Post by Laurent Blanc on Nov 6, 2021 3:50:19 GMT
El dulce aroma de los postres inundaba el pequeño departamento. Se podía saborear el bizcocho y las fresas en el aire y Laurent parecía gratamente complacido con las dulzuras que había envuelto delicadamente con celofán. No sabía qué esperar de encontrarse con alguien que había conocido en un chat público, tenía realmente mariposas en el estómago revoloteando de aquí allá, inquietas y traviesas, pero sabiendo que era amigo de Skye iba con más confianza. Quizá después podrían juntarse los tres para recorrer la ciudad, aún había muchos caminos mágicos que descubrir y la ilusión del futuro brillaba en el azul de sus ojos.
Se despidió de Narcisse que parecía entretenido con su celular y quien apenas alzó la mano cuando lo vio ir hacia la puerta. Recorría las calles con un bolso de mano en donde había guardado el fraisier y los macarrones con toda la emoción de que le gustaran a Dagmar. El frío calaba los huesos del joven que a pesar de ir bien cubierto no podía contener los pequeño temblores, una sonrisa se congeló en su rostro cuando tomó un taxi que lo dejara justo en Champ de Mars.
En la ingenuidad de un joven que no conocía más mundo las calles parisinas le parecían encantadoras, las flores, las estrellas y la noche iluminada eran como estar dentro de un cuento de hadas. ¿Qué más podría desear? Se sentó en una banca con el bolso sobre sus piernas para esperar por su acompañante. De vez en cuando miraba que dentro todo permaneciera intacto.
El veela era una criatura mítica viviendo su propia fantasía pero ¿de verdad estaba destinado a tanta felicidad?
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Post by Dagmar on Nov 6, 2021 6:55:04 GMT
Luego de terminar la conversación en el chat, se quedó un momento quieto mientras reflexionaba un poco. ¿Aquello era una cita? La sola posibilidad le hacía fruncir el entrecejo en confusión. No podía ser, no tenía sentido. Él no tenía ese tipo de salidas con las personas; simplemente carecía de material para ello. Realmente había pocas que pudiera ofrecerle a otra persona; ni siquiera era una compañía interesante. De hecho, iba mentalizado para lo peor en aquella salida; así sea lo que pasara, no acabaría sorprendido.
Se quedó pensando un poco mientras tomaba su ropa; Dagmar no acostumbraba usar el glamour porque no frecuentaba demasiado la superficie, así que primero dudó un poco al ver sus manos de un tono más café que gris. Recogió la mitad de su cabellera en una coleta alta, dejando que dos mechones colgaran en los lados de su rostro. Se puso entonces un suéter negro en conjunto de una de sus típicas faldas negras abiertas y largas; llevar el velo fuera de Mistery City llamaría mucho la atención, por lo que decidió simplemente ponerse el sombrero en compañía de un cubrebocas oscuro que ocultaba gran parte de su rostro. ¿Frío? Realmente no lo resentía, no cuando sabía que se veía espléndido.
Tomó la línea del metro y subió a la superficie, encaminándose hacia la zona citada. La noche recibió de forma agradable a Dagmar, recordándole que era parte de ella mientras se desplazaba entre las calles; el viento ondeaba su cabellera mientras se preguntaba una y otra vez si acceder a aquella salida había sido una buena idea. Ciertamente había querido verlo en un arrebato extraño de control; quería conocer a aquél compañero de trabajo que Skye tanto le sonreía. De pronto simplemente se sintió amenazado; por ello necesitaba conocer a Laurent y saber... cómo neutralizarlo. Suponía. En realidad todo era complicado y mientras más caminaba, más tonto se sentía.
Entonces su caminata se detuvo poco después de llegar a Cham de Mars; la cabellera rubia del chat pronto resaltó entre la oscuridad de la noche. "Es muy hermoso", pensó viéndole mientras apretaba los puños; aguantó la respiración un momento, antes de acercarse en su dirección. Una vez cerca, no encontró mejor opción que sentarse en un lado suyo y le miró directo hacia los ojos con mucha intensidad...
Le extendió una pequeña cajita que traía oculta en su bolsa. Dentro traía fresas bañadas en chocolate; un regalo de cortesía con una nota que traía la leyenda de: "Gracias por la invitación". Por mientras, se mantuvo expectante a su reacción.
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Post by Laurent Blanc on Nov 6, 2021 8:50:07 GMT
Cada segundo que pasaba las mariposas en su estómago reventaban como fuegos artificiales, cosquilleando su piel junto al aire frío de la noche. Se encogía ocultando el rostro entre su bufanda para conseguir el calor que se escapaba con cada suspiro suyo. De repente el pensamiento de ser plantado le angustió. Era una posibilidad real ¿no? Después de todo era un desconocido de internet, su madre le había advertido que no confiara tan fácilmente en cualquiera, pero ahí estaba sentado en una banca de noche a la espera de una persona de la cual solo sabía su nombre. Tragó saliva para deshacer el nudo en su garganta que amenazaba con convertirse en llanto.
Y entonces escuchó pasos seguros en su dirección. Alzó el rostro fuera de la calidez de la tela para encontrarse con una figura imponente que no dudó ni un momento en sentarse a su lado y fijar tan intensos ojos sobre él. Se le escapó la voz mientras su corazón se sobresaltaba entre la emoción y el miedo. Cuando quiso preguntar si era tal vez a quién esperaba recibió una caja que sostuvo por mera inercia.
Los ojos de Laurent brillaron al comprender que efectivamente era su compañía de esa noche y no había sido olvidado ahí. Le sonrió esta vez con más confianza. —Dagmar ¿verdad? Es un gusto conocer…lo —fue ahí cuando le pudo observar mejor, disimuladamente de pies a cabeza, deteniéndose quizá demasiado tiempo en la elegante pierna que el corte de la falda enmarcaba. Inmediatamente al darse cuenta de su atrevimiento volvió a mirarle a los ojos, pero no supo si esa había sido la mejor opción. Sintió sus mejillas enrojecer aunque podía echarle la culpa al frío. —Yo… ¡Yo también traje lo que prometí! —con cierta torpeza abrió su bolso para sacar con sumo cuidado un pequeño frasquito de cristal que contenía un perfecto y delicado fraisier, envuelto con una bolsa de celofán que contenía un par de macarons. Se ponía notar en la presentación el empeño que había puesto. Algunos pensarían que era demasiado como un regalo a un desconocido.
—Espero que le guste y le sorprenda —Lo ofreció con una expectativa positiva iluminando su mirada.
A los ojos del joven veela, Dagmar parecía tan enigmático, tan elegante, se sentía un poco intimidado y confundido. Tendría que haber considerado que siendo París una capital, una gran ciudad, había mucha más diversidad de la que esperaba. Sabía que era consecuencia de su propia educación católica, aun dentro de sí mismo había cierta culpa de ser… como era. Por eso estar lejos de ese origen le animaba a intentar ser más auténtico.
—Le tengo que confesar que nunca he visto la ciudad de noche y agradezco mucho su amabilidad y cortesía de acompañarme hoy —le tomó una mano como un gesto de devota gratitud mientras decía aquello, persiguiendo la innata necesidad que Laurent tenía por establecer contacto físico con otros.
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Post by Dagmar on Nov 8, 2021 18:04:01 GMT
El silencio que se abrió entre ellos lo dejó un momento tenso, preguntándose si quizás no lo había empujado demasiado lejos y ahora iba a salir corriendo. Es decir, si lo hacía en realidad no le importaba, pero le gustaría que lo hiciera ya en vez de tenerlo en el borde de la expectativa. Aún así... permaneció quieto, tranquilo; esperando a que Laurent acabara de reaccionar. No le incomodó esa forma en la que le miró, más que nada porque comprendía si sentía curiosidad respecto a su persona. Estaba consiente que era peculiar y resaltaba entre las personas; sobretodo cuando estaba en Mistery City dónde estaba libre del glamour...
Sus ojos siguieron las acciones de ajenas, topándose de pronto con el regalo que le extendían. Hubo más silencio por parte de Dagmar. Sólo miraba con intensidad el postre... preguntándose, ¿por qué se había tomado tantas molestias por un extraño? Con lentitud movió las manos, tomando con mucho cuidado el detalle y entonces lo acercó hacia su rostro, atento a la decoración. Debía ser muy habilidoso con las manos para lograr algo así. De pronto se sintió muy confundido, ¿halagado? Pero confundido, ¿por qué? ¿Por qué? No lograba entenderlo. Cerró un momento los ojos, pegando la botellita a su mejilla antes de sacar su celular y empezar a escribir.
De hecho, Dagmar tecleaba estupidamente rápido; como si estuviera acostumbrado a ello para comunicarse. "El fraisier es un postre delicado que requiere mucho esfuerzo. Los macarones también. No sé si merezco que me dedice tanto de tu tiempo." Le mostró un momento el mensaje, antes de volver a escribir algo más en la sección de notas: "Muchas gracias, Laurent. Realmente aprecio mucho el gesto." Colocó una mano sobre su pecho, sintiéndose simplemente... raro. Halagado, en deuda, envidioso y temeroso porque era tan genial que seguramente deslumbraría a Skye. Tenía que buscar la forma de contraatacar y demostrarle a Laurent que podía ser tan bueno como él.
Llevaba una bolsa consigo y allí buscó guardar el regalo; siempre con cuidado para que llegara a casa. Entonces él pretendía... ponerse de pie. Pero no lo hizo porque su mano fue tomada. Se quedó quieto entonces. Extremadamente quieto. Miró hacia los ojos del veela. ¿Qué hacía? Bajó la mirada, observando cómo se tocaban. "¿Usted también tiene una cita?", recordó que le preguntaron. Y lo negó. ¿Estaba equivocado? ¿Quería estar equivocado? Muchas dudas surgieron dentro de Dagmar y se sintió mareado; pero fue entonces que apretó la mano de Laurent en respuesta, impidiendo que se alejara.
Se levantó de la banca, tirando suave del adverso para que lo siguiera. Entonces le escribió algo nuevo: "Caminemos." ¿Pidió? ¿Ordenó? Mientras empezaba a hacer aquello, avanzando a paso calmado porque sabía que el rubio tenía piernas más cortas que él. Seguía sin soltarlo. Se aventuró a escribirle algo más: "¿Le da miedo la oscuridad?".
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Post by Laurent Blanc on Nov 10, 2021 8:02:32 GMT
A cada reacción de Dagmar, Laurent se inclinaba un poco más hacia él esperando encontrar algún gesto positivo que le diera la señal correcta. Contempló como su regalo era admirado por el otro mientras contenía la respiración. Cuando el celular se mostró frente a él con aquella frase su rostro se tornó un poco confundido. Recordaba que en algún momento de la conversación le había dicho que no era muy comunicativo pero no esperaba que le escribiera. ¿Sería un problema de salud? Parpadeó porque en un instante tenía de nuevo el aparato con un pequeño agradecimiento. Aquello fue suficiente para que Laurent sonriera complacido.
—No es nada, horneo desde muy joven así que tengo práctica, además aproveché para dejarle un poco a mi roomie —estaba ligeramente apenado de que Dagmar hubiese notado su sobre entusiasmo por conocerle en la dedicación del postre pero la felicidad de que le gustara opacaba ese sentimiento.
Y antes de que pudiera retirar su mano fue atrapada por su compañía en un tirón firme pero suave. Vio el mensaje que le escribía y asintió, poniéndose de pie para seguir creyendo que una vez acatada la instrucción le soltaría… pero no lo hizo. El veela tampoco se atrevió a retirarla pensando que eso podría ser descortés. Caminando a su lado pudo notar mejor la diferencia de alturas que lo dejaba por debajo de Dagmar. Le estaba mirando disimuladamente cuando lo escuchó teclear de nuevo y se apresuró a fingir que apreciaba otra cosa.
—¿La oscuridad? Sí, a veces me da un poco de miedo caminar por la noche solo, pero si estoy acompañado es más fácil que pueda apreciar lo bonita que es. Justo como ahora, no había tenido oportunidad de ver París de noche, es tan… —soltó un suspiro lleno de gozo recargándose suavemente en Dagmar sin darse cuenta, aunque antes de dejarle reaccionar se separó con entusiasmo siendo su turno de tirar de su mano. —¡Será la primera vez que visite la Torre Eiffel de noche! ¿Cree que está abierta? ¿Podemos subir? ¡Claro si no le molesta! Tal vez quiere hacer alguna otra cosa —su emoción fue disminuyendo mientras consideraba que la otra persona quizá no tendría energías para lidiar con un joven tan animado por algo que todos en París seguramente ya pasaban de largo. —Solo me dejé llevar —agachó el rostro y entonces notó que seguía tomándole de la mano, sus orejas enrojecieron más porque solo recordaba a las parejas haciendo eso ¡Y ellos se acababan de conocer! De repente entró en pánico y quiso alejarse dando unos pasos hacia atrás pero sus piernas se enredaron torpemente y terminó en el suelo soltando a Dagmar porque no quería llevárselo con él.
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