Seth Astenuu

Se considera una persona que se deja llevar por el momento; no le gusta estresarse sin razón y por ello, evita conflictos. Sin embargo, es sumamente orgulloso y no duda en defender su persona o a los que quiere si es necesario.

De su vida humana recuerda poco; el estar en un templo tocando el arpa para complacer a los dioses. Recuerda una sacerdotisa y el estar perdidamente enamorada de ella. Y recuerda la fría y afilada hoja del khopesh tratando de cercenar su cabeza. Sabe que fue una vida corta e insignificante, sabe que ahí debió terminar todo y así fue por muchos siglos.

Volver a respirar, si es que se le puede llamar así, fue lo más curioso y particular. Su cuerpo ya no se sentía como el suyo y la sensación de estar frio como un muerto, pero a la vez ardiendo como si su esencia fuera del fuego, resultó abruman. Su mirada reparó por primera vez en un hombre que sonreía de oreja o oreja, y que al parecer, había recuperado su cuerpo y había utilizado el resentimiento de una muerte incierta para traerlo de vuelta. Pero como no recordaba más y no sabía la verdadera razón de esas emociones negativas usadas, decidió permanecer a su lado, siendo esta vez un Dullahan y no un hombre; más músicos como lo fue él, les siguieron.

Mas de un siglo como dullahan y el permanecer al lado de las mismas personas, comenzó a causar estragos en él; perdería la cabeza de otra forma si seguía así. Con ello, tomó sus cosas y se fue del El Cairo, para terminar en Atlanta. Ahí, comenzó a hacer de nuevo su vida, enamorándose de un brujo con tres hijas. Creyó que su vida por fin tenía rumbo y sentido, pero las peleas no se hicieron esperar y pasado un tiempo, no pudo soportarlo más y terminó por marcharse. París fue un buen comienzo y al menos, los últimos años, así lo pareció.