Iskren Aage Dahlby

RAZA:
Dragón 

Nacido en las vastas tierras verdes y abiertas de Noruega, Iskren creció felizmente bajo el estricto cuidado de una poderosa y vieja comunidad dragón oculta en las montañas. Alejados del mundo, temerosos del exterior y sin más contacto del necesario con cualquier cosa ajena a su clan, al igual que los otros niños el pequeño arcano creció desarrollando una curiosidad latente por el mundo, curiosidad que fue (o al menos se intentó) disuadir con las constantes advertencias de los más ancianos dragónes del clan.

Cada noche, con aterradores gestos y voces escalofriantes las historias de advertencia cobrarían vida 
inundando las salas de su hogar frente a las miradas aterradas e igualmente emocionadas de los niños arcanos frente a ellos.  

“Una vez tan numerosos como las estrellas del cielo ahora quedamos menos que las etapas de la luna” 
Su pueblo había sido una vez poderoso e impetuoso, majestuosas criaturas domando los cielos, pero también fueron ambiciosos y esa ambición trajo consigo un precio muy caro.



Caballeros, brujos y caza recompensas, cada vez más enemigos surgieron, alas que una vez cruzaron los horizontes y garras que despejaron los caminos pasaron a ser no más que meros trofeos e ingredientes regateados en los mercados negros y los una vez poderosos dragones comenzaron a mermar, los de su clase habían abusado de su poder, habían perdido el miedo y por ello aquel triste destino se había cernido sobre ellos, marcándose a fuego en la memoria de los más longevos. 


Mientras que para los otros niños aquellas historias no eran más que cuentos, historias de terror para asustarlos un poco antes de que la noche acabara y disuadirlos de pensar en el exterior, Iskren se sintió intrigado, a pesar de tener recurrentes pesadillas sobre las incesables cacerías a su gente y desarrollar un miedo intenso a lo que aquello había conllevado, el chico sintió aún más curiosidad por el mundo. Siempre sintió que aquellas palabras traían consigo una lección que debían aprender, una enseñanza para no repetirse, y siendo su abuelo el único adulto en el clan que parecía no temer al pasado y lo que había más allá, creció preguntandole por la historia de su raza, cada mito, registro y leyenda que pudiera escuchar en un intento de vencer el miedo que había desarrollado y conocer un poco más que aquello que nunca había visto con sus propios ojos. 



Cuando el longevo anciano volvió a ser uno con la tierra tras muchos años, sin nadie más con quien compartir sus pensamientos sobre el mundo exterior el selenita comenzó a sentir que aquel lugar que había sido su hogar por tantos años ya no era adecuado para él, asfixiado, decidido a no vivir más tiempo oculto y a aprender más de lo que los libros pudieran darle, el dragón se incursionó en el mundo, dejando atrás lo que conocía para viajar de un lado a otro en su lugar, brincando de país en país mirando con sus propios ojos la realidad de lo que vivía su gente ahora. En su camino se enteró de las ciudadelas y no viendo mejor oportunidad para convivir con otras razas que visitando una decidió dirigirse a París, dispuesto a asentarse un tiempo en la ciudad de Mystery City.