Post by Blaze Hattson on Jan 6, 2022 20:53:41 GMT
El rencor hacia el Magisterio y sus acciones pasadas pronto se vio opacado por las festividades, dejándose iluminar por el espíritu navideño y la alegría del porvenir. Las ventanas de los edificios relucían con focos de colores y luces danzarinas, pinos y esferas por doquier, con las calles empedradas reflejando todo como si se tratara de un cielo en la tierra. Todo era hermoso, a decir verdad, tanto que resultaba imposible no pensar en los mejores escenarios.
En los deseos propios, claro, pero también en los ajenos. ¿Pues qué mejor escenario que dar alegría a los demás? Algo en lo que Blaze y Reneé compaginaban a la perfección. Habían pensado en lo mismo de inmediato: regalar juguetes a los niños de la ciudad. El elfo vestido de Santa Claus, y su novia vestida de la Señora Claus, una pareja de lo más encantadora.
Consiguieron donaciones y juguetes comprados por ellos mismos, montando así su escena del trineo y el Polo Norte en la explanada principal de Mystery City. Arreglaron todo por días para tenerlo listo, comprando vestuario y construyendo escenografía. El muchacho hasta se pintó el cabello y la barba de blanco, pues insistía en que se vería mejor que una peluca falsa. Así que, mientras él repetía incansablemente el "ho ho ho" de su personaje, Reneé recibía a los niños en la fila y les entregaba el juguete envuelto, pues obviamente se habían tomado la molestia de envolverlos para que fuera sorpresa.
Fue una noche cansada, no podían mentir, pero mucho más gratificante que cualquier otra cosa. Las sonrisas que recibían valían toda la pena del mundo, contando también las propias, pues cada vez que intercambiaban miradas se sonreían mutuamente. Blaze sentía un vuelco en el pecho con Reneé mostrando su alegría tan visceral, pensando en lo bien que le quedaba el personaje de la Señora Claus, y aun más en lo representar una pareja casada significaba... ¿Sería momento de dar el siguiente paso? Prácticamente se lo pidió al hacer los planes, ¡hasta llevaban anillos de pareja! Con pinos y de "los personajes" claro, pero anillos al final de cuentas. Anillos, anillos, anillos... ¿Se podía pensar tanto en una sola palabra en tan solo una noche? Si.
Cuando la tarde terminó y fue el momento de cenar, la fiesta del pueblo pasó a la reunión familiar. Los padres de ambos los visitaron en su departamento, llevando platillos desde casa y sirviendo ponche para escuchar la aventura de los tórtolos en su nueva vida juntos. Aun si el tinte de Blaze resultó no ser de fantasía y ahora debía andar con el cabello y la barba blancos por quién sabe cuántos días más, la velada fue de lo más perfecta.
Y lo mismo fue para la víspera de Año Nuevo. Esta vez quienes los visitaron fueron sus primos, haciendo de la cena algo más divertido y fraternal, además de gracioso, aun llamando Santa al joven elfo. Claro que él tan solo se sonrojaba y reía al mirar a su novia, sorprendido de lo mucho que le había gustado ese look en privado. ¡Y obviamente eso no lo diría a los demás! Era un detalle que disfrutaría en la intimidad de su hogar.
La pasaron de maravilla, olvidándose de cualquier problema externo y diciéndose lo mucho que se amaban, también en el Día de Reyes, que si bien no se celebraba en Francia, pudieron ir a comprar una rosca a España para cenarla en privado. Así, cerraban la temporada de celebraciones invernales con broche de oro. Primero algo para la ciudad, luego con la familia, y ahora con la compañía que más disfrutaban en el mundo: ellos dos. Como antes, cuando eran niños, como sería siempre. Ahí, comiendo pan dulce y tomando la mano de Reneé, Blaze no tenía dudas al respecto. Si ese sería el resto de su vida, entonces moriría feliz. O más bien: viviría feliz de poder decir tantos "te amo" en su longevidad.
En los deseos propios, claro, pero también en los ajenos. ¿Pues qué mejor escenario que dar alegría a los demás? Algo en lo que Blaze y Reneé compaginaban a la perfección. Habían pensado en lo mismo de inmediato: regalar juguetes a los niños de la ciudad. El elfo vestido de Santa Claus, y su novia vestida de la Señora Claus, una pareja de lo más encantadora.
Consiguieron donaciones y juguetes comprados por ellos mismos, montando así su escena del trineo y el Polo Norte en la explanada principal de Mystery City. Arreglaron todo por días para tenerlo listo, comprando vestuario y construyendo escenografía. El muchacho hasta se pintó el cabello y la barba de blanco, pues insistía en que se vería mejor que una peluca falsa. Así que, mientras él repetía incansablemente el "ho ho ho" de su personaje, Reneé recibía a los niños en la fila y les entregaba el juguete envuelto, pues obviamente se habían tomado la molestia de envolverlos para que fuera sorpresa.
Fue una noche cansada, no podían mentir, pero mucho más gratificante que cualquier otra cosa. Las sonrisas que recibían valían toda la pena del mundo, contando también las propias, pues cada vez que intercambiaban miradas se sonreían mutuamente. Blaze sentía un vuelco en el pecho con Reneé mostrando su alegría tan visceral, pensando en lo bien que le quedaba el personaje de la Señora Claus, y aun más en lo representar una pareja casada significaba... ¿Sería momento de dar el siguiente paso? Prácticamente se lo pidió al hacer los planes, ¡hasta llevaban anillos de pareja! Con pinos y de "los personajes" claro, pero anillos al final de cuentas. Anillos, anillos, anillos... ¿Se podía pensar tanto en una sola palabra en tan solo una noche? Si.
Cuando la tarde terminó y fue el momento de cenar, la fiesta del pueblo pasó a la reunión familiar. Los padres de ambos los visitaron en su departamento, llevando platillos desde casa y sirviendo ponche para escuchar la aventura de los tórtolos en su nueva vida juntos. Aun si el tinte de Blaze resultó no ser de fantasía y ahora debía andar con el cabello y la barba blancos por quién sabe cuántos días más, la velada fue de lo más perfecta.
Y lo mismo fue para la víspera de Año Nuevo. Esta vez quienes los visitaron fueron sus primos, haciendo de la cena algo más divertido y fraternal, además de gracioso, aun llamando Santa al joven elfo. Claro que él tan solo se sonrojaba y reía al mirar a su novia, sorprendido de lo mucho que le había gustado ese look en privado. ¡Y obviamente eso no lo diría a los demás! Era un detalle que disfrutaría en la intimidad de su hogar.
La pasaron de maravilla, olvidándose de cualquier problema externo y diciéndose lo mucho que se amaban, también en el Día de Reyes, que si bien no se celebraba en Francia, pudieron ir a comprar una rosca a España para cenarla en privado. Así, cerraban la temporada de celebraciones invernales con broche de oro. Primero algo para la ciudad, luego con la familia, y ahora con la compañía que más disfrutaban en el mundo: ellos dos. Como antes, cuando eran niños, como sería siempre. Ahí, comiendo pan dulce y tomando la mano de Reneé, Blaze no tenía dudas al respecto. Si ese sería el resto de su vida, entonces moriría feliz. O más bien: viviría feliz de poder decir tantos "te amo" en su longevidad.