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Post by Idylion Durendal on Jan 10, 2022 1:13:31 GMT
El Distrito Fauna brillaba como una gran declaración de varias tonalidades de verdes sobre el manchón urbano que es Mistery City. Siendo la tarde muchos puesteros comenzaban a levantar sus tiendas ambulantes o rebajar los precios de sus mercancías antes de partir. No había sido una tarde movida, por suerte. Idylion paseaba por los senderos, evadiendo cada tanto a algun corredor. Aún le llegaba el sonido del mercado con su natural sonido de cientos de voces. Suspiró. Prefería alejarse un poco del genterío por unos minutos. Había pasado la tarde entre los puestos, cantando y su bolsillo repiqueteaba con monedas y billetes. Algunos selenitas paseaban con sus mascotas. Lo que hizo que se le dibujara una sonrisa. Le agradaba ver a los perros jugar. Los animales, naturalmente, tenían una alegría que muchos selenitas, habían perdido. Su sonrisa se tornó algo amarga pero alejó tales pensamientos de su cabeza. Finalmente algo captó su atención. En el centro de el jardin en el que se hallaba, un par de preciosos limoneros habían comenzado a florecer. El aroma cítrico, penetrante y dulce de las flores lo invadió. Cerró los ojos ligeramente y dijo en voz alta, pero para sí mismo. -Si tú puedes florecer bajo esta roca...todos podemos, limonero... Soltó una risita, poco característico en él. Distraído. Aun más poco característico. Debía ser el cansancio. Sea como sea, su guardia estaba baja.
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Post by Iskren Dahlby on Jan 15, 2022 23:06:39 GMT
Ha... y allí iba un día más de arduo trabajo en su forja, de nuevo se le había ido la mano con la cantidad de cosas que había horneado y con el día llegando a su fin, sin más venta por delante ¿porqué no regalarlo?, con las dulces sobras de sus postres cuidadosamente guardadas en una caja, y las herramientas no tan cuidadosamente lanzadas a su bolso, Iskren abandonó el pequeño local y comenzó a alejarse del bullicio entre las calles, tarareando por lo bajo al serpentear por el animado mercado en busca de una zona tranquila para descansar y encontrar alguien con quien compartir su comida.
Pese a que había pasado casi su vida entera entre los maravillosos paisajes repletos de naturaleza en Noruega, aún así la belleza del distrito fauna tenía algo único que lograba cautivarlo, y antes de que se diera cuenta sus pies lo condujeron solos por los senderos hasta que uno de los parques que solía frecuentar apareció frente a él. Con pasos ligeros pero animados, el dragón avanzó sin prisas por el lugar, tan solo zumbando tranquilo sin un destino fijo, al menos hasta que algo entre los árboles frutales captó su atención.
-Eso ha sonado bastante poético- Soltó casual sin poder contenerse al escuchar al muchacho, una sonrisa floja pintada como era usual en su semblante al acercarse. - Aunque temo que el limonero no pueda entenderte-
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Post by Idylion Durendal on Jan 22, 2022 4:35:13 GMT
Todo el cuerpo del arpía se tensó cuando oyó que alguien respondía a su soliloquio, como un muñeco de resorte a punto de soltarse de su posición. Idylion parpadeó un poco, girándose para ver su nuevo acompañante. Lo habían tomado por sorpresa. Tomó una bocanada de aire entre que se reestablecía y balbuceó un par de cosas sin sentido. -Gracias-logró decir. No estaba defintivamente en su mejor momento. En otra situación habría soltado un comentario mordaz. Carraspeó. Pronto recuperó la calma y con su semblante otra vez calmo respondió: -¿Por que crees que no puede entendernos? Que no responda no significa que no escuche. O que no comprenda. Luego soltó una sonrisa, breve. -Broma-dijo con tono mecánico-No sé si me entienda. Solo pensé en voz alta. Lamento que hayas tenido que oír mis desvaríos-luego se cruzó de brazos en una posición defensiva-¿Hace cuanto me espiabas?
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Post by Iskren Dahlby on Jan 23, 2022 21:35:11 GMT
Oh no, no había querido ofenderlo ¡o al árbol! ¿se molestaría el? ¿rechazaría sus postres? ¿¡El limonero le golpearía con una rama?!, reemplazando la sonrisa despreocupada por una mueca ansiosa, presa del pánico Iskren comenzó a negar y su boca se abrió para balbucear alguna disculpa apresurada, lo que fuera para calmar al muchacho por su comentario y evitarse un limonazo, al menos hasta que escuchó las palabras del chico y el alma le regresó al cuerpo con alivio, oh... una broma, ufff eso había estado cerca.
-He, n-no son desvaríos, a veces también me gusta cantarles a mis plantas... aunque dudo mucho que les guste como canto- Rascando su nuca con algo de verguenza bromeó soltando una risa ligera, riendo más fuerte segundos después para levantar una gruesa ceja.
-¿oh? No te espiaba, fue más... hum una mirada interesada ¡Mira tengo pastelillos! Nadie con pastelillos puede ser una mala persona ¿no crees? -
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Post by Idylion Durendal on Jan 24, 2022 1:29:40 GMT
Naturalmente estaba a la defensiva. Esa era su actitud inicial siempre, aún en un lugar seguro como Mistery City. Pero la evidente torpeza del otro hizo que no pudiera evitar dibujar una sonrisa en su usualmente lúgubre y quemada cara. Arqueó una ceja. Y luego soltó una risa. Tímida, poco practicada. Casi chillona. Se avergonzó un poco al darse cuenta de su exabrupto. -Mi padre le canta a sus plantas. Vive en Cielo y tiene un jardín colgante. Así que no creo que sea poco usual hablarles. Mi compañera le habla a su gato también. Creo que es más algo que nos sirve a nosotros...-dijo, tranquilo ahora ya con menos desconfianza-¿Pas...telillos? Claro, supongo que no pero...
El hombre pájaro apretó los labios en un gesto severo, o mas bien de autocontrol. Se llevó la mano a su estómago sin darse cuenta. El aroma y la apariencia de los pastelillo se veía muy tentadora. Pero...tenía que guardar dinero. Claro, no sabía de la generosidad de su acompañante.
Llevó una mano a su bolsillo donde tintinearon las monedas y dentro del bolsillo apretó el puño. Luego levantó un brazo, con la mano extendida y negó lentamente. -Lo siento. Sí creo que pareces un buen hombre pero...ahora mismo no puedo gastar demasiado en pastelillos. Se ve sumamente apetitoso no lo voy a negar.
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