✦ New Faces ✦ | Priv. Skye & Ryan

La calidad de aire es pobre, un efecto secundario del espeso frío que aletargo a la ciudad esa misma mañana. Y mientras el manto gris del cielo reluce melancolía, las hojas de los arboles crujen y golpean los pilares del teatro; opacando su respiración vaporosa contra el aire frío. Ryan termina de bajar de la furgoneta, apresando sus manos con guantes negros antes de entrar.

Ya ha estado en el teatro antes, por cuestiones administrativas y financieras; ahora esta aqui para supervisar el trabajo que se realiza bajo el seudonimo de su empresa.

Asiente a caras conocidas, intercambia una que otra palabra, mas nunca se detiene. Necesita que esto termine rápido, porque este es su ultimo pendiente del día, y le molesta sentir el cansancio apilarse en sus hombros. 

Pese a la amargura que tanto le distingue, cruza uno de los umbrales que dan entrada al escenario principal. Y finalmente puede ver el panorama que deseaba ver, sus empleados, trabajando. Lo que si no espero en lo más minimo, es que una luz calara sus ojos. — ¿Qué...?— Suelta un gruñido, alzando una mano para aliviar su vista; y pronto consigue ver que este destello proviene de una figura en particular. Una mata rubia.

Y mientras más se acerca, más se extraña; porque... ¿Es el? ¿O cada vez esa persona luce más ridiculamente transparente?. Ryan ya ha subido las escalerillas, y observa a lo que ahora categoriza como una mujer por un largo rato. Nadie parece notar nada fuera de lo normal. Asi que se cuestiona. Debe ser el cansancio, deben ser las luces, si eso es lo que debe ser. 

Negado a perder su tiempo, mete una mano dentro de su chaqueta para sacar sus lentes de sol y se los coloca. A este punto ya esta caminando sobre el escenario compartido. Parandose al lado del obrero sobre la escalerilla — Rogers. — Su voz le roba un jadeo de sorpresa al hombre. 

— ¡J-J-Jefe! Oh- Jajaja. ¡Me asustó! Ahm. ¿Qué paso?

Ryan entrecierra los ojos, tan acostumbrado a su nerviosismo; y saca una pluma de su bolsillo, con la que pueda escribir en la papelería que lleva consigo. — Avances. 

Y el hombre sube su gorra por unos instantes, rascando su cabeza para diluir su tartamudeo. Pero a fin de cuentas, empieza a contarle lo que han estado realizando. El resto del equipo parece estar trabajando desde la estructura del techo.