E3:SV - Voulez vous (nsfw) [Priv] [Finalizado]

Las caricias suaves y juguetones escalaron rápidamente a un tacto basto e impetuoso, como si el cuerpo de Charlie se fuera a desmoronar si Ciro no lo atendía por completo. Mantuvo la posición detrás de ella, y cuando sintió las punzadas insistentes de su renovada erección pidiendo reunirse con su amada, se puso de rodillas junta con ella para avanzar sobre el colchón. Sonrió divertido por lo torpe que se movían en cuclillas, pero cuando llegaron a la cabecera de la cama, la sonrisa se tornó pícara. Dejó que la chica se acomodara, sosteniéndose de la cabecera e inclinando el resto del cuerpo hacia él, encontrando bastante sensual el arco que se formaba con su espalda. Las embestidas no se hicieron esperar, tomando a Charlie de la cintura para hacerlas con fuerza y vigor desde el inicio, de vez en cuando subiendo una mano a sostenerla por la nuca.

De nuevo la alcoba se llenó de gemidos y nombres al aire, perdiéndose en ellos mismos hasta que las rodillas de la irlandesa temblaron junto con el español por tanto placer. Entonces volvió a buscar sus labios, volteando a la chica para continuar apresándola con la pared pero ahora frente a frente. Y si alguien conocía a Ciro como Charlie, sabría que ese era el último cambio de posiciones, pues el español se deshacía en besos fogosos con desesperación, dejándose llevar por la necesidad de volver a sentir su respiración contra sus labios. Los quejidos subieron en volumen al tiempo en que Ciro se sentía llegar al límite, otro delicioso clímax, escondiendo la cara en el pecho de la rubia con el final del vaivén apasionado.

Definitivamente podía terminar ahí, dejando que todo dentro de sí se desbordara, pero aun quería el final que había pedido. Levantó la cabeza para mirar a la acalorada chica, antes de girarse una vez más para ahora ser él quien quedara con la espalda contra la pared, convenientemente cerca del buró donde estaban los condones y el bote de basura.

- Ahora... - articuló con un hondo suspiro, acariciando la mejilla de la rubia sobre su regazo, terminando por deslizar el dedo pulgar por sus labios. - Hazme tocar el cielo.

Aquella le parecía la mezcla perfecta, Charlie adorando usar la boca y él perdiendo la cabeza cada vez que ella lo hacía. Mantenía el contacto visual tanto como podía, pero inevitablemente echaba la cabeza hacia atrás por las olas de placer que invadían su cuerpo de pies a cabeza, gimiendo alto sin pena alguna, dejando ver lo mucho que disfrutaba esa acción. Y vaya que la irlandesa hacia maravillas, siendo por mucho la mejor en su vida. Ciro ni siquiera podía concebir cómo es que la chica introducía su virilidad entera en la garganta, y encima estimular dentro de su cavidad bucal con succiones y demás. 

Gran parte de su fascinación por el oral era que en esa situación la estimulación dependía totalmente de la persona que la daba, sin que el otro pudiera hacer más que recibir. Y siendo alguien que no podía pasar un solo momento sin acariciar y besar durante el acto sexual, estar en la posición de únicamente recibir, desesperaba al español de una manera deliciosa y vulnerable. Apretaba las sábanas, agarraba las manos de Charlie y enredaba los dedos en el cabello rubio sin poder mantener las manos quietas en un solo lugar, respirando acelerado por el desespero y sintiendo el temblor de su miembro llegando al punto máximo de gozo. 

De no haber usado condón se habría venido en la boca de Charlie sin previo aviso, pues ni siquiera pudo articular un anuncio para ello. Estaba tan endiosado en el trabajo de la irlandesa que apenas si pudo bajar la mirada hacia ella al terminar, contemplándola con la vista nublada y totalmente enamorado.
- Ay, mi amor - exclamó en español al recuperar el aliento, sin importar llamarla así por estar ensimismado. 

El español se quitó el látex para tirarlo a la basura mientras aun se sentía flotar en las nubes, correspondiendo la sonrisa boba de Charlie con la propia. Y solo hasta que ella mencionó tener frío, fue que él recordó haber abierto la ventana al cambiarse, haciendo que soltara un respingo de sorpresa al tiempo en que se ponía de pie torpemente para ir a cerrarla... Si alguno de sus vecinos había tenido la ventana abierta también, se había enterado de lo sucedido en esa habitación.

- Lo olvidé - anunció lo obvio, volteándose hacia la chica con una sonrisa apretada que pronto se transformó en risa nerviosa. Aunque honestamente no le apena en lo más mínimo que alguien los hubiera oído o hasta visto, orgulloso de poder presumir estar con Charlie. Regresó a la cama de inmediato, alzando las sábanas para meterse debajo y cubrir a la irlandesa con él. No lo pensó dos veces, yendo directo a abrazarla y rodearla con la calidez de la tela y de su cuerpo, pegándose por completo como antes. 

- ¿Nos duchamos en la mañana? - preguntó sin esperar una respuesta, obviando que ambos estaban tan cansados para cualquier otra cosa. Por ahora solo podía rodear a la chica con ambos brazos, pegándola a su pecho y dejando en beso de buenas noches en la frente. Con las sábanas hasta el cuello, la sensación de ser un solo ente que compartía calor era el sello perfecto para todo lo que habían vivido. - Descansa - murmuró con los ojos cerrados, dejando que el cansancio se transformara en sueño. 

Ciro despertó cuando Charlie ya había vuelto a la cama, mirando la espalda pecosa mientras se despabilaba en silencio. El remolino de emociones diversas mezclándose en su pecho, sintiendo pena por sí y por lo que le hacía pasar a la irlandesa. La chica hasta se había vestido, mostrando que quería huir de él con urgencia. Ciro tenía que hacer algo, decir algo, pero ¿qué? ¿Llorar y pedir perdón, pasándose toda la culpa como siempre? No. No podía... No después de que ella dijera que su honestidad le inspiraba confianza. 

Se reincorporó en la cama para acercarse por detrás, manteniendo la sábana sobre su entrepierna para no hacer contacto inoportuno con Charlie. Al menos no con eso, pues al llegar hasta ella le acarició los hombros, algo suave, apenas moviendo los pulgares superficialmente.

- Está bien - murmuró con calma, toda la que podía reunir en ese momento. - Lo entiendo, Charles... Yo lo pedí. Sabía que era casual... Y nada que se sienta así de bien puede ser un error - anticipó el pensamiento de la rubia, siendo descaradamente obvio que así lo consideraba. Sin embargo, el discurso de honestidad no terminó ahí. El español deslizó las manos de los hombros al abdomen de la chica, abrazándola en un intento de transmitir protección, pegando la mejilla a la cabellera amarilla. - No es el amor que deseo... Pero es el que estás dispuesta a dar... Y en medio de ambos, podemos tener esto - hablaba pausado, armando sus ideas con mayor coherencia que anoche. - Ambos lo disfrutamos, pero nada ha cambiado... Me sigo sintiendo como basura, y tú sigues sin querer ser mi novia... Estamos en el mismo punto que antes del sexo. Así que... ¿Por qué no liberar la tensión? Aunque sea un poco... Podemos disfrutar del calor del otro, aunque no arregle nada... No me arrepiento en lo más mínimo - una sonrisa amarga se dibujó en su rostro, la cual Charlie no tenía manera de ver. - Y lo haría de nuevo sin dudarlo.

Eso no era lo que Ciro quería escuchar, y aun así no le sorprendía. Ni siquiera se removió incómodo como reacción ante el llanto ajeno, manteniendo la misma posición, con la mejilla recargada en Charlie y mirando al horizonte de su habitación.

- No puedes romper lo que ya está roto - convino, escuchándose más como el Ciro deprimido de la noche anterior y no el razonable feliz después del sexo. - Créeme, un acostón es lo mismo que cien cuando ya estás herido... Y de hecho, no necesitas creer en mí, seguro lo has sentido por ti misma - aunque decirlo tal vez era ofensivo. Lástima que ya había salido, no había motivo para retractarse... En realidad ya no había motivo para guardarse las cosas, lo que fuera. Soltó un suspiro pesado, aflojando un poco el abrazo con eso. Ella no quería protección de cualquier manera.

- Creo que he sido muy directo con lo que quiero. Tanto que es humillante... Pero, solo por si acaso -  tragó saliva antes de continuar, sintiendo la garganta seca por lo que estaba a punto de decir pero aun así haciéndolo. - Que quede claro que yo sí quiero volver contigo... Formalmente... Porque no he dejado de amarte, Charlie... Te amo - porque ¿qué carajo era eso de "te tengo aprecio"? Apartó las manos de la chica, por fin moviéndose para quedar de lado y mirar su rostro, aunque fuera sin contacto visual. - Pero tú has sido muy clara con no corresponder... Lo sabía perfectamente al pedirte venir. Lo sé ahora - confesó al tiempo en que alzaba la mano para tomar el mentón de la chica, haciendo que lo mirara por lo menos para la última parte. - Y lo sabré cuando te pida volver a venir.

Con eso sobre la mesa, el español terminó de salir de la cama, dejando a Charlie con sus pensamientos mientras él iba y abría el clóset, tomando una toalla para enredarla alrededor de su cadera, como si hasta entonces fuera necesario el pudor de taparse.

- Ahora... No sé cómo te han tratado los demás, pero aquí no eres una extraña - musitó sacando una segunda toalla y llevándosela a la rubia, colocándola sobre sus piernas con cuidado. - Y no dejaré que te vayas como muñeca de trapo avergonzada... Toma una ducha... Y si necesitas ropa, toma lo que sea que te quede. Yo haré el desayuno - volvió a tomarla de la barbilla, porque desde anoche había descubierto que ese gesto le disparaba la confianza por los aires. - Si vas a huir, que sea hasta mi turno en la ducha - concluyó, inclinándose para dejar un beso en la frente de la irlandesa y salir de la habitación, al cabo era su casa y podía andar por ahí con una simple toalla colgada.