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Post by Anne Neville Collingwood on Feb 5, 2022 0:17:04 GMT
La fiesta de San Valentín había empezado sin muchas dificultades. Hacía años no salía con nadie porque había decidido no tener más parejas, ¡Los hombres a veces eran tan crueles! Y aunque esta vez no salía con su pareja, sí era una persona que había sido su crush por bastante tipo, incluso ahora le hacía sentir mariposas y se volvía a sentir adolescente. Había conseguido postres y galletas variadas por si a Darko no le gustaba alguna. También había escogido la ropa más bonita que tenía para llamar su atención, aunque ella no lo admitiría nunca.
Hace unos días lo había invitado, solía ser positiva, pero en ese momento estaba convencida que él diría “no” por alguna razón. ¡Y cuando él había aceptado, no disimuló! Saltó en su cama, bailó y los días siguientes estuvo con una sonrisa enorme. Habían quedado en Mistery City, en el Distrito Dorado, el evento de París se veía emocionante, pero quería tener un poco más de tranquilidad y comodidad por si algún tema sobre selenitas salía. Anne le mandó un mensaje a su invitado en dónde se debían encontrar, tenía su canasta entre sus manos y jugaba con el asa.
Cuando Anne vio a Darko, se acercó a él con una gran sonrisa y de una vez lo abrazó, antes de saludarlo. - ¡Hola! – Tenerlo entre sus brazos se le hacía la sensación más cálida que podría tener, no podía creer que él estaba ahí, con ella, y lo podía abrazar y acariciar tanto como ella deseaba. - ¿Fue fácil encontrarme?
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Post by Darko Záitsev on Feb 5, 2022 2:32:30 GMT
¿Esto era una cita? ¿O solo una salida de amigos? No tenía idea pero estaba sumamente nervioso, sus manos incluso sudaban y no sabía que eso era posible. Se miró una y otra vez en el espejo roto de su habitación oscura, antes de salir aquella mañana en dirección al Distrito Dorado, donde pasaría el día con Anne. Sentía un nudo en el estómago, estuvo a punto de fumar algo antes de ponerse en marcha pero decidió que lo mejor era permanecer sobrio mientras estuviera con Anne, no quería asustarla o hacer algo que la incomodara.
Muy pocas veces visitaba el Distrito Dorado, pues todo en él le recordaba a su pasado y la luz que había le molestaba bastante ahora que era un elfo oscuro; claro que sentía las miradas de todo el mundo sobre él, porque no encajaba en ese lugar, pero poco le importaba. Lo único que realmente le importaba era ver a Anne y hacerla tan feliz como pudiera. Estaba aliviado de que ella hubiera tomado la iniciativa, pues el no conocía algún lugar decente a donde llevarla, o al menos que él considerara que estuviera a su nivel. Llevaba puesto un pantalón ajustado negro con cadenas colgando a los costados, unas botas altas del mismo color y una camisa a cuadros roja sobre una playera de Queen desgastada. El cabello recogido en un pequeño bollo desordenado y su ojo cubierto con el respectivo parche.
Cuando vio a Anne, tan deslumbrante y hermosa como siempre, no pudo evitar sonreír ampliamente y se acercó a ella ya con los brazos abiertos para recibirla con un fuerte abrazo, deleitándose con su aroma y la suavidad de su piel. Cada vez que la veía sentía su corazón latir con fuerza, y por un momento olvidaba la clase de persona que era.
-Claro que fue fácil encontrarte, eres la criatura más divina y hermosa que hay en este lugar.- respondió con tono coqueto, tomando sus manos y plantando un dulce beso en cada una de ellas. -Te ves realmente bella, dulce Anne.- miró alrededor, todo el mundo parecía estarse preparando para el Stand de besos que el ministerio preparó con celebridades, le repugnaba un poco la idea, pero no haría ningún comentario negativo al respecto. -¿Te gustaría besar a alguien hoy?- alzó una ceja y sonrió juguetonamente, claro que estaba bromeando.
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Post by Anne Neville Collingwood on Feb 5, 2022 3:24:20 GMT
Anne se sonrojó bastante, si se viera en ese instante a un espejo, estaría sumamente avergonzada por cómo se veía. El siguió con sus halagos, y eso la hacía sentir especial. Solía estar convencida de que había mujeres mucho más hermosas y brillantes que ella, pero él la hacía sentir única. - ¿Besar a alguien? – “Sí. A ti.” Miró con rapidez los labios del muchacho y luego a otra parte. – No creo ser capaz de besar o abrazar a cualquier persona, con una foto estoy bien… Y si tuviera que besar a alguien, solo tengo una persona en mente. - La rubia tomó las mejillas del muchacho y se acercó a su rostro, rozó sus labios contra su piel, justo bajo los labios ajenos. Intentó hacerle sentir nervioso, así como él hacía con ella.
Finalmente, le dio un beso en su mejilla y tomó su mano para empezar a buscar un espacio donde hacerse. Buscó el lugar perfecto porque se estaba esforzando mucho en que su salida, a la que no quería llamar cita para no hacerse ilusiones, fuera perfecta. No quería aburrirlo, ni abrumarlo, o darle algún postre que no le guste, ¿Y si la luz era muy molesta?, ¿Y si es muy aburrida? Sabía que tenía una personalidad muy plana. Hizo un poco de fuerza en sus manos, necesitaba relajarse o de verdad lo iba a arruinar. - ¿Cómo estás?, estaba pensando que apenas acabe la actividad, o si se acaba la comida, ir a mi apartamento… ¿Te gustaría? Por si quieres descansar.
Le propuso mientras sacaba un mantel de su cesta, lo extendió y con cuidado puso toda la comida encima. Se sentó sobre el mantel y luego lo invitó a hacerse con ella. Le señaló con la mano todas las opciones y sonrió con timidez. – Escogí varios postres porque no sabía bien cuál te gustaría. Tengo memorizados cuál es cuál y sus ingredientes por si eres alérgico o alguno no te gusta…
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Post by Darko Záitsev on Feb 5, 2022 19:53:34 GMT
Se puso sumamente nervioso cuando Anne se acercó de esa forma a su rostro, no supo de dónde sacó la fuerza para detener el impulso de besarla tan desesperadamente como lo había deseado por décadas, pero logró contenerse y solo río con nerviosismo intentando ocultar el notorio rubor en sus mejillas pálidas.
Cuando logró reponerse, tomó su mano de vuelta entrelazando sus dedos con los de ella y la siguió ya que conocía mejor el lugar, parecía bastante sumergida en sus pensamientos, notaba como sus labios temblaban un poco o de repente el agarre de su mano tomaba más fuerza. Sabía que Anne era un poco ansiosa, y lo que menos quería era que estuviera preocupada. El podría estar en el restaurante más caro de París, o sentado en una banca del parque tomando un helado barato y no le importaría mientras Anne le hiciera compañía.
—Estoy bien, mejor ahora que puedo verte de nuevo. — le respondió a su primera pregunta, sonriendo levemente. — Y me encantaría ir a tu apartamento, aunque debo advertirte que quizá no quiera irme nunca. — bromeó solo para molestarla un poco pero lo compensó con un beso en la mano que sostenía.
Cuando llegaron al lugar, la ayudó a acomodar las cosas del picnic y observó con sorpresa toda la comida que había preparado. Se veía sumamente exquisito, sintió que salivaba y que sus tripas rugían ¿Cuando había sido la última vez que comió algo así de decente?
—Wow, pequeña, esto es increíble...¿Tu lo preparaste todo? No tenía idea de que se te diera la cocina. — puso una mano sobre su cabello, acariciándolo sin despeinarla. —Nunca dejas de sorprenderme...veamos...—
Se detuvo a observar los postres, le encantaban los dulces y no podía tomar una decisión a la ligera, sobre todo si era Anne quien los había preparado. Terminó por tomar un pastelillo de fresa con glaseado blanco, que se veía como aquellos de las pastelerías finas.
—Hmmm...—lo analizó cuidadosamente. —Parece que tiene buena consistencia, el color del glaseado se ve bien...— actuaba como un jurado de reality de cocina, intentaba hacerla reír para que no estuviera tan nerviosa.
Se llevó el pastelillo a la boca, dando un gran mordisco y en el camino se manchó la comisura de los labios y la punta de la nariz con el betún, pero no prestó mucha atención. Su mirada que parecía siempre vacía o ausente brillaba ahora como la de un niño, de nuevo sus mejillas se coloraron y observó a Anne con asombro.
—Es delicioso...—murmuró aún con la boca llena, y cuando pasó dio otro mordisco.
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Post by Anne Neville Collingwood on Feb 8, 2022 3:26:16 GMT
Anne sentía cosquillas en su estómago cada vez que él la miraba, y sentía que iba a saltar de la felicidad cada vez que la besaba o le decía cosas lindas. Hasta que empezó a halagar sus “habilidades” en la cocina, sintió un vacío en su estómago y quiso reír. Ella no lo había hecho, había pedido a una nueva pastelería todo, con especificaciones para que ella pudiera acordarse. Y no pensaba decírselo hasta finalizar su salida o estar en su apartamento. Ahora dejaría que disfrutara y le dijera cosas lindas. Odiaba decir mentiras, así que solamente iba a aplazar la noticia. No era mentir, ¿Verdad?
Con cuidado, la rubia le limpió el rostro con el pulgar, y lamió su dedo. El pensamiento fugaz de fingir que todavía tenía betún en su rostro y llenarlo de besos para “limpiarlo” pasó por su mente, pero se contuvo. No lo había vuelto a besar desde su reencuentro, y le daba un poco de vergüenza, no quería parecer muy sentimental de nuevo, o desesperada por sus besos. – Gracias por venir conmigo. Sé que quizá no es un evento de tu agrado, pero es el más tranquilo que encontré hoy… Y como quería pasar el tiempo contigo, como… Uhm… Amigos... Decidí invitarte. - Dudó, intentando ser evidente. Quería hacerle llegar el sentimiento de “Obviamente no te considero solo un amigo.”
- Me gusta tu nuevo estilo. Te queda bastante bien, te ves guapo. – Anne tomó un pastelillo y empezó a comerlo, intentando ocultar un sonido de satisfacción. Sí era delicioso. Quizá debía pedirle clases al dueño de la pastelería, así esos halagos no serían en vano. Hasta se sintió mal por mentir hasta el momento. – Yo intenté quedarme en algo más clásico… Es un poco vergonzoso, con tanta ropa nueva y bonita.
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Post by Darko Záitsev on Feb 10, 2022 1:03:47 GMT
Sus mejillas se ruborizaron cuando vio a Anne lamer su dedo con el betún que había limpiado, y claro que él hubiera deseado que lo usara de excusa para besarlo. Los labios suaves de la ángel contra su piel le daban una paz infinita, que muy pocas veces conseguía en su soledad. No pudo evitar sonreír cuando escuchó sus palabras, claro, amigos, él deseaba ser algo más que eso, aunque nunca habían dado el siguiente paso quizá por miedo o porque algo en el fondo les dijo que se separarían en el pasado.
Darko estaba perdidamente enamorado de ella, no sabía como decirlo directamente, y tenía la sensación de que si lo hacía Anne no fuera a creerle, era su culpa por ser tan coqueto y bromista con ella, pero anhelaba el día en el que pudiera besarla sin tener que contenerse. Y sumergido en esos pensamientos, perdido en la forma en la que sus labios se movían y curveaban mientras hablaba, le tomó algunos segundos darle una respuesta, e incluso estuvo a punto de dejar caer la mitad de pastelillo que aún sostenía.
-Anne, querida.- la tomó por el mentón con su mano libre para hacer que alzara la vista. -Te ves preciosa. De verdad.- sonrió y acarició su mejilla. -Estoy seguro que de podrías ponerte un costal de patatas como vestido y lo lucirías espectacular. Además, lo clásico va contigo- le guiñó. -No te lo digo solo por ser tu "amigo", es la verdad.- desvió la mirada un momento al tiempo que dejaba de acariciar su piel. -Estoy seguro de que si le pregunto a cualquiera de estas personas pensarán lo mismo, aunque quizá me ponga un poco celoso y tenga que robarte.- la miró de nuevo con cierta malicia, le encantaba ponerla nerviosa.
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Post by Anne Neville Collingwood on Feb 10, 2022 3:47:37 GMT
Anne se regañó. ¿Por qué prefería reprimir todos sus pensamientos? Ella también quería decirle cosas lindas, halagarlo, hacerlo sonrojar, ponerlo nervioso. Quería hacerle sentir todo lo que él le producía. Aquel momento no lo pudo disfrutar tanto como quería, ¡Él también merecía palabras lindas! Mordió su labio inferior, intentando parecer poco preocupada. – Gracias, per… - Darko había cumplido su cometido. La había vuelto a poner nerviosa con unas cuantas palabras y su mirada. Eso logró animar un poco a Anne.
- No me molestaría irme a cualquier lado contigo. – Intentó salirse de su zona un poco. Levantó su mano para mover sus dedos como si caminaran hacia la mano del elfo y la colocó encima. – Quizá deba ponerte un poco celoso para… Que tomes mi mano y vayamos corriendo a cualquier parte… - Confesó, con las mejillas sonrojadas de la vergüenza. ¿Había sido muy cursi? No pudo mirarlo por tanto tiempo, así que buscó otra distracción en el mantel, pero no soltó su mano.
- Deberíamos salir más seguido. Toda nuestra vida… juntos ha sido muy difícil, y de una u otra manera, incluyendo la… guerra, nos hemos alejado. Y pensé que sería buena idea recuperar un poco de tiempo. – Anne se quedó en silencio, buscando actividades para hacer juntos. – Ir a un museo, o al cine, o… Cenar. Ya sabes, pasar el tiempo juntos.
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Post by Darko Záitsev on Feb 11, 2022 20:57:35 GMT
Darko miró su mano, justo donde Anne lo sostenía, luego lentamente subió su mirada hasta su rostro, deleitándose con su belleza. Detestaba la luz, a decir verdad el distrito Dorado era su menos favorito, se sentía enfermo y mareado ante su esplendor, pero Anne hacía que todo eso valiera la pena, e incluso con su propio brillo no lo encandilaba. Era casi hipnótico, como una polilla atraída a una linterna. Podría pasar el resto de su vida ahí mismo, sentado a su lado, escuchándola y observándola como si no hubiera nada más, y es que para él no lo había.
La idea de pasar más tiempo con ella le pareció fantástica, si por él fuera se la llevaría en ese mismo momento a iniciar una vida junto. Era tentador. Sin embargo, a diferencia de él, Anne si había hecho algo con su vida y sus años de experiencia. Se dedicaba ahora a ayudar a otras personas, lo que siempre había querido hacer, y sabía que no podía llegar a cambiar eso de un día para otro. No podía llegar a perturbar su vida como si nada hubiera pasado, por más que él quisiera huir de su pasado y su realidad.
Sonrío, al notar como temblaban sus labios al mencionar esas actividades, todas le sonaban como la cita perfecta, y claro que estaba en sus planes.
-Yo podría recorrer el mundo contigo cien veces y nunca cansarme, Anne.- confesó, quizá más como un pensamiento en voz alta que como algo que quería decir. Pero incluso cuando se dio cuenta no lo corrigió ni se arrepintió. -Tenemos todo el tiempo del mundo ¿no? Te llevaré a cenar a Barcelona, a pasear por las playas de México, a mirar el cielo estrellado en los desiertos de Chile o las auroras boreales en Islandia.- hablaba mientras muy discretamente entrelazaba sus dedos con los de ella, y se acercaba un poco más.
-A comer en mi restaurante favorito en Roma, o recorrer toda la muralla China en una noche. - sonrió levemente y pegó su frente a la de ella. -O tal vez, podríamos subir a París y caminar por el Louvre como si estuviéramos planeando robar la Mona Lisa.- la miró fijamente por unos segundos. -¿Qué te parece?-
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Post by Anne Neville Collingwood on Feb 15, 2022 13:07:18 GMT
Se sintió aliviada en ese momento, su corazón latía como loco, estaba completamente emocionada por todo lo que él le decía. Amaba cómo le hacía querer detener su vida en ese instante, había esperado tanto tiempo por él que podía aceptar a todos sus planes sin pensarlo tres veces. Porque claro que iba a pensarlo una segunda vez. Darko la había hecho volver querer a vivir su vida de la forma en la que la Anne de 18 años hubiera querido, con él a su lado, tomados de la mano y yendo a todas partes. – Me encantaría. – Suspiró, un poco nerviosa por tenerlo tan cerca. Cerró los ojos y se acercó un poco más a él, rozando sus labios con los de ella.
No hizo nada. No quería apresurar todo. Así estaban bien, debían conocerse mejor antes de dar cualquier paso. Por eso lo había invitado a otras actividades, ¿Y si se conocían mejor y Darko no la amaba tanto como ella a él?, ¿O si ella se desenamoraba? Aunque esa era la última realidad que imaginaba, era una posibilidad. No quería volver a sentir dolor e ilusionarse, menos quería eso para su amado. Pero también quería sentir la tentación, y cuando pudiera besarlo, sentir que fue una recompensa.
- Sé que te lo he dicho todas estas noches que hemos hablado, y de hecho no te lo he dicho en las mañanas porque no quiero gastar el significado... Te he extrañado muchísimo. – Le susurró. – Quiero hacer todo lo que me propones y, si se puede, mucho más. Eso lo dejaremos a nuestra imaginación. – Se separó un poco, para verlo mejor. – Ahora tenemos todo el tiempo que necesitemos, así podemos recorrer el mundo más de cien veces.
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