E3:SV - A little touch (NSFW) [Priv]

Abandonó sus deberes y dejó en espera otros (Bastante cuestionables, por cierto) para cumplir su promesa. Dejando esa fachada de hábitos a un lado, el vástago se vistió sencillo solo llevando una camiseta blanca con pantalones de mezclilla, botas y una vieja chaqueta de cuero que no usaba desde hace bastante. Debía admitir que el haber escondido su cuerpo durante mucho tiempo bajo aquellos ropajes propios de la iglesia mantenían su mente un tanto disociada de la auténtica realidad. 

Salió del departamento con el objetivo de ir rumbo al Distrito Acuífero donde Calíope esperaba. Estaba escribiéndole un mensaje anunciando que llegaría lo más pronto posible al mismo tiempo que llevaba bajo el brazo un pequeño paquete con el presente para ella. No era bueno en éstas cosas y, de hecho, las mismas lo tenían generalmente sin cuidado. Solo esperaba que le gustara y pudiera disfrutarlo. Consideraba a la joven bruja una amiga y hasta confidente. Su faceta protectora estaba vigente en ella, pero a veces debía lidiar con las tonterías que decían otros en chat especulando sobre su relación. Suspiró y aceleró el paso un poco más. 

Tan puntual como típico inglés, Xavier arribó al hogar de Cali para tocar el timbre y esperar su llegada la cual, desde luego, no duró ni dos segundos. Se veía animada y feliz. Eso era bueno y le parecía suficiente. El vampiro sonrió revelándose esos colmillos tan típicos entre los suyos. 

- Buenas noches, linda. Me alegra mucho verte. - Mira el regalo extendiéndoselo - Para ti. Espero te guste.

Echó un rápido vistazo al departamento que, si bien era sencillo, también se notaba vistozo, limpio y bien amoblado. No era un experto en analizar del todo a las personas ni mucho menos se trataba de un decorador de interiores, pero estaba convencido de que aquel entorno encajaba perfectamente con la joven bruja. Asintiendo, ingresó pero no tomó asiento. En su lugar tenía las manos metidas en los bolsillos de sus pantalones escuchando a Cali decirle que quería darle algo también. No se tardó demasiado, como era de esperarse, pero la caída de la chica lo alarmó un poco haciendo que se acercara preocupado esperando que no se hubiera raspado o algo.

- No lo sientas. Espero no te hayas lastimado con la caída. A veces las mismas no nos dan agradables sorpresas - Dijo después de escucharla y notar la evidente timidez con la le extendia el regalo. Sonrió y tomó la pequeña caja comprendiendo que ella quería que ambos abrieran los presentes al mismo tiempo - Veamos...

Y tal como dijo, se trataba de una manualidad ¿Un colgante o amuleto? Pero claro, estábamos hablando de una bruja y éstos objetos eran comunes entre ellos. Tenía un toque coqueto, pero muy bonito. Un lindo regalo hecho por manos hábiles y puras.

- Vaya Caliope, muchas gracias. Puedo percibir un tipo de energía agradable fluir del mismo. Con permiso. - Retiró el crucifijo que siempre colgaba de su cuello guardándolo en la chaqueta para colocarse aquel curioso adorno - Hm, no me queda mal "Aunque desentona un poco con mi aspecto, jaja". Bien, ahora es tu turno. 

No negó sentirse complacido con la reacción de notoria felicidad que la bruja demostraba en respuesta a su regalo. No era para nada experto y consideraba éste tipo de cosas algo muy serio. Pero el haberse prohibido tanto tiempo ésta clase de actividades a causa de su poco moral estilo de vida, sumado también a la soledad, lo hacía sobrepensar demasiado.

Iba a decir algo más al respecto, pero el adorable gesto de Cali en pedirle que se inclinase para besarle la mejilla le provocó un calor agradable. Uno que no experimentaba desde hace mucho tiempo y cuya última vez fue entre los brazos de una vieja amante con quien acordó nunca volver a frecuentarse. Mantuvo la calma y el temple por fuera, aunque por dentro las sensaciones lo tenían ansioso. Se llevó una mano a la mejilla sin dejar de escuchar a la chica anunciar que la hora del concierto todavía faltaba lo que les daría tiempo de relajarse lo suficiente antes del desvelo (Ya muy corriente para el vástago por obvias razones).

- ¿Mm?

Arqueó una ceja e inclinó la cabeza por unos segundos ante la mención de su alimento. Pero claro... La odiosa sangre. Incluso si tenía más de un siglo de existencia, jamás podría acostumbrarse a la misma debido al repudio natural que sentía a lo que era: Una criatura de la oscuridad que alguna fue humana. El rostro de Xavier se tornó serio inevitablemente. Era un tema del que no le gustaba realmente hablar. 

Pensaba olvidar el molesto percance de inmediato, más Caliope se puso firme llegando al extremo de volver a romper la distancia obligándolo a mirarla, cosa que sorprendió bastante al vampiro abriendo los ojos un poco más. Ella era amable, auténtica. Se trataba de una buena chica y de muy buenos sentimientos. No quería realmente tener que renegar de su preocupación, sin embargo ¿Por que sentía que no podía pronuncia palabra? De repente es como si se le hubiera cortado la raíz del habla.

Podía sentir la fría piel de esa mejilla bajo el tacto de su áspera mano. Una que cargaba con un centenar de historias turbias secretas. Suspiro y desvió la mirada por unos segundos antes de retomar finalmente la palabra y mantener el semblante serio y sereno hacia la bruja.

- Caliope ¿Me estás pidiendo que te muerda? Créeme que serías las última persona a la que querría acudir para algo tan ruin.

Era cierto. Y aún así, se encontraba ahora salivando por dentro y tragando grueso ante el odioso instinto vampírico que le pedía a gritos hacerse de un digno festín de plasma. Incluso si él mismo era un no muerto, podía jurar que el corazón volvía a latir fúrico de solo imaginar el sabor.

¿Qué podía hacer al respecto? Reamente no quería tener que acudir a eso. Era más complicado de lo que podría parecer. Caliope llevaba su gran mano hasta el cuello donde Xavier pudo toparse con la tentadora y lisa piel. Aprovechó el momento para ejercer leve presión con dos dedos notando el nivel de pulso palpitar bajo las yemas. Siguió silencioso y serio como si necesitase de demasiado tiempo para tomar una decisión siendo que toda su vida había sido un hombre muy práctico.

- ... No quiero lastimarte.

Solo era una cuota mínima de sangre, no más que eso. Dado la considerable diferencia de alturas que los distinguía a ambos, el vampiro tuvo que inclinarse para descubrir un poco más la zona sensible del cuello. Sus ojos cambiaron a carmín puro y las pupilas se afilaron. El instinto lo llamaba y no podía más que ceder al mismo. - Lo siento... - Alcanzó a murmurar antes de que esos colmillos se afilaran y penetraran en la yugular saboreando el preciado néctar que su humanidad odiaba con pasión, pero que su lado oscuro necesitaba para seguir garantizándose satisfacción. Cerró los ojos con el silencio mermando por toda la sala. Sostuvo a la bruja rodeándola con un brazo y permaneció así como si el tiempo se hubiera detenido. 

Desde el momento que los colmillos se clavaron en la blanca y fría piel de la muchacha, el tiempo parecía haberse detenido. Xavier no fue indiferente de esos pequeños quejidos y del contacto físico. Se mantuvo concentrado en su alimento siendo consciente de que aquel acto propio de los vampiros podía despertar ciertas sensaciones livinidosas en terceros. Aún si no necesitaba respirar, por mera inercia, lo hizo para soltar un suspiro. El abrazo de Calíope era cálido y sincero, pero... Sentía que no lo merecía realmente y que el vacío dentro suyo no se llenaba por su propio auto desprecio.

Cuidadosamente dejó de morder para propinar una lamida la cual cerró la herida automáticamente. Era suficiente y con elegancia se apartó desviando la mirada y aún permaneciendo con la expresión facial seria. A pesar de todo, su piel ahora mismo tenía un tono menos pálido delatando que realmente llevaba varios días conteniendo el consumo de ésta sustancia.

- ¿Estás bien? - Pregunta al fin clavando esos ojos azules en ella - Lo lamento, yo... No he podido acostumbrarme a éste procedimiento, aún cuando ya no soy un neófito.

No necesitaba ser un genio para darse cuenta que algo más mundano se había gestado en la bruja. Algo producto del éxtasis que un "beso vampírico" podía ofrecerle. Sin embargo ¿Qué tal lejos permitiría ella avanzar? No estaba seguro, aunque si curioso de averiguarlo. Solo los próximos minutos u horas serían capaz de definirlo.

- ...

La incómoda atmosfera volvió a reinar alrededor y el silencio se hizo insorportable. Muy en el fondo, el vampiro se sentía algo sorprendido por el atrevimiento de la chica y las verdaderas intenciones las cuales realmente no culpaba. Nuevamente ella tomó su mano queriendo no romper el contacto. No tenía problemas con ello, realmente no lo tenía.

- No debería aceptar esto en primer lugar - Baja los párpados - Pero quiero que entiendas algo, Caliope... - Se inclina, ahora, tomando ambas mejillas entre sus grandes manos - Si accedo a ayudarte con lo que me pides, no quiero que después de ésto las cosas se presten a malinterpretaciones o se pretendan que puede haber algo más. No soy adepto a las leyes de Dios desde hace décadas y lo que ves en mí no es más que mero costumbrismo para recordar quien era antes de ser abrazado en contra de mi voluntad. - Pausa - Me agradas y te quiero mucho, pero quiero que quede claro... No habrá algo más de lo que yo mismo pueda ofrecerte ¿Está bien?

Era mejor pedir perdón que pedir permiso. Temía que Cali pudiese haberse sentido atraída de una ilusión sin siquiera saber el verdadero ser horrible que Xavier era bajo la fachada de un supuesto cura protestante. Sin previo aviso, el vástago sostuvo esas mejillas con un aire posesivo y firme demostrando su naturaleza oculta que casi nadie conocía para cerrar los ojos y aprisionar sus labios contra los de la joven en un beso suave, pero demandante. Debía ser cuidadoso pues a la primera negativa, se apartaría sin más.