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Post by Umi White on Mar 16, 2022 4:22:07 GMT
Una agradable charla por medio de los chats de Mist City habían provocado que el ángel aceptara hacerle la comida a un chico tierno que comía monster y papitas, con un tlacuache de mascota... Ahora que lo pensaba mejor, esa no era una buena manera de comer, es mas, ¿por que comia eso a primera hora del día?, ¿acaso no sabía que el desayuno era la comida más importante del día?. Bueno, eso lo iban a discutir ese mismo dia.
Como ya lo había comentado por el chat, solo se despertó y se dedicó a buscar en su armario toda la ropa linda que tenía, pero, por alguna extraña razón las cosas tiernas no le convencían esta vez, tal vez podría optar por algo más coqueto pero lindo, asi que volviendo a la ropa amontonada en su cama tomó una falda de tonalidades moradas, una blusa blanca y algunos otros accesorias que la hacían lucir como una modelo de E-girl o algo asi... solo que en tonos mas lindos. Cuando terminó de vestirse corrió por las escaleras para subir a lo que era su cafetería, estando ahí comenzó a preparar las mezclas de los panes del día. Sus ojos se movían ocasionalmente de lo que hacía hacia el reloj pegado a la pared, pensó que tal vez era muy temprano para que el chico llegara asi que debia de esperar un poco mas, sin embargo, no podía evitar estar emocionado por finalmente tener a alguien que lo ayudara en su trabajo, había comenzado solo aquel negocio y lo continuó solo hasta que supo que no podia mas con tanta carga. Sus grandes ojos birocromaticos finalmente se quedaron fijos en el horno el cual tenía varias bandejas dentro ¿cuánto tiempo había pasado desde que se puso a pensar en él mismo?, buen, no importaba. Sacudió de manera suave su falda para después poder aproximarse a las ventanas del local abriendo las persianas, de par en par. - ¿Y si se molesta conmigo como el señor Kenzo lo hizo? -se preguntó a si mismo una vez que su rostro estoico se encontraba en dirección a la ventana abierta del local.
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Post by Aristóteles Cabrajal on Mar 18, 2022 4:32:24 GMT
Aristóteles era alguien que parecía más veces que no, actuar por mero impulso. Si algo le prometía ser divertido, iba, si podía ayudar a alguien en el intento, se lanzaba sin pensarlo dos veces. Es por eso que sus acciones casi nunca eran premeditadas, dentro de su mente sólo había el replay de varias canciones una sobre otra y un tlacuachito bailando en círculos a su alrededor. “Estupidez”, le llamaban. Sus malos hábitos ya eran parte de su rutina, así que apenas se levantó fue a compensar su falta de sueño con una lata de Monster bien helada, pero al menos esa vez varió un poco y se sirvió un poco de cereal que compartió junto a su alma gemela, Capi, quien lo seguía de un lado a otro incluso cuando el muchacho se levantó para comenzar a arreglarse. No era que estuviera nervioso, pero esa vez pareció pensárselo un poquito más a la hora de elegir su ropa. — Es chamba, ¿no? Tons esto cuenta como entrevista, ¿nooo? —parecía que todos sus pensamientos se los dejaba saber a su zarigüeya, que nomás lo veía moverse de un lado a otro sentadita al borde de la cama. Al final, Aristóteles terminó por salir a buena hora, porque podía ser sonso más no irresponsable. Tomó su mochila, donde también llevaba un par de cosas, incluído el regalo que había prometido para el hurón de Umi. — No te vo’a mentir, sí nos hace falta salir más pa’ este lado—murmuraba hacia Capi, que reposaba sobre sus hombros de lo más tranquila mientras Aristóteles parecía ver una y otra vez hacia los negocios de las calles del distrito que visitaba, al final dar con el local no era difícil y él no muy desidioso, por lo que tocó la puerta sin antes querer asegurarse de que estuviera frente al lugar correcto.
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Post by Umi White on Mar 27, 2022 4:27:57 GMT
Los grandes ojos birocromaticos del menor viajaron hasta la puerta de cristal, detrás de esta podía verse la figura de alguien mucho más alto, el angel miro unos segundos a ella antes de decidir abrir. Seamos sinceros ¿quien abriria la puerta a una persona enorme? Esa respuesta era sencilla. Umi White. Al momento de abrir la puerta la campana que anunciaba visitantes sonó con suavidad, la persona frente del ángel era... ¡Completamente increíble! ¡Tenía una bella zarigüeya en su hombros! quería tomarla y llenarla de besitos por lo adorable que se veía.
Hablando del chico castaño frente suyo, no negaría que se veía como una buena persona, parecía tener un aura que irradiaba felicidad por lo que no dudo en hacerse a un lado-. Perdón por mis modales, soy Umi White, ¿de casualidad puedo cargar a tu amiguita? se ve muy dulce. -preguntó el ángel con cierto brillo en sus ojos esperando la respuesta del más alto.
-Perdon, pasa, pasa, toma asiento yo iré por un amiguito para tu amiga. -respondió corriendo dejándole la puerta abierta al chico que había ido a su local en lo que él buscaba a su dulce huron blanco el cual al verlo le sonrió con ternura dándole un besito en su hocico-. Vinieron visitas merengue, vas a ver que te encantaran.
Volvió a subir las escaleras a su negocio con su amado huron en brazos mirando con cierta emoción al moreno.
-Él es Merengue, di hola Merengue. -respondió alzando a su bebé hasta el chico frente suyo.
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Post by Aristóteles Cabrajal on Apr 13, 2022 6:21:02 GMT
Dentro de la mente de Aristóteles no pasaba demasiado, tampoco era como que tuviera mucho de lo que pensar en realidad, era como si se tomara las cosas con la mayor tranquilidad del mundo y lo único que se repetía en su mente era alguna canción mezclada con la letra de otra en un loop que nunca terminaba.
Recibió con una sonrisa a Umi, le daba la misma sensación que cuando la percibió en chat por primera vez, alguien adorable que ni siquiera tenía que intentar para serlo.— ¡Ay, qué bueno que si eres! Porque qué vergüenza sino —hizo lo que le pidieron, tomó asiento a pesar de que sus ojos navegaban curiosos por el resto del cuarto y esperó con la regordeta zarigüeya recostada en su regazo.
¿La verdad? Aristóteles era un hombre simple. Buena música y animalitos tiernos eran lo único que necesitaba para ser feliz, razón por la cual sus ojos se iluminaron al ver al hurón y su sonrisa se volvió más boba que nada al escuchar su nombre.
—¡Qué chula! Mira su carita, podría estar planeando el dominio total del mundo y la neta la dejaría —estaba encantado, no podía evitarlo.— ¡Ay, ahora yo soy el de los modales feos...! Mira, esta es Capi —acomodó un poquito a su acompañante, que parecía ver a Umi y después a Merengue con unos ojos profundos... A veces el mismo Aristóteles no alcanzaba a atinar en lo que estaría pensando.— Le puse así porque es mi comida favorita y ella es como mi alma gemela
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Post by Umi White on Jun 15, 2022 3:51:53 GMT
Los ojos del pequeño ángel se iluminaron al momento de ver a la pequeña zarigüeya en brazos del moreno, era gordita, suavecita y una ternurita, pero lo que más le había encantado en ese momento eran aquellos ojos los cuales parecían que podrían matarte o amarte con todo su corazoncito, así que, observó con cierta devoción a la regordeta marsupial mientras sostenía a su dulce merengue en sus manos, deseaba poder dejar que jugaran pero sabía que eso no sería apropiado.
Pensó seriamente en lo del dominio total del mundo, era gracioso y dulce asi que solo soltó una risilla mientras escondía la milimétrica sonrisa con su dulce amiguito blanco–. Yo tambien la dejaria dominar el mundo si quisiera, pero, como eso no es de buena gente tal vez pueda darle algo de pan blanco remojado en leche –habló con cierta calma mientras ponía al hurón sobre sus hombros, al mismo tiempo que se alejaba algo rápido del lugar, haciendo la comida que le había dicho al moreno para darle a la tierna Capi–. Bueno, aqui esta –habló regresando de la cocina dejando un plato algo grande en la mesa con el panecito, bajo con cuidado a Merengue dejándolo en la mesa y al ver que se acercó al plato habló con suavidad, la verdad era que sus invitados debían comer primero, era maleducado de su parte dejar que su mejor amigo se comiera todo solo–. Recuerda que le falta el ingrediente secreto, además, los invitados van primero –dicho eso el hurón corrió por la mesita emocionado.
–Lo lamento, Merengue no está acostumbrado a los invitados, pero, está emocionado de comer con alguien –mencionó de manera suavecita al mismo tiempo que sacaba de su bolsita un pequeño frasquito con lo que parecían ser estrellas, ahora debía lucirse ante su futuro empleado, así que con elegancia abrió el frasco sacando algunas pequeñas estrellitas azucaradas espolvoreandolas en el plato de los lindos animalitos–. Listo, ahora ambos pueden comer, es algo simple, pero delicioso –observó como Merengue esperaba a su nueva compañera, parecía todo un caballerito esperando a que la damita Capi comenzará a comer–. Bueno... Ahora creo que podemos comenzar con... ¿una entrevista? ¿eso se hace cuando contratas a alguien?, lo lamento, soy nueva en esto y no se que hacer.
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