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Post by Liam Vidal on Mar 23, 2022 23:28:59 GMT
Un par de meses atras, Liam mantuvo una conversación con Noah, su amigo de internet y a quien conocía bastante poco. Casualmente, para él, era grato tener una conversación con el chico porque, a pesar de considerarlo como "extraño" siempre se mantenía en línea y conversaban sobre temas de su interés. En una conversación en especial, Liam encontró intrigante el rumor que su amigo le había compartido: seres extraños, quizás viviendo bajo sus pies.
Liam no era parisino, más su interés por la ciudad y el permanecer en ella era tal gracias a los cuentos y leyendas urbanas que rondaban sobre el laberinto de las catacumbas. Un lugar que yacía bajo sus pies, escondiendo secretos y túneles que seguramente conducían a diversas áreas de la ciudad como un medio de escape que se usó años atrás.
Quizás el laberinto solo era una esperanza suya de que tuviera conexión con lo que Noah le intentaba contar: quizás había otros túneles más cercanos, como los de la estación de metro, en donde aguardaban pequeños grupos de personas que bien pudieron haber sido confundidos como paranormales al ser solo un grupo de indigentes y drogadictos.
En cualquiera de las circunstancias, Liam al menos quería vivir la experiencia al descender por el derrumbe —que para esas fechas solo quedaba un hueco considerable al a estar en construcción— y adentrarse a la oscura cueva. Se mantuvo, inquieto, mirando su reloj en la espera de la llegada de Noah y "el chino", su otro compañero de aventuras que, pese haberlo dicho de broma, parecía interesado en ingresar con ellos de alguna forma.
—Ya son las 2:30 hrs... —Liam permanecía a la sombra pegado a una banqueta en contra esquina con la calle del derrumbe, apenas a una cuadra de distancia. En esa área había poca luz por los locales cerrados y ni un alma se asomaba por ese lado de la ciudad a esas horas—. Vamos, ya es tarde... ¿qué tanto han de hacer? —sacó su teléfono para buscar la conversación privada de Noah y no vio ningún nuevo mensaje. Lo mismo hizo con Hyo-ri y nada.
Desganado, guardó su teléfono en el bolsillo trasero de su pantalón y descolgó su mochila de los hombros para observar si llevaba lo necesario: lamparas, un par de bengalas viejas, baterías recargables, comida, chocolates, cigarrillos... se vio tentado en sacar uno.
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Post by Hyo-ri on Mar 24, 2022 1:00:21 GMT
No quería ir. Definitivamente no quería ir a esa expedición. ¿Qué había interesante en los túneles? Nada, solamente la entrada a Mystery City… pero Liam era humano y cómo podía intuir, el otro chico que supuestamente los acompañaría, también. Al menos eso creyó cuando lo estafó con sus malos fideos y ramen.
Debió negarse a ir, porque podría meterse en problemas con el Magisterio por acompañar a dos humanos a la entrada de la ciudad. Pero, por otro lado, podrían salir heridos o encontrarse con algún selenita no tan amable y encantador como él.
Y ese no era su problema, ¡por supuesto que no! Y seguro Liam no quería que los acompañara, más la preocupación fue un motor para aceptar e insistir en ir. Frustrado, terminó por tomar una mochila y llenarla de galletas de la fortuna, barritas energéticas pertenecientes a sus primos; algunas botellas de refrescos de su puesto de comida y algunas velas y cerillos. Además, al no saber si ese hechizo que cubría París funcionaría en esos túneles subterráneos a ojos de humanos, decidió cubrir su cabeza con un gorro blanco de largas orejas de conejo; si jalaba una oreja, la otra se movía.
No tomó la salida más cercana; sería estúpido de su parte. Salió por una de las entradas cercanas al centro y gastó sus ultimas monedas en pagar el metro. Llegó apenas diez minutos antes de la hora acordada.
“Si se acercan a la ciudad, solo los tienes que desviar… ¿podrían ver la ciudad? La Flor de Lys dice que no… quizás me estoy ahogando en un vaso”.
Sus pensamientos seguían el mismo hilo, no podía pensar de otra manera. Sí, quizás estaba exagerando, además, quizás ni siquiera encontrarían nada y solo llegarían a una zona de los túneles alejada de todo… ¿qué habría ahí? Por lo que sabía, muchos drogadictos rondaban los lares, así que no debía haber amenazas…
—Cabeza de choco flan —Hyo-ri distinguió a Liam y arrastrando sus pies, fue hacía él. Las orejas de su gorro se mecían con el viento—. ¿Dónde está tu amigo?, mientras mas pronto acabemos esto, será mejor.
En la oscuridad de la noche apenas y podía ver, pero sabía que sería aun peor entrar. Al menos, esa no era la entrada oficial a Mystery City y por tanto, se sentía aliviado. Seguro llegarían a un camino sin fondo.
—Si te crees investigador de lo paranormal, mejor deberías ir al cementerio como alguien normal, no a un lugar de accidentes… no es un buen lugar.
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Post by Noah Voljär on Mar 24, 2022 1:44:39 GMT
Noah caminaba a paso apresurado por las calles de París, mirando de forma bastante ocasional el reloj de su telefono...si mantenía el ritmo, podía llegar a tiempo. El mestizo se encontraba bastante nervioso por lo que iban a hacer, después de todo ¡Era riesgoso! Ya no solo porque las autoridades vigilaban de vez en vez las zonas de entrada a los tuneles con más frecuencia, sino que estos en sí mismos eran algo arriesgados de cruzar.
—Iré a dormir con Alphonse— se había excusado con su madre, quién frunció ligeramente el ceño antes de concederle permiso —Si, mamá, tendré cuidado— y ahí, un sonrojo más marcado se hizo presente en sus mejillas. Claro, eso había sido hacía horas, mientras tanto, simplemente vagaba por la ciudad de París sin rumbo...pero bueno, quién diría que ya con eso se le habían pasado tantas horas para poder ir al cementerio en la hora acordada.
—Linterna, navaja, vendas, desinfectante, broche...— murmuraba en voz baja cada una de las cosas que, según recordaba, había preparado en su mochila desde hacía un par de días atrás ¡Todo debía estar en orden! No quería quedar en ridiculo ante sus otros acompañante que, aunque no fueran precisamente sus amigos más cercanos, quería impresionar al menos un poco. —Pero no lo logras hacer llegando tarde, tonto.
Tras estar ya solo a un par de calles, aumentó el paso, comenzando a correr para no llegar tarde ¡La puntualidad ante todo! así fuese ir a una obra negra... pero la aventura y la curiosidad llamaban ¿Quién eran ellos para no ir en su busqueda?
—¡L-lamento la demora!— se apresuró a decir una vez estuvo delante de ellos, con la respiración un tanto agitada, además de la caracteristica sonrisa nerviosa del sueco. Si bien realmente no estaba tarde, parecía que los chicos habían llegado más temprano, esperaba que no hubueran esperado tanto por él—¿Y-ya vamos? no queremos que la hora de las brujas se nos escape, j-jeh....
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Post by Liam Vidal on Mar 26, 2022 8:29:38 GMT
Pasos se acercaban hasta donde él, y solo con escuchar la palabra "choco flan" acompañada de esa voz irritante, giró para verificar si se trataba de Hyo-ri... con quien no podía decir qué tipo de relación tenían hasta el momento: si la de un par de personas que no podían tolerarse por nada del mundo o dos personas que se gustaban, más necesitaban superar ese trauma de hablar mal al otro de vez en cuando.
—Hola, chicloso. —Miró su gorro, aunque peculiar no entendía porqué llevaba algo llamativo a la expedición, aunque tampoco pensó en replicarle por algo tan absurdo—. No sé donde está Noah, seguramente llegará pronto. —Quiso creer, sino...—, pero sino iremos tú y yo, aunque seguramente tú morirás primero.
Calló casi al instante, pues una respiración agitada y pasos apresurados se acercaban a ellos. Ahí estaba su amigo, con sudor en la frente y cansado; sin dejarlos plantados.
—Llegaste —Liam sonrió, ¡de verdad habían venido los dos! Ahora la ansiedad se convirtió en emoción—. Bueno, debemos bajar sin que nadie nos mire. Según sé, harán cambio de guardia así que, debemos ser cautelosos y cero llamativos, ¿está bien? —El inglés pasó su vista en ambos, sobre todo en Hyo-ri al ver su gorro. Lo dejaría ser, pero de cualquier manera no le gustaba que lo tuviera puesto—. ¿Listos? —Dio la vuelta, se asomó en la esquina de dicha cuadra y comenzó a andar con cautela; su cabeza gacha para esconderse detrás de los automóviles de la zona hasta los botes que sostenían la red de "no pasar".
Un guardia nocturno silbaba a unos diez metros de ellos, jugaba con un llavero mientras permanecía sentado en una silla con apenas una lampara encendida y su celular en ambas manos jugando Cookie Run.
El sonido de la alarma de su teléfono lo distrajo del juego; la apagó y atrás de ellos, justo de la esquina en que se habían mantenido escondidos, llegó una patrulla. Las luz de sus sirenas no estaban encendidas; las luces delanteras iluminaron el frente hacia el vigilante y al resto de los autos y objetos que permanecían en su lugar. Mientras los chicos permanecieran escondidos, no pasaría nada.
"Ya era hora" oyó decir al que permanecía sentado. Era el cambio de guardia.
A como había escuchado y visto en la última noche, los guardias que vigilaban siempre eran los mismos y a la hora de hacer el cambio, ambos platicaban un momento, no sobre la tarea de mantener la guardia alta sobre el socavón, sino sobre chismes de trabajo sin sentido por un par de minutos antes de retirarse.
Liam esperó, levantó apenas una mano para señalar a los chicos que aun no era momento de moverse. Necesitaba que el vigilante se levantara y caminara hacia el de la patrulla.
Apenas llegó lo inevitable, Liam se movió primero, intentando llegar a una parte del derrumbe que colindaba con el edificio más cercano hacia donde se encontraran. Bajó primero, con cuidado de no resbalarse. Levantó su mano hacia Noah y lo ayudó a bajar después; en cuanto a Hyo-ri, lo sostuvo más fuerte.
Ya habían entrado, así que solo podían seguir caminando hacia la cueva de la estación. Más adentro, al no estar ya a la vista de los guardias, sabía que estarían seguros.
—Tomen —tomó su linterna y dio otras dos para cada quien—. No usemos el celular, pónganlo en el brillo más bajo y activen el ahorro de batería. Hay que hacerlo por las emergencias. —Y caminó. Al inicio no muy sorprendido de ver lo que había en el lugar; pues la mayor parte del interior ya lo había visto, más nunca había caminado más allá de lo que le pudieron permitir—. Andando.
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Post by Hyo-ri on Mar 27, 2022 1:11:12 GMT
¡Obviamente iba a debatir sobre ser llamado chicloso!… no, eso no le molestaba tanto; ¡sobre el morir primero!… pero era verdad que era posible, así que no, no tenía nada con qué debatir en ese momento. De todas formas, quería hacerlo, porque de cierta manera escuchar a Liam enojado le parecía…
Su hilo de pensamientos arruinado ante la llegada de Noah, y ahora su expresión se tornó a duda al escuchar "la hora de las brujas"; la mayoría de las que conocía, ya estarían dormidas a esas horas.
—De verdad se quieren meter ahí —fue lo único que susurró, antes de seguir las instrucciones de Liam.
Después de esperar el cambio de turno y por fin bajar, la sensación de inseguridad en su pecho creció. Quizo sujetarse de Liam, pues la manera en que lo ayudó a bajar le hizo sentirse seguro. No lo hizo; no era el momento. Por el contrario, dejó que ambos chicos avanzaran delante de él, alumbrando el camino; él no quería prender su linterna.
—No creo que encontremos nada —sería mejor no hacerlo—. Tú, greñudo —se refería a Noah—. ¿Quién te dijo de estar aquí?, ¿por qué quisieron bajar?, ¿por qué se lo dijiste a m... a Liam?, no es un lugar seguro.
La realidad es que no lo entendía del todo. El primer tramo por el que avanzaron solo había escombros y herramientas que también fueron sepultadas. Pero no parecía nada fuera de lo normal de un sitio de construcción; ¿para qué querían estar ahí?
Dieron una vuelta por la construcción sepultada, sin encontrar nada de otro mundo. Lastima que cantó victoria muy pronto.
Entre las ruinas de lo que iba a hacer el metro, una brecha para entrar perfectamente a los pasadizos, sabía que iban a entrar ahí. Lo hicieron uno por uno; nuevamente él por detrás, temeroso de nuevo que el glamour que ocultaba también su cola, se desvaneciera.
—Oigan, ¿saben qué las catacumbas se extienden por todos lados, verdad? —era un atractivo turístico—. No hay mapas de ello y podríamos perdernos.
Un vistazo a su celular, le hizo saber que ya no tenía señal del mundo solario, pero si selenita. Bien, había escuchado que aun en zonas superiores había cobertura y que por eso, muchos selenitas utilizaban las zonas para vender sustancias ilícitas, objetos de contrabando y demás… quizás se toparían con uno.
Era fácil avanzar, porque el camino no parecía estar dañado u obstruido; aunque tampoco había mucho qué ver. Se dio cuenta que algunas de las paredes ya hacían pintadas en graffitti, comprobando así que esa zona si era transitada por selenitas y quizás algún otro humano curioso. Era imposible saberlo, ese arte urbano no tenía nada que delatara. Bueno, quizás si.
Tomó la mano de Liam, para que apuntara hacía una de las paredes y en ella, la imagen de unos policías pintados en blanco y negro se hacía presente. Hyo-ri no era un experto, pero sabía que esa pieza era obra de Banksy, un selenita que se había hecho notar en el mundo solario; y peor, creía haberla visto en la entrada del cementerio… ¿sería una copia?
—¿Tienen algo con que marcar el camino? —lo haría él, pero sus garras eran lo único y no podía hacer uso de ellas—. Una raya en la pared o algo así… —no podía hacer comentario sobre dónde creía aquel dibujo—. Sean buenos exploradores…
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Post by Noah Voljär on Mar 29, 2022 2:15:18 GMT
Para su suerte, parecía que no había llegado impuntual. Suspiró, aliviado de que todo haya estado en orden. Poco a poco su respiración agitada se iba calmando, escuchando con atención las instrucciones de Liam. Era claro que él no quería meterse en problemas, ninguno de ellos; sin embargo, la última vez que había estado en ese lugar, las cosas habían terminado en desastre... Estaba nervioso, pero aquello no le impidió seguir a sus compañeros. El estar quietos y en silencio antes de bajar era algo que lo ponía tenso, pero aquello se bajó un poco una vez ambos pudieron finalmente bajar hacia el subterráneo.
Tomó la linterna que Liam le prestó, no sin antes obdecer la orden y poniendo en ahorro de batería y en vibrador su celular, lo menos que quería era llamar la atención de cualquier cosa que pudiese estar ahí abajo ¡No estaba seguro! Incluso podría haber vagabundos en la zona, y eso era probablemente más real que cualquier otra cosa que pudiese haber escuchado sobre ese túnel.
—¿Umh?— la voz de Hyo-ri captó su atención, parecía que se refería a él —¿G-greñudo?— tomó uno de sus mechones de cabello ¡Estaba suave y bien cuidado! Así que supuso que podría dejar pasar ese comentario. —Un amigo bajó hace varios días, dijo que vio... Cosas, cosas paranormales— era más fácil decir eso que "sombras asesinas" y "ángeles malditos" —Liam tiene más idea de este tipo de cosas que yo, por eso decidí contarle. Además, la estructura del túnel debe ser segura, sino ya se hubiese derrumbado estos días... ¿Cierto?— tragó saliva con cierto nerviosismo, cuando menos, esa era la idea que tenía él, y esperaba estar en lo correcto.
Pasaron un largo tramo entre escombros, pero parecía que no estaban encontrando algo verdaderamente fantástico entre toda la oscuridad; sin embargo, con un rápido flashazo de la luz de una de las linternas, pudieron ver una grieta por la cuál entrar ¡Eso ya era un avance! —Tranquilo, no nos iremos taaan adentro, será sencillo recordarlo— dijo el mestizo de fénix, con una voz tan tranquila y curiosa, que parecía que estaba en cualquier lado menos en las posibles catacumbas de París.
El paso no se veía obstruido, algo extraño considerando el lugar en el que se encontraban... Pero más extraño aún, fue ver aquel mural en un sitio como ese. —Vaya...— murmuró él castaño con asombro. Hubiese esperado murales, claro, pero quizá no uno así de artístico, después de todo ¿Por qué un grafitero con ese talento estaría en un sitio como ese?
Su mente se perdió un momento, mirando aquel dibujo con atención, tratando de recordar si lo había visto en algún otro lugar... Sin embargo, cuando creyó tener algo, la voz de Hyo-ri lo trajo de vuelta a la tierra. —¡L-lo siento!— se apresuró entonces a sacar de su mochila aquella navaja que había traído en casos de emergencia, quizá, esa era la emergencia que necesitaba. Con la punta de la misma, y con algo de esfuerzo físico, logró hacer una línea marcada... Quizá no la más recta o limpia, pero al menos serviría para poner algo para señalar su camino.
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Post by Liam Vidal on Apr 10, 2022 4:32:32 GMT
Mientras los chicos más se adentraban por el túnel, este parecía ser sofocante. La estación había sido diseñada bajo un circuito cerrado, y en tramos así de largos debía existir un sistema de ventilación. Parte de este seguramente debió venirse abajo el día del derrumbe y, por lo tanto, no existía manera de encenderlo. Aun así, no estaban tan lejos de la superficie como para quedarse sin aliento.
En la brecha, guiado por su insaciable curiosidad se abrió paso adentro. Miró apenas por el rabillo del ojo a sus compañeros para después entrar y encontrarse con otro pasadizo, este tenía paredes de piedra y, en algunas otras secciones esqueletos decorando el lugar.
Liam se tensó al encontrar una rata saliendo del hocico de uno de los cráneos: estaban en las catacumbas.
—Que asco... —dio un paso hacia atrás, ajeno a lo que sus amigos de aventura estaban viendo. Liam solo sintió como la mano de alguien lo sostuvo del brazo para apuntar hacia una pared. Apenas observó por el rabillo del ojo, un rubor cubrió sus mejillas al tener a Hyo-ri así de cerca. Siguió entonces la luz para ver a lo que alumbraba, preguntándose ¿por qué él no alumbró con su propia lámpara?—. Que curioso —Fijándose mejor en el graffiti, sintió que el estilo era parecido a alguien que conocía, más no era fanático del arte urbano para saber—. Esperen —con su otra mano sacó el celular y apuntó hacia la pared. Le tomaría una fotografía; quizás podría buscar de quién es si es que encontraba algo en internet—. Listo, ya podemos seguir... —notó que Hyo-ri aun no lo soltaba. Eso tornaba la situación un tanto incómoda, más no pensaba el decirle nada—. Sigamos... pero cuando doblemos algún pasillo, si es que es necesario, por favor, Noah, marca la pared.
Por infortunio, eso no tardaría en suceder. A los pocos pasos el pasillo se dividía en izquierda y derecha. Liam dobló a mano izquierda y esperó a que Noah dejara una marca. Después, el pasillo se dividía en tres, optando por ir en línea recta; mientras más caminaban un cierto hedor a orina penetró el lugar. Quizás vagabundos vivían por esa zona; lo mejor no era cruzarse con nadie, así que a la primera oportunidad de doblar un pasillo, fueron hacia la derecha:
—Cuidado —Liam, quien iba al frente alzó una mano para alertar a los demás—. Aquí hay unas escaleras. Alumbremos hacia los pies.
Como temía, no había nada fuera de lo normal; solo cientos de pasillos que formaban un laberinto sin final. Algo peligroso si no se tenía buen sentido de la orientación. Al descender, para sorpresa del trío encontraron una cámara abierta con tres pasillos al otro extremo. Si seguían avanzando se adentrarían más y las posibilidades de perderse cada vez serían más altas.
—No tiene caso —soltó un suspiro y encaró a sus compañeros—. No podemos seguir. Quiero decir, tengo suficiente batería para nuestras lámparas pero incluso con ella nos podemos perder y la idea es salir bien de aquí y, dentro de lo que a mi me consta, aquí no hay nada para catalogar como "paranormal". —Se encogió de hombros, decepcionado por ningún hallazgo—. Solo sé que, al menos cerca de la zona donde estábamos, debían vivir algunos vagabundos, pero nada extraño. Así que no se diga más, mejor volva-... —Un rugido parecido al de un animal hizo callar al pelinegro. Con terror, miró a su espalda, incapaz de determinar en cuál de los tres caminos provenía. Liam apuntó a las tres cuevas; en ese silencio sepulcral solo se era capaz de oír el ruido de las ratas. Algunas salieron del camino de la izquierda y cruzaron por toda la cámara, pasando de largo los pies del trío y corrieron escalones arriba; pasos se escucharon viniendo de esa dirección, el fotógrafo sin tener la menor idea de con qué defenderse. Ante el primer contacto de luz con lo que sea que pareció espantar a los ratones, estaba una persona; su ropa andrajosa, cubierta por el barro y parte de los pantalones se encontraba roto, tampoco usaba ningún zapato.
—Ayúdenme —era un hombre; no, peor aun, era un muchacho. No parecía mayor a ellos tres, quizás un par de años más chico; rondaba en sus veintes—. La ciudad, las luces de la ciudad estaba más allá... ¡más allá del tercer nivel! —señaló el pasillo izquierdo, debió correr demasiado; flaqueó y se dejó caer de rodillas al suelo. Apenas parecía poder caminar; su respiración era agitada, ¿por qué estaba corriendo? Su otra incógnita, ¿estaba viendo garras en las uñas de sus pies? No pudo prestarle suficiente atención, no mientras él estuviera hablando—. Yo la vi... vi las luces. Entonces, desapareció. Ya no sé donde estoy. Mi hija... mi hija está ahí. Tengo que llegar al siguiente nivel. El siguiente nivel... —Sus balbuceos eran incomprensibles. No paraba de repetir lo mismo una y otra vez; Liam comenzó a preguntarse, ¿qué quería decir con el siguiente nivel? Y, más importante, ¿desde cuando se había perdido?
—Hey, hey... oye —Liam no era catalogado como la persona más valiente, pero debía armarse de valor. Esa persona quizás perdía la razón por estar tanto tiempo en un lugar como ese. Después de todo, los extravíos en el laberinto de las catacumbas era algo común—. Estás perdido. No te preocupes, te podemos ayudar. ¿Cómo te llamas? Dime, ¿desde cuando tú...? —De nuevo se obligó a callarse al oír el rugido, y esta vez no pudo emitirlo aquel muchacho. Sin embargo, ante la luz de la lámpara Liam notó el terror en sus ojos, estos se abrieron y parecía que querían salir de las cuencas cual canicas. Incluso gritó; un grito agudo a falta de fuerza y a puro esfuerzo el chico logró ponerse de pie, aterrado.
Corrió escaleras arriba y los abandonó.
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Post by Hyo-ri on Apr 19, 2022 2:11:19 GMT
No debería tener miedo, ¿verdad? Porque él no era un humano adentrándose a los túneles, ¡él era un selenita! Y aunque extranjero y con poco tiempo en Mystery City, se suponía que ese era un camino a casa.
Pero no se sentía tranquilo, quizás porque era un animal, un felino, y como tal, sentía peligro. Sus orejas se movieron debajo del peculiar gorro y su cola, que hasta ese momento se había mantenido dentro de sus pantalones, amenazaba con salir.
Su mirada paseaba de Noah a Liam y de ahí adelante. Su interés era que el chico de ojos verdes tallara en la pared el camino a seguir. Pero no era por temor a perderse, ¡seguro un selenita encontraría la salida!, sino porque sentía que algo iba mal, más mientras recordaba el grafitti en la pared.
Sintió la otra presencia antes de que se hiciera visible. Al instante apretó el puño para esconder sus garras, listo para defender en caso de ser necesario. ¿Era tonto por pensarlo? Claro que sí, no podía ser más que un indefenso chico delante de aquellos dos solarios.
El desconcierto llegó al ver al joven delante de ellos. Supo que era como él y por un momento creyó que era de uno de esos drogadictos sin porvenir ni futuro. Sus ojos, por el contrario, en lugar de estar dilatados o rojizos, se movían frenéticamente y la desesperación en su voz era un suplicio. ¿Por qué hablaba de niveles? Si no sabía cómo llegar a la entrada de la ciudad, bien podría salir y tomar uno de los metros… ¿y por qué decía eso delante de ellos? Era más que obvio que dos de ellos eran solarios, ¡el Magisterio estaría furioso de darse cuenta!
De nuevo tomó la mano de Liam, queriendo impedir que se acercara al joven. Estaba listo también para lanzarse hacía Noah y detenerlo de cualquier acción. El problema o fortuna, era que ni siquiera les prestaba atención, el chico parecía mas concentrado en obtener sus propias respuestas.
Con la lámpara de Liam supo que aquella era una criatura espectral, mas al verlo huir despavorido. No es que fuera un hombre solidario y altruista, de hecho, no le importaba la mayoría de la gente e incluso en su trabajo lo tenían fichado como el más apático de los empleados, pero sabía el peligro que la luz era para esa clase de selenitas, ¡y conociendo a Noah y Liam irían tras él! De estar herido, no debían verlo.
—Quédate con Noah, ¡y dejen de apuntar con esas lámparas! —empujó a Liam a los brazos del otro chico y con ello, salió corriendo escaleras arriba, persiguiendo al espectral.
Era oscuridad total; había apagado su linterna para no lastimar más al chico. Aún así, creía que su visión se había acostumbrado a la oscuridad y al menos podía ver la silueta de las paredes. Corrió tan rápido sus piernas le permitían, tratando de seguir el camino del selenita. Sus pasos retumbaban, haciendo eco, y aroma a humedad invadía el aire.
Y se detuvo ante el chillido de desesperación del joven. A unos cuantos metros ya hacía él, observando entre una grieta. Casi al instante, su cuerpo comenzó a tornarse negro, confundiéndose con la oscuridad. Sabía que abandonaba su forma como humano, para volver a la verdadera, a ser una sombra y unirse a la oscuridad, como era típico de su clase. Pronto dejó de verlo.
Con curiosidad, se acercó lentamente a la grieta; aún no prendió la linterna, confiaba que su buena suerte le protegería. El horror en su rostro al darse cuenta que la grieta dejaba ver una ciudad, pero no era Mystery City; no había agua indicando el Distrito Acuifero, ni las luces neones del Rojo; tampoco había los puentes colgantes del Cielo, ni la imponente torre del Magisterio al centro. Sí, podía distinguir ciertas similitudes con Mystery City, pero era como si estuviera incompleta, era extraña; incluso las luces escaseaban. No era su hogar. ¿Por eso había chillado la sombra?
Pegó más el rostro a la grieta, pensando que quizás era el ángulo lo que la hacía ver tan diferente. Se distrajo en ello, que no notó el suave rose en su tobillo, hasta que fue jalado. Cayó el piso de espaldas y gimió de dolor al instante; una capa de tierra se levantó con el golpe.
El agarre no aflojó, por el contrario, se hizo mas firme y comenzó a jalarlo hacía la oscuridad; el pataleo no se hizo esperar.
—Greñudo, Choco flan —comenzó a gimotear. Se movía frenéticamente tratando de soltarse, pero el agarre ya no solo fue en una de sus piernas, sino en las dos; ¡no quería ser arrastrado!, ¡no era una muñeca de estropajo!—. ¡Noah, Liam! —y era totalmente su culpa, por dejar atrás a los dos solarios... ¡o por ir ahí! Nunca debió aceptar.
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Post by Noah Voljär on Apr 21, 2022 16:25:19 GMT
Conforme más se adentraban a aquel lugar, más podía sentir una brisa helada extraña, casi sobrenatural…o eran sus nervios ante una situación nueva ocurriendo. Si, eso debía ser.
Cuando Liam tomó la foto para después avanzar, Noah asintió, tampoco quería quedarse perdido en aquel sitio, por lo que marcar las paredes cada tanto era inevitable, deteniéndose unos segundos para proseguir su camino detrás de los otros chicos; al menos, agradecía ser un poco alto para no perderse de vitar un poco de lo que veían enfrente suyo.
El mestizo de fénix arrugó la nariz ante el olor a orina que era potente en algunos lugares de los túneles, ¿Había en serio vagabundos que se arriesgaban a tanto estando ahí? Bueno, era un tipo de vida que no podía comprender y, con suerte, esperaba no tener que cruzarse con uno de ellos en el trayecto, después de todo, lo que menos querían los chicos eran problemas con otras personas. Pero vaya, la vida a veces tiene una forma graciosa de poder joderte con tus temores.
Tras bajar con cuidado por las escaleras, alumbrando siempre con su lampara y estando detrás de sus compañeros, Noah se llevó con la enorme decepción de simplemente ver más largos y largos caminos que podrían llevar a cualquier parte; eso y las palabras de Liam le hicieron suspirar, rascándose la nuca un poco incomodo, después de todo, gran parte de que todos hubieran hecho algo como eso recaía en el hecho de que Noah era el entusiasmado a poder bajar a comprobar lo que David le había dicho pero, hasta el momento, nada había ocurrido.
—Tienes razón…— dijo algo desganado el castaño, casi como si estuviese a punto de rendirse y darse la vuelta; sin embargo, lo siguiente le heló la sangre completamente, casi sin respirar, como si aquello le pudiese delatar. El sonido de un rugido fuera de lo normal de parte de una de las cuevas resonó para todos los presentes ¡No lo había imaginado! Mucho menos cuando Liam apuntó su luz en aquella dirección, expectante, al igual que él y el chico de cabellos rosados.
De entre la oscuridad surgió un hombre que parecía no llevar la mejor vida; sin embargo, eso alertó a Noah ¿Y si ese chico era peligroso? ¿Si solo fingía? Estuvo alerta… hasta que escuchó sus palabras, unas que parecían no tener sentido. Así, Noah buscó algo en el hombre que pudiese delatar el abuso de una sustancia, un arma escondida, pero, en su lugar, miro a sus pies, donde yacían garras en las uñas de sus pies. Noah dio un pasó hacía atrás, tratando de procesar lo que su mente estaba viendo.
—¡Liam, espe-…!— pero, nuevamente, el ruido de un potente rugido en la profundidad de las catacumbas se escuchó, haciendo eco en la cueva. Noah se quedó paralizado, tratando de entender qué era lo que hacía ese ruido, tratando de entender qué era o tenía ese muchacho, pero, antes de poder hacer o decir algo más, este ya había terminado por huir lejos de ellos.
—Hyo-ri…— murmuró con preocupación al verlo huir, Noah trató de retomar la compostura, viendo a Liam con algo de alarma —Liam ¡Vamos! Ese chico tenía algo raro en sus pies, no parecían…n-no parecían humanos— aquello había sido dicho con un leve temblor en la voz —Sea lo que sea, Hyo-ri puede estar en peligro ¡Démonos prisa! Apagando entonces su lampara, y usando la luz más tenue de su celular, el mestizo de fénix se apresuró a retomar su camino escaleras arriba.
Pero los gritos del selenita de cabellos rosados no tardaron en retumbar por el túnel. Alarmado, Noah apresuró el pasó, tratando de guiarse por el sonido de los mismos para poder llegar más rápido, eso y que Liam se veía incluso más angustiado que él por lo que pudiese pasarle al pequeño muchacho.
Al llegar finalmente al origen de aquellos gimoteos y gritos de ayuda, el sueco se quedó de piedra un par de segundos ¿La oscuridad se lo estaba tragando? ¡No era momento de buscar lógica! Puso su celular en la bolsa de su chaqueta y tomó una de las manos de Hyo-ri, jalándolo con fuerza hacía sí. Sea lo que sea que era eso, estaba seguro de que no podía ser el mismo chico que habían visto con anterioridad, incluso parecía que se había desvanecido…pero no había tiempo para preguntar por él.
—Hyo-ri, resiste— su mirada se paseó entonces por el resto de la cueva, tratando de ubicarse. Cuando la cosa soltase a Liam, sería momento de huir…al final, su mirada se posó en Liam, como si con eso le preguntase cuál iba a ser el siguiente movimiento. Si realmente querían salir de ahí con bien, el trabajo en equipo sería primordial para ellos.
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Post by Liam Vidal on May 4, 2022 7:59:26 GMT
La repentina huida de aquel desconocido, Hyo-ri corriendo tras él como si cazara un ratón dejó a Liam desorientado, y aquel rugido que provenía de la oscuridad, no le hizo el trabajo más sencillo. Sus piernas temblaron y un escalofrío recorrió su columna, una parte de ese lugar andaba mal y la observación de Noah no ayudaba a disminuir el miedo.
Entonces oyó más gritos. Una voz masculina sin duda, pero reconocible. El eco del grito de auxilio se hacía más presente y Liam, quien pocas veces solía reaccionar por impulso, se vio corriendo junto con Noah escaleras arriba: Hyo-ri estaba en problemas.
—Apaguemos las luces, no uses tu celular. —Con la poca cordura que le quedaba, corrió guiándose por mero instinto por los gritos del chico. Liam no consideraba a Hyo-ri un cobarde, pero ante un peligro inminente cualquiera gritaría con desespero. Por lo que no se vio tardando tanto en llegar al lugar; a un callejón sin salida.
—¿Hyo-ri? —No entendía. Más allá de él había una pared, pero algo, alguien parecía querer arrastrarlo a un pasillo continuo. Notó al asiático aferrándose de las paredes, incluso marcas de uñas se veían reflejadas en el rocoso suelo. Liam no tuvo tiempo para ver la escena detenidamente ante la penumbra, lo qué es peor, ¡no podía ver nada! pero de haber podido, habría notado que los rasguños hechos por Hyo-ri eran profundos, como de garras afiladas. —¡Sostenlo fuerte! —Noah ni siquiera tuvo que pedírselo. Liam se aventuró hacia donde ellos para tomar uno de los brazos con fuerza, una tarea casi imposible dada a su poca condición y gracias a que, lo que sea que estuviera haciendo eso, tenía una fuerza descomunal, sobrehumana. Si seguían así, lastimarían a Hyo-ri; quizás ya lo estaban haciendo.
Y no había mucho qué hacer. Al menos debían conocer qué era lo que le estaba atacando, así que aventuró una de sus manos a sus bolsillos para buscar su teléfono. Dicha acción le dio varios segundos al responsable de jalarlos a los tres y arrastrarlos, pero apenas el pelinegro encendió la luz y apuntó al frente, lo que vieron solo era una persona, una parte de si manchada de negro, como un lienzo donde dejaron caer tinta negra.
Era alto, como de dos metros; su altura era tan mayor a la de la cueva que le era imposible mantenerse erguido. Uno de sus pies eran como garras oscuras, aferradas a la piedra y rasgándola al caminar; una de sus pupilas enfocó con la luz, pero sus ojos se movían de forma irregular, como una persona con nistagmo; la otra mitad del rostro se veía oscura, como una mancha. Ni siquiera pudo verle el ojo.
Ese ser, porque no era una persona, al menos no al 100%, levantó sus manos como si aquello le quemara y salió corriendo. Susurraba "lo siento" como si una parte de sí mismo se aferrara a su cordura hasta que desapareció.
Liam jaló a Hyo-ri hacia sí con una mano y con la otra se apoyó del hombro de Noah para encontrar estabilidad ante el cansancio. Estaban bien, Hyo-ri estaba bien y buscó atraerlo hacia sí. Sin percatarse mucho acarició su cabeza sin gorro, quizás se le había caído entre el jaloneo, sin embargo, sintió algo extraño, como orejas de perro; no, ¿será de gato? No pensaba preguntar nada en ese momento. Quizás era una diadema.
—Hay que salir de aquí. —Se escuchaba enfadado, pero más que eso, ¡era terror! Tomó a Hyo-ri fuerte de la mano y jaló hacia sí para llevar a ambos de regreso. Intentó doblar a la izquierda, pero el camino no lo reconoció, ¿debieron dar vuelta a la derecha? Lo intentó, pero no encontraban un camino correcto. Tanta desorientación solo hizo a Liam andar más rápido, dar vueltas a lo frenético hasta que al bajar unas escaleras creyendo que se trataba del último punto que conocían, en lugar de ver tres caminos notaron siete—. Chicos... —tragó fuerte, su tono era tembloroso y ni siquiera sabía porqué camino escoger—. Esta vez, sin lugar a dudas estamos perdidos.
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Post by Hyo-ri on May 5, 2022 1:06:24 GMT
Todo pasó tan rápido que ni siquiera era capaz de procesar. Por la adrenalina o el miedo, no supo en que momento aquella cosa le soltó y se vio en brazos de Liam; ni siquiera era consiente de que su gorro se había perdido y que sus orejas eran acariciadas por alguien que no debía saber de su existencia. Aún así, recargó mas su cabeza contra el pecho de su amigo, buscando confort en su tacto y ronroneando quedamente. Su mirada pasó frenética a Noah y luego al fotógrafo, mas no se atrevía a volver el rostro a la oscuridad temiendo lo que ahí encontraría.
La sensación de garras sujetándole aun persistía; creía haber perdido un zapato, porque sus dedos, libres de calcetín, se movían con total libertad. Sus brazos también dolían, por la acción de ser jalados para sostenerlo, pero no era nada comparado con el dolor en sus piernas; sabía que había profundos rasguños en ellas, y al tratar de ponerse de pie, sus extremidades tambalearon. Su instinto le dijo sacar su cola para mantener equilibrio, pero su subconsciente la obligó a mantenerse sujeta a su cintura.
No dijo nada cuando Liam propuso irse; él quería hacerlo, pues estaba asustado y nada garantizaba que esa criatura no volviera por ellos. ¿Pero qué era? Su miedo a la luz le hizo pensar que se trataba de un shadowalker, ¿pero garras? No conocía a muchos de ellos, mas estaba seguro que no poseían. ¿Algún fantasma?, ¿otro ser espectral? Tal vez un vampiro, había visto que algunos tenían afiladas garras y también se escondían de la luz… pero no eran uno con la oscuridad como los espectrales, como las sombras.
Caminó sujeto de la mano de Liam, deteniendo su peso en él para no caer; al menos así se sentía seguro. No es que sus piernas carecieran de fuerza, pero las heridas en ellas le hacían andar despacio. De reojo, veía a Noah y su mano estaba lista para sujetarlo si sentía peligro.
—¿Ustedes lo vieron? —preguntó en un susurro. Él realmente no lo había hecho y sabía que vería un solario, tal vez solo a un drogadicto y quizás eso era, uno que se había vuelto loco por la cantidad de sustancias consumidas. Honestamente, su mente solo quería justificar—. ¿Cómo que estamos perdidos?
La incredulidad reflejada en su rostro al ver los siete caminos delante de ellos. Algunos descendían, otros ascendían, pero las escaleras parecían tan altas, que eran imposibles; no estaban tan abajo de Paris como para que existieran esas escaleras. Y algunos otros caminos, parecían ir en la misma linea en la que estaban.
Se soltó de Liam para ir hacía uno de los caminos, trazando con sus dedos la marca de navaja que Noah había hecho. Al desviar la mirada hacía otro de los caminos, creyó ver una marca similar. Habría apostado su pelaje a que el solario las colocó en diferentes zonas de aquel lugar, todas siguiendo un camino. La rabia que sintió le pudo mas, mezclada con el miedo.
De nuevo volvió al lado de Liam, porque necesitaba detenerse, pero su atención se centró por completo en Noah; un gruñido surgiendo de su garganta, el de un felino al acecho de presa.
—¿Por qué marcaste dos caminos, greñudo? —¡ganas no le faltaban de arañarle—. Liam, estamos perdidos por culpa de Noah —era más fácil acusar que razonar. Y ahora morirían. Inciaría él, porque en toda buena obra de terror, el asiático siempre moría primero.
Gruñidos, pisadas. Del mismo camino por el que habían llegado. Un olor putrefacto llegando a sus fosas nasales; tal vez siempre estuvo ahí y nunca lo notó. Se le antojaba cómo aquellas historias donde monstruos salían del armario y devoraban a los niños que los miraban desde la cama.
¿Y si tomaba a Liam y corría? Aun culpaba de las marcas a Noah y no lo conocía realmente, así que la seguridad del periodista y la suya, era lo único que le importaba. Oh, pero no era mala persona como para hacer eso…y no se veía con la capacidad de correr. Tal vez podría tomar la forma de leopardo y lanzarse al ataque; no esa tampoco era buena idea.
Los gruñidos hicieron eco, cada vez más cerca. Y de cierta manera, parecían dolidos, frustrados; las de un ser pensante o medianamente con raciocinio. Eso no le quitaba el hecho del tono amenazante, debían tomar una decisión antes de que los alcanzaran. ¿Qué camino tomar? Volvió a pasar su mirada de Liam a Noah, esperando a que alguno hiciera algo, sino, bueno, tal vez si se arriesgaría a pelear con garras y dientes.
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Post by Noah Voljär on May 8, 2022 4:10:01 GMT
A pesar de su apariencia más bien debilucha, Noah realmente tenía bastante fuerza para poder jalar de Hyo-ri para que no se lo llevasen; sin embargo, la criatura era aún más fuerte, eso y que a diferencia suya esta no parecía cansarse conforme los segundos pasaban. Noah comenzó a sentir esa pesadez en los brazos, una que sabía que era casi como la de jalar en vano, ¿En serio las cosas terminarían así? Pero lo que vio después lo tuvo helado unos segundos: una oscuridad tan profunda, como un negro que parecía irreal; ¿Cómo era posible que absorbiera de ese modo la luz? No era humano, sino algo más cercano a un monstruo y eso era más que evidente.
Pero aquella luz directa había sido lo suficientemente potente para al menos hacer que soltara a Hyo-ri y se alejara de su camino. Noah suspiró, estirando un poco sus propios brazos ante la pesadez que el jalarlos con tanto ímpetu le había conseguido, claro que seguía algo en shock ante lo que habían experimentado ¡Pero eso les había dado el motivo suficiente para poder marcharse! Ni siquiera lo pensó cuando Liam dijo aquello, simplemente siguió el primer camino que vio para ya irse.
—¿Si? Fue imposible no verlo. Esto...estos no son solo vagabundos perdidos, hay algo más— Aquello no fue una sugerencia u opinión siquiera, sino una afirmación ante la mayor seguridad de los acontecimientos.
Quizá uno de los errores ante las sensaciones tan intensas que sintió en su cuerpo fue el caminar al aire ¡Su navaja ya no estaba con él! seguramente se cayó en el forcejeo que tuvo con la criatura momentos atrás. Aún así, sus manos acariciaron los costados de las paredes, como si buscara entre los mismos alguna de las marcas que había dejado y, bueno, hubo una que le pareció profunda, más de lo que él las había hecho ¿Cómo era aquello posible?
—¿Qué estás diciendo?— Frunció ligeramente el ceño ¡Al menos él había hecho algo para tratar de arreglar las cosas! Bien podría reclamarle el hecho de estar de manita sudada con Liam, o el no haber siquiera agradecido el esfuerzo de ambos para salvarlo...pero se contuvo, sabía que el peor momento para discutir era ese, lo importante era actuar, y hacerlo con rapidez, pues no sabían cuando una de esas cosas podría regresar a por ellos.
Y al parecer, eso sucedió más temprano que tarde. Gruñidos comenzaron a escucharse por uno de los caminos en los que estaban, cosa que causó un escalofrió por todo el cuerpo del mestizo ¡Debía de haber algo más con que apoyarse! Y entre las cosas que encontró en uno de sus bolsillos, yacía el dije de plata que se había encontrado aquel día en el bar en Le Vent. Lo apretó con fuerza entre su mano, como si aquello le ayudase a mantenerse un poco tranquilo al pensar en otra cosa. Suspiró con pesadez, mirando a sus compañeros entre la oscuridad del túnel —Debemos correr de nuevo— Susurró, al menos lo suficientemente alto para que pudieran escucharlo, había mucho silencio fuera de los gruñidos de todos modos —Si es algo como lo que vimos con Hyo-ri, pelear no es una opción, n-no podríamos hacer mucho...
Se aseguró su mochila al hombro, listo para partir en cuanto alguno de sus compañeros asintiera a esa idea, estaban juntos en eso, y no iba a hacer nada sin que estuviesen de acuerdo, a pesar de la dificultad del momento.
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Post by Daiki Nifuji on May 10, 2022 3:06:03 GMT
Después de meses, el licántropo llamado Daiki se encontraba finalmente saliendo de su hogar esperando poder despejar su mente de la manera más conveniente posible; lo que significaba llevar todas las emociones que sentía a sus lápices, libretas, pinceles, pinturas y hojas especiales. Todo lo que ahora rondaba por su mente era poder tomar lo mejor de los paisajes que había visto tanto en Mystery city como en París, transformándolos en ambientes utópicos donde la paz reinaba entre selenitas y solarios, si fuese por él mismo se mantendría dibujando en la tranquilidad de las catacumbas, rodeado de un silencio que lo llenaba de tranquilidad, sin embargo, su noche no parecía tomar ese rumbo.
Finalmente se había decidido en decirle a Ezrael que debían de verse para aclarar todo lo que tenían entre ellos, necesitaba decirle que la verdad no se encontraba molesto con él y mucho menos lo odiaba, así que después de terminar un par de mensajes con el modelo para verse al día siguiente, ocurrió lo inesperado. A lo largo del camino que llevaba al laberinto se había escuchado sollozar una sombra, la cual pasó a gritar… Aunque esos gritos no parecían ser de… ¿una sola sombra?
Una parte lógica dentro de su cabeza le decía que no debía meterse en asuntos que no lo involucraran al cien por ciento, sin embargo, la moral y el corazón de pollo que tenía lo hizo preocuparse por las voces que había escuchado, tiro lo que tenía en sus manos para poder correr con desesperación al lugar donde había escuchado todo, pero, al llegar no había nada en lo que parecía ser la escena del crimen, busco algún indicio de lucha, sin embargo, a su nariz desarrollada solo llego un aroma selenita ¿felino? El cual lo llevó hasta una tierna gorra de conejito, lo cual no solo se le hizo tierno, sino, que también le parecía tétrico encontrar eso en un lugar como el laberinto.
“Mierda, si no lo encuentro ahora podría correr peligro en perderse” Pensó para sí mismo, y antes de poner en marcha a su nariz para poder encontrar al chico perteneciente de la gorra, sintió un escalofrío horrible en su espalda, algo le decía que no podía haber nada bueno en todo eso; trato de gritar, pero una fuerza descomunal lo había empujado escaleras abajo, tardó unos segundos en ponerse de pie nuevamente y aunque se encontraba parado el golpe lo había aturdido haciendo que se tambaleara un poco.
Con la fuerza necesaria volvió a correr por cada uno de los pasillos, como un idiota comenzó a perderse por los caminos del laberinto, no era que deseara perderse, más bien era que seguía algo atolondrado por el putazo que se había dado al caer.
La sombra que lo había empujado volvía a gruñir con cierto enojo detrás de Daiki, era aterrador pensar en esa escena, lo único que quería era llegar ya sea a la superficie o a la entrada de su ciudad…
Un par de voces lo hicieron sentir cierta emoción al pensar que ya se encontraba más cerca de la salvación y podría tomar aire para recomponerse, sin embargo, la sonrisa que se había formado en sus labios desapareció al ver que era otra sala del laberinto, con la única diferencia de que se encontraba un trio de chicos asustados frente suyo–. No deberían estar aquí –habló con preocupación irguiéndose en su lugar para verse como alguien fuerte–. Deberían de… –esas palabras quedaron en el aire ya que nuevamente la sombra se había aparecido en la escena, con la diferencia de que lo había tomado por su pie y lo había lanzado a una pared cercana a los chicos. Necesitaba ayudar a los chicos indefensos por lo que su lobo interno lo hizo levantarse de manera rápida poniéndose como escudo frente ellos–. ¡Quédense atrás, esta cosa tiene mucha fuerza!
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Post by Liam Vidal on May 11, 2022 5:14:17 GMT
Liam miró a sus amigos, ninguno parecía tener la más mínima idea sobre qué decisión tomar ante tantas por delante. No los culpaba, él tampoco sabía que hacer, y en el momento justo en que parecía capaz de tomar una decisión, pasos cercanos se escucharon hasta que alguien salió de entre los siete caminos que ofrecía aquella sala del laberinto.
Fue como un deja vu, pues momentos atrás, cuando se encontraron con el primer desconocido fue en aquellas circunstancias, con la diferencia de que este parecía más cuerdo y llevaba ropa decente. Aunque parecía muy sucio de la cara y ropa por alguna razón.
—Dude, ¿cómo llegaste aquí?, ¿sabes cómo salir? —Ni siquiera obtuvo respuesta cuando le vio ser aventado por los aires. Por instinto, Liam posó una mano sobre el pecho de sus amigos para hacerse todos atrás—. ¿Qué mierda? —Incluso el chico se levantó, ¿pero cómo? Con un golpe así, cualquier persona normal quedaría noqueado—. ¿De qué cosa hablas? Aquí no hay nada —Hubo silencio, pero era del tipo aterrador. Era una sensación similar y peor a la que se tiene cuando se es un niño; un niño que ve hacia la oscuridad y siente temor por la incertidumbre de descubrir algo tenebroso en la oscuridad.
Fue entonces cuando oyó el gruñido, ¿y lo peor? Se escuchó por toda la habitación.
Pasos siguieron de aquel ruido, y fue como si los rodearán. En cuanto se detuvieron, estos se movieron con una rapidez en la que fue difícil reaccionar. Si antes Daiki había volado, la criatura empujó a todo el grupo junto al otro lado de la habitación.
Daiki rodó en el suelo, Noah llegó a una de las esquinas de la habitación, Liam voló casi más lejos hasta dentro de uno de los caminos, ¿y Hyo-ri? Estaba casi seguro haberlo visto caer de pie, quizás era su imaginación. Después de todo su vista no era la mejor en la oscuridad.
—¡Escojan un camino! —indicó, alzando la voz tan alto como pudo—. ¡Corran!
No se movió hasta oír que todos se levantaran y corrieran en dirección a los túneles. Más a sus pies, a cinco metros de él, un grito inhumano aturdió sus oídos dejando como secuencia un pitido que aturdió su audición. Si aquella cosa había decidido correr hacia alguno de ellos, Liam ya no pensaba esperar. Corrió tan rápido como pudo, dio vuelta a la derecha, creyendo que su camino convergería con el de Hyo-ri, pero por más decisiones que tomara no encontraba a nadie y con la oscuridad todo era tan difícil.
—¡Noah, Hyo-ri! —Los llamó en la oscuridad, y al apenas dar una vuelta a la izquierda, sintió como chocó contra algo, ¿o sería contra alguien?—. Tú... —Lo había tumbado al suelo, pero lo recordaba. Alto, de hombros anchos; no podía ser Noah, lo más posible es que fuera aquel tercer desconocido—. ¿Qué demonios es esa cosa? —Se apoyó de una de las paredes para levantarse y jaló consigo a Daiki—. ¿Qué nos trajiste hacia nosotros? —Un grito detrás de ellos, pero se oía lejos. Quizás ese algo había encontrado a uno de ellos y le pisaba los talones—. Levántate. Debemos buscar a mis amigos y salir de aquí.
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Post by Hyo-ri on May 11, 2022 23:43:16 GMT
No estaba seguro si ver una nueva cara era alentador. Cualquier duda se vio clarificada cuando la llegada del recién llegado no hizo ningún cambio y lo que sea que fuese esa criatura en la oscuridad, los lanzó cual muñeca de trapo.
Era un felino, era natural caer en cuatro patas; sus uñas rasgaron el suelo, su cola meciéndose de un lado a otro, buscando equilibrio. Calma, debía conservar la calma. Pensar en qué era lo que estaba atacándolos. Una sombra, entonces la lampara le quemaría cómo momentos atrás al chico… ¿y si no era una sombra? Alumbrarlo podría causar su ira; bien podría ser un fantasma, ¿y si era uno de esos wendigos?, jamás había visto a uno, pero seguro que gruñían de esa manera.
Tanteó su ropa, buscando la lampara o su celular, no había nada; quizás eran los nervios. Sus garras estaban listas para defenderse, más sabía que contra un enemigo que no podía ver, era ta inútil como usarlas para cortar aire. Retrocedió; notando que a pocos pasos estaba Noah, ¿y Liam?, ¡oh!, mal momento para estar cerca del que había culpado de todo aquello… quizás podría culpar al recién llegado y congraciarse con Noah.
—Muévete greñudo, no te quedes ahí esperando a que nos desgarren —por un momento la criatura atacante parecía haberlos olvidado a ellos dos; sería ofensivo de no ser porque no quería enfrentarse.
Fue hasta la orden de escoger un camino, que comenzó a moverse, esperando a que Noah y compañía lo siguieran. Pensó en el camino que ascendía de manera imposible, ¡si iba arriba, debía de llegar al mundo solario! Pero ni siquiera pudo alcanzar las escaleras. Lo que sea que los perseguía, lanzo con fuerza una roca, golpeando el techo y provocando un derrumbe que bloqueó aquel camino.
Cubrió su rostro de los escombros, desconcertado apenas unos segundos por lo sucedido. No había tiempo que perder, y esta vez sabiendo que ya todos estaban cerca, una de sus manos tomó a uno de sus amigos, su cola se enredó en la mano de otro, creyó que Liam, para indicarle qué corrieran.
Sabía que no tomó al desconocido; no tenía fuerza para llevar a alguien de su tamaño. Otro estruendo, un fuerte gruñido, incentivo para correr por el camino de escaleras abajo. No importaba si llegaban a Mystery City, encontraría la manera de justificarlo, todo era mejor que estar atrapado con aquella cosa.
Los escalones eran resbalosos y un fuerte olor a moho y humedad se impregnaba en el aire. Pero el clima era cada vez mas frio, como el de la noche y el sonido a motor y claxóns se apreciaba a la lejanía. A lo lejos, en aquel oscuro pasillo, se podía apreciar pequeños rayos de luz adentrándose desde el techo, iluminando lo que creía era una escalera de piedra y metal, propia de los mausoleos subterráneos ¿era su salida a Paris? Ya sabía que Mystery City formaba parte de las catacumbas, ¿saldrían al cementerio? De haber prestado atención habría notado fragmentos de huesos de hacía décadas en el suelo.
—Liam, Noah, corran, ¡ahí esta salida! —habría dicho el nombre del otro, pero lo desconocía y honestamente, no le importaba tanto un desconocido—. Grandulón —le llamó; Noah había tenido razón al decir que pelear no era una opción, pero quizás ese chico era un poderoso ni qué podría salvarlos con su garrote o alguna especie tan genial como un dragón—. ¿Tú también eres un…? —su voz, suficientemente queda por lo cansado que le era hablar y correr, se ahogó cuando la pared fue rasgada.
Nuevo escombro comenzó a caer sobre ellos, pero apenas pequeñas piedras. El problema fue cuando de nuevo fueron arrojados y esta vez no tuvo tanta suerte de caer de pie; quizás por el espacio tan reducido de aquel lugar.
—¿Están bien?, muévanse, muévanse —estiró su mano hacia Liam, su mirada apenas desviándose para ver momentáneamente a Noah y después al moreno. Era momento de seguir, comenzó a gatear; ahora si que le era difícil, tal vez por una torcedura, tal vez por los rasguños de sus piernas—. ¡Ahí!, ¡ahí parece una salida!
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