Post by Noah Voljär on May 13, 2022 4:20:25 GMT
El tiempo avanzaba a pesar de no parecer que lo hacía; sin embargo, ya no fue precisamente el gruñido del camino lo que le hizo dar un sobresalto. Notó la silueta de una persona incluso más alta que él, cosa que le hizo estar a la defensiva hasta que lo notó un poco más de cerca...no lo conocía, pero sin duda se veía mucho más decente que los otros chicos que se habían encontrado en el subterraneo, cosa que hizo que su cuerpo dejara de tensarse por un instante.
Pero nuevamente un estruendo lo hizo tensarse, el muchacho más alto había sido arrojado a una de las paredes del laberinto como si de un simple muñeco de trapo se tratase. Pero ¿Qué demonios había sido eso? Ya no era solo que el lugar estuviese oscuro, sino que genuinamente no había silueta algunba que se vislumbrase en la penumbra.
—¿Cosa...?— Susurro, seguido de un silencio agobiante y, después, un gruñido que hizo que sus timpanos dolieran ligeramente ¡Estaba ahí! Y, tan fácil como lo había sido con el muchacho mayor, los tres fueron arrojados con una sencillez que daba miedo. Noah pudo sentir el golpe al estamparse contra una de las paredes de las catacumbas, estando aturdido por un par de segundos, tratando de recomponerse ¡Era demasiado para procesar siquiera!
Pero escuchó la indicación, había que correr, correr si no querían ser atrapados por una de esas cosas. Todo fue meramente instintivo, no podían darse el lujo de detenerse a pensar por cuál camino ir, o siquiera a ver si había algún indicio de que ya habían estado ahí ¡Esto era vida o muerte en serio! Los derrumbes que llegaban a impedirles el paso para subir era lo que en un punto casi le hacía pensar que en serio iban a morir ahí... Todo parecía tan tragico, tan desesperanzador hasta que, finalmente, estrechando con fuerza la mano de Hyo-ri, estuvieron cerca de una salida ¡Era una salida! el sonido de los primeros autos de París en las calles era el que delataba de dónde venían, y aunque aliviado, sabía que no podía clamar victoria, no aún.
Nuevamente fueron arrojados cual muñecos de trapo, esta vez incluso la criatura parecía más molesta, reflejandose en la fuerza del golpe. Su mirada se fue un momento hacía los tres chicos que estaban con ellos, hubiese querido saber más del otro chico, pero parecía que no había más tiempo que perder.
No supo si era la adrenalina del momento o algo más, pero sacó la fuerza suficiente para moverse con rápidez y finalmente abrir aquella compuerta que mantenía en la penumbra su camino por las escaleras. Los primeros rayos del sol asomaban por el horizonte, haciendo que Noah entrecerrase los mismos de inmediato, tan acostumbrado a la oscuridad del lugar, que sentía que se le habían quemado los ojos en ese momento.
—¡Liam, Hyo-ri!— Gritó hacía los otros chicos, sin poder llegar a ver al último...¿A dónde se había ido? —¿Q-qué demonios fue eso...?
Pero nuevamente un estruendo lo hizo tensarse, el muchacho más alto había sido arrojado a una de las paredes del laberinto como si de un simple muñeco de trapo se tratase. Pero ¿Qué demonios había sido eso? Ya no era solo que el lugar estuviese oscuro, sino que genuinamente no había silueta algunba que se vislumbrase en la penumbra.
—¿Cosa...?— Susurro, seguido de un silencio agobiante y, después, un gruñido que hizo que sus timpanos dolieran ligeramente ¡Estaba ahí! Y, tan fácil como lo había sido con el muchacho mayor, los tres fueron arrojados con una sencillez que daba miedo. Noah pudo sentir el golpe al estamparse contra una de las paredes de las catacumbas, estando aturdido por un par de segundos, tratando de recomponerse ¡Era demasiado para procesar siquiera!
Pero escuchó la indicación, había que correr, correr si no querían ser atrapados por una de esas cosas. Todo fue meramente instintivo, no podían darse el lujo de detenerse a pensar por cuál camino ir, o siquiera a ver si había algún indicio de que ya habían estado ahí ¡Esto era vida o muerte en serio! Los derrumbes que llegaban a impedirles el paso para subir era lo que en un punto casi le hacía pensar que en serio iban a morir ahí... Todo parecía tan tragico, tan desesperanzador hasta que, finalmente, estrechando con fuerza la mano de Hyo-ri, estuvieron cerca de una salida ¡Era una salida! el sonido de los primeros autos de París en las calles era el que delataba de dónde venían, y aunque aliviado, sabía que no podía clamar victoria, no aún.
Nuevamente fueron arrojados cual muñecos de trapo, esta vez incluso la criatura parecía más molesta, reflejandose en la fuerza del golpe. Su mirada se fue un momento hacía los tres chicos que estaban con ellos, hubiese querido saber más del otro chico, pero parecía que no había más tiempo que perder.
No supo si era la adrenalina del momento o algo más, pero sacó la fuerza suficiente para moverse con rápidez y finalmente abrir aquella compuerta que mantenía en la penumbra su camino por las escaleras. Los primeros rayos del sol asomaban por el horizonte, haciendo que Noah entrecerrase los mismos de inmediato, tan acostumbrado a la oscuridad del lugar, que sentía que se le habían quemado los ojos en ese momento.
—¡Liam, Hyo-ri!— Gritó hacía los otros chicos, sin poder llegar a ver al último...¿A dónde se había ido? —¿Q-qué demonios fue eso...?