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Post by Adrin Mc'Coil on Apr 6, 2022 17:46:17 GMT
Se vio al espejo una última vez satisfecha con su apariencia pues pese a que la cita doble a la que iban era casual, al fin y al cabo era con su jefa y su esposo y Adrin no quería dejar una mala impresión. Se detuvo un momento preguntándose el por qué de ese deseo, no tenía tanto de conocer a la lobo y su opinión de ella la debería de tener sin cuidado.
- Te ves linda como siempre - la voz de Kleith interrumpió sus pensamientos. Adrin lo volteó a ver, se encontraba recargado en el marco de la puerta de la habitación listo ya para salir.
- Tú tampoco te ves mal - le contestó sonriendo de lado y caminando hacia él dejando atrás los pensamientos que momentos antes tenía. Al llegar a su lado, se tomaron de la mano y salieron de su casa.
El camino hacia les Champs-Élysées fue ameno y se le pasó rápido a la arconte. Habían salido con horas de anticipación para poder dar un paseo por las calles parisinas antes de verse con Astrid y su esposo. Quince minutos antes de la hora ambos ya se encontraban en el Arco del Triunfo, el lugar perfecto para reunirse y de ahí decidir a dónde querían ir pues con tantos restaurantes, bares y cafeterías cerca tenían opciones de donde elegir. Ambos platicaban amenos en lo que esperaban y después de un mal chiste por parte de él, la chica se rió olvidando por un momento donde estaba y a quien esperaba.
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Post by Leonardo Benedetto on Apr 7, 2022 13:11:59 GMT
Leonardo y su esposa Astrid, acordaron tener una salida casual con Adrin y Kleith, la idea principal era divertirse con nuevas amistades a quienes ya por motivos del trabajo de su esposa, habia estado tratando con la joven. Los dos se prepararon para poder salir ya caida la tarde para que el vampiro no tuviera inconvenientes con el sol, aun asi, Leonardo siempre solia vestir con una gabardina de capucha y guantes de piel por si acaso.
Se miró su traje casual por ultima vez -Va benne, tutto perfetto.- Se sonrio y se aplicó unos ultimos toques de su perfume preferido con aroma a fresco. Volteo a ver a su esposa para admirar su belleza natural. -Estas maravillosa como siempre, amore mio.- Halago a su mujer que ahora tenia un encanto dificil de explicar para él, algo que aun lo embelesaba mas que siempre.
En el exterior de la residencia de Paris, ya los esperaba Yuta que los habria de llevar al lugar donde quedaron de encontrarse con los jovenes. Como en la mayoria de sus salidas, Leonardo y Astrid contarian con el apoyo de Leon quien estaria al cuidado de sus queridos nietos.
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Post by Kleith Lloyd on Apr 8, 2022 23:57:50 GMT
Cuando Adrin le dijo de la cita doble se sorprendió por la noticia. Casi siempre que salían con alguien más era porque alguno de sus conocidos o amigos los invitaban a salir así que saber que ahora la invitación venía de ella, lo hizo sentir muy feliz. Vio su calendario del trabajo y para su gran suerte tenía ese día libre por lo que le propuso a la chica que aprovecharan para pasear por las calles de París como hace tiempo no lo hacían.
Llegado el día, después de estar listo se quedó mirando cómo la chica terminaba de arreglarse y le llamó la atención el cuidado que estaba teniendo en su apariencia. Sabía que la chica no solía esforzarse con sus atuendos, desde que ya no le era necesario prefería vestir de forma práctica salvo en ocasiones especiales. Sonrió con una pequeña sonrisa, en su cabeza pensó que no importaba qué usara, Adrin siempre se veía fantástica.
Después de un breve intercambio salieron por fin de su casa. El camino se le hizo y en realidad todo el rato que estuvieron sólo ellos dos se le pasó como en un suspiro. Amaba los días en que podían salir y divertirse además que la curiosidad de por fin conocer a la jefa de su novia lo carcomía cada vez más y más pues la chica le había dicho que le recordaba a su mejor amiga y no podía esperar para ver qué tan parecidas eran. Mientras esperaban a que aparecieran, le dijo alguna tontería a la chica al respecto a lo cual Adrin se rió de buena gana y Kleith no pudo más que verla embelesado. Distraídos como estaban los dos, ninguno tenía forma de saber si Astrid y Leo ya habían llegado.
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