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Post by Nereo Silvereel on Jun 15, 2022 7:59:21 GMT
Desde la asamblea organizada por el Magisterio las cosas habían estado tensas. Había problemas en el trabajo ante los fatídicos casos sin resolver, su pareja se había desaparecido despues de intentar golpearle en la reunión y sus amistades le gritaban que despertara, causando inconformidad de ambos lados. De hecho, Renan, uno de sus conocidos más cercanos, le había dicho que se reunieran para hablar al respecto una vez que llegara de su viaje a Alemania, y así fue.
Nereo llegó temprano a un pequeño café en el Distrito Fauna, donde había citado al albino. Era un local de decoración moderna, con grandes ventanales que dejaban pasar la luz a través de ellos y que dotaban al aura de una sutil calidez. "Es un bonito día" Pensaba esbozando una leve sonrisa al observar el paisaje detrás del vidrio. Sin embargo, la calma en su gesto se borró pronto, dejando escapar un pesado suspiro. — Es un lástima. — Murmuró al repasar el motivo de la reunión.
Para matar un poco el tiempo, el Magistrado se limitó a pedir una taza de café negro, pensando que le ayudaría a que la espera se volviera menos tortuosa, pero no fue así. Estaba nervioso; quizás demasiado. Sabía que el agente era puntual y responsable, por lo que ser plantado no le preocupaba, pero sí algo más. Renan le había dicho de antemano que quería hablar sobre su secretario; sobre sus actitudes y la manera en la que le trataba, por lo que no podía evitar sentirse afligido. Sus manos se aferraban a la taza de porcelana mientras se perdía en su reflejo, poco a poco profundizando en sus propios pensamientos. "Sé lo que dirá. No es la primera vez que pasa" Se repetía, arremolinándose ante sus propias ideas. Afortunadamente, una voz familiar logró sacarle de aquel ciclo. — Ah-... Renan —. Llamó a su nombre entre sorprendido y avergonzado, pues ni si quiera se había dado cuenta de su llegada. — Es bueno verte. Toma asiento —. Propuso señalando el sillón en el extremo contrario.
No era difícil notar que se veía cansado. Tenía las ojeras marcadas, cosa que no era rara debido a la cantidad de trabajo a la que se anteponía pero sí extrañaba ante su peculiar fijación respecto a su propia apariencia. —¿Quieres una taza de... Sangre? Aún me cuesta entender si prefieres eso o café, pero pide lo que quieras. Yo invito — Cuando menos intentó que el inicio de la conversación fuera amena, pues sabía que la platica por venir sería larga; larga y difícil...
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Post by Renan Milovan on Jun 16, 2022 19:51:48 GMT
Después de su última charla con Nereo, Renan quiso dejar los problemas de pareja del rubio a un lado por enfocarse en cuidar a su madre y dedicarle la atención que merecía, ésta, sin embargo, de alguna forma percibía que algo estaba pasando, y como de costumbre no le costó nada hacer le contara todo lo que le aquejaba sobre la situación del magistrado.
—Con el carácter que tiene esperarías que no se dejara maltratar así. ¡No lo entiendo, el idiota de Maret estuvo a punto de golpearlo enfrente de toda la ciudad y aún así no parece ver lo mal que están!...—
Su madre dejó que sacara todo lo que traía encima, más le recordó todas las cosas que a veces no podía ver—. Nereo no tiene muchas personas en las que apoyarse, y es por eso que le es difícil salir de esta situación. No necesita que lo regañes, seguro sabe que algo no anda bien. Si se siente incomprendido por ti y por los demás... ¿no crees que sería más fácil que se aferre más a ese tal Maret? Renan, se que es difícil, pero trata de no hacerlo sentir mal por algo que ya le duele.
—¡Esa no es mi intención! —se apresuró a decir lanzándole una mirada ofendida a la bruja, quien simplemente lo miró de vuelta con un semblante firme.
—Que no sea tu intención no cambia lo que provocas...Renan — los ojos de Fran se suavizaron cuando llamó el nombre de su hijo, y estiró una mano para que este la tomara—. Hazme un favor a mí y a Nereo y trata de ser gentil con él. Puedes hacerlo cuando te lo propones, y es especialmente importante ahora.
Tomando la mano de su madre, el vampiro bajó la mirada mientras pensaba en su petición. Quería cumplirla pero le sonaba tan difícil, no porque gozara de ser duro con los demás, simplemente no era natural en el conservar una actitud tan amable cuando estaba molesto por algo.
—Haré lo que pueda —masculló al final, un ligero rubor en expandiéndose en sus mejillas cuando su madre le indicó que se acercara más para abrazarlo y plantarle un beso en la mejilla—. No me premies desde antes, no prometo nada--- ¡Agh!
Ganándose un jalón de mejillas por lo último que dijo, la conversación poco a poco fue cambiando, y el tema quedó a un lado hasta el momento en que ambos regresaron a Mystery City.
Fue Nereo mismo el que se puso en contacto con él para verse una vez que volvió a la ciudad, invitándolo a tomar un café en un lindo local que le quedaba cerca de casa. Le era grato verse por propia iniciativa del rubio, pues le daba algo de tranquilidad que ya tuviera la mente más clara para afrontar lo que tenía que decirle...porque Renan no había tenido mucho tiempo para pensar en la mejor manera de hablar las cosas. Aún con lo ocupado que estuvo con su viaje, cuidar de su madre y atender cosas del trabajo, Renan se había dado tiempo de investigar sobre el tema, además de que sabía desde antes lo que quería exponerle al rubio para que analizara y tomara en consideración, ¿pero cómo decía todo eso...gentilmente? Caminaba hacia el lugar, repasando sus opciones y tratando de convencerse de que no debía preocuparse tanto, más al llegar a la puerta del café sólo suspiró. Podía ensayar cuanto quisiera sus palabras, pero a final de cuentas lo más importante sería mantenerse sereno y comprensivo. Era lo más difícil, pero haría un esfuerzo. Su mejor esfuerzo. Con su mano sobre la manija de la puerta, se detuvo unos segundos antes de quitarse los lentes y pasar para encontrar a su amigo, a quién halló sumido en sus pensamientos. Bastó con que dijera su nombre un par de veces para sacarlo de aquel trance y que lo invitara a tomar asiento. — No te--- — "ves muy bien", fue una de las primeras cosas que pensó en decirle, pero en un instante recordó que no sería una buena forma de iniciar conversación— ¿No te hice esperar mucho? —alcanzó a cambiar su pregunta, su rostro con una expresión neutral hasta mencionó lo de la sangre. Entrecerró ligeramente los ojos un instante para después negar con la cabeza—. Tomaré lo mismo que tú, me gustan las bebidas calientes, aunque no les saque sabor me agrada su calidez —confensó al sentarse cruzado de piernas frente al Magistrado, y se quedó en silencio. De verdad que no sabía como abordar estas convesaciones de una buena manera. — Trajé tus regalos y los de Alphonse —comenzó torpemente, poniendo sobre la pequeña mesa entre ellos dos bolsas blancas con agarraderas de listón dorado—. Mamá...agregó algunas cosas que ella compró y prepaparó. Las galletas que les gustan. Me pidió que te mandara saludos y que te dijera que irá a verte pronto —hizo una pausa, recargándose en el sillón nuevamente— ...Está preocupada por ti, por como la estás pasando con tu trabajo y por lo de Maret —dijo con una expesión que trató de mantener neutral. Llamó a uno de los meseros que iba pasando por su mesa, un pequeño momento para buscar como continuar. Le preguntó a Nereo que era lo que estaba tomando, pidió exactamente eso. — La verdad es que los dos nos preocupamos— admitió, poniendo sus manos sobre sus piernas y dejando caer los hombros al decidir ser directo desde el principio. Era algo que no podía evitar—. Nereo, sé que si aceptaste hablar conmigo es por algo pero necesito que sepas que yo...no estoy aquí para atacar tu relación con Maret porque no soporto a ese es---ex profesor —apretó los labios, evitando hacer una mueca—. Lo menos que quiero es hacerte sentir mal, pero hay algo mal con él y como te trata, y quiero creer que lo sabes, sólo...— "tienes más miedo de perderlo que de que te siga lastimando", apretó sus manos sobre su pantalón reteniendose de decir eso último. Muy acusatorio— ...es difícil —dijo a medias, desviando la vista avergonzado por un segundo— ...es difícil no racionalizar y excusar las acciones de personas que queremos porque las vemos como buena gente — "pero date cuenta de que está siendo un desgraciado y córtalo ya", era su verdadero sentir, pero de alguna forma se resistió de decirlo—. Aún así, espero que puedas escucharme, y entender que lo que quiero decirte es porque veo por tu bienestar. Estoy de tu lado.
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Post by Nereo Silvereel on Jun 18, 2022 7:55:18 GMT
Nereo se mantenía apenado ante la naturaleza de sus propias acciones. Se encontraba disperso; con la cabeza en otro lado, así que por más que quisiese prestarle total atención al albino, tenía otros pensamientos en mente.
Para su fortuna, su contrario no mencionó que algo andaba fuera de lugar. Sintió una leve extrañeza ante la usual perspicacia del vampiro, pero prefirió pensar que no eran señales tan evidentes. En su lugar, el rubio se limitó a arquear una ceja ante la dubitativa de Renan — No. Siempre estás a tiempo —. Dijo para después observar el reloj de su muñeca — De hecho, llegas diez minutos antes —. Puntualizó.
De repente, un par de bolsas decoradas fueron plantadas en la mesa. El envoltorio era de colores blancos y dorados, gama que les representaba bien a él y Alphonse. Su rostro se ilumimó mientras esbozaba una sonrisa genuina. Por un momento, todo gesto de cansancio se esfumó.— No puedo esperar a verla. Fran siempre está pensando en los demás, debió enfocarse en descansar ahora que está enferma — Mientras se asomaba entre el decorado de los obsequios varios recuerdos llegaron a su mente. Nereo era bastante joven cuando entró a trabajar en el DAS; fue eso mismo lo que le llevó a entablar una amistad con Fran y Emil, los padres de Renan, a quienes ahora les tenía sumo cariño debido a las atenciones que le dieron en su momento -y que seguían dándole-. —¿Puedo abrirlo?— preguntó respecto al obsequio que le correspondía. — Espero que me hayas traido ese reloj cucú o me decepcionaré — Comentó en un tono sarcástico mientras abría la bolsa. En ella pudo encontrar una caja de galletas, justo como Renan había descrito, cosa que llenó a la serpiente marina de emoción, aún si trataba de ocultarlo. —¿Por qué no las comemos junto al café? Son mi combinación preferida— Invitó al agente a tomar algunas.
Poco después, el ojiazul sacó también una pequeña caja de regalo que había estado ocultando hasta entonces. La caja era lisa y de color rojo, a excepción de una pequeña nota: "Para Renan". Dentro contenía una bufanda con estampado de cuadros y unos lentes de sol; ambos de buena calidad pues, ahora que era Magistrado, podía permitirse ese tipo de obsequios.
— También quise traerte algo. No solo Fran piensa mucho en los demás, sino que tú también lo haces, ¿lo sabes, no? — Cruzó miradas con su acompañante. Esta vez, procedió con más discreción, pues sabía que el vampiro no era fan de ese tipo de comentarios. Sin embargo, sentía que era algo importante de recalcar en ese momento, en esa reunión. Al final de día, Nereo podía ser muchas cosas, pero no era tonto. Era consciente de que muchos estaban preocupados de su situación, incluyendo a Renan y su madre. — Gracias. A ambos-... Dale las gracias de mi parte y... — Entonces enmudeció, manteniéndose atento a las palabras de Renan. Dejó escapar una risilla, incrédula de que la susodicha estuviera al tanto. — Bueno, sería raro si no lo supiera, ¿verdad? Siempre ha tenido una especie de "sexto sentido" para estas cosas. Aunque para este punto, todo mundo sabe al respecto. — El brillo en su mirada volvió a desaparecer, aunque no hubo mucho tiempo para pensar al respecto ya que el mesero se acercó a tomarles la orden.
Nereo aprovechó el momento para repasar la conversación hasta entonces. Su amigo había mantenido total serenidad, además de haber evitado hacer abruptas menciones sobre detalles que podrían resultarle hirientes al rubio. "¿Está siendo cuidadoso?" Se dijo a sí mismo, observando de pies a cabeza al menor. No le fue difícil atar los cabos para percatarse de ello, pero eso no evitó que se sorprendiera. Las comisuras de sus labios se levantaron, a lo que llevó una de sus manos sobre su boca para disimular. Lo encontró adorable; se estaba esforzando por él. Así que, como el ejemplo a seguir que siempre pretendía ser, el Magistrado también debía hacerlo.
"Gobiérnate, Nereo". Pensó al percatarse de su extrema sensibilidad, contrastante a su usual porte rígido. Sabía que si continuaba así, no podrían abordar el tema de conversación principal, así que hizo todo en su poder por retomar la compostura. Respiró pronfundamente y se acomodó con rectitud en su silla para después darle un largo sorbo a su respectiva bebida. Al colocarla nuevamente en la mesa, su gesto también se presentaba impasible, mostrando la faceta crítica y fría que solía poner en los interrogatorios policíacos.
— Tampoco estoy aquí para limpiarme las manos y fingir que no pasa nada. — Una leve risilla volvió a interrumpirle, prescindiendo sus siguientes palabras. — Sé que me encuentro mal, y que es evidente que no estoy en mi mejor momento. Imagino que lo notaste, porque como tu colega y amigo sé perfectamente que eres un gran observador, así que agradezco también que no lo mencionaras — Porque odiaba escuchar que no se veía bien. — No me gusta admitir cuando no estoy en mi mejor momento, pero confío en tí, Renan, y por eso estoy aquí. Quiero ser transparente, y quiero que tú también lo seas. Quiero escuchar tú opinión respecto a... Todo esto. —. Aferró la mano que tenía sobre la mesa a la taza de porcelana, pues pudo sentir lo propensa que era a temblar.
— Puede que no vea lo que ustedes. No es la primera vez que me dicen que soy víctima de mis emociones, pero genuinamente creo que Maret tiene sus razones para actuar de esa manera. No lo justifico del todo, sólo... Lo comprendo. Y también... —. A pesar de que hasta el momento había intentado cruzar miradas con su contrario, esta vez no pudo evitar fijar los ojos cualquier otro lugar menos en el joven frente a él. — Quiero pensar que así como yo me preocupo por él, él también se preocupa por mí. De verdad lo creo—. Y una vez más, terminó por enfocarse en su propio reflejo.
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Post by Renan Milovan on Jul 26, 2022 8:19:20 GMT
—Ya la conoces. Pero sí, adelante, ábrelos. Encontraras que te traje un reloj tan cucú como tú. Tal como prometí.
Aunque había sido algo torpe la forma en la que inició la conversación sobre los regalos, su rostro reflejó un poco de la alegría y relajación que mostró su amigo cuando puso los obsequios sobre la mesa, e incluso sonrió sutilmente cuando rechazó la invitación de la serpiente marina a compartir las galletas. "Ya sabes que no como", pensó en decir, más se entretuvo viendo al rubio sacar también un obsequio, uno que le pasó al vampiro. La reacción de Renan fue muy distinta, pues no esperaba en lo absoluto recibir un regalo, ni esperaba que Nereo mencionara como pensaba que él siempre pensaba en los demás. Sintió la mirada del rubio sobre él y lo único que pudo hacer fue sonrojarse, sus labios temblaron un poco. Ese tipo de halagos siempre le hacían sentirse extraño—. Supongo que se lo aprendí a ella —se limitó a decir, optando por mejor observar la bufanda y lentes que acababa de recibir antes de interrumpir los agradecimientos de Nereo para comentarle lo mucho que la bruja se preocupaba por él.
Era lindo hacer intercambio de obsequios y apreciarse mutuamente, pero se habían reunido para algo más que eso y no creía que fuera adecuado aplazar lo inevitable.
Fue lo más cuidadoso que pudo de no empezar aquella conversación de lleno con críticas hacia el ex profesor, esperando que Nereo entendiera que no era su intención sólo venir a quejarse de su novio. Relajó un poco los hombros cuando escuchó al otro admitir que no se hallaba bien y no iba a pretender como que sí, pero exhaló sutilmente más pesado cuando lo escuchó defender a Maret. "Es obvio, es su novio, no va aceptar tan fácilmente sus problemas", pensó cuando Nereo dijo que creía sinceramente que el cariño y cuidado entre él y su novio era algo mutuo pese al comportamiento del ex profesor—. Entiendo que procuras a Maret y él te procura también —admitió con algo de dificultad. "No, no entiendo en realidad", quería suspirar pesadamente en su mente. "Si en realidad se preocupara no habría..."—. Pero sabes, hay un par de cosas que no me cuadran, como lo de la asamblea —trató de ser cuidadoso al mencionar aquel evento—, me alegra que al menos no justifiques lo que hizo aquella vez, y está bien que entiendas de dónde viene —dijo lo último casi entre dientes— pero son... cosas importantes que debería hablar contigo desde antes para evitar situaciones como éstas—"Casi te golpea en público, maldita sea", quería gritar, pero tenía que mantener la calma, mantener la calma—. Él sabe bien para quién trabajabas antes y cómo se hacen las cosas allí ¿entonces por qué no habló de como se sentía al respecto contigo antes? No tiene reservas al hablarlo con otros, me consta —suspiró al recordar ese y el otro encuentro que tuvo con el ex profesor antes de la asamblea, aquellos donde sintió que lo estaba usando como buzón de quejas hacia el Magisterio—. Eso y...su tendencia a desaparecerse, no creo que no sea consciente de lo hiriente que puede ser. Aunque tenga sus motivos, debería reconsiderar sus acciones sabiendo que te hace daño —miró seriamente a Nereo al ser directo con aquello, porque no hallaba una forma suave de mencionarlo.
Mientras esperaba que la serpiente le mirara a los ojos, un carraspeo se escuchó a su lado. El mesero de antes había regresado con su bebida, acercándose discretamente para entregarle su orden sin interrumpir. Diciendo el nombre del café como una formalidad para confirmar que era su orden, puso la bebida sobre la mesa y se retiró tan pronto como pudo.
—... — Renan se sintió un poco perdido tras aquella interrupción, pero de todas formas buscó la mirada del rubio como antes de que llegara el mesero—. No es que piense que no te quiere —"pero es ciertamente un desconsiderado y si se preocupara más por ti no haría lo que hace", luchaba por no decir— pero mereces más que cariño. Mereces respeto. Más —se inclinó un poco hacia delante con la última frase, su rostro mostrando una pequeña mueca. Tomó rápidamente el café que habían puesto frente a él y lo llevó a la comisura de sus labios—. Por tus sentimientos, digo —agregó antes de darle un sorbo de su linda taza de porcelana.
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