Right back to where we started (Autoconclusivo)

Con el estómago rugiendo y las pecosas mejillas manchadas de lágrimas secas y tierra, un niño de aproximadamente 13 años se bajó del autobus. Iba vestido demasiado descubierto para la época, con bermudas y zapatillas, pero una sudadera, una enorme mochila que era casi de su tamaño colgada en su espalda lo hacía parecer como tortuga, y con pasos temblorosos salió a la sala de espera de la estación de autobuses.

En las manos tenía una hoja de papel arrugada donde detallaba su plan: 

Tragó pesado mientras ponía una marca junto al paso 6, sorbiéndose la nariz al volver a leer que él y su gemela se habían separado. Sabía que era para lo mejor, pero igual le dolía demasiado, pero ya no quería seguir llorando, pues un niño flacucho y solo llorando en una estación de autobus era pedir a gritos que alguien llamara a la policía y lo regresaran a casa, y no podía permitirlo.

Se detuvo enfrente de la vitrina de la cafetería de la estación, babeando y sintiendo el dolor de su estómago vacío mientras contemplaba una mosca deteniéndose sobre un pay de queso y moras. Se moría de hambre, mataría por una mordida, pero apenas tenía el dinero justo para el taxi rumbo al aeropuerto...

-"Hola."

Una voz chillona lo sacó de su trance. Una niña de su edad estaba parada a su lado, mirándolo con enormes ojos café detrás de unas pesadas gafas rojas. Tenía el cabello de un rubio cenizo y en un par de trenzas, y sus dientes delanteros sobresalían un poco, con frenillos de colores.

-"...Hola"-respondió Finn con timidez, dando un paso atrás y metiéndose las manos a los bolsillos.

-"Tienes hambre?"-dijo la niña ladeando la cabeza, y cuando Finn asintió volvió a preguntar-"Por que no le pides un pastel a tu mamá?"

-"Yo, eh..."-le tomó un segundo pensar, tragando pesado de nuevo.-"No... No tengo mamá"

-"Oh. Te puedo comprar una rebanada con mi mesada si quieres. Pero a cambio me tendrás que acompañar a la oficina de correos. Voy a hacerle unos mandados a mi mamá. Yo si tengo, pero no tengo papá."

Finn no pudo evitar reír ante la última frase, la niña respondiendo con una sonrisa divertida y sacando un monedero de Hello Kitty para pedir dos rebanadas del delicioso pay de queso.

-"Muchas gracias niña, te acompañaré si quieres! Me llamo Finn, como te llamas?"

-"Así se llama también mi vecino! Me llamo--"

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-"AAAAAAH!"

El irlandés despertó de su sueño gritando y cubierto de sudor, su cabello pegándosele al rostro y cuello mientras respiraba agitadamente, frotándose la cara con la mano. Ese era el último recuerdo que tenía antes de 6 años de oscuridad en su mente, y era un recuerdo que se repetía casi cada noche... era una tortura. Quería saber quién era esa niña, quizá ella podría ayudarle a recordar pedazos de su pasado... pero como iba a encontrarla su el recuerdo siempre terminaba antes de siquiera recordar el nombre?