Post by Soma Al-Jamil on Jul 5, 2022 4:40:51 GMT
Esta era una de esas pocas veces en donde coincidían las vacaciones de su universidad con las de su trabajo, si es que se pudiera decir que en este ultimo las tenía. No quería pensar mucho en ello, pues las cosas últimamente habían resultado difíciles e incluso se había visto corto de dinero.
Es por ello que no dudó en aceptar aquella peculiar promoción de unas vacaciones. Claro, le habría encantado ser el ganador de por al menos una carpa en la playa y relajarse en la arena lejos del bullicio de los hoteles, pero no era malo el haber ganado un empleo de verano en la playa, con algunos días de descanso. No era su ideal de desconectarse del mundo para aliviar el estrés, pero había dinero de por medio y quizás incluso conseguiría propinas, ¡solo tenía que ser encantador! O al menos esa era su intención, pues se había inscrito como animador.
No tenía problema con trabajar, al final para eso estaba ahí, pero llegar directamente a desempeñar su papel después del largo viaje hasta allá, sin siquiera tener un momento para refrescarse le parecía excesivo. Ahora se sentía exhausto, como si hubiera sido golpeado una y otra vez, y en parte era real, pues todo el día había recibido golpes con la pelota de niños y jóvenes jugando en las albercas. Además, su rostro dolía a causa de forzar su sonrisa por horas, ¡y para él era normal sonreír! Que no se malinterpretara, pero no de esa manera excesiva y falsa que se requería para contagiar a los huéspedes del hotel.
¿Dónde estaba su cama? Había escuchado que compartiría habitación con muchos y cama con uno mas, cosa que no era de su agrado; ¿y si le tocaba alguien que no se bañaba?, ¿o alguien que olía perro? Bueno sería interesante.
Avanzó en la habitación a oscuras, notando como varios de sus compañeros ya estaban profundamente dormidos. A él la idea de poner su cabeza contra almohada y dejarse envolver por los brazos de Morfeo no le parecía tan atrayente, no aún; quería tomar una toalla, cambiar su ropa y dar un paseo por las instalaciones, disfrutar de aquella playa cuando los turistas descansaban.
Guiado con la lámpara de su celular, encontró su maleta al fondo de la habitación a los pies de una cama vacía. En la cabecera, pegado con una etiqueta blanca estaba escrito “Al-Jamil”, indicándole qué, efectivamente, esa era su cama o al menos su lado del colchón. Alumbró el otro lado, esperando leer el nombre del que sería su compañero de cama “Smirnova”, el apellido le parecía familiar.
—Debe de ser común —se encogió de hombros, sin prestarle más importancia.
Supuso que al día siguiente conocería a su compañero o quizás después de su paseo, si es que no lo encontraba ya dormido. Tampoco es que necesitara llevarse bien con él, solo iban a dormir juntos. Sonrió tan la idea, sin poder evitar pensar cuántas bromas podría sacar de ello.
Y fue cuando lo percibió, había alguien más despierto, un recién llegado; ¿tendría suerte y no iba a esperar a la mañana? No levantó la mirada, al final en la oscuridad apenas y lo podría distinguir, más se esmeró en sonreír discretamente, incluso casi burlón.
—No pienses que dormiremos entrepiernados —hizo el comentario al aire y en un susurro—. Primero tendrías que invitarme una bebida —perfecto para romper el hielo.