[Priv.] Anécdotas de café, té y otros sabores

Miró su reloj, iba con varios minutos de adelanto. Había quedado de verse con Alexa para ir a una cafetería y así poder hablar los dos de sus respectivas experiencias respecto a las cosas raras que habían estado pasando y es que, aunque ambos se habían expresado el día de la reunión en el Louvre, no era lo mismo hablar para un grupo que platicar entre amigos.

Rememoró ese día por un breve momento, había esperado ver a Alexa entre el grupo de gente y de cierta manera se había sorprendido de verla ahí pero también se sintió aliviado. Ese día ver caras conocidas lo había hecho sentir acompañado en lo que él consideraba una locura y es que hasta antes de vivir en París nadie le había creído lo que podía ver y saber que más gente no sólo veía cosas sino que también había experimentado las mismas cosas le traía tranquilidad. Sonrió relajado, se sentía bien tener gente que le creyera.

Sintió su mochila removerse y soltó una risita, seguro era Ares acomodándose. Desde hacía un tiempo cada que salía tenía ya la costumbre de llevarse a ambos espirits consigo, sólo esperaba que Ares se portara bien con Alexa. Otro tirón en su ropa lo hizo voltear a ver en la dirección que lo jalaban, Palla le estaba avisando que Alexa ya estaba cerca.

Drystan sonrió en cuanto la vio a la distancia desde los eventos en Tahití y después de la reunión había tenido muchas ganas de sentarse tranquilamente a charlar con ella.