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Post by Blaze Hattson on Oct 3, 2022 18:15:50 GMT
El mar de flores y luces colgantes inundaron el jardín del viñedo, aquel donde el joven elfo había entregado el anillo meses atrás. ¿Podía ser más poético? La maqueta a escala cotorrito había cobrado vida frente a sus ojos, replicando cada detalle que la pareja había planeado con tanto esmero, entre arreglos temáticos y centros de mesa coloridos, el ambiente festivo superaba con creces cualquier sobriedad. Las complicaciones usuales durante el proceso de organización y montajes se veían tan pequeñas ahora, pues hasta las cosas malas como no conseguir el tono de amarillo que buscaban habían resultado en un mucho mejor tono que hacía brillar los adornos con el Sol, o que el gazebo de madera propio del viñedo terminó fungiendo de altar en lugar del arco de flores original, haciendo todo más llamativo y vibrante. Suerte o buen karma, aquel era el día de mayor dicha en sus vidas. Amigos y familia presentes completaban la visión de los tórtolos que no cabían de felicidad, risueños y cursis como solo ellos podían ser. ¿Qué más podían pedir? El mundo podía caerse a pedazos a su alrededor, y ellos caerían con una sonrisa. Como marido y mujer. El mejor equipo, aquel que siempre habían sido, desde el primer momento en que decidieron jugar juntos entre los árboles cuando eran niños. Estaban listos para lo que fuera, ya fuera revolución o paz, porque lo único que valía más que darlo todo por una causa: era vivir para cumplirla.
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