Dulce... Y truco [Autoconclusivo]

El esperado día de Halloween llegó, y con él un pequeño momento de emoción para no pensar en las cosas malas que le esperaban a los futuros padres de vuelta en París. Por ahora, el avanzado embarazo de Valery era la prioridad, y con la condición de que sus herederos debían nacer en territorio escocés, la pareja ya llevaba varias semanas en Escocia, por lo que la fiesta se llevó a cabo en el castillo de los Moray. Lo cual honestamente era mucho mejor que el año pasado donde todo terminó en pelea de bar, ¿pues qué mejor que un castillo para celebrar en disfraces?

Como un chiste local por la recientemente fallecida monarca, Val y Rory se disfrazaron de reina y rey, con trajes que fácilmente podían utilizarse en una película victoriana, llenos de bordados intrincados y utilizando joyas verdaderas de la familia. Tal vez hería la sensibilidad de algunos invitados, pero eso solo lo hacía más memorable, dejando en claro sus intenciones.


Además, el hermanito de Rory ayudaba bastante al añadirle el “factor ternura” vistiéndose de escudero junto con Doctor. Y vaya que Leith era feliz presumiendo que su hermano y cuñada lo habían incluido en su disfraz en conjunto, incluso cargando al corgi para mostrar sus vestuarios iguales. El niño sonreía tanto que Rory no podía hacer otra cosa sino contagiarse, siguiéndole el juego de entrar en personaje de vez en cuando, hablándole rebuscado y pidiéndole tareas simples que supuestamente eran encargos del rey; como ir a ver a los demás perros, traer bebidas para la reina, o buscar algún objeto perdido que en realidad estaba a plena vista.

La noche era simplemente perfecta, tanto que el joven vampiro no pudo ocultar su desconcierto cuando Valery se despidió temprano. Podía justificarla, claro, estaba en el último mes de embarazo, aun si Halloween era su celebración favorita, el dolor de espalda y cansancio debía ser insoportable… Sin embargo, de vuelta en la habitación, la mujer no parecía agotada físicamente, sino fastidiada de manera personal. ¿De los invitados? ¿De la familia? ¿De él? Peor aún, porque no terminó esa noche.

A él le asustaba cómo parecía aislarse cada vez más, sobre todo porque: entre más comprensivo era Rory, más enojada parecía Val. Ni siquiera celebraron el cumpleaños de la vampiresa unos días después, tan solo viendo películas de musicales en familia y comiendo pastel. Y aunque al menos esta vez no pidió regresar antes a la cama, su esposo no podía dejar de pensar en lo que sucedía. Si esa era la famosa depresión posparto, que ni siquiera había llegado… ¿Entonces se pondría peor al nacer su hija?