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Post by Carel Helland on Jan 4, 2023 6:05:01 GMT
![](https://i.etsystatic.com/18302905/r/il/b0773c/1858269220/il_570xN.1858269220_hsq0.jpg) Esperaba que tanto tiempo y planeación valieran la pena. Los días de ambos trabajos no los extrañaba tanto. Luego de tal advertencia, era lo que menos le preocupaba.
Dos días se dio para preparar los bártulos, reparar su vieja mochila y almacenar muestras de hierbas que... dudaba mucho que sobrevivieran luego del viaje improvisado que decidió en ese poco tiempo.
"Qué desperdicio..."
Al final, aprovechando que era de noche, salió a la jardinera de en frente para trasplantar algunas, a las demás tendría que tirarlas lejos.
"—Escucha, Carel, sabes que no suelo meterme en otros asuntos, sólo oírlos —vio el mismo humor característico de su jefa, sin embargo, en una pequeña porción que daba miedo—... Pero, he oído cosas acerca de ti y..., no me gusta a dónde se dirigía eso...".
¿"Un grupo"? ¿"La matanza de sus padres"? ¿Qué mierda estaba pasando?
Terminó la conversación en que buscaban algo de la mansión en donde pasó sus primeros años de existencia, donde dejó atrás y no le importaba lo que le hiciera el paso del tiempo y otras criaturas. Pero si después llegaba la señorita Nakamura a contarle un relato así de denso donde, en resumen, buscaban su corazón y otras joyas de su familia... No sabía ni qué pensar.
Tenía años que no pisaba Noruega, ¿qué les hacía creer que él estaba interesado en esas mierdas? Talvez están por ahí en una caja fuerte o algo... ¿por qué le tienen que meter en esto por el simple hecho de ser hijo de sus víctimas?
Como prueba de que decía la verdad, su jefa le entregó un viejo reporte de ellos: los rostros de sus padres presentes en primera plana en viejas fotografías, con detalles que sólo los responsables sabrían lo que ocurrió esa noche.
Ni siquiera él, el único "sobreviviente", estaba tan enterado de lo que había pasado.
Al terminar y subirse la mochila otra vez, fue caminando sin mucha prisa al estar semi acompañado en las calles iluminadas con faros y el reflejo de estos con el río; no lucía como una alcantarilla así.
Iba pensando que se sentiría como en casa cada que visitara un cuerpo marino así de susurrante, tranquilo; siendo sólo otro que conversaba en su propio idioma cada que se moviera.
Y justo que iba a tomar la salida del Distrito Acuífero, se acordó de la segunda persona que había terminado de conocer profundamente en más de una noche o cualquier día: Angus.
¿Sería cruel irse sin más? ¿Sin aviso?
—...
Quedó mirando el pasadizo oscuro y húmedo, con esa gotita de agua que resonaba en todas las paredes, algo así de pequeño podía ser tan escandaloso, similar a un incesante reloj con su abrumador "tic tac" cuando tienes los días contados.
"Tienes que irte de aquí", "No me cuestiones porqué, sólo vete unos meses hasta que te pierdan la pista otra vez", "Haz lo que quieras pero, ¡lárgate si no quieres que te termine de matar yo!".
La aguda vocecilla de la señorita Nakamura no dejaba de joderle más. Se entremezclaba con el timbre de voz de Angus, sus cumplidos, su mirada...
¡Pero, por favor! No sería la primera vez que abandonaba a un amante sin previo aviso, a alguien que haya querido compartirle techo o información... ¿Por qué no podía simplemente desaparecer como siempre?
"Simplemente no se lo merece..."
—... —soltó un gruñido antes de regresar e irse para el Distrito donde estaba su bar.
Sabía que podría arrepentirse, pero así sería en ambos casos: arrepentirse por haberlo dejado sin aviso, posiblemente, no volvería a regresar y sería definitivo. Por otro lado, se arrepentiría de decirle todo esto en la cara, ¿qué hará si se ponen sentimentales? ¿Si cuestiona lo legítimo del caso?
"Sólo dejaré todo lo que putas quieran en la entrada, y que no me vuelvan a joder". "No va a ser tan drástico".
Ahora que había tomado mejor complexión y tenacidad en correr, no se cansó (demasiado) en recorrer el camino hasta el bar. Si quería irse aprovechando la noche del exterior, tendría que despedirse y ya. Debería ser sencillo, ¿no?
Suspiró antes de entrar, sin retirarse la chaqueta ni el sombrero, sin querer llamar la atención de todos los presentes. Avanzó hasta la barra donde regresó a verlo, tan alegre en su mero hábitat, en su zona de confort. Qué envidia.
—Angus —le llamó cabizbajo, junto a unos asientos que se mantenían vacíos—... Necesito decirte algo.
Fue raro que no le cuestionara el qué. Ambos fueron a parar al almacén detrás de la barra y de todo tumulto de personas, donde quedaron un momento en silencio.
—Seré directo, ¿ok? —volvió a suspirar a pesar de no necesitar el oxígeno, tan sólo el que le despeje las ideas y su garganta—... Debo irme. No sé si..., regresaré o —"siquiera si siga existiendo"—... Si podré escribirte alguna vez. Te deseo suerte y, cuídate mucho.
Ni siquiera quería discutirlo o cualquier cosa, tan sólo dio la vuelta para irse a la salida.
Se lo dijo, fue sencillo.
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Angus
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Post by Angus on Jan 4, 2023 8:29:07 GMT
El tiempo parecía transcurrir de manera más lenta cuando se trataba de la empresa. Ahí, lleno de políticas y apariencias, todo se sentía falso, sin vida. Era como si todo a su alrededor lo asfixiara, pero en ningún momento lo mostraba. Cada que ponía un pie ahí, volvía a ser el jefe de CEO, aquel que apenas mostraba su rostro debido a "cosas del trabajo". Todo escalaba en una pirámide donde él sostenía la punta sin rostro que era Bríet, quien parecía estar más atenta a su presencia que otras veces, lo cual le intrigaba. Algo estaba pasando, algo debajo de mesas importantes, de las cuales jamás quiso echar un vistazo, pues no le incumbían.
Apenas fue capaz de estar en su bar y, por consiguiente, no logró ver a Carel en todo ese tiempo. Algunas veces había recibido mensajes suyos, pero ninguna invitación o aviso de que iría a su local. Quizá él también estaba ocupado.
Sus manos terminaron de limpiar la copa, pensando en todo esto durante la primera noche luego de un tiempo sin abrir. Había algunas personas en el local, clientes habituales que ya eran caras conocidas a ese punto. Ninguna novedad, como siempre, acompañaba al pelirrojo en sus noches parisinas. Eso hasta que escuchó la campanilla, alzando la vista solo para encontrarse con la grata presencia de Carel. El leopardo ronroneó al verle, pero había algo en su mirada que le dio un mal presentimiento, por lo que asintió a su petición sin decir palabra. Con una mirada hizo que Lass los siguiera, llevándolo a la bodega.
Al estar finalmente solos, lo dejó hablar, pero jamás creyó que aquellas palabras salieran del hombre. Parpadeó varias veces ante una despedida tan vaga, por lo que, sin verlo, alzó la voz.
—Lass, puerta —ordenó antes de que este pudiera siquiera tocar la manija, a lo que el gran felino se interpuso en su camino de inmediato—. Vaya, y yo creía que vendrías porque me extrañabas —bromeó sin sonreír, y al acercarse se atrevió a tomar su mano—. Carel, ¿Qué ocurrió? —su agarre era firme, pero a la vez suave—. Esta no es una despedida normal..., ¿Estás bien?
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Jan 4, 2023 19:33:28 GMT
Post by Carel Helland on Jan 4, 2023 19:33:28 GMT
"¡Sabía que debía irme!"
—No..., digo, sí, estoy bien.
Talvez si se soltaba y estaba dispuesto a que le mordieran la otra mano...
—Es sólo que..., yo llego a irme sin más, así de simple —acerca la mano a la manija, pero la leopardo acercó el hocico y se oyó hasta la profundidad del respiro—. No sé de qué otra forma debo decírtelo...
El pelirrojo siguió insistiendo en el agarre y en quererle sacarle información, además de tratar de verle el rostro.
—Sólo veré unos asuntos en mi país, no es la gran cosa —terminó también tomando su mano, y la otra se fue a la leopardo.
Aunque no notó que ella empezó a interesarse por un papel en el bolsillo de la chaqueta, ya que sólo se dedicaba a hablar y mirar hacia su dueño.
—Ya sabes, no sé si haya cobertura allá, o en otros lugares... como aquí, ¿sabes? A veces falla la señal aquí. Por eso no estoy tan seguro- ¡Lass!
Se había llevado el viejo informe en el hocico, e iba directo a Angus. El papel no decía tanta información, más allá del asesinato, un poco de información general de sus padres, y una firma ininteligible.
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Angus
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Jan 7, 2023 6:36:35 GMT
Post by Angus on Jan 7, 2023 6:36:35 GMT
Cada una de sus palabras se contradecían, era difícil de creer que solo llegara para decirle que se iba, sin siquiera verle a los ojos. Era obvio que ocultaba algo, e incluso si solo..., si solo era algo pasajero, eso no respondía el porqué se había molestado en darse la vuelta. Si hubiera sido algo sin importancia, si realmente no le interesara, jamás habría ido en primer lugar, ¿Cierto?
Según le había contado, Carel provenía de Noruega, y conocía ese país, algo como ese lugar debía de tener suficiente cobertura a menos que se fuera conscientemente a lo alto de una montaña. Además, seguía sin verlo a los ojos.
—¿Lass? —se sorprendió al sentir ese empujón por parte de su amiga, a lo que (sin soltarlo aún) desdobló el papel para darle un vistazo. Sintió rápidamente como su expresión cambiaba a una más preocupada, apretando un poco más el agarre entre sus dedos—. Carel, esto... —alzó la vista, y su voz sonó tranquila—. ¿Te están persiguiendo?
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Jan 7, 2023 7:18:38 GMT
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Post by Carel Helland on Jan 7, 2023 7:18:38 GMT
—... No —sus órbitas sólo giraban esquivando el contacto visual directo—... Y si así lo fuera, no será la gran cosa si les doy lo que quieren...
Excepto su corazón, o cabeza en cualquier caso.
Literal estaba entre la pared y..., ¿el gato? Angus no era ningún idiota, se hubiera dado cuenta tarde o temprano de todos modos.
—Sólo lo seguirán haciendo si siguen buscando —ni él estaba tan seguro—... ¡la herencia! Sí, de esa forma me dejarán de joder y por eso es importante, querido.
Sí que ahora le hablaba de frente, con lo que sabía, así no estaría dudando ni mintiéndole a la cara a Angus. Nada de culpa se le asomaría en el rostro.
—Volveré en unos meses, ¿ok? —le deja un beso en los labios antes de darle una sonrisa más confiada, antes de ruborizarse al pensar—: Te adoro.
Retomó su salida, esta vez con la leopardo lejos de la puerta. Salió empujando a algunas criaturas intrometidas, llevándose miradas curiosas de estos mismos.
Si es que existía alguna clase de Dios o ser divino, que se apiade de lo que se pueda topar.
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Jan 7, 2023 8:06:09 GMT
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Post by Angus on Jan 7, 2023 8:06:09 GMT
¿Una herencia?
Su mente trabajaba con rapidez ante la nueva información que iba recibiendo, buscando algun signo de que fuera mentira o, si era verdad, de algo que pudiera ayudarle. Pero había cosas que no encajaban, como la fecha de aquel anuncio de periódico, ningún humano seguiría al descendiente de tal familia luego de un período tan largo de tiempo. Debían saber algo, tenía un mal presentimiento.
—Carel, yo... —sus palabras fueron cortadas por ese beso, el cual lo tomó por sorpresa junto a sus siguientes palabras.
Verlo atravesar esa puerta fue quizás lo más doloroso que había experimentado por mucho tiempo, y por un momento sintió que regresaba a esa época, donde sólo le habían dejado una nota y una grabación con una canción maldita. Aquella persona jamás volvió, no le dedicó ninguna última palabra. ¿Y Carel había vuelto sólo para decirle que lo adoraba para luego irse?
Sus manos temblaron en ese instante, recibiendo un gruñido preocupado por parte del felino. Pero sus ojos ardieron en determinación, abriendo la puerta del almacén para encarar a sus clientes, que parecían verlo con curiosidad y asombro.
—El servicio se cancela por el día de hoy, por favor, abandonen el local —no era pregunta, y ellos lo sabían. No era conveniente interrogar a aquel que poseía tal mirada, por lo que en unos segundos todo estuvo vacío—. Quédate, Lass —le dijo antes de transformarse en lobo y salir disparado a una velocidad inhumana. Su hocico se alzó al intentar buscar el aroma de aquel vástago, y sintió como sus pupilas se retraian al reconocerlo. Varias personas gritaron ante la vista de tal criatura, más grande que cualquier lobo, corriendo por las oscuras calles como si persiguiera a su presa.
Terminó dirigiéndose a una de las entradas de la red de túneles subterráneos, donde solían pasar las aguas residuales. El olor era demasiado fuerte, tanto que le hacía arder la nariz, pero se negó a detenerse. Volvió a echar carrera hasta que escuchó unos pasos más adelante, y finalmente se abalanzó sobre Carel.
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Post by Carel Helland on Jan 7, 2023 20:01:29 GMT
De nuevo había corrido hacia la salida, realmente no le apetecía levantar sospechas o llamar la atención de nadie. Con el tiempo que había tomado esa despedida, sentía que estaba al acecho de cualquiera.
Recapitulando la confesión de la señorita Nakamura: ella se hallaba en el Distrito Dorado en un restaurante luego de ver posibles socios con su otro negocio, y fue donde escuchó a un par de hombres hablando de él, además de poderles quitar el informe sin que se dieran cuenta. No vio qué clase de selenitas eran ni su estatus o algo para identificarlos.
"Lucían muy común para que valga la pena decirte, iban como tú: todo tapado".
No estaba seguro si sólo en ese Distrito buscaban o era lo mismo para todos y cada uno de estos, y no quería confirmar esto...
Se llegó a detener hasta que escuchó una serie de pasos apresurados, ¿cuántos eran? Talvez dos..., ¿cuatro? Iban muy rápido, ¿qué se supone que eran?
Y antes de siquiera terminar de voltearse, había sido embestido por lo que hacía el ruido, sorprendiéndole con lamidas en la cara.
—¡Pero- hey! —tomó al animal del hocico, para alejarlo un poco—. ¿Qué demonios...? —recordó la confesión de cierto vampiro del que acababa de despedirse—. ¿Angus? ¡¿Qué diablos te acabo de decir?!
Ni siquiera se había molestado en retirarlo encima de él, aún no.
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Angus
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Post by Angus on Jan 7, 2023 22:05:30 GMT
La cola de la criatura se agitó al ser reconocido, pero no le gustaba el agarre en su hocico, por lo que quitó la mano del contrario con una de sus patas y chocó su cabeza suavemente contra la de él.
—También te adoro —contestó una vez se transformó de nuevo, quedando sobre él, con sus frentes tocándose—. Hay algo que no pude contarte, Carel. Hace muchos años perdí a dos personas que se marcharon tras palabras parecidas, solo que ellos, en vez de ir y hablar conmigo, dejaron simples notas. Jamás me dejaron decidir, jamás hice nada por seguirlos pero... Me niego a hacer lo mismo esta vez.
Quizá, por primera vez desde que se conocieron, Carel pudo notar el miedo reflejándose en ambos orbes carmines. Estaba dolido, asustado.
—No te quiero perder —admitió por fin, permitiéndose ser algo débil esta vez—. Así que..., déjame acompañarte.
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Post by Carel Helland on Jan 8, 2023 0:36:35 GMT
Verlo así por primera vez fue doloroso, no creía que con dejarlo sería lo suficiente para verlo casi quebrarse. La culpa le invadió, subiendo y serpenteando a la par con la tranquilidad que le había dejado esa confesión; hizo bien en ir con él, aunque fuera para despedirse quizá para siempre.
—Pero, no quiero que dejes tu vida por acompañarme. ¿Qué hay de tu bar?, ¿qué hay de Lass? ¿Tu trabajo? No sé si tenga tanta suerte de regresar a Noruega como lo hice para venir hasta acá, me tomó años...
Además de no saber en quiénes confiar para que le brinden una ayuda en un tramo del camino. Tomó su rostro, sólo para que le mirara a los ojos más de cerca.
—Además —era justo si le confesó algo de tal magnitud—... No quiero que te pase nada por mis asuntos, no... no creo ser capaz de perdonármelo alguna vez... Ni siquiera yo sé qué me espera. —rechazó ahora el quebrarse él, necesitaba estar seguro, necesitaba que comprendiera la situación, talvez el que se ponga en sus zapatos—. Talvez digas o pienses lo mismo, pero mínimo será porque me buscan a mí y no tienes la obligación de envolverte en..., sea lo que sea que quieran de mí. ¿Entiendes, Angus? Además, no llevas mucho encima, puedes quemarte.
Ni siquiera ya estaba tan consciente del cuánto tiempo tardaría en amanecer. De todos modos, ya no se sentía tan seguro en esa ciudad.
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Angus
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Post by Angus on Jan 8, 2023 2:00:16 GMT
—Si te soy sincero, el bar es un capricho. Jamás me sentí atado a este lugar, solo estoy aquí porque me lo pidieron —respondió al sujetar una de sus manos, verle solo le hacía confirmar que no era una situación positiva, y odiaba que fuera así para Carel, tan cansado—. He viajado demasiadas veces por pedido de otras personas que..., me gustaría que esta fuera porque yo lo decidí.
Y no era como si tuviera problemas para hacerlo. Respondía al nombre de una mujer excéntrica y con gran posición, pero aún así no solía tomar ventaja de esas cosas. Quizá algo de rebeldía le vendría bien.
—Además, creo que podría ayudarte a dejar el país con algo mejor que un barco —lo pensó antes de besar su mano, sin poder resistirse—. Tu eres el primer vástago por el que quiero hacer esto, y eso es mucho decir, los de nuestra especie no me quieren —rió un poco por esto—. Y..., joder, cuando dices que te vas y vas a volver, es como si no te creyeras tu mismo... Duele.
Cerró sus ojos, no quería derrumbarse ahí. No en ese momento.
—No soporto la idea de que te pase algo, al menos..., al menos quiero hacer algo por evitarlo —y, quizá como un grito en su interior, aquella frase por fin salió de él—: Quiero ir contigo.
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Post by Carel Helland on Jan 8, 2023 2:56:38 GMT
—... —definitivamente le había dejado sin argumentos, sin nada más por decir o aclarar, más allá de—: Bien, puedes venir. Pero sólo tengo algo que pedirte. Si es necesario, te salvas tú a costa de mí. No regreses por mí si es necesario. No le dejó responder de regreso, sabía qué iba a decir. Le ayudó a ponerse de pie para ir caminando, aún sin soltar sus manos.
El ambiente había dejado de ser tosco y húmedo, lo que hizo más difícil el distinguir la cañería del tramo más lejano de las catacumbas parisinas. Cuando sintió el crujir de huesos y restos de celulares, sabía que ya debían subir.
— Quizá haya alguien que dejó su ropa tendida, al menos debemos salir de Francia de día. —si hacía memoria con su recorrido anterior, debía quitar esos intervalos de tiempo en los que no viajaba para asegurarse cuánto sería. Considerando además que estarían más limitados en dinero, y además, no trajo mucho medicamento con él. Apenas unos utensilios, cuchillos no aptos para lo quirúrgico y bolsitas de sangre.
Apenas que iban a dar la vuelta para una salida, un ruido de derrape junto a unas sonoras carcajadas les hicieron detenerse y volver en seco. Entre la oscuridad del lugar, fue fácil camuflarse y vigilar la única luz que daba al lugar.
"¿Humanos?"
Estos se dedicaron a reírse de uno de ellos, que había resbalado de la escalera y estampado contra el suelo.
—Deben ser simples exploradores —aprovecha el susurrarle a su acompañante mientras estos daban sus últimas burlas. Lo raro era que los tres estaban vestidos con unas chaquetas iguales: negras con detalles en dorado, sobre todo el escudo detrás de su espalda.
Esa imagen, esa maldita imagen ya la ubicaba en la esquina superior del informe: una balanza que predominaba una persona en el plato más alto, mientras que del otro lado, inferior y roto, había una estrella. Si su corazón palpitara más allá de los besos y situaciones relacionadas, estaría hecha una locomotora.
—¡Pude haber muerto, idiotas! —exclamó el que se había conservado serio después de eso, el afectado.
—¡Cállense! —eso se había escuchado detrás de ellos, por lo que Carel arrastró a Angus en el pasillo conjunto del que venían, esperando que la linterna del recién llegado no los alumbrara—. Se supone que estamos de incógnito, ninguna bestia se va a acercar con su escándalo.
Ambos vampiros no necesitaron desarrollar el hablar telepáticamente para dejarlos discutiendo sus cosas mientras se retiraban a la siguiente salida en silencio, ni siquiera con el agua que les jugara en contra.
Aunque fue suficiente el que Carel pisara un hueso de otra víctima del laberinto que eran las catacumbas.
—¡¿Qué fue eso?!
Oyendo la manada que iban directo a donde ellos, no les importó el ruido que hicieron al correr. Esperaba que no ubicaran las catacumbas si querían un chance de salir.
Lo único que les había dado esa esperanza, era otro cuerpo, mucho más reciente que los huesos de alrededor.
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