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Post by Darko Záitsev on Jan 9, 2022 20:47:18 GMT
No recordaba haber asistido a una fiesta tan elegante en mucho tiempo, pero para su suerte pudo conseguir algo de dinero, y decidió que éste año no pasaría la Navidad en un bar de mala muerte al borde de una sobredosis. Había tenido un año relativamente bueno, así que ¿por qué no celebrar? Su cumpleaños estaba bastante cerca, por lo que mataría a dos pájaros de un tiro. Cuando se enteró de la mascarada se puso en marcha para conseguir un buen traje y con sus propias manos hizo su antifaz. Le tomó un par de días llegar al centro de la ciudad pero tuvo el tiempo suficiente para prepararse para la celebración. Le tenía mucha desconfianza al gobierno, pero una línea de metro no sonaba nada mal y facilitaría mucho sus viajes.
Llevaba puesto un elegante y ceñido traje azul oscuro de terciopelo, sus dedos largos decorados con anillos de plata, su cabello recogido en una perfecta coleta y la mitad de su rostro cubierto por un antifaz negro con detalles plateados, de cuya frente salían dos cuernos. Su aroma era simplemente delicioso, aunque se mezclaba entre todo el olor a diferentes fragancias y comida que había en el lugar.
No estaba disfrutando de la extravagante luminosidad que había por todas partes, pero el ambiente hacía un buen contraste. Estuvo conversando con diferentes grupos de personas, coqueteando por aquí y por allá con alguna dama o caballero que se viera lo suficientemente rico para poder conseguir un buen lugar donde dormir por unos días, pero al final terminaba sintiéndose terriblemente solo, solo en esa fiesta llena de personas de todo tipo. Recordó por qué detestaba las fechas navideñas, recordó por qué su cumpleaños parecía más el Día del Juicio que una celebración a su larga vida. Estaba cansado, no tenía a nadie, realmente a nadie, y eso era sumamente deprimente.
Con ese pensamiento en su cabeza se excusó con el grupo con el que estaba y caminó hacia una de las zonas más despejadas para fumar un cigarrillo, dejando pasar los minutos sin darse cuenta de que se volvían horas. Fueron los aplausos del público lo que lo regresó a la realidad, su cigarrillo se había consumido en sus dedos y con un pesado suspiro volvió a la fiesta, justo a tiempo para ver la subasta.
Se puso de pie junto a un grupo de personas, mirando como uno a uno todos hacían sus ofertas por quienes estaban al frente; le parecía un espectáculo grotesco, aunque fuera para una "buena causa" y los asistentes fueran voluntarios.
-El mundo se ha vuelto tan viejo y seguimos haciendo este tipo de cosas...- dijo con tono irónico, sin hablar directamente con nadie, solo esperando que cualquiera de las personas a su alrededor lo escuchara y respondiera, aunque poco le importaba parecer un loco. -¿No somos ya lo suficientemente masoquistas?-
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Post by Anne Neville Collingwood on Jan 9, 2022 21:19:16 GMT
Después de cenar con sus padres, Anne se fue al evento para disfrutar de las luces, la música y admirar los trajes y máscaras que cada uno llevaba. No era un evento que fuera de su estilo, pero los demás parecían divertirse, y algunos pasaban un mal rato cuando nadie votaba por ellos, definitivamente debía doler un poco. Si llevara algo de dinero podría votar por alguno de los que no habían sido comprado, por no hacerlos pasar un mal rato, pero solamente había ido para pasar el momento, algo fuera de la rutina.
Anne había decidido irse con un vestido simple de seda blanco, largo, ajustado a la cintura, intentando que sus curvas se notaran, o al inicio había sido esa su idea, ahora se arrepentía un poco porque las miradas que recibía la hacían sentir incómoda. Por suerte, nadie la podía reconocer gracias a su máscara, también blanca, adornada con varias mariposas, así se podía evitar futuros malos momentos con gente conocida o extraños peligrosos.
Después de varios minutos vagando por el lugar, concluyó que era buena idea irse a los lados, lejos del escenario y de las mesas. Había un joven solitario, al lado de unas cuantas personas, pero no convivía con ellos. Se veía muy perdido en sus pensamientos, así que si ella llegaba no lo iba a incomodar, hasta que notara su presencia. Los minutos pasaron en silencio hasta que él habló y ella se puso nerviosa, ¿Qué debía contestarle? – Bueno… Es por una buena causa y todos están allí porque quieren. Aunque debo admitir que a quienes… No los compran, - Se detuvo, ¡De verdad sonaba mal la idea si se decía en voz alta! – bueno, deben sentirse mal… Iría a hacerles compañía, pero jaja, me da algo de vergüenza.
Terminó de hablar sin mirarlo, luego de unos segundos jugando con sus dedos se decidió a mirarlo y darle la mano, presentándose. – Disculpa, me llamo… Annhmm… ¿Creo que debemos seguir con nuestras identidades secretas? ¿O nos podemos presentar? – Se rio un poco, todavía nerviosa.
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Post by Darko Záitsev on Jan 9, 2022 21:46:33 GMT
Darko esperaba recibir cualquier tipo de respuesta, pero no esperó jamás que viniera de una voz tan dulce, una voz que hizo despertar una curiosidad en su pecho que le era extraña, como reencontrarse con un viejo amigo. Esa misma curiosidad que sentía cuando era joven y descubría pergaminos antiguos en otros dialectos, llamó de inmediato su atención al igual que la actitud de su dueña, parecía muy tímida y nerviosa, el tipo de chica que no estaba acostumbrada a ese ambiente.
La miró de reojo y notó la forma en la que sus manos se movían, y desde ese ángulo no pudo ver su rostro (o al menos lo que la máscara le permitía ver). Le sorprendió además su empatía con aquellos que estaban siendo rechazados. Quizá porque de dónde él era no mucha gente tenía aún esa capacidad, su mundo era demasiado crudo para la alegría navideña.
—Bueno, preciosa, si tienes algo que ocultar podríamos mantener nuestras identidades secretas. Si te hace sentir más cómoda, podrías revelarme tu nombre cuando te sientas con la confianza de hacerlo.—
Darko sonrió y tomó la mano de la muchacha, pero en lugar de apretarla a forma de saludo, hizo una pequeña reverencia y besó sus nudillos, esperando que lo frío de su piel no la asustara. Mientras lo hacía, mantenía la mirada fija en sus rostro, tratando de imaginar cómo serían sus facciones debajo de aquella linda máscara.
—Puedes llamarme Mairon, mientras tanto. Sabrás mi nombre cuando sepa el tuyo ¿Te parece?— le guiñó.
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Post by Anne Neville Collingwood on Jan 9, 2022 22:26:01 GMT
Anne se congeló. No solía recibir aquel tipo de atenciones, por lo que se puso más nerviosa y su corazón de aceleró como hace años no había latido. Empezó a reír de forma nerviosa, sin saber cómo volver a hablar, tenía tantas cosas que decirle y sus pensamientos no podían crear oraciones buenas si volver a pensar en aquel beso sobre su mano, a pesar de que había sido frío por su piel, le pareció cálido y hasta algo sincero. – Yo, uhm, no tengo nada que esconder… Solamente que mantener una identidad oculta es lo lógico en este tipo de situación, ¿No? Llámame Rossie.
La rubia se quedó en silencio, sin separar las miradas, algo le hacía cosquillas en el estómago, una sensación de extraña comodidad, o nervios, y culpaba a su compañero por su actitud coqueta. ¿Qué esperaba de ella? Solía cumplir los deseos de los demás, pero con alguien extraño, con el que difícilmente podía leer sus gestos, era difícil, ¿Debería quedarse con él? ¿Eso era lo que él buscaba? ¿O lo que ella buscaba? Con cuidado, Anne separó su mano un poco para cambiar la posición, ahora estaba abrazada del antebrazo ajeno. - ¿Quiere ser mi compañero?
- Podemos dar un paseo por los jardines si quieres. Aunque hace bastante frío y no creo que mi vestido sea el mejor… Y tú estás helado, ¿Estás bien?, ¿Quieres que vayamos a un hospital? Puedes sufrir de hipotermia… - Con su mano, buscó tocar la piel de su acompañante, acariciando sus mejillas con el dorso de la mano.
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Post by Darko Záitsev on Jan 11, 2022 21:04:17 GMT
Darko se sorprendió por la pregunta de aquella chica, era la reacción más inusual que había recibido aquella noche, las otras personas de inmediato parecían interesadas en llevarlo a su cama y coqueteaban de forma tan estrepitosa que de inmediato perdía el interés. Pero algo en esta mujer era diferente, no pensó que fuera a notar lo fría que era su piel, o quizá le tomo desprevenido porque nadie nunca le había hecho el comentario. Pero fue adorable, y se sintió culpable por no tener "buenas" intenciones en un principio, lo que le extrañaba, no solía portarle mucho como fuera a impactar en la vida de otras personas.
—Estoy bien, mi temperatura corporal siempre ha sido así.— comentó con media sonrisa. Era una mentira claro, pero no sé pondría a explicar la condición de su piel y si existencia a una desconocida en una fiesta. —Y estás de suerte, porque resulta que yo también estoy buscando una compañera para pasar la noche, y tú pareces tener el perfil perfecto para ocupar ese lugar. — su arrogancia era en tono bromista, quería hacerla sentir cómoda pero no podía evitar ser tan juguetón.
Se puso en marcha entonces abandonando el espectáculo de la subasta, y guiando a la hermosa chica a los jardines de afuera que estaban menos atiborrados de personas, puso una mano sobre la de ella, que reposaba en su brazo, delicada y respetuosamente.
—Mi abuelo solía decir que el frío mantiene las enfermedades lejos, no había mejor medicina para evitarlas ¿Tu crees que sea cierto? Podríamos ponerlo a prueba, y si por la mañana despiertas con molestias, yo mismo me encargaré de cuidarte.—
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Post by Anne Neville Collingwood on Jan 12, 2022 0:43:35 GMT
A pesar de que conocía la situación del joven con su temperatura, no pudo evitar que la primera reacción al sentir frío fuese estar junto a él, buscando algo de protección. Anne se rio al escucharlo, ¡Ella se podía cuidar sola! Era una profesional, igualmente, debía seguir con el juego del anonimato. – Si queremos ponerlo a prueba, usted debería quedarse conmigo hasta el amanecer, ya sabe, despertar conmigo. Pero no sabe dónde vivo.
Era como si lo invitara a pasar toda la noche con ella, pero sinceramente ese tipo de invitaciones la aterraban un poco. Y más con un extraño. Pero por alguna razón no pudo detener el juego. – Es más, yo creo que usted se enferma primero y me tocaría cuidarlo. No se arrepentirá, soy la mejor cuidadora. Yo… - Dudó un poco, apretando sus labios. – Trabajo cuidando personas. ¡Hey, primera pista de mí!
Anne le dio unas palmaditas en su pecho, felicitándolo por haberle sacado, sin querer, un poco de su información. – Al final, podríamos decirnos todas nuestras vidas y lo último que daríamos sería nuestro nombre, mi querido Mairon. – Y volvió a reír de forma tímida, intentando hacer parecer su broma graciosa. Estaba tan nerviosa que su mente iba o a mil por hora o bastante lenta y adormilada.
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Post by Darko Záitsev on Jan 12, 2022 1:26:26 GMT
Estaba bastante orgulloso del mismo por haber conseguido esa información tan fácilmente, al menos ahora sabía un poco más sobre ella, cuidaba personas, no le sorprendía, se notaba a leguas que era una persona amable y atenta. Tuvo un vago recuerdo en su mente sobre algo que había ocurrido varios años atrás, sentía que estaba viviendo una especie de deja vu, pero no podía explicárselo del todo. Poco a poco fueron llegando a los jardines, y en definitiva la temperatura bajo significativamente, ahora que estaban expuestos y solos.
—No creo que me baste una noche para contarle toda mi vida, querida Rossie, pero no es del todo una mala noticia, al menos ahora tengo un pretexto para verte varias noches más.— acarició los nudillos se la muchacha y la miró con ternura. Esperaba no incomodarla con sus comentarios, de alguna forma sentía que la conocía de años atrás, como si toda la vida hubieran estado juntos. —Pero me encantaría llegar a conocer tu rostro está noche, si todo sale bien y no termino decepcionandote, claro.— se encogió se hombros.
—¿Quieres una pista sobre mi? Soy terrible compañía, no te conviene juntarte conmigo ¿soy un chico malo sabes?— a pesar de que usaba un tono bromista y pícaro, Darko no estaba mintiendo.
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Post by Anne Neville Collingwood on Jan 12, 2022 5:45:00 GMT
- En algún momento de mi vida me gustaron los malos. – Anne sonrió. Su amado no era malo, malo, pero definitivamente alguien que sus padres no aprobarían. Una de las razones por las que no había confesado directamente su atracción. No quería que lo rechazaran. – Podrías despertar ese interés de nuevo.
Anne buscó con la mirada un lugar donde hacerse, los tacones empezaban a doler y necesitaba sentarse pronto. – Volviendo a nuestra conversación sobre vernos… La noche es muy íntima, ¿Seguro no quieres en el día? Aunque en la noche no es mala idea. Ya lo dijimos, si te enfermas, o me invitas a comer, me llamas. Supongo que, si consigues ver mi rostro, puedes tener mi número. – Anne caminó hasta el pasto y allí se quitó sus zapatos. Se dirigió un lugar que fuera apropiado según la ángel y se sentó, invitándolo a estar con ella. – Prometo lavar tu traje si se ensucia, así podemos encontrarnos de nuevo.
- Una pista de mí… Sería que… Me interesan… Los insectos. – Habló después de unos segundos en silencio. Ese tema era casi privado y un poco difícil para ella. Solo sus padres sabían de su interés, y claro, su antiguo amor, y la pareja no gustaba de las preferencias de su hija. – Sobre todo las mariposas y polillas. Pero bueno, mucho de mí, ahora deberías darme una pista más clara que “un chico malo”.
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Post by Darko Záitsev on Jan 12, 2022 21:20:36 GMT
La chica parecía moverse con tanta gracia que en aquel escenario Darko se sentía atrapado en un cuadro hermoso, de esos que miraba por horas cuando iba a algún museo, que le transportaban a otras épocas donde todo era mejor, donde podía estar con su ángel. Entonces sintió un poco de culpa cuando ella apareció en sus pensamientos, le dolía pensar que la estaba traicionando, porque Rossie lo hacía sentir sumamente cómodo y en confianza, lo que no le generaba cualquier extraño.
De inmediato puso los pies en la tierra cuando la chica le ofreció expectativa se otro encuentro, Darko sonrió y se dio cuenta de que se estaba adelantando demasiado hacia el futuro, tener una amiga tampoco le vendría mal, no había necesidad de traicionar a Anne de ningún modo. Se sentó a su lado cuando llegaron al pasto y el se quitó el saco para ponerlo sobre los hombros de la contraria, esperando que la resguardara un poco del frío.
—¿Los insectos?— aquella confesión lo sobresalto, era solo una coincidencia pero no pudo evitar que su corazón se acelerara. Una enorme sonrisa se dibujó en sus labios, como alguien que recuerda una memoria preciada de la infancia. —Tenia una amiga que estaba muy interesada en los insectos también.— dijo con cariño. —Me enseñó, un montón de cosas sobre ellos. Creo que es bastante genial.—
Pensó por un momento en que otra pista quería revelar. La más obvia a juzgar por su aspecto era su adicción, pero no iba a decirle eso a una potencial amiga, no era el momento ni el lugar. Sabía que podía arruinar la noche, así que pensó en otra cosa.
—Me gustan mucho los libros, de todo tipo...— dijo con nostalgia. —Y la música. Una de esas dos es mi profesión, o quizá las dos, quien sabe.—sonrió ampliamente.
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Post by Anne Neville Collingwood on Jan 12, 2022 23:47:36 GMT
El color rojizo de las mejillas de Anne había aumentado considerablemente, al punto de tener que girar la cabeza para que no la viera, era un poco vergonzoso que la viera de esa forma, no le gustaba mostrarse así porque podría mostrarse como vulnerabilidad. – Gracias. – La joven se acercó a él y abrió el saco lo suficiente como para que, al menos, cubriera la mitad de su espalda y así no pudieran separarse. – Yo también tenía un amigo que amaba los libros, trabajaba de eso. Luego tuvimos… unas diferencias y nos separamos. – No creía que recordar la guerra fuera buena idea, teniendo en cuenta que hace pocos años no podía dejar de temblar al recordarla.
- Tú sabes. ¿En qué trabajas? – Quizá podía acceder si ella le decía en qué trabajaba. – Soy enfermera. – Le susurró dándose cuenta lo cerca que estaban, pero Anne no le huyó, sino se acomodó mejor y apoyó su cabeza sobre el hombro de Mairon. – Por eso te digo que yo te puedo cuidar si te enfermas.
Sabía que no era una buena idea estar tan… cariñosa con él. No era como actuaba con desconocidos. Pero la sola presencia de él la hacía pensar que estaba con su amado, porque eran casi parecidos, aunque ya no lo recordaba con claridad, recordaba la sensación de tenerlo a su lado, y para bien o para mal, era la misma sensación que Mairon le provocaba. – Mairon, ¿Extrañas a tu amiga?, ¿Qué pasó con ella?
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Post by Darko Záitsev on Jan 13, 2022 3:08:25 GMT
Darko sonrió ligeramente cuando Rossie se acercó a él de esa forma, estaba aliviado de no haberla incomodado con su coqueteo y sus comentarios atrevidos hasta ahora, quería rodearla con sus brazos o recargar su mejilla sobre su cabello, pero permaneció en la misma posición para no invadir su espacio, la dejaría acercarse a su ritmo y marcar sus propios límites. Se puso un poco triste al saber que tuvo diferencias con su amigo, él también las había tenido con su amada, y siempre se arrepintió de ello, porque si no hubiera hecho caso a sus superiores quizá podría estar ahora con ella, jamás se habrían separado.
-¿Mi trabajo?- escuchó la información que le daba Rossie su profesión y sintió un escalofrío, no estaba muy lejos de su intuición, el creía que era una especie de doctora o voluntaria en algún refugio, pero ahora lo entendía. -Con que eres enfermera...entonces quizá si quiera enfermarme...- dijo con picardía y luego rió para que notara que se trataba de una broma. -En realidad no lo considero un trabajo, soy músico, a veces toco en las calles, a veces toco en algún bar, o incluso doy clases en los barrios ricos de mi ciudad...me gustaría que estuviera mejor pagado, si te soy honesto.-
A decir verdad Darko ganaba buen dinero, pero todo se iba en sus adicciones, así que normalmente vivía al día ya que no soportaba mucho tiempo estando sobrio. Las crisis no tardaban en aparecer cuando no tenía algo afectando su cerebro. Sin embargo, su sonrisa desapareció con la última pregunta de la chica, y no pudo evitar sentir un profundo dolor en el pecho y un nudo en la garganta. Si Rossie supiera cuanto extrañaba a su amada, como no había sido capaz de conciliar el sueño ni una noche desde que la perdió.
-Sí...la extraño mucho.- suspiró pesadamente y miró al cielo, guardando silencio unos segundos. -Siempre me dijo que siguiera mi corazón, y justo la vez que no lo hice, fue la vez que la perdí para siempre.- su tono parecía un poco mas grave y triste. -Nunca me voy a perdonar haberla alejado de esa forma...pero a eso me llevó la obediencia, por eso ahora soy rebelde.- trato de terminar su respuesta en un tono más divertido sin lograr mucho. -Pero no te mentiré, he pasado cada día de mi vida pensando en ella desde que nos separamos, era mi ángel.- sus pálidas mejillas se tintaron de rojo debajo de la máscara y luego miró a la muchacha con sospecha. -Hey...esa fue demasiada información ¿cómo lo hiciste?- rió y negó con la cabeza al darse cuenta de lo vulnerable que había sido.
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Post by Anne Neville Collingwood on Jan 13, 2022 4:28:14 GMT
Ella también había sido el ángel de su amado. Sonrió con tristeza, comprendía tan bien ese sentimiento, ella le rezaba Dios todas las noches de su vida, ya era parte de su rutina. Si estaba muerto pedía por un descanso eterno de su alma, si estaba vivo pedía que estuviera en buenas manos y viviendo de buena forma. Los ojos de la rubia se llenaron de lágrimas, ¿Qué iba a hacer si lloraba? El juego se acabaría y seguramente no tendrían una buena noche. – Ay, es que las enfermeras necesitan sacar información como puedan, algunos pacientes son muy tercos.
- A veces no estudiaba por escuchar a mi amigo. – Habló después de unos segundos intentando apaciguar sus ganas de llorar. – Fingía que no debía estudiar e iba con él para que me leyera algún libro, o hablara de alguno que en ese momento estuviera leyendo. Cuando llegaba a casa, debía pasar las noches despiertas porque los temas eran pesados. No creo que se enterara nunca, o si lo hizo, seguramente fingió no hacerlo. – Sonrió, escondiendo sus mejillas entre sus manos. Luego las subió un poco, bajo su máscara, para cubrir sus ojos y la mayoría de su rostro. – Pero amaba verlo tan radiante. Con sus ojos brillantes y su sonrisa contagiosa…
Entonces Anne, que no podía fingir ni contener sus emociones con tanta facilidad, empezó a llorar. Extrañaba a Darko, jamás pudo buscar otra pareja, jamás pudo dormir sin antes rezar, ni ir al trabajo pensando que él llegaría para ser atendido. Siempre se culpó por no rezar lo suficiente, o insistirle lo suficiente, o haberle dicho que lo amaba antes de que la guerra les separara. – Ay, no me mires, arruinaría la sorpresa de saber mi identidad. Solo soy un poco llorona. – Pudo decir entre sollozos, mientras se giraba y se alejaba un poco de él.
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Post by Darko Záitsev on Jan 14, 2022 0:03:51 GMT
Darko sintió que su corazón se rompía un poco al darse cuenta de que Rossie estaba llorando, no tenía la intención de traerle recuerdos dolorosos a su memoria, pero entendía perfectamente, él extrañaba a Anne de la misma forma, y era insoportable que las únicas veces que podía sentirla cerca de nuevo era bajo la influencia de alguna sustancia que había consumido. Sintió un nudo en la garganta, pensando en ese momento en lo miserable que se había vuelto su vida desde la guerra, y por primera vez en años tuvo ganas de llorar.
-Hey, está bien...- la abrazó rodeando sus hombros con su brazo y apegándola a él, y plantó un tierno beso en su cabeza. -No tiene nada de malo llorar un poco, a veces es necesario...-fijó su mirada en un árbol que había a la distancia, respetando el deseo de la chica de no ver su rostro aún. -Yo también extraño a mi Anne...-pensó en voz alta, no se había percatado de que sus pensamientos salieron por su boca, así que no se retractó ni lo disimuló.
La muchacha tuvo razón, después de todo se contarían todas sus vidas antes de que el otro supiera su verdadero nombre, o vieran sus rostros. El no era un hombre de muchas palabras, pero tenía bastante tiempo sin hablar realmente con alguien, una charla profunda como aquella, no solo comentarios sobre el clima, sobre la ciudad o el lujo de la élite parisina, no sabía lo mucho que necesitaba desahogarse aunque fuera un poco.
-¿Sabes? Me siento un poco resfriado, quizá si vaya a necesitar que una linda enfermera cuide de mi esta noche.- bromeó, buscando apaciguar su llanto con risa.
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Post by Anne Neville Collingwood on Jan 14, 2022 3:22:17 GMT
Anne se sorprendió al escuchar aquel nombre. ¿A caso ya lo conocía? Tuvo que separarse para verlo, aprovechando que estaba cerca, intentó ver bien su rostro. ¿Podría ser Darko? Él cumplía con varios puntos, de lo que recordaba de él, pero ¿Qué cambiaba?, ¿Por qué no lo podía reconocer?, ¿Es porque era un extraño?, ¿O porque todavía no estaba lista? – Ahí estaré toda la noche, solo tienes que ser un buen chico. – Le respondió entre sollozos, intentando calmarse como él deseaba.
Personas llamadas Anne en el mundo había miles, era un nombre muy popular. Creía que, con ese detalle liberado, había llegado al punto en los que ambos confiaban lo suficiente como para dar su identidad. – Supongo que… Ya hablado de nuestros, supongo que, algo-más-que-amigos y haber llorado… Podemos ir un poco más allá. – Empezó mientras calmaba su llanto y se limpiaba las lágrimas. – Qué coincidencia que ambas nos llamemos igual, ahora es un poco incómodo. Tengo otro nombre, es Neville. Anne Neville. No necesitas llamarme Anne porque quizá es doloroso.
Anne volvió a limpiar su rostro, para que no quedara ningún rastro de lágrimas. Y con cuidado, de no arruinar su peinado, se quitó la máscara. Estaba aliviada de no haber usado tanto maquillaje porque no estaba arruinado, así solamente tenía unos ojos llenos de lágrimas y ya, no se veía tan mal como pensaba. – Qué vergüenza…
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Post by Darko Záitsev on Jan 14, 2022 22:45:35 GMT
No podía ser cierto. Algo en su cabeza pareció hacer corto circuito de repente, y juró que su corazón se detuvo por un instante. No. Seguramente estaba alucinando, seguramente estaba tirado en su departamento, muriendo porque finalmente alguna de sus drogas cumplió el cometido de matarlo, esto era su cielo o su infierno, o lo que sea que le esperara a los de su clase. O quizá era la alucinación, la más realista que había tenido, o un sueño. No podía creer lo que estaba pasando, y escuchaba los latidos en su pecho retumbando en sus oídos con tanta fuerza y su cabeza amenazaba con doler.
Se separó un momento, recorriéndose un poco hacia atrás como si hubiera visto a un fantasma, pero cuando se quitó la máscara y vio su rostro por completo su vida entera pasó frente a sus ojos. Conocía hasta el último detalle de aquel rostro porque lo llevaba tatuado en la memoria, y durante toda su vida lo miró en sus sueños, lo dibujo en paredes, lo describió en canciones. Era ella. Después de tantos años. Era ella y no se había dado cuenta antes. Tal vez sonaba ridículo e incluso en otro contexto provocaría risas. Pero nunca pensó que ese día llegaría.
-¿Anne?- repitió su nombre, con miedo a que si lo hacía ella se desvanecería de nuevo. -Es...¿realmente eres tu?- su voz pareció cortarse, porque el nudo en su garganta lo ahogó. -Anne...-
Con la mano temblorosa, se quitó su propia máscara lentamente, preguntándose si lo reconocería; Darko había cambiado mucho, su piel era ahora pálida, su cabello oscuro, y estaba notablemente demacrado por el abuso de sustancias y el cansancio aunque su belleza permaneciera intacta. Lo único que no había cambiado era el brillo en su ojo, de un azul tan intenso que asustaba. Uno de sus ojos estaba cubierto con un parche, lo perdió durante la batalla, y quizá eso sumaría a que ella no lo reconociera.
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