"Aurevoir,Chocolat Doré..." [Privado Maxxie] [CERRADO]

Hace unos días había logrado expresar la idea que a veces le invadía y le hacía sentirse extraño de pensar en Maxxie. O de tener contacto con él. Por suerte era algo pasajero y lograba ignorarlo. Pero siempre regresaba. No juzgaba al muchacho por su oficio de bailarín. Habría sido estúpido. Primero lo conoció como persona antes que como stripper. Pero con el tiempo descubrió que el ligero prejuicio que sentía por un oficio considerado "vulgar" se convirtió en...curiosidad. Curiosidad que tampoco quería satisfacer. Menos aún, con Max.
Otras noches, la idea se quedaba rondando en su cabeza antes en ese momento entre vigilia y sueño. Causandole algo parecido a dolor. A hambre. A sed. A necesidad.
Ese momento mientras miraba por la rendija parecía haber entrado en uno de esos sueños. Sus pupilas se dilataron. Sus ojos se deleitaron lentamente en lo que veía. Aún peor y lo que mas onírico volvía todo, si es que era posible serlo más con la luz que le hacía refulgir la piel; era la actitud de Maxxie. Sus ojos azules concentrados. Fijos en un punto. Apenas moviéndose para apuntar y fijarse en su objetivo. No era solo concentración. Era...precisión, aplomo...seriedad. Sintió que el corazón comenzaba a acelararse. Por su mente viajaron cientos de relatos griegos y de otras culturas donde alguien observa a seres míticos bañarse en los ríos. Sentía que estaba metido en una historia igual. No había querido verlo bailar porque sabía que justamente sentiría esta incomodidad que comenzaba a tensarle. Se mordió el labio. En los mitos así el castigo por eso usualmente era...
-¡AH!-ahogó su propio grito con sus manos. La flecha impactó cerca. Por suerte se tomó del barandal o habría caído.

El llamado de su amigo lo devolvió a la realidad. Pasó del placer culposo al temor en un segundo.
Abrió la puerta aún agitado y asintió a modo de saludo, de paso para evitar mirarlo demasiado. Se concentró en los ojos del otro. 
-¿Ah? ¿Se nota que lloré? Vaya...-soltó un suspiro y apretó los labios, buscando las palabras-No. No, al contrario. Fue muy dulce y amable. Él me agradeció en realidad. Sabes como es Ciro. No me trataría mal. Aunque yo temí que lo hiciera. Que me despreciara-tragó saliva y miró hacia el horizonte-Pero no fue así. Le dije que lo amaba pero que sabía que estaba enamorado de Charlie. Que ella era la persona que más amaba en este mundo y lo sabía. Pero solo quería conservar nuestra amistad. Sé que fue estúpido, Max. Y que me dijiste una y mil veces que él no estaría interesado en mi.
Quitó la vista del cielo y se fijo en Max. Sus ojos también eran un pequeño cielo, recordó.
Aunque no le sacaba demasiada altura, nunca podía evitar mirarlo a la cara. Lo tomó de ambos hombros, delicadamente, sin preocuparle si estaba transpirado o no.
-Max...-susurró, algo aconjogado-Gracias. Gracias por cuidarme y por tolerarme aún en mi cabezonería de seguir con mis ilusiones.Gracias por dormir conmigo. Gracias por...Eres increíble, Maxxie.
Suspiró. Para una criatura como él, el cielo era insintivamente tentador. Hubiese querido escaparse ahí mismo sabiendo lo que venía. Pero resistió.

Sonrió ante el primer comentario de su amigo. Claro que haría eso por él también. Y más. Ya lo había dicho, a veces le asustaba lo mucho que adoraba a sus amigos y hasta donde estaba dispuesto a llegar por esta gente que tanto le había dado. Exhaló por la nariz. Comenzó a mover los labios como queriendo empezar a articular las palabras cuando Max lo interrumpió.
Su expresión serena y melancólica comenzó a mutar como si fuera algun tipo de máscara. Una sonrisa torcida, parpadeos intensos y los colores llegando a sus mejillas. Casi instintivamente retiró las manos de los hombros de Max y asintió. Se llevó una mano a su barbilla y cara, tratando de disimular su reacción. No ayudó que fuese la mano que había tocado el hombro desnudo de Max y estuviese ligeramente húmeda. Quiso chillar pero asintió a su amigo.
-Un...solo un momento. No es como que te estuviera espiando. Yo-no-haría-eso-dijo con énfasis- ¿¡Solo no quería molestar, sabes!? Es poco educado entrar así como así y sorprender a alguien que entrena-su mirada trataba de mantenerse sobre el rostro de su compañero pero instintivamente descendió hacia su torso, aun algo brillante y sus escasamente cubiertas piernas y más arriba a su poco disimulado...
-¡PERO ESTA BIEN!-dijo aun alarmado-No tengo problema con la desnudez. Somos amigos...los amigos no tienen problema con eso...-se apresuro a sentarse en la silla donde habia estado la  toalla, desocupandola si era necesario.
Tenía que calmarse pero era dificil teniendo a Max allí. Era tal y como temía que se darían las cosas en su interior.

Id aun sentado parecía torturarse con la idea. Y deleitarse a partes iguales. Al menos fantasear con Ciro era un tanto más simple. No le provocaba la mezcla de emociones contrarias que le provocaba Maxxie. ¡Los amigos no debían verse así! Aún amigos tan guapos como él. Otra vez lo que había charlado con Rory le volvía a carcomer por dentro. Pero no era el momento de pensar en esas cosas. No lo era realmente. Aunque Maxxie estuviera tan cerca y...y quizás si lo tocaba hubiese aceptado...
"Puedo quitarmelos si quieres..."
El arpía sentía la misma sensación que tenía al remontar una corriente y caer en picado. Un subidón de adrenalina que le hacia sentir como todo iba en cámara lenta.
-Reforzar la amistad...
Quizás entre broma y broma...no. No. No debía. Aunque la cercanía le hiciera pensar que quizás si se acercaba un poco y lo besaba no estaría tan mal. Y...por suerte Max cambió de tema. Antes de que hiciera algo estúpido en un momento menos que ideal.

Debía mantener la compostura. El arrojo. O se perdería igual que con Charlie. Y querría quedarse y abandonar todo. Esta era su prueba.
-Sí. Charlie me dio algunas sobras. Está muy bueno. También me dio algunas galletas.
Inhaló profundamente.
-Max. Ahora necesito que te concentres. En mi ¿sí? es importante.
Se puso en pie ignorando su reciente exaltación y tomó a Max de los hombros.
-Tengo que volver a mi ciudad. Por un tiempo, no sé exactamente cuanto. Quizás algunos meses. Quizás...-no iba a decir que quizás podría no volver jamás, para no espantar a nadie-...un poco más. No sé si podré tener algunas escapadas aquí entre tanto pero siempre que pueda volveré a verlos. También prometo mantenerme en contacto en el chat....-no frunció el ceño pero este se le torció en un gesto de compasión y pena. ¿por él mismo? ¿por Max? No estaba seguro

Ver a Max retroceder, como si estuviese viéndolo como era en realidad lo perturbó un poco. Y le encogió su corazón, como si hubiese recibido un puñetazo en todo su pecho. Con dedos torpes se aferró a la silla porque de verdad sentía que podía trastabillarse.
-Es verdad, Max. Yo...lo siento.
Decir esas palabras lo dejó casi sin aliento. Era tan díficil como pensó que sería y más. Hasta sentia que decirle a Ciro que lo amaba había sido más simple. Quizás porque en ese entonces dejaba ir sus sentimientos. Y ahora debía cargar con los de otros. Con la pena de Max.
-Max. No es nada que hayas hecho. No es nada personal.
Intentó acercarse de a poco doblando un poco las rodillas para estar mas a su altura y acercándose despacio, como quien se acerca a un animal herido.
-Max. Lo siento, en serio. Pero...por favor. Por favor, Max. Déjame explicartelo cuanto pueda-lo abrazó por detras, rodeandolo lentamente mientras pasaba sus manos por sus hombros y hacia su pecho.
-Por favor...-dijo ahora en un tono susurrante y cargado de pena.

No respondió a lo de su bastón. Le daba lo mismo lastimarse ahora.
Que lo apartara lo lastimo tanto como si le hubiese pateado. Sintió que todo el tiempo se detenía otra vez y que aunque estaban en un espacio abierto todo se volvía pequeño, claustrofóbico y asfixiante.
-No sé cuanto tiempo Max. No lo sé-el sol del atardecer,sentía que le quemaba la piel ahora. Insoportable. Como ver a Max ahora-Max yo...-acortó la distancia, cojeando un poco
Era dificil explicarle. Decirle las palabras exactas. Ya no le importaba explicarle. Solo quería que su cara volviese a sonreír. Que volviese a mirarlo como antes. No como ahora, que lo miraba como si lo acabara de golpear en la cara.
-Max...-repetía como llamándolo una y otra vez. Como si estuviera lejos de él ahora mismo-No se trata de que no te quiera-decidió hablar directamente a él.
Los demás no importaban ahora. Poco podía importarle a Max cuanto quisiera a sus amigos en general. El daño estab hecho a él.
-Se trata justamente de lo contrario. De lo mucho que te quiero. Del enorme afecto que te tengo. Eso mismo me obliga a irme. No puedo merecerme tu cariño si no puedo devolvértelo plenamente. Sino hago algo para dejar de vivir con el peso que me oprime. Sino arreglo las cosas yo...por favor, déjame explicarte todo. Necesito que te calmes un momento.

-¡Se que no es justo!-dijo elevando la voz también-¡¿Crees que quiero quedarme solo?! Crees que...¿quisiera ir a donde no puedan seguirme? Ya no quiero estar solo. Ya no más. Quiero...quiero quedarme...quiero quedarme.
Unas lagrimas resbalaron por sus ojos empañados. Sentía que ese día había llorado más de lo que debía o creía posible. Sentía que se deshizo en lágrimas. Pero aguantó. Las limpió como mejor pudo y tragó su pena. Lo que le debía a Max, ahora mismo, era compostura. Inhaló y viendo su posición defensiva sabía que debía ir al punto. De nada servía apelar a una sensibilidad que estaba rota en mil pedazos y dejaba expuesto lo más básico del pobre irlandés.
-Lo siento. No debí gritarte-su rostro volvió a calmarse. Sereno, pero triste-Sé que no es justo. Pero tampoco es justo lo que yo vivo. Vuelvo a repetirte que esto no se trata de ti, sino de mi. No me es fácil mentir y lo sabes. Así que quiero que me mires de frente, Max, y escuches.
Expulsó aire por la nariz, sabiendo que era difícil lo que iba a decirle.
-Soy parte de una comunidad muy cerrada. Piénsalo como una cultura, si quieres. Cuando hace unos años me mudé aquí, unos tipos lastimaron a Marietta. Como la policía no hizo nada,yo mismo les di caza. Los encontré en el lugar que usaban de escondite. Los golpee. A un par hasta casi matarlos. Hubo tiros. Sangre. Gritos. Huidas. Y fuego.-dijo abrazándose a si mismo al enumerar todas esas cosas, las llevaba grabadas en su mente, y en su cuerpo-Me llevé marcas. Y un castigo de parte de los jueces de mi comunidad. Años de prisión. Y pensé..."Por algo suelen recomendar que nos apartemos de ellos. Por algo nuestra leyes nos impiden tener descendencia con ellos. Los Solarios se merecen el odio que mi comunidad le tiene. Por algo construimos nuestra barriadas aparte de ellos".

Se detuvo un momento, quizás dejándolo pensar. Quizás esperando que lo repudiara.
-Y tras eso dejé de soñar. Dejé de creer en un mañana. Deje de creer-suspiró, mas bien un jadeo de dolor a medida se acercó al rubio-Dejé de vivir. Hasta que te conocí, Maxxie-con delicadeza le tomó ambas manos, como protegiendolas entre las suyas.
-Gracias a ti volví a vivir. Volví a reír sin miedos. Volví a encontrar motivos para ver un mañana. A soñar con un futuro. Como haces tu. Si tu hermana me dio esperanza, tú me diste motivos. La vida puede ser mucho mejor. La vida puede ser...como tú, Max. Hermosa, alegre, espontánea, valiente e inocente. Quiero que todos puedan vivir esa vida. Todos se merecen vivir tan plenamente como tu me haces vivir-dijo acortando la distancia a cero

-Quiero que mi comunidad cambie. Quiero que todos puedan querer como quiero yo. Sin ningún tipo de miedo. Sin ninguna excusa. Sin ningún impedimento. Solo...querer, aunque duela decir adiós después-ahora miraba directo a los ojos al otro, con una sonrisa triste.