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Post by Giedrè Ausra on Apr 15, 2022 6:58:10 GMT
Tal y como habían acordado, tan pronto dieron las ocho, Giedrè no dudó en acercarse a Umi para pedirle permiso para salir temprano. La dueña del local, como hasta ahora se había portado con él, ni siquiera necesitó de una explicación para aceptar y, muy por el contrario, le despidió con un longevo abrazo que no dudó en corresponderle. Era ese tipo de gestos los que le agradaban bastante y, recordando lo que su misma cita le había escrito mientras charlaban en línea, supo que ese tipo de afecto no podía significar más que amistad y no tenía mayor inconveniente en ello. Era suficiente para él y eso estaba bien, pensaba.
Apretó la bolsa donde cargaba el pastel camino a casa, apresurando el paso. El edificio donde rentaba el cuarto estaba habitado, en su mayoría, por estudiantes y eso no dejaba de parecerle irónico, ya que ni siquiera hacía el primer intento para convertirse en uno. La idea de volverse universitario prefería tratarla con optimismo aunque, si era posible, prefería ni siquiera pensar en ello.
Al llegar a casa, se apresuró en guardar la tarta dentro del pequeño refrigerador que había logrado comprar en una venta de segunda mano. Aprovechando que abrió la puerta, sacó parte del queso de cabra y jamón que sus abuelos le mandaban puntuales cada inicio de mes y, cogiendo los frascos de mermeladas que también mandaban, pensó que sería buen aperitivo para acompañar con el pan de centeno que compraba cada mañana. Giedrè no podía darse el lujo de cocinar algo porque, en la mayoría de sus intentos, su sazón no resultaba ser lo mejor que prefería evitarlo.
Tan pronto llegó la hora que imaginaba y, después de colocar una tetera en la estufa, el moreno salió del cuarto, escaleras abajo, para esperarle sentado en los escalones de la entrada. Revisaba su celular de vez en cuando, cerciorándose si no se había equivocado en enviar la dirección de su celular. La vez pasada se habían visto en casa de él, del mismo Remedí pero ahora, le esperaba ahí. Lo necesitaba.
Siendo un poco informal, una serie de pasos le hicieron levantarse de su sitio y, al lado de su sorpresa de verle ahí, llegando a un escenario que para él era cotidiano, le hicieron sonreír ligeramente.
—Llegas... Llegaste, Remedí. —Y al igual que su jefa cuando le despedía, dio un paso hacia él para rodearle con ambos brazos.— Pasa.
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Post by Remedí Storni on Apr 21, 2022 6:17:23 GMT
"El extraño muchacho de Lituania"-pensaba el español. Lo cierto es que Giedré era una "presa" divertida. Era sumamente fácil de molestar. Y eso era divertido. Pero también tenía una brutal sinceridad que Remedí apreciaba. Era una mezcla extraña. También era testarudo...y eso le gustaba. A medida que el tren lo llevaba a la parada más cerca a su destino, reía ante la idea. ¿Por que se metía con gente que era complicada? No lo terminaba de entender. Quizás porque una vez los rompía y resolvía como rompecabezas encontraba algo más que los demás no veían...y eso también era algo que añoraba que hicieran con él... Se mordió el labio. Debía dejar de pensar estupideces. También había una amabilidad que le atraía. Rem nunca lo diría. Pero la amabilidad de otros lo desarmaba completamente. Más cuando era dada de forma tan generosa. Estaba acostumbrado a causar rechazo o sumisión. Usar armas distintas lo hacían percatarse de lo que torpe que podía llegar a ser.
Había insistido en que no llevara nada. Pero traía unos Pockies de varios sabores para compartir con él. Y una botella de licor de crema. Quizás disfrutaba de ese tentempié. Con la luz del celular sobre su cara se fue acercando a la dirección y al doblar a la esquina vio a Giedré sentado en la escalinata. Le dedicó una de sus sonrisas socarronas y se acercó elevando la mano. El abrazo lo tomó un tanto por sorpresa por la velocidad, pero le correspondió deslizando los brazos por la espalda del otro muchacho. -Tardé un poco, lamento la tardanza-dijo de forma sincera-Estaba un tanto perdido en el vecindario pero ya lo logré. Heme aquí. Por supuesto, iba a llegar ¿acaso creías que faltaría?-luego tironéo un poco de su cuello y le dio un beso en cada mejilla-Así saludan los franceses ¿sabes?
Lo acompañó hasta dentro, en el acogedor espacio de su cuarto. Se sacó su chaqueta, sin saber bien donde dejarla.
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Post by Giedrè Ausra on Apr 23, 2022 3:18:55 GMT
Las manos encima de su espalda le hicieron aligerar la tensión en su gesto. Si bien, aquel muchacho no le había dejado un buen sabor de boca la primera vez que le miró, ahora que le tenía enfrente, accediendo a su invitación, hizo que sonriera tenuemente aunque su gesto se miró interrumpido cuando le tomó del cuello y dejó ese par de besos en cada mejilla suya. No mentía después de todo, la gente en París solía hacer cosas demasiado extrañas aunque, especialmente, los labios del español se sintieron tan diferentes al peso de sus palabras.
Una vez dentro de su habitación, Giedrè tomó su chaqueta antes que le preguntara dónde podría acomodarla. Había demasiada cosas que necesitaba comprar pero tampoco es que tuviera espacio donde guardarlas, rentaba una sola habitación por 800 euros y no sabía si el día de mañana iba a calentarse el agua de la bañera.
—Puedes acomodarte en la cama o aquí en la mesa. —Dijo, como sugerencia mientras colocaba la prenda de su invitado y la propia encima del respaldo de una de las dos únicas sillas de la habitación.— Iré a servirte una taza de té.
El de cabello blanco avanzó hasta la estufa y rebuscó por un par de tazas del lavatrastes. Apagó la tetera que minutos atrás había puesto y, cogiendo uno de los frascos donde guardaba hierbas y algunas especias, tomó algo de canela y jazmín para mezclaros juntos. Con ambas tazas humeantes, se acercó de vuelta con él y estiró el brazo para tenderle una.
—Me hace feliz tenerte aquí, espero quieras volver otro día. —Soltó de repente.— Aunque no tengas mucho sitio donde sentarte.
Giedrè avanzó a su lado, dejando su propia taza encima de la cómoda del mueble más cercano. La verdad es que no había demasiado espacio para estar en ese lugar, ese pensamiento le causó un poco de vergüenza.— Por cierto, Remedí... —Su mano derecha pasó encima de su boca, tratando de ocultar su carraspeo.— Eres bastante amable al venir a ayudarme con mi computadora. La verdad es que ni siquiera la he abierto y hace ya una semana que llegó.
Frente a ellos, no tuvo ni siquiera que señalar la caja que era cubierta ya por una pila de libros que tampoco tenía lugar en esa habitación.
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Post by Remedí Storni on Apr 26, 2022 18:18:59 GMT
Esperaba que el "departamento" de su amigo fuese frugal. Pero no que viviese en un armario como Harry Potter. "Bueno, quizás Harry vivía mejor"-pensó enarcando una ceja,antes de sentarse en la cama. Lo enterneció un poco como el moreno trataba de hacer todo tan cómodo y ameno para los dos. Aunque fuera un triste excusa de departamento, Giedré sabía hacer acogedor el lugar. Se cruzó de piernas y agitó un pie en el aire. -Descuida, Giedré. He tenido menos espacio donde sentarme en otras situaciones y me las he arreglado bastante bien igual para pasarla bien-dijo con un leve deje de broma y lascivia-Esto está bien. Ser minimalista no está tan mal tampoco. Muchos japoneses viven así-apoyó sus manos detrás de si para inclinarse más sobre la cama. El aroma del té le llegó, sorprendiéndose de su buen aroma. Esperaba algo menos "gourmet" pero el estudiante parecía haber adquirido buen gusto. -Vaya, vaya Gigi...¿acaso el trabajar en el Sweet Innocence te ha hecho volverte un instruido en el té? Esto huele muy muy bien-abrazó la tacita con ambas manos y sopló un poco-Ni siquiera creo que te vaya a pedir azúcar Le dio un sorbito a su té, abriendo los ojos un poco con el suave sabor. Agradable. Dulzón.
Verlo tratar de expresar su agradecimiento le resultó también muy extrañamente tierno. -Oh, basta, me harás sonrojar-dijo completamente pálido como siempre-En tanto me complazcas y me atiendas bien, el servicio de mi asistencia no será problema. Sólo dejame disfrutar un poco más de tu comida y me pondré manos a la obra. ¿Que más tienes para darme, eh?-dijo con su clásica sonrisa pícara.
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Post by Giedrè Ausra on May 2, 2022 22:45:53 GMT
Sus halagos le hicieron sentir vergüenza, una bastante tenue pero que ahí estaba. No estaba acostumbrado a recibir tan buenos comentarios con respecto a su desempeño pero, desde que había llegado a París y fue capaz de conseguir ese par de empleos por cuenta propia, empezaron a dejar de parecerle ajenos. Suponía que, después de todo, no era tan malo aprendiendo y en la práctica podía resaltar en un par de cosas.
—Es por Umi y Aris que supongo aprendí tanto. —Dijo, sin saber cómo alardear realmente. En ese momento, recordó la pequeña bandeja de tapas que había preparado, así que se levantó de nuevo para cogerla y traerla hasta donde ellos,dejándola enfrente, encima de otra caja.— Casi lo olvidaba. No es mucho pero no se me da cocinar tan... Bien. Por lo regular, como fuera pero espero que esto te llene un poco. Sólo no me pidas vino o algo similar porque no tengo.
El moreno volvió a tomar asiento a su lado, acercando la taza hasta su boca. Sopló un poco antes de tomar un pequeño sorbo, era agradable, así que pudo darle razón por ahora.
—Dudo que esto se acerque un poco a ser... Minimalista. —Respondió, paseando su mirada alrededor de su cuarto antes de detenerse donde el español se encontraba.— Aunque mi habitación en casa no difiere tanto de lo que ves aquí, salvo que ahí no tendríamos por qué pelear donde sentarnos.
Giedrè volteó a verle, mirando lo cómodo que se veía. Quizás no era tan mal anfitrión, después de todo, así que sonrió.— También traje el pastel que querías pero... Eso dependerá de cuán bromista resultes ser esta noche.
Sin esforzarse de más, estiró su mano hasta la cabeza ajena y hundió sus dedos entre sus cabellos, con el afán acariciarle un poco y, si tenía suerte, molestarle otro más. Era la primera vez que le miraba tan de cerca y, ahora que le tenía a un lado suyo, pensó en lo tonto que sería si no lo apreciaba, por lo menos un poco. Tomó un mechón de su flequillo para acomodarlo detrás de su oreja.— Es broma. Pienso darte el pastel de todos modos.
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Post by Remedí Storni on May 4, 2022 3:34:42 GMT
Estaba a punto de retrucarle cuando sintió su mano sobre él. Se sentía distinto y si bien ya se habían besado una vez, casualmente, esta caricia tan minuciosa hizo que el español enarcara una ceja, en una pregunta silenciosa. Luego recupero su usual expresión osada y desafiante y movió su cabeza sutilmente, aceptando, de forma igual de silenciosa, el tacto del otro. Como diciendo: "Por supuesto que quieres tocarme ¿quién no?" -Oh...¿vas a evaluar mi comportamiento esta noche? Está bien "profesor". Intentaré ser lo más complaciente posible entonces...-luego rió-...pero si al final vas a darme mi pastel de todos modos, quizás lo piense dos veces antes de hacerte esto fácil.
Con dos dedos tomó un trozo de jamón y otro de queso. Masticó rapidamente como quien sabe del tema. Saboreando los embutidos. -Nada mal. No se parecen a los jamones serranos de España, pero no están mal-dio un sorbito al té-No importa, no vine a embriagarme...el té estará bien. Además ¿no quieres verme ebrio y tratando de armar tu ordenador, o sí? Y menos aún tener que aguantarme ebrio aquí.
Untó un trozo de pan en la mermelada y dio un mordisco, quitándose las migas del pan de sus vaqueros. Paladeó el gusto, frutas rojas. Era la temporada. Sabores dulces y conocidos. Debía admitir que la comida de Giedré estaba bastante bien. -¿Estas te las envía tu abuela, verdad? Felícitala de mi parte la proxima vez que hables con ella. Se mordió el labio, casualmente, rojizo por las frutas, para quitarse lo que quedaba de mermelada en ellos, haciendo contacto visual con Giedré en medio del proceso. -Dulce, fresca. Me gusta. Tomó otro trago del té. Realmente aquello estaba muy bueno y estaba comiendo bastante bien. No podía quejarse de como iba aquella velada. -Bien Gigi ¿quieres darme lo que me corresponde ahora...o después de que termine mi trabajo?-dijo girando su torso hacia Giedré, inclinándose sobre la cama y hacia él.
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Post by Giedrè Ausra on May 7, 2022 20:32:15 GMT
Remedí tuvo que pronunciar esa palabra justamente en ese instante. Su ceño se frunció y, en un pobre intento de evadirla dentro de su mente, tomó otro pequeño sorbo de su té. ¿Cómo se le iba a olvidar que, de entre todos sus conocidos, él era el único capaz de sacarle de quicio como ahora.
Giedrè tomó la taza de su acompañante y la dejó, a un lado de la suya, antes de levantarse para alcanzar el pequeño tarro de mermelada. Comió una de los pequeños bocadillos y giró frente a él, no sin antes limpiar la boquilla de cristal con la punta de su pulgar, dejándolo sucio y dulce. Avanzó hasta el borde de la cama mientras terminaba de saborear su porción y, sin aviso alguno, cogió la barbilla del español, apretándole a modo de regaño.— No uses esa palabra estando aquí. El que viene a enseñarme un par de cosas eres tú, no yo, aunque ciertamente eres demasiado necio para hacer lo que te dicen.
Dio un paso entre las piernas de él y se acomodó encima, mirándole sin dejar de arrugar el entrecejo. El moreno le miró, apoyándose con una mano a un lado de su rostro y, con su mismo peso, le empujó contra el colchón. Remedí era atractivo, sí, y mucho. ¿Quién no querría estar con alguien como él, sobre todo cuando parecía esmerarse en rascar cada vez más y más hondo entre sus heridas para molestarle y hacerle notar que ahí estaba?
—Le diré entonces. —Dijo, antes de acercar aquel dedo encima de su labio inferior, coloreando con un tono rojizo la zona antes de avanzar otro poco y apretar sus dientes.— Tal vez te merezcas un incentivo antes... Aunque no estoy seguro qué tan suficiente te sea para motivarte a trabajar.
Giedrè retiró su dígito entonces y se acercó a limpiar los restos de mermelada en sus labios, que él mismo se encargó de ensuciar. Su boca se paseó lenta, encima de la suya. Quiso probarle un poco más y eso hizo, empujando con su lengua hasta que el dulzor se entre mezcló con el picor de la canela. Tuvo que sonreír y una risilla salió de su boca, avergonzado. El de ojos azules le miró desde arriba y paseó entonces sus dedos entre su cabello, peinándole hacia atrás sin dejar de delinearlo.— Después de tu trabajo podría haber otro tipo de compensación pero esa iría por mi cuenta, Rem.
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Post by Remedí Storni on May 9, 2022 2:41:42 GMT
-Porque si me lo vas a da... Remedí vio su pequeña maniobra quitándole la taza ¿que le sucedía? Mantuvo silencio, no por respeto o porque creyera que hizo o dijo algo malo (honestamente no lo había hecho, por una vez) sino por curiosidad. Giedré se movía muy casualmente. "Normal, este es su cuarto. Debe sentirse cómodo en este...cubículo" Lo siguiente resultó un tanto desconcertante. Lo tomó, casi bruscamente de la barbilla. Lo que lo hizo arrugar el entrecejo y soltar un gimoteo quedo. Pensó en zafarse pero la intensidad del otro llegó a causarle una sensación...diferente. Una mezcla de temor y excitación. Solo miró mientras hablaba, los ojos fijos en él. ¿Lo había puesto así que dijera "profesor"?
No tuvo tiempo de meditar en el poder que podía sacar de eso. Porque Giedré se adelantó. Lo tenía encima, sintiendo su peso, su cuerpo sobre él. Remedí vivía para esas cosas. Era lo que lo hacía sentir vivo. Provocar, cual toreador, al toro. Sentir el poder de vencer a una criatura envalentonada. Sacar la bestia de la guarida y reír aun recibiendo algunas de sus mordidas. Y ahora tenía la bestia sobre él, gruñendo. Lista para atacar.
El tacto dulce del dedo de Giedré sobre sus labios hizo que se estremeciera y sintiera como su espalda se tensaba, anticipándose. Era una danza que ya conocía. Pero que su compañero fuera alguien a quien esperaba dominar...hacía todo aún mas emocionante. El aliento caliente del moreno sobre él lo comenzaba hacer sentirse como embriagado. Pero mucho más agradable que cualquier vino. Hasta que comenzó a pasar su boca sobre la suya. El calor se torno excitación y tuvo que resistir las ansias de gritarle todo tipo de obscenidades. Debía mantenerse bajo control. Le daría una probada al lituano de cuan sumiso podía resultar antes de sacar sus garras propias. Abrió levemente sus labios para soltar un gimoteo. Y sintió la lengua del otro contra la suya. Buscándolo. Queriéndolo.Llamándolo. Se hubiese apretado contra él en otra situación o ido a su cuello pero quería saber hasta donde iría el otro. No le importó que sintiese su creciente erección. Nada importaba realmente mas que satisfacerse...hasta que Giedré cortó el contacto y le despeinó en un gesto tan...amistoso que hizo que la duda e interrogación se dibujara transparentemente en el rostro del español. "¿Porqueeeee...?-se quejó en su mente. Casi estaba seguro de que estaba haciendo un puchero ahora-Estaba tan..." -Ah...-suspiró-...Gigi...-ganó recompostura, aunque se lo veía sumamente agitado aún y con sus mejillas enrojecidas, notorias por su palidez-Está bien...-se pasó una mano por el pelo otra vez, ganando confianza. Su rostro regresó a su expresión calmada y burlona-...espero te hayas divertido con tu muestra gratis. Se puso en pie, dándole la espalda y acomodándose su ropa. Se llevó un puño a la boca para carraspear. -Muy bien. Muéstrame donde debo armar tu computadora. Mejor me pongo manos a la obra...antes de que alguien ponga manos en otra cosa... Se apresuró a sacar de su mochila un pequeño bulto que desplegó sobre la cama. Varios destornilladores, aceite en aerosol y pasta térmica. No creía necesitar mucho más. Recordó lo que había traído de su departamento, la botellita de licor de crema y los Pockys. -Puedes ir bebiendo esto como postre si quieres una vez te termines el té. Solo...asegurate de comer algo tambien-dijo guiñandole el ojo y lanzándole la botellita-Seguro te mola si eres fanático de lo dulce como yo. Cremoso, dulce...baña tu garganta como un dulce caramelo.
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Post by Giedrè Ausra on May 9, 2022 11:35:39 GMT
La cara de Remedí se había vuelto tan distinta de pronto. ¿Acaso había hecho algo mal? Aunque, si ese era el caso, ¿por qué sentía ahora algo friccionarse contra su rodilla? Giedrè apretó los labios, absorto, pero antes de poder decir algo, el español se levantó, haciéndole a un lado y llevándose esa cara tan linda que había puesto.
El moreno se quedó tendido contra la cama por un momento, sopesando lo que había hecho contra lo que sintió luego de ello. Era eso... ¿Satisfacción? Sí, eso debía tratarse porque, de lo contrario, ¿cómo es que ahora sentía cierto poder? Sus mejillas enrojecieron, emocionado. Por supuesto que quería repetir aquello, tampoco era así de estúpido.
Giedrè ocultó el rostro contra las cobijas y soltó un suspiro, antes de llenar sus pulmones de vuelta. Se levantó de aquel sitio, sentando sobre la orilla y mirándole, le señaló la mesa limpia a un lado de ellos. En otra circunstancia, le hubiera gustado tener un mueble más apto para su equipo pero era lo que tenía e iba a aprovecharlo.
—Aquí, por favor. —Dijo, a modo de petitoria. Una ceja suya se elevó ante su acusación.— Si eso no te pareció, siempre puedes decírmelo. Lo sabes.
Altanero como sólo él sabía convertirle, Giedrè le mostró la lengua antes de recibir sus presentes. "Qué amable", pensó antes de levantarse para buscarle sitio a un lado de la bandeja de comida. Si bien, su espacio era limitado, tenía la iniciativa suficiente para acomodarse según la situación. El moreno hizo a un lado la ropa encima de la caja que aún guardaba la computadora que compró tras meses de ahorro y la dejó encima de un cesto, que decidió llevar hasta dentro del cuarto de baño.
Al volver, no dudó en tomar otra de las tapas que había preparado para comer. Sus dedos tomaron la botella que el otro había traído, mirándola mientras inspeccionaba el etiquetado de la misma.— Con tanta azúcar encima dudo poder dormir, más aún teniéndote aquí. De haber sabido que pondrías una cara así entonces no me hubiera detenido. —Giedrè rebuscó entre la bolsa de su pantalón por sus llaves, usando una de las mismas para sacar la tapa del envase de vidrio.— Huele igual de bien que tú.
Estiró el brazo para alcanzar su taza y, sin pensarlo mucho, vertió un poco dentro de su bebida. Dio un pequeño trago y, sacando la lengua, inconforme del sabor, quiso añadir un poco más.— Pruébalo conmigo antes de que empieces con lo tuyo.
Giedrè avanzó enfrente del de cabellos morados y acercó su propia taza hasta los labios ajenos. Sus ojos azules le miraron expectantes, intensos, en espera de que accediera a su petitoria.— Puedes darme un beso en caso de que te haya gustado. Si no, me conformaré con mirarte de cerca.
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Post by Remedí Storni on May 10, 2022 4:23:07 GMT
En cuanto le hizo espacio comenzó a trabajar. Tan rápido como él sabía. Tomó el gabinete y lo recostó en la mesa, abriéndolo con dedos rápidos. Tomó los componentes y los fue dejando a un lado. La fuente de energía, los ventiladores, la placa madre. El mestizo ya había armado cientas como esta. -No está nada mal. ¿Acaso planeas meterte en la escena gamer?-dijo en un intento de hacer charla casual, distanciándose de lo que acababa de suceder. No es que no le gustara, pero si tenía un rato para trabajar con aquello.
Pero el moreno parecía insistente en responder con comenarios con cierto aire de coquetería. ¿Que clase de juego estaban jugando ahora donde el español trataba de ser el calmado y acallar sus instintos y Giedré parecía no querer dejarlos ir? No entendía a que jugaba -Gracias Gigi...-murmuró sin saber realmente como reaccionar al halago. No es que no supiera usualmente. Habría dicho algo como "Claro que lo soy" pero el lituano comenzaba a moverlo fuera de sus areas de comfort. "O es un experto manipulador, o es un inepto social en extremo"-pensó aún confundido. -Estoy seguro de que encontrarás la forma de dormirte....una vez te agotas lo suficiente, es fácil...-respondió sin mirarlo y con tono neutro. Esperando que quizás sintiera algo de incomodidad. Pero parecía que ese barco había zarpado hace mucho.
Lo observó beber. El gesto sacando la lengua le pareció adorable. -Bien, bien...dejame ver que inventaste, coctelero-dijo aceptando la bebida que tenía en frente. Sin cortar el intenso contacto visual con el otro, dio un trago No estaba mal. Dulce, cremoso, intenso....algo diluido en todo aquello estaba el sabor de la canela. Era un juego de beber novedoso. ¿o acaso solo buscaba excusas para besarlo otra vez? Rió un poco tras saborearlo. Lo tomó del cuello de su camiseta y lo hizo bajar su nivel. -Está pasable...-depositó un beso en sus labios-Y tiene un gusto picante que aprecio mucho-dijo depositandole un suave y rapido beso en el cuello-Quédate cerca. Quizás te puedo enseñar algo.
Se estaba divertiendo entre que terminaba de meter la placa de video y bajaba la palanca tras ponerle la pasta. Comprobo que los componentes estuviesen en orden. Era la parte simple, la verdad. La parte dificil era el software, o mas bien, la tediosa. Conectó el la CPU y sacó el monitor y los demás periféricos. Dejó a un lado todas las cajas, vacías ahora, cerradas prolijamente y ordenadas de mayor a menor. -Debes guardar estas cajas por al menos un año. Por la garantía ¿comprendido?-le agradaba que estuviera atento a él. Asintió a la par que decía eso, como para que fuera mas claro-¿Tan distrayente es mi apariencia que no puedes sacarme los ojos de encima, Gigi? No te vayas a perder en mis ojos-mantuvo el contacto un segundo antes de cortarlo para agacharse a buscar una memoria portátil de su mochila.
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Post by Giedrè Ausra on May 15, 2022 9:18:27 GMT
Giedrè miró expectante el movimiento de sus labios sobre la taza mientras probaba su pequeño invento. Era la primera vez que miraba a alguien de forma tan detenida pero, ¿cómo no hacerlo con él? Remedí era irremediablemente llamativo, muy contra su pesar. Suspiro, profundo; lo hizo sólo por él.
—No, no me interesa iniciar una carrera en eso. —Respondió, antes de sentir sus manos arrugando su camisa. Giedrè cerró sus ojos por un instante cuando sus bocas se juntaron. Como siempre agradable y, además, dulce.— Tan sólo quiero jugar.
El moreno retiró la taza, devuelta a él y sin dudarlo, sorbió un poco del mismo sitio que el español. Supo entonces que le hacía falta más cuerpo a aquella bebida y, antes de regresar a su lado, quiso tomar la botella de nueva cuenta y calibrar la proporción que consideraba necesaria. Para su inexperiencia, terminó endulzando aquella bebida con el licor pero esta vez decidió beberla para terminarla, no pensaba desperdiciar ni una gota. Su paladar terminó muerto a causa del exceso de dulzor y su única reacción fue demostrarlo sacando su lengua nuevamente.
Giedrè avanzó de vuelta a su lado, a un lado de él. Sus ojos se pasearon en el movimiento de sus manos, mirándole desarmar y unir piezas que no entendía en absoluto. Pero entonces, Remedí tuvo que agacharse y sus ojos le miraron contornearse de esa forma. Su ceño se frunció y, más allá de sentir vergüenza, porque la sintió, por supuesto, maldijo a Remedí por haberlo hecho. ¿En qué momento había decidido ceder ante lo que le gustaba? De haber sido otro modo, su mano no se hubiera acercado a él para apretar su cadera y hacerlo chocar contra su cuerpo mismo. La mano del lituano subió por su costado, apretando su cuerpo. Sus dedos contornearon su figura y, harto de solo sentirle de esa forma que consideró pobre, atraparle entre la mesa donde trabajaba y su propio cuerpo, fue la mejor solución que encontró para acortar cualquier milímetro de distancia.
—Las guardaré entonces. —Respondió, hablando contra la piel blanca de su cuello. Giedrè acomodó su barbilla entre su hombro y su cabeza, y en casi nada, decidió hundirse con una mordida contra su piel. Hizo un minuto de silencio entre aquella acción, dejando únicamente a su respiración escucharse. Siempre silencioso, suponía que podía hacerse oír de vez en cuando.— Mirarte, probarte. ¿Qué crees que sea lo que más me gusta ahora de ti? Remedí. —Su nombre salió con un punto y aparte, una palabra que quiso decir con desdén porque, de haberlo dicho con lo que ahora sentía, hubiera perdido el poco autocontrol que aún conservaba. Su diestra continuó su viaje por encima de su pecho y, sin aviso, sujetó su quijada para atraerle hasta su propia boca. Giedrè apoyó su peso encima, sin dudar en palpar su húmeda cavidad. Las palabras se entremezclaron con su falta de aire y las ganas por querer prolongar esa caricia.— Fue un buen obsequio el que me diste... La próxima vez deberé buscar algo igual de acorde para ti.
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Post by Remedí Storni on Jun 2, 2022 6:01:15 GMT
Sonrió levemente, ladinamente al sentir las manos de Giedré sobre él. Había subestimado lo atraído que se podía sentir por él, y lo frustrado que podía hacerlo sentir. Sus manos de dedos finos contra su piel lo hicieron estremecerse un poco. Era de los pocos placeres que jamás lo aburrían. Sentirse deseado así. Sentir que él era la ultima gota de agua en el desierto de la lujuria que él mismo podía levantar era tan agradable. Como tener la vida del otro a su disposición. A punto estuvo de soltar un comentario cuando sintió que la frustración de Giedré se tornaba reclamo. Soltó un quejido bajo al sentir al rubio sobre él, apretandose contra sí y practicamente dejándolo sin salidas. Defintivamente no entendía a que jugaba...pero le agradaba sentir que el metódico y dedicado muchacho que se enfurecía con chistes e insinuaciones simples, ahora perdía el control. ¿Hasta donde llegaría? La respuesta llegaría pronto, al sentir su boca cerrarse sobre el Soltó un gemido que hizo que instintivamente arqueara su espalda baja y empinara su trasero contra él. Se maldijo un poco por eso acto reflejo que antes tanto habia enloquecido a otras parejas. Pero ahora prefería aguardar. Si se lanzaba directamente Giedré pensaría que podía hacer lo que quería con él... "Y ese no es el objetivo...no soy suyo. Él debe saber quien manda aquí..." Pero las manos del otro subiendo por su cuerpo y la forma...¿despectiva? en que dijo su nombre solo hicieron que perdiera más los estribos. ¿Que le pasaba? ¿Era tan debil? ¿o acaso había bajado la guardia? ¿o quizás era que el muchacho tenía una presencia tan potente y autoritaria que lo dejaba como estaba ahora? Exhalando pesadamente cual adolescente chillón apenas descubriendo los caminos de la satisfacción. Sea como fuere, no tendría tiempo de respirar mucho antes de que Giedré lo atrajera, reclamando un beso que mas que robado, era arrebatado...aunque ¿podía robarse algo que entregaba sin nada de resistencia? Tenerlo allí cerca al borde de besarle era otro tipo de tortura. Deseando sentir algo más que sus dedos contra sus labios.
El calor de su aliento y la fiereza de sus manos, apretándose como las garras de una bestia que fácilmente podía destrozarle solo hacían que el español sintiera mas deseos de pegarse contra la piel morena del otro. Pero tenía que aguantar. -Parece que quieres darme tu regalo antes de tiempo...-dijo con su tono casi ronroneante. Pero se notaba el agotamiento. Y para acompañar lo patético de su falsa seguridad...una gota de sudor resbaló por su sien, caliente y húmeda-Me alegra que te guste mi regalo...pensé en ti al elegirlo...pensé en ti... Estaba haciendo uso de toda su fuerza mental para no gritarle que lo tomara allí mismo. Que lo usara de una vez como muchas veces había repasado que sucedería alguna vez. Que le arrancara la ropa a zarpazos y reclamara de una vez todo su ser para por un momento no poder pensar en otra cosa. -Solo...dame un momento...Gigi...-dijo su nombre con tanta dulzura como podía-A menos claro ¿que no puedas aguantar más el querer probarme?-sus palabras acompañadas por un suave desliz de las manos propias sobre las de Giedré, apretándose más contra él.
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Post by Giedrè Ausra on Jun 10, 2022 7:02:46 GMT
Lindo. Si podía describir a Remedí de algún modo, esa sería la palabra que pensaba más acorde. Su actuar era igual de satisfactorio cuando un animal acataba una orden suya, momento en el que pensaba lo mismo que ahora sucedía con él. La idea misma le dio vergüenza, una grande, porque mientras le escuchaba hablar, con ese hilo de voz que comenzaba a escucharse más agudo y espaciado, pudo corroborar lo mucho que le gustaba tenerlo de ese modo. Dios, era tan vergonzoso pero, en ese estado, no pensaba soltarle.
Sus ojos azules miraron rodar esa perlita encima de la piel de su rostro. No se suponía que sudaran tan pronto, ¿o sí? Quiso probarle, detener su camino con su misma boca mientras sus manos, entrelazadas a las suyas, volvían contra su torso, apretando sus costillas antes de masajear la suave piel de sus pectorales, en círculos, hasta pellizcarle. Le obligó a recorrerse, a sentirse a sí mismo, era una escena tan bella para Giedrè que, desde siempre, se enseñó a mirar de lejos. Sabía salado, ese momento le supo a sal, tan bueno. Después de comer aquellos aperitivos tan dulces, su paladar agradecía por algo que rompiera con todo ello. Seguramente toda su piel sabría igual que ello, lo iba a descubrir.
—En realidad, se trataba de otro tarro de conservas, —Dijo, con un susurro contra la piel de su mejilla.— esto es aparte.
Su voz tan melosa le hizo sonreír pero, la manera en la que su parte posterior rozó contra su propio cuerpo le obligaron a jadear, complacido. ¿Cómo detenerse ahora cuando sus manos se deslizaron hasta la orilla de su pantalón? No podía, no quiso hacerlo. Con tortuosa lentitud, desabrochó el cinturón alrededor de su prenda y pronto el botón se separó de su sitio. Deslizó el cierre y la tela misma aflojó su sostén entre sus caderas. Quiso tirar de ella, junto con sus interiores y un nuevo suspiro chocó contra su piel. Sus labios llenaron de besos su oreja, suaves, a veces desenfrenados. No sabía qué ritmo llevar con aquel joven cuando podía desesperarle o traer tanto gozo, como ahora.
—Mírate, Rem. ¿Quieres esperar otro poco? —El moreno no soltó sus manos, hasta ese momento. Bajó hasta la orilla de su camisa y la subió, apretando su vientre, su blanco abdomen, mientras la deslizaba hacia arriba.— Sostenla, muerde fuerte. Las paredes aquí son delgadas y no quiero que mi casera me reprenda por tu culpa.
Le besó, quiso darle una última caricia antes de llevar la tela hasta su boca, obligándolo a morder. No iba a ponerlo en cuestión, no cuando sus manos acariciaron entre sus piernas, dando un apretón, y una mordida volvió a depositarse contra su hombro. Sus ojos se cerraron por un momento antes de contemplar su labor, le fue inevitable empujarle contra su cuerpo y disfrutar de aquel roce entre su desnudez y la tela de su ropa. No era suficiente, lo sabía y maldecía para sus adentros.— Te has dedicado a probarme a mí todo este tiempo, ¿por qué no podría desobedecerte, hacer esto contigo, de vez en cuando? —Un apretón volvió a sentirse en su mano.— Es tu turno de obedecer las reglas, Remedí.
En ese momento, cómo le gustaba repetir su nombre con tanto desdén, como si fuera ese el único modo de hacerle saber lo mucho que le había lastimado ahora con sus jugarretas y bromas de mal gusto. Su mano se deslizó, firme, de arriba a abajo, estimulandole hasta sentirle casi cerca. Pudo sentirlo, así que le dejó de repente y esa misma mano que tanto le ayudó, ahora se estampaba contra su trasero. Giedrè rió, llevandose ambas manos detrás suyo y, con un par de pasos hacia atrás, se alejó del español.— Continúa trabajando, por favor. No se te vaya a hacer tarde.
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