Giedrè Ausra

Giedrè nació al norte de Lituania, cerca de la costa del Mar Báltico. Huérfano desde bebé debido a un accidente automovilístico, fue acogido por una pareja de granjeros que vivía alejada de la comunidad más cercana y que rara vez se acercaban a la demás gente. Aprendió a labrar la tierra desde muy pequeño y se hizo sentir como en casa, entre los fríos bosques que conectaban con el mar.

Desarrollándose dentro de un ambiente amable pero ajeno al de la demás gente, Giedrè creció de forma modesta y con poca oportunidad para interactuar con los demás niños de su comunidad. Los primeros años de su educación fueron difíciles y, en ocasiones, bastante duros cuando era presa de la situación y de uno que otro niño abusivo que no sabía medir sus palabras. Sin embargo, para no causar disgustos ni romper las grandes expectativas que ambos tutores tenían en un crecimiento alegre, prefirió mantenerse en silencio para que sus abuelos no tuvieran que preocuparse por él, ni mucho menos perder su tiempo en cosas tan banales como peleas de niños. De esa forma, Giedrè aprendió a entumecer sus emociones para facilitar su día a día, aunque eso le excluyera de los demás, la mayoría del tiempo.

Conforme los años pasaron y Giedrè adquirió la mayoría de edad, sus abuelos le sorprendieron con un boleto de tren con dirección a Paris. Desde que había llegado a sus vidas tras haberlo adoptado, ambos habían trabajado arduamente para garantizarle un futuro que se le hizo difícil aceptar. Lo que más ansiaba era olvidarse del mundo al concluir su preparatoria pero aquellos rostros amables le hicieron embarcarse a un lugar totalmente nuevo y ajeno al ambiente donde había crecido.

De esa manera, Giedrè llegó a Paris para buscar trabajo y poder costearse una universidad.

• La primavera es su estación favorita.
• No le gustan los venados. Cuando era niño tuvo una riña con uno.
• Considera la carne como el alimento más preciado aunque no siempre puede comerla.
• Tiene buena mano para cultivar cosas. Sin embargo, no es algo que le guste practicar en realidad.
• Es bastante apático con el dolor ajeno pero su sentido de justicia lo obliga a intervenir, de vez en cuando.
• Sus abuelos continúan mandándole dinero y comida esporádicamente.
• Desde que es niño, cree que cerca de los bosques de su granja habitan seres distintos y que en ocasiones van a dormir bajo su mismo techo.
• En una ocasión creyó ver a sus abuelos como uno de esos seres, pero hasta la fecha sigue pensando que se trata de un sueño cualquiera.