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Post by Renan Milovan on Apr 14, 2022 8:58:50 GMT
Llegó en menos tiempo del que esperó.
Las calles de París a media noche no estaban vacías, pero el tráfico era más ligero de lo que había predicho, y en menos de 15 minutos el albino llegó al Pure Innocence para visitar a Umi y Giedrè antes de llevar al último a casa.
Era menos tiempo del que necesitaba para pensar en cómo contarle al solario sobre su hermana. Iba a omitar cientos de cosas, eso era seguro, pero hace tanto que no tenía que explicarle esto alguien. "No tengo qué", se repeitió así mismo mientras se estacionaba afuera del café de su amigo. "No tengo qué", replicó en su mente antes de hallarse a Umi y Giedrè esperándole en la puerta, las luces de adentro encendidas de nuevo sólo para recibirle.
"No tengo qué, pero no quiero que se haga ideas y se preocupe", saludó a ambos y se adentró al establecimiento a hablar un rato con ambos, haciendo esos pensamientos a un lado por un momento para apreciar el vestido que Umi le había querido mostrar desde el día anterior, agradecerle por los regalos y subir estos a su auto junto a Giedrè.
—La próxima vez me quedaré más, pero deberías ir a dormir, Umi, mañana tienes que trabajar desde temprano— no pasó mucho tiempo para que ya se estuviera despidiendo del ángel—. Te veré otro día —agitó su mano tratando algo simple con aquella despedida, más no se resistió cuando no le funcionó y terminó abrazado por el otro. Estos días se estaba haciendo de amigos bastante afectuosos.
Esperó a que Umi también le diera su abrazo a Giedrè, observando como el solario parecía recargarse gustoso en aquel gesto; mucho más abierto y cómodo a comparación con varias semanas atrás. Al menos en los brazos del ángel.
—Giedrè, vámonos ya —le dio sólo unos momentos antes de llamarlo. Esperó a que el otro subiera el auto con él y se ajustara el cinturón antes de arrancar y emprender el camino a su casa. Era un tramo corto, pero estaba bien, no necesitaba mucho tiempo para lo que iba a decir. O más bien, era ideal porque no quiería pensar tanto en su hermana ni hablar tanto de ella.
Sus manos se cerraron con más fuerza sobre el volante, ansiosas mientras aún ideaba la manera más simple de contar las cosas.
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Post by Giedrè Ausra on Apr 17, 2022 0:15:16 GMT
La espera por encontrarse con Renan pasó lenta y tortuosa a su percepción. ¿Desde hace cuántos días que no le veía? Una semana, dos semanas, ¿tal vez tres? No quería pensarlo, no, mucho menos cuando las cosas parecían tan frescas y porque pensar en el chico albino, era también pensar en aquel otro hombre. Su ceño se fruncía de tan sólo recordarlo, había pasado el mismo tiempo de no hablar con Renan como con Maret, y ambos dolían, lo sentía mucho, sobretodo porque uno era la causa del otro. Y le daba envidia.
Terminando de empacar sus cosas, Giedrè se despidió de tan singular zarigüeya y su dueño. Por esta vez, no puso queja a la pequeña mordida que le había dejado en la mano y, entre risas de su dueño, lo consideró como una señal de fortaleza.
Saliendo del local junto con Umi, se encontró a Renan de lejos y, con él, un pesar en su pecho que se fue haciendo más grande conforme los minutos pasaban. Fue difícil esperarle porque, conforme los segundos se alargaban, los pensamientos de querer irse terminaron por abrumarle. ¿Por qué tenía que ser tan cobarde en su sentir? Giedrè tuvo que morderse la lengua para opacar el conjunto de sensaciones, aunque, para su suerte, su cita le llamó.
—Voy. —Respondió en automático, teniendo suerte de no titubear.
Un último gesto de su mano derecha le dejó saber a Umi que se marchaba, por suerte le sonreía y le daba energías de más para superar esto.
Giedrè subió al auto de su acompañante y dudando en qué decir, a penas si pudo emularle primero en colocarse el cinturón de seguridad. Debía admitir que la sorpresa de saberle poseedor de un auto y, encima, de ser su tripulante, le maravilló bastante.
—Gracias por llevarme, Renan. —Ni siquiera decir su nombre hizo que pudiera voltear a verle.— Y por... Venir. Agradezco tu tiempo y-
El moreno tuvo que guardar silencio cuando, de nueva cuenta, la duda le invadió. Su llevó una mano a la boca, escondiendo sus labios tras de ella hasta que encontró valor suficiente para mirarle, aunque fuera por un par de segundos.
—Lo lamento... Por no buscarte antes y... Por equivocarme con ustedes dos. —Soltó, junto a un suspiro. Sus ojos volvieron al frente, lejos del otro.— Siento tener que asociarte con este sentimiento.
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Post by Renan Milovan on Apr 19, 2022 6:53:13 GMT
Asintió cuando escuchó el agradecimiento del otro por tomarse el tiempo para pasar por él y hablar estas cosas—. De nada, pero hey, ya no me saques la vuelta después —se atrevió a ser algo sincero también. "Empezaba a creer que ya no querías ser mi amigo", se guardó para sí, mirando hacia el frente, atento aún cuando las calles estaban semi vacías y tranquilas.
Siguió escuchando lo que tenía que decir, más no pudo evitar sisear cuando lo mencionó junto a Maret, aunque no usara el nombre de este último, le bajaba el humor que cayeran en aquel tema de nuevo. "Como si fuera poco tener que topármelo en los pasillos de las oficinas", frunció el ceño recordando como hace unos días se había enterado de que era el nuevo secretario de Nereo Silvereel. Antes, cuando el ahora magistrado del distrito acuífero aún trabajaba en el DAS, Renan solía creer que tenían cosas en común, especialmente su manera de trabajar, pero ahora pensaba que debían ser muy distintos sí la serpiente podía tolerar al ex profesor—.Este sentimiento...¿te refieres a la envidia? —dijo con una mueca—, espero que ya entiendas que no hay motivos para sentir eso, no es como si él...me hubiera querido, como si eso lo hubiera detenido de ofenderme. No tienes nada que envidiar, no tienes--- —comenzó a molestarse con los puros recuerdos, el volumen de su voz elevándose por un momento. Maret había dicho que le gustaba, pero ¿y qué? Las veces que lo había tratado no hacía más que picarle las costillas con sus preguntas y desprecio hacia lo que hacía ¿Era acaso como aquellos niños pequeños que molestaban a la gente que le gustaba? "Qué chiste de mal gusto", pensó mientras daba vuelta en un cruce.
—Mira —controló su tono otra vez y suspiró pesadamente—, dejemos eso atrás. Sí sí, lo extrañas, no concibo que ves en él pero lo extrañas...—esperó a una luz roja para poder mirarle directamente al decirle eso— pero mejor concéntrate en que le gustas a las personas que estamos aquí para ti, Giedrè.
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Post by Giedrè Ausra on Apr 19, 2022 10:46:57 GMT
Sus manos se apretaron contra el bolso donde cargaba sus pertenencias. Era cierto que, aunque el albino no era especialmente ruidoso ni mucho menos gustaba de levantar la voz, no era difícil saber el cambio en su timbre. El moreno no pudo hacer más que resistir la respiración hasta que el otro terminara, sí. Esa situación no era algo a lo que no estuviera acostumbrado porque, desde que era niño, tuvo que resistir a la opinión doliente que los demás tenían sobre de él.
—Envidia... Celos. —Dijo, abriendo la boca para hablar con dolor en la acción. Un nudo se le formó en la garganta pero no podía evitar hablarle ahora.— Supongo que todo eso viene de la mano pero-
No pudo terminar de hablar, no cuando el otro también lo hizo. Su ceño se marcó inevitablemente, entrecerrando su mirar. Sin saber qué más hacer, esperó a que Renan terminara de soltar lo que tenía que decirle y el pensamiento de saber que habría más de ello, le hizo pasar saliva pesadamente. A penas si pudo mover la cabeza de arriba a abajo, dándole a entender que estaba con él. Siempre dócil, Giedrè recordó lo irritante que era para muchos por su personalidad tan voluble y sosa.— Ya... Ya sé. Me equivoqué con ello.
Su cabeza volvió a revolverse y comenzó a preguntarse si en verdad había hecho bien en subir con él. No, no, no, ¿pero cómo podía pensar de ese modo con alguien tan querido? ¿Por qué no simplemente aceptaba las cosas que le pedía y ya? Quizás tenía que ver con que, cada vez que cerraba los ojos, recordaba a Maret escribiendo lo mucho que Renan le gustaba, frente a él. Giedrè sonrió adolorido, ¿por qué no pudo decírselo a él también? En verdad que debía lucir miserable.
—Renan. —Volvió a pronunciar su nombre y su mano izquierda se estiró hasta la pierna contraria, dudando, milímetros antes, en tocarle o no. Dejó un pequeño toque, antes de devolverla frente a él.— Ya... Ya sé que sólo debería enfocarme en ti, en David, en Caliope... En Umi, en Taru, incluso en Remedí. —Aire, lo necesitaba. Hizo una pausa para respirar y, tomando valor de la misma forma en la que rehuía, quiso verle.— Ya sé que debería estar pensando incluso en mí, pero es que... También Maret me gusta. Y mucho.
El labio inferior le tembló y su cabeza no hizo más que antelar la decepción del otro. ¿Cómo iba a decírselo a David ahora? ¿En verdad eso iba a justificar algo? Su cuerpo se sentía demasiado tenso ya como para fingir que no estaba preocupado por la reacción ajena.— Si hubiera alguna forma en no pensar en él, la tomaría pero... Duele. Me lastimaría aún más el no recordarlo.
Giedrè se sujetó la frente, apoyándose en la ventana de la puerta. Necesitó de un momento antes de retomar la conversación y no pudo más que apretarse el puente de la nariz.— No volveré a traerlo a tema... Supongo que me será mejor si pienso en ti y en David. Ambos me agradan y son mejores que... Cualquier otro, sí.
Un mantra. Sus palabras salieron de ese modo y necesitó cerrar los ojos, antes de retomar el ritmo previo.— Espero que... Te haya ido bien hoy en el trabajo. David me ha dicho que estás bastante ocupado.
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Post by Renan Milovan on Apr 20, 2022 1:42:03 GMT
Aquel pequeño roce lo distrajo por un momento, pero no le dio mucha importancia en su fugacidad pues le tocaba escuchar lo que decía el otro. En un principio parecía que Giedrè entendía lo que le había dicho, más no tardo en mencionar a la serpiente otra vez. Renan ni siquiera hizo el intento de disimular el disgusto que se apoderó de su rostro con las palabras "Maret me gusta mucho". De no ser porque ya lo veía venir hubiera exclamado algo grosero—. Ughh —se limitó a pronunciar. Seguía sin entender por qué estaba tan obsesionado con su ex profesor. "Debe ser el trauma por el abandono, combinado con lo inseguro que ya es", trató de razonar, negándose a indagar en las buenas cualidades que el solario viera en Maret.
Porque lo único relevante ahora era que lo había dejado, fuaras cuales fueran sus intenciones. ¿Que no quería ocultar lo que era ante Giedrè? ¿No quería mentirle? Arrugó la nariz. Odiaba recordar sus conversaciones con el otro. Odiaba que en sus palabras podía ver que le importaba Giedrè y aún así escogió dejarlo de la manera en que lo hizo.
Quería dejar esas cosas atrás, aceptar las palabras de Giedrè y no escuchar del tema otra vez, pero se lo hacía muy difícil. Había sido demasiado optimista al creer que podría tener una conversación corta. "Bueno, todavía puedo hacer lo mío claro y conciso después", pensó, regresando su atención al camino un rato mientras su amigo rebuscaba las palabras correctas para expresar lo que quería—.Ocupado, pero no importa. Hablemos de esto BIEN por una vez para que de verdad no vuelva a surgir después —ignoró la oportunidad que le dio para salir de esa situación incómoda con el comentario sobre su trabajo, un intento de cambiar la conversación que antes habría agradecido. Suspiró pesadamente mientras estacionaba su auto en alguna orilla vacía. Renan era bastante diestro manejando pero no quería tener una conversación a medias tampoco por tener que dividir su atención—. De verdad que me da ganas de agarrarte a golpes hasta meterte en la cabeza que sí puedes---—no había alzado la voz, pero no se quitaba aún el filo en sus palabras. Se llevó una mano a la cien, masajeándola mientras continuaba—. Ugh, escucha. Formas hay, sólo o no las conoces o no las quieres ver. Sé que es difícil, te lo digo por...experiencia. También tengo un idiota en el que a veces pienso demasiado, pero he hallado la forma de arreglármelas —algo del disgusto aún en su cara fue remplazado con incomodidad al admitir eso. No era el mejor compartiendo sus problemas, y tampoco se le daba tratar de ayudar con sus palabras.
—Giedrè, no sé que es lo que quieras aún de Maret, si es algo que te dabo o no te daba—enfatizó el negativo—. Pero lo que sea que te falte que haga que no lo puedas sacar de tu cabeza...puedes llenar ese vacío con otros, darte cuenta de que sí hay gente mejor para ti. Podríamos ser tus amigos: Umi, Caliope, David, yo. Te apoyamos, nos preocupamos y vemos por ti, te damos cariño... —se acomodó en el asiento y se acercarcó más a Giedrè, usando sus manos para tomarlo de los hombros, hacer que enfrentara su intensa mirada y sus palabras directamente—. Dime ¿No es suficiente o no es ESE tipo de cariño el que te hace falta?
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Post by Giedrè Ausra on Apr 20, 2022 7:53:14 GMT
A través del retrovisor, el moreno miró como la mueca de Renan se deformó sin aviso. ¿Por qué no había entendido que simplemente detestaba a Maret? ¿Qué no era un sentimiento con el que había crecido? ¿Qué no era lo que pensó sentían por él desde pequeño? En ese momento, se sintió tan pequeño y estúpido que si el albino lo golpeaba, él iba a entenderlo.
Quedándose en silencio, escuchó la respuesta a su pregunta y aquel fastidio imaginado se transformó en uno real. Giedrè quería salir de ese sitio y, para buena o mala suerte, el conductor quiso detenerse y encima, acercarse a él. No le fue difícil apreciar los cambios de sus gestos con cada palabra que le soltaba, seguramente que también la estaba pasando igual de mal.— Renan... Lo siento, no tienes que decirme más si es que no- Uhm.
Sus labios se apretaron en una fina línea. Tuvo que mirar hacia otro sitio teniéndole prácticamente aferrándose a él, cualquiera era bueno pero cada sugerencia suya terminó por hacerle sentir algo que pocas veces gustaba sentir y su entrecejo se marcó aún más, entre duda y fastidio.— ¿Y en verdad crees que... Que eso va a suplir el espacio que Maret dejó en mi? ¿De ese modo es como sobrellevas la ausencia de ese idiota del que me hablas? Renan, no digas- Es decir, a mí no me gustaría tener que... No quisiera que...
Sus dedos se apretaron contra sus costados, con fuerza, más de la que pensó y aún así, tenerle de cerca hizo que pudiera apreciar sus ojos carmesíes cuando nunca antes lo pudo hacer. Renan era totalmente opuesto a lo frágil y pequeño que lucía, seguro que eso era lo que a su profesor le había llamado la atención de él. Ya le había visto mirando a otras personas con aquel mismo porte y, ahora que le tenía así, tan de cerca, supo que de haber sido Maret, también se hubiera enamorado de él.
Una mano subió por su rostro y su pulgar izquierdo delineó su mejilla. Sus labios, aunque también fruncidos, seguían siendo pequeños al igual que todo en el. Seguramente se sentían bien, tal vez agradables. Lo único que necesitaba era inclinarse a corroborarlo y eso hizo, lento; había guardado ese gesto sólo para la persona que le gustara pero ¿qué no se lo había sugerido? ¿Por qué se sentía tan mal de pensarle así en ese momento? No quiso saberlo, o por lo menos, no hasta que terminara de besarle.
—No... —Dijo en un susurro, aún cerca de su boca.— No está bien si yo les pidiera algo así a todos ustedes.
Giedrè soltó su agarre, sin ser capaz de apartarlo.
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Post by Renan Milovan on Apr 21, 2022 1:46:28 GMT
Aunque sabía que al otro no la estaba pasando bien y no le agradaba la plática que estaban teniendo, sus palabras y la falta de tacto que tuvo al decirle a Giedrè lo que pensaba logró que éste le mostrata por primera vez un gesto de fastidio; pero lejos de desanimarlo sólo se sintió con más ganas de continuar aquella charla incómoda.
—No lo creo, lo sé. Yo---—replicó con firmeza, antes de que una palabra le robara la seriedad— ¿Ausencia? —bufó, sonriendo amargamente ante la ironía. ¿Por dónde podría comenzar a sincerarse? Decirle que en realidad la presencia de David, la gentileza y el cariño que aún le daba le hacían imposible soltarlo del todo. Renan sabía bien lo difícil que era superar el no tener para ti a alguien que tanto quieres, pero creía que Giedrè, al haber sido hecho a un lado de una manera tan repentina y dolorosa, sólo necesitaba abrir su corazón a otras personas y dejar que con el tiempo el amor de éstas le hiciera reenfocarse en lo bueno que tenía.
Eso, y distraerse ocupándose de sus necesidades de afecto más allá de los abrazos que le daban sus amigos."Ese debe ser otro de sus problemas", pensó entrecerrando los ojos al sentir la fuerza con la que las manos del solario se cerraron contra sus costados, al notar como observaba tan detenidamente sus facciones. Aunque mantuvo el ceño fruncido, dejó que acariciara su rostro, que besara sus labios. La forma lenta y simple de aquella caricia y la duda en sus ojos le hizo pensar que probablemente tenía poca o nula experiencia en aquello. "Pero claro que hay espacios para llenar con cosas que Maret ni nadie más le ha dado", exhaló satisfecho, una sonrisa asomándose por la comisura de sus labios.
—Pfft, obviamente no se lo puedes pedir a todos tus amigos, pero te sorprendería la cantidad de ellos que puede ayudarte con ésto. Sólo tienes que averiguar quienes —se hizo para atrás alejándose por un momento—. Cada persona te puede dar cosas distintas. Yo por ejemplo puedo darte algo de mi tiempo, como estoy haciendo ahora. Afecto también, ¿por qué no? De vez en cuando. No es mi fuerte —se fue subiendo de poco a su asiento, poniéndose de rodillas sobre éste y viendo desde más arriba a su amigo por unos momentos—. O al menos no se me da tanto en público, ni me sale natural dar los gestos lindos e inocentes que dan Umi o David, pero...
Apoyando sus manos sobre el pecho de Giedrè, empujó el cuerpo del solario para que quedara pegado a su asiento y le diera el espacio necesario para pasarse a su lado y sentarse sobre sus piernas, atrapándolo en su lugar—. Puedo mostrarte que otras formas tengo de darlo —ofreció, y se agarró con más fuerza del suéter de otro, cerrando el espacio que había entre ellos con un beso, uno más intenso que el anterior pero que no duró mucho. Pronto se se separó del solario, empujándose hacia atrás con sus manos para mirarlo a los ojos— ¿Y bien? ¿Seguirás mi consejo y tomarás lo que puedas de otros? Si no me quito de encima y te dejaré en casa para que pases otra noche solo dándole vuelta a las cosas en tu cabeza sin un escape para lo que sientes. Tú eliges.
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Post by Giedrè Ausra on Apr 21, 2022 5:40:48 GMT
La sonrisa en la cara de Renan le hizo enrojecer. ¿Cuántas veces había visto esa expresión en su rostro? Tenía más dedos en una mano que experiencias por contar y es que, vaya, ni siquiera con su mejor amigo le había visto sonreír tanto. No, no, no. No podía pensar en David ahora, no así, no cuando estaba con el albino, cuando quería estar con él.
Giedrè pasó saliva de manera pesada en cuanto le miró acomodarse encima de él. Tan pequeño y delgado, seguro que la falta de espacio no fue problema para él ni para su cuerpo. ¿Por qué todo comenzaba a sentirse tan caliente? Ambos estaban tan cerca ahora que, cuando le miró removerse encima y sentirle de vuelta, el sabor de su boca ardió con fuerza encima de la suya. El aire en sus pulmones terminó acabándose pero, ni siquiera entre jadeos, pudo alejarse. No quiso irse, quería estar con él y comprobar si en verdad podía olvidar al otro de esa manera.
—Renan. —Su nombre salió en medio de un jadeo y ambas manos suyas tuvieron que acercarse de vuelta en su cuerpo. Quiso atraerle de vuelta, sentir su aliento encima del suyo y, con una mordida a su labio inferior, volvió a besarle. El moreno cerró los ojos un momento y quiso permanecer así porque, en medio de ese silencio, no volvió a ver a Maret de vuelta.— Déjame estar... Contigo.
Sus manos acompañaron a las suyas cuando le miró dirigirse a su cintura, tanteando la hebilla de su cinturón. El solario quiso sentirle cuando las cosas se transformaron en otras más y, entre jadeos, le miró suspirar. La voz de Renan salió como algo que nunca imaginó oír. Iba y venía, alzando y ahogándose contra su boca, ¿cómo es que nunca había fantaseado con eso antes? ¿Esto sucedía todo el tiempo? Es decir, ¿volvería a suceder si ambos lo intentaban una próxima vez? La respiración se le iba, a veces chocando y, otras veces, apretándose contra sus dientes encima de su piel. Lo quería, estar con él le hacía sentirse útil y pensar que lo único que necesitaba era a sí mismo. Giedrè no necesitó de saber ningún otro nombre en ese momento; ni siquiera recordaba el de él.
El de ojos azules no pudo más que mirar al techo del automóvil una vez que dejó de sentir el peso del otro encima suyo. Con el pecho subiendo y bajando, pasó una mano encima de su frente antes de sopesar lo que había ocurrido. Necesitó acomodar su ropa con vergüenza, seguramente su cara continuaba igual de roja que en un principio pero, tanteando a su suerte, necesitó voltear a mirarle.— ¿Estás... Estás bien? —Quiso morderse la lengua después de decir eso.— Renan, yo... —Apoyó su codo contra la ventana a su lado y, cubriéndose mitad del rostro mientras desacomodaba su cabello en un intento de acomodarlo, tuvo que desviar la mirada hacia cualquier otro sitio.— Gracias.
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Post by Renan Milovan on Apr 26, 2022 8:54:39 GMT
Decir que disfrutó del cambio de actitud del solario después de aquel primer beso se quedaba corto. El ver como el fastidio se desvanecía tan rápido de su rostro para dar paso al calor y deseo que probablmente nunca antes había mostrado a alguien más era justo lo que quería. "Y eso que hace nada dudabas de mis modos", pensaba, contento a más no poder con como iban las cosas. "Ya verás lo útiles que son".
—Dime, Giedrè —exhaló al separarse de sus labios y escucharlo llamar su nombre, alejando su cara lo suficiente para ver la emoción en los ojos del otro a la tenue luz que entraba por la ventana— ¿Qué es lo que quieres? —preguntó provocador aunque sabía la respuesta; Renan quería escucharlo de la boca del otro. Dejó que lo volviera a besar, aceptando el gesto como una especie de respuesta, más el solario no tardó en darle las palabras que buscaba oir—. Muy bien —no pudo contener su sonrisa—, así me gusta —se acercó nuevamente y murmuró lo último a milímetros de sus labios, su voz despojándose de toda la seriedad y frialdad de antes.
Sus manos no perdieron tiempo en ir a su objetivo, apartando con facilidad la tela necesaria para sentir el calor del moreno contra el suyo. Movió sus caderas junto a las de Giedrè en creciente vaiven, suspirando complacido mientras la boca y manos del otro exploraban cada parte que podía de él con movimientos bruscos—. Eso, no te contengas —le animó, una sonrisa lasciva adornando su rostro al ver una nueva emoción relucir en los ojos del solario.
Terminó con algunas mordidas y un par de moretones de lo fuerte que lo sujetó Giedrè, pero el albino se sintió más que satisfecho de haberlo hecho con él, de haberle mostrado que podía hacer más que lamentarse para acallar un poco el dolor en su corazón— ¿Te vas a poner tímido ahora? —resopló divertido de ver al otro desviar la mirada al agradecerle entre pequeños gestos cohibidos—. Ya —le revolvió el cabello que tanto trataba de acomodarse—. De nada, ahora sabes que puedes contar conmigo para otras cosas —ofreció, su voz más amigable ahora que se hallaba mucho menos tenso.
Pasó sus manos por su propio cabello para peinarlo un poco, tomándose su tiempo y disfrutando de la ligereza que sentía aún—.Si necesitas algo más o quieres hablar otra cosa dímelo, no prometo mucho en eso último pero...ya veremos, por mientras algo que puedo hacer por ti es dejarte en casa —dijo el albino, aunque esperó la respuesta de Giedrè antes de rencender el motor de su auto.
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Post by Giedrè Ausra on May 3, 2022 1:37:58 GMT
Las manos encima de su cabeza revolviendo su cabello le hicieron sonreír y evocar una ligera risa. Era vergonzoso sentirse de ese modo luego de hacer algo como eso con un amigo, ¿o no? Aquella idea nunca se le pudo venir a la cabeza pero incluso podía sentir en el ambiente lo satisfecho que había quedado el otro. Giedrè le miró arreglarse tanto el cabello como la ropa, Renan lucía demasiado atractivo y experimentado ahora como para sostenerle la mirada. Qué torpe se sentía.
—Intentaré... No olvidarlo. —Respondió, tímido todavía. Fue entonces que, mientras trataba de poner orden a lo que había pasado dentro de su cabeza, que recordó el hilo de su plática previa, mucho antes de siquiera traer a tema el motivo por el que terminaron dándose las cosas de este modo.— Renan. —¿Debía continuar, preguntarle? El albino ya había hecho algo por él, tal vez podría... ¿Ser su turno de ayudar?— Tu cara era muy linda.
El moreno movió la cabeza de arriba a abajo, aceptando su propuesta. Su domicilio no estaba tan lejos del sitio y no le costó mucho encender el gps de su teléfono, para que el otro se guiara. Giedrè volvió a abrazarse de su bolso, esta vez sin tener motivo para tensarse estando a su lado. Al fin y al cabo, le alegraba haber compartido ese momento con él, podía sentir la confianza depositada para considerarle, siquiera.
—Debo disculparme con Jayleen la próxima vez que la vea y pedirle si, bueno... Si me deja acompañarles a Annecy, todavía. —Dijo y sus ojos bajaron donde sus manos.— Miré un par de fotos y luce como un lugar bastante adorable. No es mentira que en verdad no he podido disfrutar de este país desde que llegué y, bueno... —Sus ojos azules voltearon a mirarle, ¿en verdad debía preguntar?— Renan, sobre tu hermana... ¿Ella no puede ir a ese viaje entonces?
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Post by Renan Milovan on May 3, 2022 8:23:21 GMT
Sonrió más genuinamente al escuchar la pequeña risa que escapó del otro, ¿cuántas veces la había escuchado antes? Cada vez que estaba con él se veía tan serio.
—¿Cómo que intentar? Grábalo bien en tu memoria —torció ligeramente sus labios antes de acercar su mano derecha a la frente de Giedrè y darle un golpecito con su dedo índice. Lo dejó un rato a ordenar sus pensamientos mientras él le ponía orden a su apariencia, pero volteó a verle de nuevo cuando llamó su nombre. Esperó un momento sin decir nada, imaginando que tal vez le diría algo relacionado a lo que le ofreció antes— Pfft, preferiría que usaras otra palabra para describirla—regresó su vista al frente y giró la llave de su auto para encenderlo—. Pero gracias, ya veremos que dices después. Tu cara también fue extrañamente linda —devolvió el cumplido.
Siguiendo las instruciones del GPS, pronto se hallaron en ruta la casa del solario. Renan tenía una idea general de donde vivía, pero agradecía no tener que preguntar el mismo en qué esquinas dar vuelta y que calles tomar, no ahora que estaban retomando su conversación anterior.
—Te dejará —respondió al comentario sobre su amiga, quien siempre estaba más que dispuesta a incluir a los demás en sus actividades pese a ser algo tímida con la gente nueva. Asintió a lo que dijo sobre Annecy, contento de que Giedrè sintiera más interés por su hermoso país, más antes de que pudiera animarlo a ver otros lugares también la pregunta sobre su hermana llegó a sus oídos. "Cierto", algo de tensión regresó a él. Respiró hondo—. No, no puede venir —dejó salir un suspiro resignado, ya se había preparado lo que podía para esta charla—. Mi hermana huyó de casa y no la hemos visto en años, o al menos yo ya no la he visto, no desde que peleamos —soltó su mano izquierda del volante para llevarla a su cuello y tocar la única herida en su cuerpo que nisiquiera la magia corriendo por sus venas podía borrar—. Por eso nunca la mencioné antes, no es relevante a mi vida diaria —mintió con la mirada fija al frente. Céline podría no estar físicamente con él, pero siempre rondaba sus pensamientos, fluyendo entre el resentimiento de su traición y el amor que jamás podría dejar de sentir por ella.
No quería darle más poder a la ausencia de su hermana, pero le sabían tan mal sus propias palabras.
Había muchas cosas que siempre mantendría ocultas sobre su familia y sobre sí mismo, tantas mentiras que había dicho y diría como si fueran nada, eran cosas con las que ya había aprendido a vivir y que aceptaba lo mejor que podía para mantener tanto su mundo como sus amigos fuera de peligro. Ser insincero sobre su sentir era, por otro lado, algo que sólo hacía por que le costaba ser vulnerable con otros, no algo en lo que estuviera obligado a mentir.
Qué malos hábitos tenía.
—No, eso no es del todo cierto —se corrigió a sí mismo antes de que el otro hallara que decir—. No es que no sea relevante, la pienso casi todos los días, pero no puedo integrarla ya a mi vida como hacía antes, no puedo presentártela...—suspiró de nuevo y dirigió finalmente su vista a Giedrè cuando hicieron una pequeña en una luz roja—. Espero que me entiendas ahora, no es que te quiera ocultar cosas o dejarte fuera, no a ti en específico, sólo es algo difícil de hablar y por eso no lo comparto con casi nadie —admitió.
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Post by Giedrè Ausra on May 7, 2022 19:43:12 GMT
¿Eso había sido un pequeño beso indirecto? Juró mirarle tocar sus labios con la misma punta de sus dedos que después le golpeó en la frente. Renan tenía una forma muy extraña para demostrar afecto, sin duda alguna, pero eso no hizo menos el sonrojo de sus mejillas después de sentirle así. Dios, ¿cómo es que había aceptado hacer algo así con él? Se sentía afortunado.— Linda, claro.
Giedrè escuchó entonces su relato y, a medio camino, pensó que había sido mala idea haberle hecho. Apretó sus labios en una fina línea, incapaz de decir algo. Tan sólo le escucharía, o eso creyó, una vez acabó de decirle cuanto pudiera y, en medio de todo, creyó alcanzar a diferenciar cierto pesar entre sus palabras. Su mano volvió a estirarse hasta su pierna, dudando si debía apretarla o no. Quiso hacerle sentir que estaba con él y no por lástima, sino porque le quería.
Sus ojos se encontraron con los suyos con esas oraciones finales y su garganta se apretó, haciéndole dudar. Estaba acostumbrado a lidiar con ese sentimiento de impotencia pero, ahora, se trataba de su amigo con quien quería apoyarse.— Renan. —Su nombre dolió al pronunciarlo en su garganta. Aún así, haciendo uso del momento y la luz rojiza que les iluminaba, el joven se acercó para buscar sus labios y le tocó nuevamente. Giedrè no estuvo seguro si aquello había sido correcto o no pero, una vez su mano encontró sitio debajo de la barbilla de su pequeño rostro, no pudo parar. Era una suerte que en verdad no hubiera tráfico esa noche.
—En- Entiendo. Y lo lamento mucho. —Soltó, aún hablando contra su boca. Le miró, cabizbajo, tuvo que regresar a su sitio.— Creo que ésta vez puedo entenderlo un poco. —Y no dijo más, tan sólo se entretuvo mirando sus pertenencias y a apretarlas una vez más.— Entonces vayamos a Annecy juntos, nosotros y, si podemos, caminemos hasta cansarnos. David querrá tomarte de la mano cuando el calor sea demasiado y... Yo también lo haré.
El de ojos azules se llevó la mano al rostro, ocultándose un poco mientras fingía aclararse la garganta un poco. Para su suerte, su departamento no estaba lejos de ahí y podría dejar que Renan descansara finalmente de él.— Gracias por hacer una excepción en tu sentir y... Contarme. Cuando perdí a mis padres, y aún en días como estos, pienso con enojo el por qué no me llevaron con ellos. —Una suerte de risa quiso aparecer pero, tan pronto se escuchó, se obligó a callarla.— Supongo que eso es similar a lo tuyo... No poder reunirte con quien tanto quieres pero, si ella sigue por ahí afuera, entonces... Existe una oportunidad, aunque esté dentro de miles.
Con eso mismo, le fue inevitable pensar en esa persona y suspiró, recargándose contra el respaldo de su sitio. Giedrè volvió a buscar apoyo encima del cuerpo contrario y volvió a dejar un pequeño apretón encima.— Gracias por venir a buscarme esta vez. La próxima quiero ser el que vaya a buscarte.
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Post by Renan Milovan on May 10, 2022 6:32:17 GMT
Esperaba que el otro entendiera y la conversación sobre su hermana no llegara mucho más lejos, que Giedrè aceptara sus palabras y que tímido como se había puesto se quedara en su lugar hasta llegar a su hogar.
No esperaba que esa timidez se fuera para besarlo de nuevo en aquel momento donde la vulnerabilidad le hizo sentir que todo lo que le rodeaba se detenía por un instante. Con las calles vacías y la luz en rojo, el gentil roce de los labios del moreno pareció alargarse una eternidad en la que se sintió aún más expuesto. Su corazón se estrujó.
Se limitó a asentir cuando Giedrè soltó su rostro y usó sus palabras para mostrarle una vez más lo que sentía antes de que el semáforo cambiara de color, el movimiento volviendo a su mundo con aquella luz verde. Aliviado de regresar su atención a algo distinto y de que su amigo también decidiera cambiar el tema, le siguió la conversación con la normalidad que pudo recuperar—. Bien, los dejaré tomarme de la mano un rato... pero si en algún momento intentan levantarme entre los dos les patearé las costillas, estás advertido, no le vayas a seguir el juego a David —dijo en una advertencia que sonó como una broma gracias a que no lograba aún estabilizar su corazón.
—No hay de qué —murmuró al escuchar el agradecimiento del solario, el como intentó empatizar con él y su situación. Se sintió algo extraño e incómodo nuevamente por lo poco acostumbrado que estaba a ese tipo de conversaciones, pero al menos esta vez encontró una mejor respuesta que sólo asentir—. Ten por seguro que sin importar qué me encargaré de hallarla y traerla a casa, sin importar las posibilidades —dijo con confianza en en sus palabras.
—Gracias también, pero prométeme que me llamarás antes de buscarme —pidió con preocupación sincera y soltó una de sus manos del voltante para sostener la que el otro usó para darle un apretón—. Sé que no estás pensando en eso en este momento, pero no quiero que te metas en problemas por mí algún día por...ya sabes —aclaró, mirándole unos segundos antes de devolver su mirada al camino. Esperaba no tener que explicar que por su trabajo no podía darse el lujo de muchas cosas, pues mientras menos detalles diera menos se arriesgaba también.
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Post by Giedrè Ausra on May 15, 2022 10:50:38 GMT
La mirada de Giedrè se suavizó en cuanto le pareció que su consejo había sido de utilidad. Saberse tomado en cuenta era un sentimiento que, justo ahora, embriagaba lo más profundo de su alma y que, además, le hacía sentir demasiado útil. Sus puños se apretaron, inconscientes pero también precisos para detenerle en cuanto sintió que aquella felicidad era demasiada y que debía hacer algo para controlarse. Sus pulmones se llenaron de aire, sosteniéndolo por unos segundos, ya que, de lo contrario, podría perder el control de esa emoción de la que se sentía sumamente ajeno. ¿Desde hace cuanto que no experimentaba algo así? No, no quería indagar dentro de sus recuerdos en ese momento, no cuando sabía que podría encontrar a la misma persona que podría hacerle sentir igual de triste. En verdad deseaba que el futuro de Renan fuera generoso con él.
Para el lituano, el escenario que ahora Renan pintaba como una amenaza se miraba divertido. No podía negarlo pero, sin pretender arruinar aquel ambiente tan ameno, sólo asintió, acatando dicha advertencia violenta.— Nada de bromas, sólo una simple caminata. —Repitió, esperando que eso fuera suficiente.
El viaje continuó; podía visualizar el edificio donde arrendaba aquel viejo cuarto pero que hasta ahora le había servido de refugio y como un pequeño hogar. Giedrè lo señaló con la mano izquierda.— Es por aquí, Renan. —Dijo, y de un momento a otro, volvió a terminar en silencio.
Los ojos azules del joven divagaron de un sitio a otro, dudando en donde podrían descansar para esconderse.— No lo- —Su boca se cerró. No quería, no deseaba hacerlo. Lo último que quería era volver a sentirse ajeno, estando con él.— No lo haré, yo... Esperaré a encontrarme contigo. No sé tampoco dónde es que, bueno... Vives, así que despreocúpate... Puedes venir a mi departamento cuando quieras. Es el número 12, del sexto piso y- —Dios, ¿por qué volvía a saberle tan mal esa situación? Giedrè se reprendió a sí mismo, marcando el ceño en dicho acto. La había pasado bien, ¿qué más importaba ya? Su mano afianzó su agarre con el suyo y la yema de su pulgar acarició el dorso de la de Renan.— Solo te llamaré. Tú haz lo mismo, y... Ten cuidado también, eres alguien apreciado para... Mí.
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Post by Renan Milovan on Jun 1, 2022 8:02:24 GMT
El vampiro siguió las instrucciones del moreno hasta detenerse frente al viejo complejo de departamento donde vivía. Con le auto ya estacionado, volvió a dedicarse más de lleno a la conversación.
—Gracias por entender Giedrè —contestó aún algo fuera de sí, era tan extraño abrirse a otros y recibir tanta gentileza de alguien que no fuera de su familia o David.
No temía que Giedrè le hiciera daño, sabía que era un buen chico, el vampiro cuidaba mucho con quienes se involucraba de manera amistosa, pero seguía siendo alguien nuevo en su corazón y confiar en alguien nuevo siempre era difícil. Acercarse demasiado podía ser peligroso para ambos en más de un sentido. Así eran las cosas.
—...También te aprecio —tardó algo en responder, su torpeza al expresar cariño genuino bastante evidente, el hecho de que el otro acariciara aún su mano no ayudaba— ¡Lo hago! —repitió más claramente, algo molesto de su propia actitud que no terminaba de sacudirse—. Así que quita esa cara, te llamaré y te visitaré, en serio lo haré. En medida de lo posible. Es más...— se soltó de Giedrè y bajo del auto para emprender camino hacia la entrada del edificio—. Te voy a molestar ahora mismo, invítame a tomar una taza de té antes de que te vayas a dormir. ¿El departamento 12, dijiste? —sin esperar a Giedrè, comemnzó a subir las escaleras que darían a su hogar. ¿Lo dejaría realmente pasar? En ese momento el vampiro no pensaba que le negaría la entrada.
Renan no dijo más palabras, pero volteó un par de veces hacia el solario cada tanto para apurarlo con la mirada.
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