Post by Taylor Sørensen on Apr 21, 2022 13:08:35 GMT
La mañana había pasado con una tranquilidad absolutamente envidiable para la magistrada que, a diferencia de algunos otros de sus compañeros magistrados, ella no parecía agobiada por una montaña de trabajo, sino todo lo contrario. El estar tan despejaba solo le daba tiempo de abrumarse la cabeza respecto al tema que en ese momento le concernia: Dagmar. Hubiese esperado que cualquiera de los trabajadores del magisterio hubiese ido en contra del mismo, ¿Pero él?... Aún no le cabía en la cabeza y, sin embargo, ahí estaba, consciente junto a pocos de la posición que ahora ejercía en los noctámbulos ¿Qué clase de discurso podría borrar ese hecho?
Suspiró, pero cuando menos se dió cuenta, la hora del almuerzo estaba a unos cuantos minutos para poder llegar. Taylor agradeció a su secretaria, despidiéndose de él de una forma algo efusiva antes de ir por la puerta —No me esperes, corazón... No sé cuánto tarde, así que igual puedes tomarte el resto del día libre.—Y, tras estas palabras, la sombra de la kitsune albina se fue esfumando junto con el sonido de sus pasos.
Una reunión cerca de Norte Dame quizá era lo más adecuado no solo por la cercanía, igual, si iba a tener una charla pesada, los bocadillos y bebidas deliciosas aminorarian el resultado de sus malas emociones.
Quedó entonces en uno de los cafés más bonitos del lugar y, tras mandar su ubicación a Dagmar, supo que solo debía de esperar. Pidió una bebida sencilla para empezar. Por otro lado, se notaba ligeramente inquieta; moviendo su pierna sutilmente a un ritmo acelerado, un reflejo de su cuerpo por sacar de algún modo el nerviosismo que sentía debido al momento. No sabía si quería escucharlo, aunque una parte de ella sabía que debía de hacerlo.
Suspiró, pero cuando menos se dió cuenta, la hora del almuerzo estaba a unos cuantos minutos para poder llegar. Taylor agradeció a su secretaria, despidiéndose de él de una forma algo efusiva antes de ir por la puerta —No me esperes, corazón... No sé cuánto tarde, así que igual puedes tomarte el resto del día libre.—Y, tras estas palabras, la sombra de la kitsune albina se fue esfumando junto con el sonido de sus pasos.
Una reunión cerca de Norte Dame quizá era lo más adecuado no solo por la cercanía, igual, si iba a tener una charla pesada, los bocadillos y bebidas deliciosas aminorarian el resultado de sus malas emociones.
Quedó entonces en uno de los cafés más bonitos del lugar y, tras mandar su ubicación a Dagmar, supo que solo debía de esperar. Pidió una bebida sencilla para empezar. Por otro lado, se notaba ligeramente inquieta; moviendo su pierna sutilmente a un ritmo acelerado, un reflejo de su cuerpo por sacar de algún modo el nerviosismo que sentía debido al momento. No sabía si quería escucharlo, aunque una parte de ella sabía que debía de hacerlo.