E5: PA "A sweet date" (+18)

Llevaron un buen rato buscando huevos, y es que estos se encontraban en los lugares más extraños: en adornos falsos, dentro de macetas, incluso en un barco de madera flotando a la orilla de una fuente. Debía admitirlo, fue divertido, más al descubrir que Paul le miraba de vez en cuando, teniendo ese tierno color rojo en su rostro, así como lo hacía su cabello en la tierra de los selenitas.

Él también se descubrió viendo hacia su dirección varias veces, observando como su rostro se iluminaba al encontrar un huevo, o el sólo brillo que poseían sus ojos cada que parecía emocionarse con el paisaje o el toque de sus manos.

Al final, con la diferencia de un huevo, Paul terminó ganando la apuesta, a lo que Keos gruñó decepcionado, estuvo tan cerca de al menos hacer un empate.

—Okay, pide lo que quieras —le dijo aceptando su derrota, y una nueva expresión apareció en su rostro, como si estuviera enfurruñado—. Te daré lo que pidas.

Oh, esa sonrisa. Se estaba volviendo algo débil a esta.

—Lo que tu quieras —repitió correspondiendo el beso, pues estos se sentían bien, más si era él—. Presiento que ya tienes algo en mente.

Tomó su mano con naturalidad, siendo agradable esas caricias, pues jamás alguien lo había tratado de tal manera, como si fuera especial más allá de su utilidad como protector.

—Claro, vamos a donde gustes —le dijo con una pequeña sonrisa, y mientras caminaban aquellos pensamientos volvieron a su mente—. Paul... —su vista estaba en el cielo, perdido en aquel momento—, ¿es difícil estar conmigo?

Sus ojos parpadearon un poco, y en su mente resonaron esas palabras:

"Te amo"

Las había escuchado en innumerables películas, programas, incluso las había leído en libros. Todo el mundo parecía girar de forma obsesiva en torno a estas, pero nunca en su vida se las habían dedicado, no de esa forma. Sintió que un jadeo de sorpresa se le escapaba, y sus mejillas se adornaron con un leve color rojizo que su piel logró esconder un poco.

—¿Me amas? —preguntó como si aquello hubiera sido una ilusión, llevando una de sus manos sobre la contraria—. ¿Incluso si soy difícil de lidiar? ¿No soy aburrido?

Y es que en su vida le habían dado tanto valor como lo hacía Paul. Incluso pese a su orgullo y su apariencia de titanio, Keos era inseguro, más en el área del amor.

— No creo que mientas, es solo... —le entristeció un poco ser soltado, así que se atrevió a tomar su mano—. Es la primera vez que me lo dicen.

Y antes de contestarle, siquiera antes de prestar atención a sus palabras, llevó su mano a sus labios, como solía ver en su tribu que las pocas parejas que se amaban lo hacían.

—Lo siento, no quiero dudar —le dijo con una sonrisa tan dulce que él se desconocería—. ¿Paul? —lo llamó, y justo cuando volteó a verlo lo besó—. Te amo.

—Lo tendré en cuenta —dijo soltando una pequeña risita, pues incluso verlo enojado era tierno. El humor de ambos pareció mejorar, y se encaminaron un poco más dentro del parque—. ¿A dónde quieres ir?

Buena idea, porque estaba hambriento.

No puso peros ni dio batalla para ir tras él, encontrando un lugar bastante bueno que parecía popular entre las personas, pues varios se encontraban tomándole fotos tanto a la comida como a las distintas bebidas del lugar. Había visto que eso esa una buena señal, aunque no entendía el porqué tendrías que tomar foto a algo así.

—¿Qué se te antoja? —le preguntó al estar frente al mostrador, seguían de la mano y ambos veían con mucho interés el pizarrón con las opciones. Sonaba delicioso un moka con chocolate extra, y algo de pay le vendría bien, así que lo pidió—. Yo invito.