E5: PA "A sweet date" (+18)

Alzó una ceja al ver su nuevo puchero, y es que si, iba por los dulces, pero debía admitir que comenzó a pasearse por ahí solo para intercambiar aunque sea unas pequeñas palabras con el pulpo.

¿Debía de decírselo?

—Era mi única excusa para verte —dijo con un suspiró, encogiéndose de hombros al ser descubierto—. No sabía cómo invitarte a salir, y mis compañeros de trabajo se hicieron fans de tu cocina.

Gruñó un poco debido a eso, pues le preguntaban como seguía el "cheff de risos bonitos" para molestarlo, pues parecía obvio que iba seguido. ¿Acaso estaban interesados en Paúl?

—Yo te conocí primero —murmuró al cruzarse de brazos.

— ¿Solo yo? —preguntó con una pequeña sonrisa, sus labios sabían dulces incluso antes de comer, por lo que volvió a acercarse para besarlo. Se sentía bien esa exclusividad, ser el único en algunos momentos de Paul provocaba que su estómago hormigueara de manera placentera.

—Uh, disculpen —interrumpió avergonzada una de las meseras, pues llevaba el pedido de ambos. Parecía más nerviosa por el atractivo de ambos que por haber interrumpido—. E-Esto va por la casa.

Dejó un pequeño tiramisú en la mesa junto a lo demás, dándoles una pequeña sonrisa con el rostro ardiendo antes de correr hacia sus compañeras, quienes la esperaban entre grititos y sonrisas que confundieron al más alto.

—¿Había oferta hoy?

Quiso preguntar por aquello cuando tuvo aquel dulce contra sus labios, aceptándolo con gusto mientras hacía un sonido de deleite, estaba delicioso.

— Creí que te estaban viendo a ti —dijo con cierta dulzura, ahora repitiendo su acción al darle algo de lo que había pedido a Paul, acercando su cuchara a sus labios.

Sus mejillas se colorearon un poco ante su comentario, seguía sin entender qué atractivo tenía su persona, pero si eso hacía a Paul besarle así, valía la pena.

— Mnnn~ supongo que esto me gusta —dijo al sentir de nuevo sus labios, decidiendo besarle otra vez, probando el dulce sabor del chocolate—. Sabes muy bien.

—No creo que sea el café —dijo seriamente mientras bebía un poco también—, porque siempre sabes dulce.

Comentó esto como si nada, tomando otro bocado de su postre "de la casa", y curiosamente sabía a café, pero más dulce.

—Ahora que lo pienso... —mencionó al verle, acariciando con cuidado su cabello—. Siempre eres dulce, creí que..., realmente es algo que me gusta de ti —sonrió un poco—. Me haces olvidar que debo ser duro, me siento tranquilo contigo.

Eso fue algo interesante de escuchar, pues creía que Paul era siempre así, por naturaleza.

— ¿No lo eres normalmente? —preguntó curioso, ahora pasando uno de sus dedos por su suave mejilla, y descubrió que estaba algo caliente—. ¿Cómo eres con otros? Me gusta saber más de ti.

—... —ahora su palma acunó su rostro, parecía avergonzado, pero realmente le gustaba cada parte de él. No buscaba aprovecharse como los otros, no lo juzgaba con sólo verlo, ni lo tachaba de alguien indeseable usando cualquier excusa. Paul era gentil, como decía, y quería protegerlo—. Mimarte me gusta, porque te hace sonreír —le dijo finalmente, acercándose un poco a él mientras movía su rostro para que le viera—. Y que seas cariñoso es lindo, porque me haces sentir cálido.

Su pulgar acarició su piel, con tan suavidad que pudo sentir como su corazón cedía.

— Incluso si no es conmigo eres una buena persona —concluyó—, eres fuerte y amable, sagaz y tierno, nunca conocí a alguien así.