E5: PA "A sweet date" (+18)

Lo tomó como de costumbre en sus brazos, ambos desnudos, hasta llevarlo al cuarto del baño. Era un lugar amplio y de tonos grises, verdes y blancos, la bañera era bastante grande, pues estaba hecha para criaturas voladoras, y la regadera se encontraba a parte tras puertas de cristal.

— ... Claro —aceptó, algo extrañado por su petición, pero no vio porqué no lo haría, antes lo hacía bastante en los ríos y lagos de su tribu—. Espera, prepararé la tina —lo bajó con cuidado y abrió las llaves para que tuviera una temperatura óptima, acercando todo lo necesario, incluso las toallas—. Ven —le extendió su mano para ayudarle a entrar.

Estuvo a punto de preguntarle si estaba seguro, pero lo vio tan convencido que entró con cuidado, sentándose a su lado y estirando las piernas, pues cabían perfectamente en ese espacio incluso así. Parte de su cabello se mojó automáticamente, y suspiró con gusto al sentir la calidez del agua sobre su piel marcada con cicatrices y tatuajes.

—¿Qué tal te sientes? —le preguntó, disfrutando la vista que era Paul en su elemento, los colores en su piel resaltaban aun más, pasando su dedo por esta con una sonrisa—. ¿Esto significa que bien?

Fue tomado por sorpresa al ser sumergido en el agua, saliendo con todo el cabello empapado y parte de este cubriendo una parte de su rostro. Duró unos segundos en carburar lo que había pasado, y terminó chaponeando un poco para lanzarle algo de agua a la cara de Paul, jugando.

— ¿Feliz? —preguntó con una sonrisa.

—Está bien, pero también te ayudaré con el tuyo —le dijo mientras se movía para estar frente a él, de espalda y entre sus piernas—. Me encanta el agua.

Aquel comentario salió naturalmente mientras se relajaba, su cabello era largo y suave, parecía oler a sol incluso, como esas tierras soleadas y prósperas que había en el centro de Europa. Al sentir sus mejillas se escuchó un tipo de ronroneo profundo viniendo del moreno, disfrutando de aquello.

Asintió apenas, pues estaba ensimismado en el toque del castaño. Sus ojos se cerraron con gusto y se dejó hacer a su voluntad, confiándole su cuerpo como a nadie más en su vida, tan solo disfrutando del momento con aquel hombre que parecía haber encantado sus sentidos, cuerpo y corazón.

—Se siente bien... —ronroneó cómodo, empujándose un poco contra él.

Descubrió con sorpresa lo bien que se sentía ahí, quizá notando por primera vez como era capaz de relajarse al lado del castaño. No se sentía amenazado, u obligado a mantener su guardia alta, tan sólo se dejó llevar por sus manos, que parecían incluso..., seguras.

— Mmmmn... —realmente no se quería quitar de ahí, por lo que se recargó en él y dijo, con una voz que incluso sonaba mimada (aunque jamás lo iba a admitir)—: Esta bien.

Se movió ahora para estar detrás de él, y se fascinó al ver su piel mostrando esos hermosos colores. Incluso su cabello tenía un color vivo y agradable, así que acarició este antes de mojarlo un poco y comenzar a lavarlo, dando un pequeño masaje para imitar lo que había hecho el otro.

— Tus colores son muy llamativos —le dijo mientras enjabonaba—. ¿Se activan con el agua?

— Me gustan —respondió, refiriéndose a sus colores. Tomó el shampoo y puso una cantidad considerable en su mano—. Cierra los ojos.

Volvió a masajear su cuero cabelludo y tuvo cuidado con no lastimarlo con sus propias garras, enjuagando rápido la espuma y dudó un poco antes de enjabonar su cuerpo también, descubriendo algunas marcas que..., suponía que había hecho él, pues estaban en los lugares donde lo besó, ¿Quizá lo hizo demasiado fuerte? Acarició estas con curiosidad, y sí, eran chupetones, solo que él no conocía el nombre.

— Ven, dame tus manos —dijo para pasar la suave esponja por estas, y las limpió cuidadosamente, apoyando su barbilla en su hombro.