|
Post by Dökkur on Feb 8, 2022 3:21:04 GMT
Había terminado su trabajo temprano, lo suficiente para malgastar su tiempo en aquel chat en el que había sido recibido con tanta rudeza la última vez. Lo había descolocado ha cierta medida algunos tratos, pero al final, probaba exactamente su punto y paranoias de que todas las personas son malignas, la diferencia de que algunos prefieren encubrirlo con danzas y fachadas sociales mientras otros son más desnudos al respecto.
Para su sorpresa, en esa nueva tarde se topó con un individuo del segundo tipo, de esos que pretender ser buenos. Demasiado buenos.
Su piel ardió por unos segundos, aquella carne desfigurada. ¿Un recuerdo?
Cerró sus ojos, permitiendo entregarse a la memoria distorsionada por unos instantes. Una sonrisa brillante, una mano cálida. Una sensación de furia en la base del estómago. Abrió los ojos y ahí estaba, una estela de una esencia pura, agradable. Miró su pecho y un manchón rojo se propagó. Se sintió tan real que acto reflejo llevó la mano al pectoral para apretarse la ropa, pero la alucinación se difuminó con prontitud. Se dió un golpe en la cabeza y sintió una gota de sudor rodarle la mejilla. Se había agitado y podía sentir la presión en el pecho.
Chasqueó la lengua.
No había gente buena, y lo probaría.
Caminó entre sus estantes de trabajo y avistó dos cuchillos simples pero brillantes. Eran perfectos. Los echó en los bolsillos de la gabardina y emprendió camino al lugar acordado… el “Panquecito Feliz”. Tenía un par de horas que sería suficiente para hacer el viaje en motocicleta y esperar pacientemente la llegada del ángel.
Había arribado temprano, lo cual le sirvió para inspeccionar el lugar y limpiarlo de “moros”. Era un lugar turístico y algo concurrido, y la luz era prominente pero su ropa que lo tapaba completamente y los callejones que habían en proximidad le ofrecían abrigo. Se encaminó en un pasillo justo al lado de la cafetería y esperó en la oscuridad. Con una mano en el bolsillo volteaba la navaja con una naturalidad que le hacía remontarse en qué había sido su vida pasada, solo para sacudir el pensamiento y no perderse de su objetivo en aquella noche.
|
|
|
Post by Skye Fraser on Feb 8, 2022 9:27:31 GMT
No era misterio para nadie que Skye adoraba conocer gente. Solía entrar a los chats de la ciudad con la clara intención de socializar y crear nuevas amistades; aprender de sus experiencias, imaginar sus vivencias... porque Mistery City era demasiado pequeño para la curiosidad tan grande que él sentía respecto al mundo. Dagmar siempre se mostraba receloso a las actitudes de su amigo, ¿es que no le bastaba con su amistad? ¿Por qué siempre quería salir y hablar con extraños? Antes de salir hacia la cafetería, de hecho tuvieron una conversación al respecto que acabó bastante... peculiar. La sombra le había alzado la voz, justo antes de disculparse y dejarlo salir. "Un día pesado", pensó Skye para justificar sus acciones.
A paso calmo se acercó hacia el lugar, mismo que lucía tan bonito como la primera vez que lo había visitado. El señor Dökkur se leía como alguien bastante tenso y paranoico, pero Skye tenía la esperanza de que quizás conocer esa clase de sitios lo relajarían un poco. Él también se ponía irritable cuando tenía hambre.
Sus manos ajustaron un poco el saco que traía puesto pues resintió un poco el frío de la época y entonces se detuvo al lado del Panquecito Feliz. ¿Ya habría llegado? ¿Aún estaba por llegar? ¿Realmente iba a llevar un cuchillo? Con la duda en mente, sacó su teléfono para dejar un mensaje en el chat. Un corto: " Ya llegué señor ", que con suerte éste leería para saber su llegada.
Entonces se quedó allí, frente al callejón. Y mientras esperaba una respuesta, se quedó dando algunas vueltas sobre su eje.
|
|
|
Post by Dökkur on Feb 8, 2022 14:56:50 GMT
Divagó entre pensamientos, ideas y recuerdos necios que buscaban fragmentarlo. Estaba sudando, sentía mucho calor. Había una creciente presión que no se retiraba de su pecho y le acortaba la respiración. Su lenguaje corporal le mantuvo estoico, pero su rostro oculto estaba arrugado y miserable.
No estaba seguro si habían pasado segundo, minutos u horas, pero al levantar la mirada observó una figura que si bien no conocía, la mata de cabello dorado era demasiado coincidente a con la imagen que había visto en el chat de aquel individuo. El terror que estaba en su pecho mermó y ahora estaba inundado por una anticipación.
Estaba de espaldas, distraído, vulnerable.
Podía con simpleza tomarle la cabeza y romperle el cuello. El sonido que haría lo conocía, aunque no tuviera recuerdos atados a ello. Levantó las manos y se las miró, estas optando por la figura de ahorcar un cuello. Infló el pecho y exhalo suave.
Tenía ventaja.
Caminó sigiloso apretando la mandíbula. Al alcanzar el contrario levantó la mano y...
...la dejó caer sobre el hombro de este, dándole un tope para hacerse notar.
—¿Fraser?— preguntó con voz ronca. —Dökkur— se presentó.
No era hora de hacer nada precipitado, su objetivo era otro, el revelar la verdadera naturaleza de aquel ángel. Si lo terminaba ahí el único malvado sería él, y él ya sabía sobre la maldad que habitaba en su interior. Nada que probar.
—Al café— señaló, retirando la mano del hombro ajeno y apartándose de la oscuridad del callejón. Al acercarse a la entrada de aquel recinto la decoración era infantil y el abanico de colores pasteles hacían su alta, tosca y monótona figura desencajar como agua y aceite juntos. Rodó los ojos, manteniendo su atención en su acompañante. —¿Difícil llegada?— fue cordial, para jugar la danza de pretensión.
|
|
|
Post by Skye Fraser on Feb 8, 2022 18:12:59 GMT
Giró su cuerpo al momento de sentir el tacto, topándose pronto con aquél señor de la máscara. El semblante de Skye se mantenía sereno como rasgo habitual en él; ni siquiera pareció sobresaltarse con su repentina aparición.— ¿Señor Dökkur? Ohhh, ¿estaba allí todo este tiempo? —Señaló hacia el callejón, antes de regresar su mirada perdida y curiosa entorno a la sombra.— ¿Lo hice esperar mucho? Lamento si fue así, intenté caminar rápido pero soy un poco distraído. —Y no mentía; caminar junto a él era un equivalente a estarse deteniendo cada tanto para apreciar algún detalle que encontrara bonito de una forma u otra.
Se adentraron entonces dentro del recinto y sonrió al inhalar profundo el aroma a café mezclado con lo dulce; había panqués con sonrisas pintados en las paredes. Miró un momento alrededor, mientras se golpeteaba el labio inferior con el dedo índice.— ¿Dónde podríamos sentarnos? Uhmmmm... —Observó el lugar, pensativo.— Bueno, usualmente las esquinas son las mejores para conversar, ¿usted qué opina? —Y giró su atención entorno al señor, antes de extenderle la mano.— Ay, que grosero de mi parte. Sí, yo soy Fraser. Aunque puede decirme Skye. Mucho gusto. Su gorra está bonita. —Mencionó con una sonrisa.— Bueno, el camino hacia aquí estuvo bien. Había mucha gente en el metro y había una niño con un gorrito de rana y estaba bonito y dije wow yo quiero un gorrito así. ¿Cree que se me vería bien un gorrito de rana? Quizás los vendan en internet. O podría ver si alguien sabe hacerlos. Oh y luego me topé con mi amigo Dagmar y él quería que fuéramos a cenar juntos pero le dije que ya tenía un compromiso, que mañana podríamos reunirnos. Aunque luego se enojó conmigo y me habló feo. —Pausó un momento, su rostro se ensombreció un momento en tristeza antes de continuar.— Pero él trabaja para el Magisterio, así que supongo que quizás estaba estresado...
Entonces miró hacia Dökkur.... ¿o algo así? La mirada dispersa de Skye no dejaba muy claro hacia dónde observaba.— ¿Y cómo estuvo su camino hacia aquí? ¿Hablé mucho? Si lo incomodo sólo dígame, creo que a veces me emociono hablando. Me gusta hablar.
|
|
|
Post by Dökkur on Feb 8, 2022 20:51:06 GMT
Era difícil saber si lo había hecho esperar o no. Disuadido entre sus alucinaciones y pensamientos el tiempo transcurría de una manera distinta y perdía percepción del mismo. Se limitó a hacer un sonido gutural que era difícil deducir qué significaba. Quizás, sí, lo esperó lo suficiente para tener que lidiar con posibles episodios.
Y seguido a ello comenzó a hablar el ángel.
Mucho.
No era porque fuese que hablara rápido o de alguna forma difícil de comprender, si no más bien que era información que rotaba más frecuente de lo que Dökkur tenía tiempo para analizar para su gusto. De cierta manera lo impacientaba que fuese y viniese entre temas, volviendo turbio el punto final de la plática. Pero a veces las pláticas no tenían un panorama final. Simplemente la gente platicaba porque quería... ¿no?
No. Todo servía un propósito.
Levantó un dedo y negó con el mismo para rechazar el contacto del ángel cuando este le ofreció la mano. —La esquina es perfecta— Emprendió camino hacia el espacio más alejado y recluído del recinto- asientos amueblados altos en una esquina que cortaba visibilidad en varios puntos. Se dejó caer en el asiento, siempre con un ojo pendiente en el contrario. Respiró hondo.
Recibió el elogio pero este rebotó irrelevante contra su ser. —No lo sé— le extendió. —La opinión ajena no debería importar— se refirió respecto al sombrero de rana. —Cómprelo y úselo si eso lo hace feliz— Le era difícil imaginarlo.
—Suena como un patán— se refirió esta vez a Dagmar. —Como que tienes un imán para los patanes ¿No, ángel?— torció el gesto, imperceptible con aquella máscara. Escuchó lo último respecto a su venida pero fueron interrumpidos por un trabajador del lugar. Sus manos se apuñaron sobre la mesa y su postura se puso algo tensa.
El ajeno preguntó que querían, a lo que se limitó a pedir una malteada y un panqué cualquiera.
Mirando de nuevo al ajeno, aquellos ojos perdidos lo ponían nervioso de una manera particular. Parecían muertos pero al mismo tiempo penetrantes. Le fastidiaba. Con un ademán de su rostro señaló una ventana opuesta, afuera viéndose una motocicleta de alto cilindraje parqueada cerca de la banqueta. —No había tráfico y llegué rápido.— explicó. —Eso puedo notarlo— evidenció la afirmación del rubio.
—¿Qué quieres de este intercambio, Fraser?— hostigó de nuevo la sombra. Algo debía querer, algo debía obtener.
|
|
|
Post by Skye Fraser on Feb 8, 2022 21:17:08 GMT
Miró un momento su mano que quedó extendida al ser rechazado el saludo y apretó los labios, pero después se encogió en hombros. Quizás el señor misterioso era tímido o le causaba repudio el contacto físico; algo para tenerlo en mente. Lo siguió entonces hacia la esquina, sin prestarle real atención más allá del hecho que le parecía bonita toda la decoración.— Siiii, eso voy a hacer. Aún hace frío, así que seguro que lo puedo usar un buen tiempo antes de que haga calor. —Opinó quedándose un momento pensando en aquél gorrito de rana... pero su atención fue robada por la siguiente declaración ajena.
La sonrisa en sus labios se desvaneció en una pequeña mueca y pronto negó con la cabeza.— No, yo no creo que sea así. A veces las personas tienen un mal día... o una mala vida. Pero sólo necesitan paciencia. Dagmar es muy bueno, sólo... a veces se estresa. Pero luego vuelve a ser mi amigo de siempre. —Pausó un momento, observando fijamente al adverso antes de ladear el rostro como gesto de curiosidad.— En ese "imán de patanes", ¿se incluye usted? —Entonces sonrió.— Tampoco creo que sea un patán. Sólo... uhmmm, excéntrico. Y poquitito paranoico. Aunque bueno, esta es una primera impresión basándome en un chat y en 5 minutos de interacción cara a cara, así que podría estar equivocado.
Su atención se desvió al mesero, pidiendo lo mismo que el adverso sólo que especificó que el panqué fuera de moras. Después de ello Skye sacó su teléfono para empezar a tomar algunas fotos del lugar, teniendo cuidado de encuadrar bien antes de hacer click.— A veces olvido cosas. Tuve un... accidente, creo. —Mencionó de pronto.— Me gusta tomar fotos para poder recordar, por si un día llego a olvidar.
Y entonces lo miró. Había escuchado su pregunta, pero se había quedado pensando al respecto. Pese a lo que aparentaba, Skye no era tonto y pese a mantenerse tranquilo, había sentido tensión emanando del ajeno. Un presentimiento peculiar desde el chat y la mención de cuchillos.— ¿Qué es lo que espera usted de este intercambio? ¿Qué cree que le voy a pedir? Yo sólo quiero obtener una comida rica y una charla antes de regresar a casa. Pero usted parece bastante expectante sobre este encuentro. Lo sentí en el chat, lo siento ahora. —Skye era así, perceptivo; trasparente. Nunca tenía mucho reparo en decir las cosas que pensaba.— ¿Qué quiere de mi?
|
|
|
Post by Dökkur on Feb 9, 2022 1:54:59 GMT
Con los puños tensos se mantuvo estoico en su asiento, esperando que se retirara el otro para sentirse menos vigilado. Ladeó la cabeza en silencio, como un animalillo procesando, conforme el otro le daba rienda suelta a su lengua. Sus puños eventualmente se soltaron y los dedos se su propia mano se entrelazaron entre sí, golpeteando suavemente la superficie enguantada.
—Sus opiniones lo van a llevar a la tumba— afirmó pronto. —Si no fueran una fachada— se negaba a creer en la ingenuidad aparente de este. —Soy un patán y sé reconocer patanes, indistintamente de como lo quiera "justificar"— enderezó la cara. —Pero juguemos a ello, a ver...— estiró las manos y las aplanó en la mesa. —¿Su amigo parece tener dos polos y cuando las cosas no salen como quiere se estresa, y resulta que se estresa constantemente?— asumió, la verdad no tenía la suficiente información para condicionar como alguien malo pero viendo la máscara de chico bueno que traía el ángel, en un escenario simulado, podía atraer gente que se aprovechara de él, gente ruin como...
Como él, en ese momento. Y si su amigo era como él... oh vaya.
—Me cae bien, rompe su fachada y te muestra su verdadera cara— sonrió detrás de la máscara —porque ¡Sorpresa! La gente es inherentemente mala— se echó para atrás, dejando los dedos al borde de la mesa.
Lo vio tomar fotos y simplemente lo dejó a lo suyo. Resonó un poco con el razonamiento detrás de aquel acto. —A veces se olvidan las cosas por una razón— fue todo lo que añadió. Por más que él quisiera olvidar, o sacar sus pensamientos en escrituras para deshacerse de ellos, lo acosaban como alucinaciones y percepciones distorsionadas de la realidad frecuentemente. —¿Qué accidente le pasó?— le ganó la curiosidad.
Retomó a lo último, sobre las expectativas —Simple— abrió. —Quiero tener la razón sobre mis percepciones, y para ello ocupo que usted se quiebre— sin pelos en la lengua. En un movimiento rápido metió la mano en el bolsillo y con un golpe pesado puso algo frente al ángel. Al retirar la mano dejó ver aquel cuchillo.
—Tómelo. Es suyo.—
|
|
|
Post by Skye Fraser on Feb 9, 2022 2:33:26 GMT
Ciertamente Skye era una persona bastante tolerante. Si veía actitudes que le parecían peculiares, alzaba los hombros y dejaba a las personas ser, si no lastimaban a nadie, entonces no había ninguna razón para juzgarles. Lo mismo aplicaba para los rasgos de la gente; nunca echaba a nadie al saco de lo "feo", sólo eran diferentes. Y todos eran bonitos a su forma de ser; no existía realmente un lineamiento para la perfección, así que él disfrutaba del mundo así, tal como era. A veces caótico, a veces pacífico.
Y aún así, Dökkur se las estaba arreglando para lograr incomodarlo. Una sensación de escalofrío apareció mezclándose con una ligera opresión en su pecho; Skye apretó los labios mientras dejaba al señor expresarse respecto a Dagmar y se aguantaba las ganas de interrumpirlo para no ser grosero. Mantuvo la mirada fija en el adverso intentando ver más allá de su máscara; tratando de descifrar aquellos ojos que apenas lograban verse, quería...
Se tensó.
El sonido del golpe lo hizo pegar un respingo y se pegó en el asiento; la sonrisa con la que había llegado decayó en confusión. Una que sólo fue aumentando conforme asimilaba lo que estaba pasando. Poco a poco bajó la vista hacia la mesa, topándose allí con el cuchillo.
No entendía, ¿era un cuchillo de verdad? ¿Trajo dos como le había prometido? Sus ojos subieron nuevamente hacia los ajenos, como si le preguntara qué se supone que debía hacer con eso. ¿Quería quebrarlo... cómo? No, no. Tenía que ser una extraña confusión; si era peligroso, entonces llevaría un cuchillo para defenderse. Eso le había dicho. Pero él no pensaba hacerle daño, así que los dos deberían estar bien... ¿verdad?
La duda pronto fue cortada por el sonido de pasos acercándose. Entonces Skye puso la manga de la ropa encima del arma blanca para ocultarla. El mesero llegó con una sonrisa en labios y les dejó la orden de pan junto a las malteadas. Skye no pudo evitar suspirar aliviado con su llegada y le dio un suave "Gracias", antes de que éste se retirara.
— No lo quiero. —Fue lo primero que respondió cuando volvieron a estar solos y empujó el cuchillo en dirección ajena. La caminata que tuvo para llegar hasta allí no hizo más que acrecentar su hambre, pero en aquél momento ya no la sentía.— No voy a ser su conejillo de indias para probar que la gente es inherentemente mala. Búsquese a alguien más. —Pausó, antes de mover con suavidad el plato hacia adelante, ofreciéndolo implícitamente.— Se me fue el apetito, pero puede comerse mi parte, señor Dökkur. A menos que sea alérgico a las moras, entonces no. —Metió la mano dentro de su gabardina para obtener su billetera y dejar el dinero correspondiente sobre la mesa; quería dejar claro que no había ningún truco al respecto.
Recargó entonces la espalda contra el asiento y se cruzó de brazos, deslizando la mirada hacia un costado. Se sentía.... ¿ofendido? ¿Triste? ¿Molesto? ¿Asustado? No sabía; pero no era usual en él.— No quiero hablar tampoco del accidente, me duele la cabeza cuando intento recordar. —Mencionó luego de haberse quedado en silencio unos momentos.— Y.... Dagmar no es malo. Ni un patán. Usted tampoco. Que esté tan aferrado en la idea, que insista tanto en que es malo, me da la impresión que quiere convencerse más a usted mismo que a mí.
|
|
|
Post by Dökkur on Feb 9, 2022 4:07:13 GMT
Vaya, pretender estar atorado en su propia noción en vez de ver la evidencia y la claridad de sus palabras. ¿Por qué alguien pretendería ser así de testarudo? ¿Se querría morir?
Se le cortó la paciencia al no obtener las reacciones que esperaba. Una evasión total y adjudicarse la razón al querer permanecer en dicha postura.
Chasqueó la lengua. Lo estaba probando. ¿No? ¿Sí?
Claro que sí. Nadie podía ser así por accidente. Nadie.
Se le torció algo por dentro por un momento.
—Entre más pretenda creerse sus propias palabras, más se desconecta de la realidad, Fraser.— aquella oración la dijo con cierta incomodidad, empezaba a sentir la garganta apretada. —Negar lo evidente es un precio muy claro. Bien, si tiene dudas de mi no queda más que borrárselas— con la diestra se rebuscaba los bordes de la máscara para arrugarla lo suficiente y permitirse liberar su boca únicamente. Tomó una bocanada de aire y luego colocó su mano sobre el cuchillo.
Dio una pequeña voltereta con naturalidad en su mano y lo acercó veloz, apuñalando el panquecito contrario justo en el medio, al punto de traspasar el plato de cartón en que fue servido y clavar el arma también en la mesa. Aquello provocó un evidente sonido de golpe que hizo a un par mirar, mas las malteadas estaban colocadas de una manera que tapaban la visión del arma blanca desde su perspectiva.
—Esto va a funcionar así— explicó, con su boca revelada la cual mostraba carne expuesta sin piel, aunque reseca en una desagradable cicatrización antigua. —Usted mínimo va a honrar su palabra y tomará el cuchillo que me aceptó en el chat— ¿Sí lo había aceptado? ¿No? Si, si lo recordaba. —Si por alguna razón decide escapar llamando a un camarero u otro ser, condenará a dicha persona a ser agredida por mi persona— metió la siniestra en el bolsillo y sacó su propio cuchillo, mostrándolo momentáneamente para demostrarle que lo cargaba consigo.
—Y vamos a hablar. Como adultos.— sentenció. —Se va a comer su comida y luego salimos por esa puerta— tomó su malteada y la acercó a sus labios, tomando el popote y succionando el contenido.
Era dulce, qué agradable.
—¿Por qué haría eso? ¿Por qué castigaría a otra persona en su lugar? ¿Por qué heriría a alguien siquiera?— bajó el rostro para que sus ojos verdosos marinos se encontraran aquella molesta mirada perdida —Por que no soy una buena persona.— tomó otro sorbo, con naturalidad, como si nada estuviese pasando. —Y si lo niega, pueden haber consecuencias. Pero.— levantó un dedo —Tendrá un cuchillo, para defenderse, o a alguien más del "gran lobo malo"— sonrió, mostrando unos dientes algo afilados. —No mentías cuando decías que estas malteadas eran buenas— se distrajo en una mundaneidad. —Creo que me pediré otra.— afirmó.
|
|
|
Post by Skye Fraser on Feb 9, 2022 9:32:24 GMT
Alguna vez había platicado con Em respecto a las reuniones con extraños que ambos parecían disfrutar; ella en un sentido más romántico, él en uno totalmente amistoso. Y un lineamiento que siempre le repetía era que no tenía porqué quedarse si se sentía incómodo. Pero era un consejo que jamás había considerado porque usualmente la gente con la que se reunía para conocer siempre acaban siendo simpáticos a sus propias maneas de ser. No fue hasta ese momento, justo hablando con Dökkur, que considero la posibilidad de tomar sus cosas e irse.
Pero casi como si el adverso leyera sus intenciones, lo retuvo de una forma que nunca habría podido imaginar. Los ojos de Skye se abrieron un poco más de lo usual conforme lo escuchaba y poco a poco se fue sintiendo más pequeño en aquél asiento; ¿por qué Dökkur diría cosas tan horribles? ¿Por qué insistía en orillarlo de esa forma si lo acababa de conocer? No tenía sentido; no entendía... pero quería hacerlo. ¿Por qué haría tal cosa? ¿Por qué la consideraría? Suponía que, quizás el señor tenía grandes problemas consigo mismo. O quizás su mente había pasado por situaciones tan crueles que ahora no podía bajar la guardia porque se trataba de una cosa:
Sobrevivir.
Las manos de Skye se volvieron puños sobre la mesa y un sollozo hizo temblar sus hombros mientras agachaba la cabeza, lágrimas silenciosas comenzaron a correr por sus mejillas. Decir que estaba aterrado era poco. No sabía de dónde venía el sentimiento, pero sentía que antes había experimentado algo así; su destino pendiendo de un hilo del que parecía tener el control, pero al final estaba indefenso. Y la vida de alguien más pendía de un hilo.
— Las personas son personas. No tienen que ser necesariamente buenas o malas. —Comentó de repente, cuando pudo recuperar la compostura suficiente de su voz para hablar. Su mano temblorosa entonces se extendió para tomar el cuchillo y sacarlo con cierta dificultad.— Pero está bien yo.... yo acepto su regalo, señor Dökkur. Muchas gracias.... —Guardó el mismo por debajo de la mesa, antes de torpemente empezar a comer el panqué que había sido casi partido por la mitad. El llanto no se detenía, pero no hacía ruido. No más allá de algunos suspiros que emitía tratando de calmarse.
— Hay... hay malteadas de varios sabores. Las de chocolate son mis favoritas, pero algunos creen que empalagan mucho. Así que en ese caso están las de vainilla... y.... —Tomó una servilleta para limpiarse el rostro, antes de seguir comiendo. El sabor del dulce lograba anclarlo a la realidad.— Cuando acabe su malteada, ¿no puede pedir la segunda para llevar? No me siento bien. Le prometo que me voy a quedar con usted para seguir hablando. Pero necesito... aire.
|
|
|
Post by Dökkur on Feb 9, 2022 23:53:12 GMT
Siguió dando sorbos a la malteada hasta que esta empezó a vaciarse, escuchando irreverentemente al contrario entre succiones. De verdad que le encantaba el sabor a chocolate, el dulce que estaba justo, no lo combinaban con ningún otro sirope para apagar su sabor, era la leche fría y cacao apenas endulzado junto a la crema batida que le daban ese toque de perfección.
Entre tanto, se sintió en control conforme el otro pareció comprender su posición y tomó el cuchillo, extendiendo aquella filosofía tan innecesariamente infantil. Al principio pensó que el llanto era una adorno a la fachada pero de pronto empezó a sentirlo muy incómodo.
Era un actor de teatro, por su puesto que las lágrimas de cocodrilo tenían que ser convincentes.
Pero lo incomodaba tanto, como el chirrido de uñas en un pizarrón. Tensó la mandíbula y restregó los dientes en reacción a ello.
Sí, sería mejor salir de ahí, le empezaba a picar la piel de manera obsesiva. A sentir miradas, a estar reaccionario.
Levantó la mano y antes que se acercara más el camarero, la sombra señaló su malteada y pidió otra para llevar con pura gesticulación de sus palmas. El otro pareció entender y se encomendó a la labor.
Se acomodó la máscara en su lugar una vez hubo terminado de comer.
—Todas las personas son malas, pero aprenden a ocultarlo o negarlo de alguna manera conforme crecen y se desarrollan. Caín mató a Abel ¿Por qué? Celos. No hay sentimiento más primal que la envidia y los celos.— mencionó conforme se limpiaba los guantes de cuero con una servilleta. Su propio diálogo le había causado un eco de familiaridad pero no navegó más allá en el sentimiento. —El cuchillo que tiene, lo puede considerar una manualidad puesto que lo hice con mis propias manos. No va a obtener algo más fino y dedicado— chasqueó los dedos algo alegre.
Tuvo una idea.
—Vamos por el sombrero de rana— dejó el puño caer sobre la mesa, para llevar la diestra a su bolsillo trasero, sacar su billetera y extender unos cuantos francos sobre la mesa, que los terminaría juntando con los del contrario y tomándolos en su palma. —Así obtienes tu aire y yo más plática—
Se levantó de pronto de su asiento y sobre su hombro miró al ángel. —No te vayas a ir o alguien podría sufrir— le murmuró, dándole la espalda para ir a pagar en la caja y obtener su malteada adicional.
|
|
|
Post by Skye Fraser on Feb 10, 2022 5:55:20 GMT
Lágrimas gruesas continuaron bajando por sus mejillas hasta caer sobre la mesa conforme le escuchaba. Trataba de respirar profundamente antes de sacar el aire en suspiros temblorosos para poder responder sin que la voz se le quebrara; quería argumentar algo en contra de la envidia y los celos, pero al final su atención acabó robada por la mención del "regalo". Dirigió entonces la atención hacia el cuchillo que yacía en su regazo y lo tomó con duda para observarlo más de cerca; pudo ver la luz reflejarse en el mismo y pronto a su propia imagen en él.— ¿Lo hizo usted? —Preguntó para confirmar en un tono bajo y si bien todo su rostro lucía afligido por los estragos del llanto, la curiosidad pudo brillar un momento en sus ojos. Si lo veía como una manualidad, como un objeto único hecho con tiempo y esfuerzo... entonces se sentía mejor al respecto.
— Debe tener muchos años de experiencia. Se ve muy bien hecho. —Mencionó sorpresivamente un poco más tranquilo. Dökkur no lo sabía, pero su comentario le había dado fuerzas para recuperar la compostura; para poder reflexionar y poder ver su entorno con otra perspectiva. "Si no te gusta lo que ves, míralo desde otro ángulo", alguna vez le había dicho su padre. Y es lo que iba a hacer para recuperar su control en aquél extraño juego que Dökkur había empezado.
Entonces la mención del sombrero lo tomó desprevenido, al mismo tiempo que le daba a entender que estaba prestando verdadera atención a todo lo que él decía como para recordar que lo quería entre todo lo que le había contado de su traslado hasta el local. Se limitó a asentir a sus palabras, antes de verlo partir. Metió el cuchillo dentro de su bolsillo y cerró el mismo, antes de ponerse de pie junto a la malteada que en realidad no había tomado para nada.
Observó la espalda de Dökkur, luego al mesero, entonces otra vez al hombre sombra y suspiró. Le había dado su palabra; no iba a irse.
Sintió un jalón.
— Oye preciosa, ¿ese señor te está molestando? —Un sujeto con rasgos animales había tirado de su brazo para hacerle voltear hacia él. Skye parpadeó rápido intentando asimilar lo que ahora pasaba, pero antes de poder siquiera contestar el otro se lo tomó de la mejilla para observarle mejor.— ¡Mírate! Tienes los ojos todos hinchados, ¿qué te hicieron?
— Imposible que una preciosura venga con ese tipo. —Contestó otro que parecía ser amigo del extraño.
— Ella siempre podría ser del Distrito Rojo, quién sabe.
— ¡Oye!
— ¡¿Qué?! Sólo era una posibilidad, porque el tipo o es feo o es súper tímido para traer máscara...
— Disculpen... —La voz suave de Skye intentó interferir, pero no parecía ser demasiado fuerte como para llamar la atención. El tacto ajeno le había incomodado por la confianza en la que lo ejecutó; tenía miedo de que Dökkur cumpliera su promesa de lastimarlos... pero al mismo tiempo tenía un mal presentimiento. Uno terrible respecto a todos estos sujetos; ¿qué estaría haciendo gente tan problemática en un lugar como el Panquecito Feliz? No lo sabía y a estas alturas tampoco quería averiguarlo; sólo quería irse.
Intentó safarse, pero el agarre se hizo más firme.— ¿Por qué mejor no vienes con nosotros? Seguro te diviertes más. —Aquella sonrisa que le dedicó tampoco le gustó; Skye hizo una mueca e infló el pecho con valor antes de volver a intentar recuperar su libertad.
— Yo lo invité a él por una malteada. Vinimos juntos. No me ha obligado a nada. —Bueno, en realidad sí pero eran detalles extras.— Por favor, dejen de molestarnos...
|
|
|
Post by Dökkur on Feb 10, 2022 18:07:10 GMT
Ante la aparición de aquellos seres Dökkur no se inmutó. Permitió que sus diálogos dieran paso mientras pagaba y recibía la malteada adicional que había ordenado. Se giró sobre su cuerpo y los observó, llevándose una mano al bolsillo dónde guardaba la navaja y con la diestra que sostenía la bebida alcanzó a levantar apenas la máscara para cruzar el popote y dar un sorbo a dicho elixir culinario.
Miró a Skye. Frío y deshumanizante.
Agitó apenas la mano en su bolsillo para darle una pincelada de atención al ángel de lo que podía llegar a escalar. Como si con esa mirada o ese gesto le quisiera dar a entender que tenía que tomar decisiones en el curso de las siguientes interacciones.
—No sean vulgares— dijo con una carcajada atorada. —¿Aquí, en medio de panqués?— dejó un momento de razonamiento prolongarse. —Salgamos afuera y vemos qué trato hacemos sobre mi escort— con aquella frase quiso patinar en el pensamiento que el ángel pertenecía, efectivamente, a dicho distrito. —Me atraparon con lo feo, y creo que sí estoy incomodándole— sacó la mano de su bolsillo, vacía, y la colocó sobre el hombro de Skye, presionándolo contra su cuerpo y logrando que el agarre contrario se minimizara lo suficiente para permitirle el paso.
Se entrometió entre los hombres pero con un gesto de su cabeza los alentó a seguirlo fuera del establecimiento.
Dio unos pasos alargados para quedar justo frente de aquel callejón contiguo a la cafetería, colocando ahora la siniestra de vuelta en su bolsillo. —Pagué 100 francos pero...— miró a Skye —Pensé que tendría más experiencia— retornó el mirar a los tipos.
—Por módicos 50 francos podemos cerrar un trato. No es mi estilo enseñarle a los jovencitos. Me pesan los años y no tengo la paciencia.—
Su lenguaje corporal parecía abandonar completamente al ángel y mantenerse algo expectante aunque relajado con los "invitados." —¿Y bien?—
¿Qué estaba planeando la sombra?
|
|
|
Post by Skye Fraser on Feb 11, 2022 4:10:51 GMT
Cayó en el momento que observó a Dökkur tocar su bolsillo y un frío funesto le recorrió la espalda. Negó con la cabeza, como si con ello pudiera conseguir algo; quería huir, quería salir corriendo para escapar de toda esa situación extraña en la que ahora estaba atrapado... pero entonces todo cambio.
Parpadeó lento, confuso.
¿Escort? ¿Hablaba de... él? Pronto su ceño se frunció consternado, pero no objetó porque todo empezó a escalar demasiado rápido. De pronto Dökkur lo estaba apretando contra su cuerpo mientras se adelantaban hacia la salida y fue allí que se dio cuenta de lo pequeño que era en comparación ajena; se encogió en sí mismo con una sensación de incertidumbre quemándole el pecho. "Tienes que ser fuerte Skye", se repitió inhalando profundo para contener las lágrimas que otra vez querían brotar; tenía que ser valiente.
— ¿50 francos? —Repitió uno con una sonrisa luego de que la sombra sembrara su oferta. Rió entre dientes mientras observaba a los demás, conspirando con la mirada. Skye entonces dirigió su atención hacia Dökkur cuando lo soltó y en sus grandes ojos pudo verse un dolor tan puro que sólo la traición puede provocar; ¿lo estaba vendiendo? ¿Lo estaba dejando en manos de este grupo malicioso? ¿Es que quería seguir demostrando su punto? ¿Cuál era la necesidad, la obsesión? Ni siquiera tuvo mucho espacio para sentir porque nuevamente fue jalado en dirección del grupo.
— Uhmmm... yo creo que estás siendo muy ambicioso, colega. —Respondió el que parecía ser la cabecilla del grupo con una sonrisa.— ¿Te estamos haciendo un favor quitándotela de encima, no? —De pronto su semblante se torció en una mueca molesta.— Lárgate antes que pierdas más dinero.
— ¿100 francos? Esta preciosa no debe ser tan cara por nada. —Uno de ellos agarró el saco del rubio y se lo abrió queriendo descubrir su cuerpo, mismo que empezó a explotar por encima de la tela. El frío que sintió Skye no fue nada en comparación con el miedo que le hizo mover la mano para asestarle una bofetada al tipo en cuestión; la palma le ardió y estuvo seguro que jamás había golpeado a alguien tan fuerte como en aquél momento.
— No quiero ir con ustedes. Déjenme ir.
Una mirada rabiosa le recibió y quién lo sujetaba del brazo lo apretó, haciéndole doler.— ¿Intentas que paguemos por tí? Eres una puta, ¿no? Ya pagaron por tí, ahora da el servicio. No es para que digas "sí quiero", "no quiero". Ahora déjame verte. —Nuevamente intentó tocar a Skye.
Se escuchó un grito. Luego la sangre cayó en gotas.
La mano temblorosa de Skye sujetaba el cuchillo que había guardado y el adverso se tomaba el brazo que ahora tenía una cortada amplia.— ¡Perra loca! —Pronto el que se quejó fue el ángel, porque quién le tenía agarrado ahora torcía su extremidad para desarmarlo.
El líder volteó hacia el alboroto, confundido. ¿Qué tantos problemas podía dar una sola chica?
|
|
|
Post by Dökkur on Feb 11, 2022 19:16:11 GMT
Y nuevamente, sólo se limitó a observar.
Lo que sus ojos veían y oídos procesaban era algo refrescante para su sentido de odio hacia la sociedad. Ver lo peor de los seres vivos aflorar cuando las condiciones se permiten, lo enfermizo de sus instintos más bajos escurriéndose a pleno día y probablemente el seguir escalando desmesuradamente.
Él no era mejor, pero era un tipo de maldad en un espectro distinto. No así de vulgar y simple.
Arrugó la nariz bajo la máscara al ver el atrevimiento de aquel sujeto tocar a Skye, pero se mantuvo en su lugar sin inmutarse, recibiendo una extraña sorpresa gracias a su paciencia. Él ángel se había defendido con el cuchillo que le había dado.
La sombra retomó la palabra en medio del ajetreo en un tono acobardado para alivianar la situación —Oh vamos chicos, sólo son 50 francos— se agachó para poner la malteaba que cargaba en el piso —¿Si lo bajo a 25 se les hace mejor trato? Vamos, no tienes que ponerse así— eludiendo sus movimientos con esa acción y la distracción del actuar del ángel aprovechó a alcanzar tannto la navaja como otra que llevaba al muslo aunque oculta por la larga gabardina.
Se levantó de golpe, en paralelo de extender su cuchillo y clavarlo justo en el ojo de aquel que Skye había cortado, sin enterrarlo demasiado para evitar algún daño cerebral, pero lo suficiente para dejarlo tuerto de por vida.
—¿Quieres ver un truco, Fraser?— le murmuró a mitad de su acción, en consiguiente liberando la diestra del agarre del cuchillo y dejándolo en el rostro ajeno y sacando la siniestra con una pistola qué, cómicamente y contrastante a la escena de terror que se desataba, era de color rosa y le colgaban algunos llaveros adorables de figuras populares.
La apuntó directamente a la cabeza del jefe.
—Pero pensándolo mejor, se me antojaron 100 francos por cabeza— pausó, las palabras rodando de su lengua ahora turbias y mórbidas, con una intención mortal que se palpaba en el tono. —Y escogen quién va a recibir una bala—
Con la mano siniestra tomó a Skye groseramente de la mano y lo empujó detrás suyo, cubriéndolo con su cuerpo.
—Nah-hah amigo, si te sacas el cuchillo hay un gran chance que te cortes el nervio— señaló con diestra al que se revolcaba ahora en el piso del dolor por aquella herida, sin quitarle la vista ni la pistola de encima al líder del grupo.
|
|