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Post by Mickey on Apr 8, 2022 22:00:26 GMT
1ra Parte - La gota que derramó el vaso Del pequeño cuarto que daba entrada al sótano, tomó una de las dos escaleras que usaba, la pequeña en este caso, la desdobló con un tosco zarandeo y con esa misma brusquedad la plantó debajo de una de las gavetas flotantes, aquellas que había mandado a poner en lo alto para usar de mini almacén y que no robara espacio de abajo... Y que ahora cómo se había arrepentido de haberlas pedido hasta allá. A sus pies, el felino que ahora vivía con él por culpa de Piers, lo ayudaba jalando y mordiendo las agujetas desatadas y los cintos mal puestos de sus botas viejas. Los tirones solo lo hacían suspirar con resignación, pues a pesar de llevar casi tres semanas con ella, aun no lograba acostumbrarse a la energía caótica de la felina. En medio de su camino a sacar los libros que necesitaba, se detuvo un momento para tomar su celular que había estado vibrando desde hace rato. Tenía mensajes de varias personas, pero el más reciente era el de su vecina de piso; Morgan. Alguien con quien había tenido un encuentro inusual un par de meses atrás y alguien con quien quería hablar de nuevo, por las malditas filtraciones de sus tuberías. Un problema con el que ya había tenido suficiente. Levantó su mirada hacia el mueble que tenía encima — pues justo era esa pared la que le preocupaba— antes de enviarle un mensaje a la joven con un tajante: "Arréglalo y punto". Suspendió de nuevo su celular y sacudió despacio su pierna derecha para desatorar a la felina de su bota y pantalón, y así poder subir un escalón más sin el riesgo de caer o pisarla. Internamente esperaba que por fin la chica se encargara de esta situación, aunque a ese punto, estaba consciente que el del problema sería el desagradable dueño del edificio, con quien él también había tenido sus encuentros. "Tal vez deba hablar yo con ese anciano pedante..", pensó entrecerrando sus ojos, al mismo tiempo que abría los cajones. Siempre había escuchado a las personas preguntándole si estaba de malas, mayormente no se equivocaba, pero en general su rostro era así… Serio. Pero estaba seguro que en esos momentos su rostro fácilmente debió pasar por todas las expresiones habidas y por haber, ante la sorpresa y molestia de ver una delgada capa de pintura resistiendo la excesiva cantidad de agua que seguramente se había formado a lo largo del día anterior y la noche. — Maldita sea... — Refunfuñó. Incluso si no se había venido todo encima, había algunas partes que estaban goteando agua sucia y notoriamente apestosa, aquello no era tan pequeño, pero no había visto las señales del problema pues todo, hasta el momento, había sido absorbido por los libros que tenía ahí guardados. Sin pensarlo, empezó a sacar las cosas lo más rápido que pudo, pues aquella burbuja era en verdad una bomba de tiempo. Subió y bajó un par de veces, enojado y maldiciendo por los libros dañados y toda la situación en general, pero a su vez, tranquilo de que no hubiera sido peor. Extendió su brazo hasta el fondo para tomar el último libro, uno de tapa dura que por suerte parecía estar intacto. Lo acercó a él para sacarlo y fue ahí donde su día se arruinó. No pudo evitar maldecir en sus interiores, ya que ni tiempo tuvo de formular una sola palabra. Había reventado la burbuja de pintura con un rozón brusco del libro y ahora, al menos unos dos litros de agua sucia de color negro habían terminado encima de su cara, cabeza y torso, “salvándose” solo de su cadera para abajo. Para su vecina, el montón de ruidos no pasaron desapercibidos, menos con esas delgadas paredes que los separaban. Fue una mezcla de cosas cayendo, metal golpeándose, gritos de él e incluso un maullido agudo y adolorido de un gato. Algo momentáneo y caótico que no mucho tiempo de preocuparse por él o de siquiera pensarlo, pues no pasaron ni veinte segundos cuando pudo verlo caminando por enfrente de su florería para entrar en ella, empapado de algo maloliente y con una cara más amargada de lo que ya estaba acostumbrada. — Dame el teléfono del anciano... — Le ordenó mientras sacaba su celular, el cual tuvo que sacudir un poco para limpiarlo también— Lo voy a hacer cambiar toda la maldita tubería… — Comentó sin mirarla.
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Post by Morgan Ronhart on Apr 9, 2022 0:49:32 GMT
Subir y bajar, ir de un lado a otro sin parar durante el día era parte de su rutina. Poco a poco su negocio había comenzado a florecer tras un difícil comienzo, pero con el riego de su amor y el agua de la constancia, brotaría como un pequeño botón.
Al menos los pedidos comenzaban a ser más constantes al igual que las visitas a la tienda... Aunque no podía sacar de su mente lo que ahora le había dicho Mickey sobre sus "amigos ruidosos". La tienda quedó en un rato "muerto" a la vista de la morena, nadie entrando ni pidiendo nada, solamente con el pendiente de terminar algunos arreglos, parecía uno de esos días que lograría tomárselo con calma. "Quizá solo exageró"
Se sentó detrás del escritorio del local con una taza de té de jazmín entre sus manos, la tranquilidad se estaba adueñando del ambiente de la florería, solamente los pensamientos de Morgan recapitulando las interacciones con sus clientes... No fue hasta que un gran estruendo, maldiciones y varios sonidos no muy prometedores de parte de su vecino irrumpieron la tranquilidad.
"Mickey", si nombre azoto su cabeza de inmediato, abrió los ojos con miedo, pues lo primero que se le había cruzado por la cabeza era que se hubiera hecho daño por alguno de sus bajones de salud. Se levantó de golpe asustada por lo que hubiera pasado para encaminarse hacia la librería. No llegó ni a la puerta de la florería cuando se topó de frente al pelinegro que ya estaba entrando furioso, sucio y con un aroma profana narices.
— Ya me aclaraste la preocupación de saber que pasó — comentó llevándose la mano a la nariz, tratando de respirar lo menos posible aquel hedor mientras sacaba su celular con el número del casero para enseñárselo. —Anoche lo atasque de mensajes pero no me contestó, incluso le marqué varias veces pero no me está tomando en serio con este problema —
— ¿No quieres limpiarte antes de llamar?… Ya sabes… limpio — por mucho que lo intentara, el choque de olores entre el agua estancada y el perfume de las flores le estaba revolviendo el estómago, su rostro no estaba siendo nada discreto con eso. — ¿Te golpeaste, te hiciste daño? — su mirada oliva buscaba el rostro de su vecino buscando calmar un poco la situación para poder pensar con la cabeza fría.
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Post by Mickey on Apr 9, 2022 1:46:22 GMT
Casi tuvo un tic en el ojo al ver a la castaña mirándolo de esa manera tan poco sutil a causa de su aroma. Fue una ojeada rápida al rostro de la joven, pues de nuevo hundió su rosada mirada en el celular, en lo que esperaba que le pasara el número. Mentalmente estaba comenzando a cuestionar su moral y la regla de no meterse con civiles sin contrato, pero maldita sea, como quería matar a ese anciano, que entre más viejo, más senil y desgraciado se había vuelto, y sus malditos que tampoco eran de mucha ayuda... No le molestaría hacer una excepción con él.
— No importa, me haré cargo yo... — Contestó a la joven.
Alzó sus rosados ojos hacia el celular de la chica para tomar el número, pero terminó sujetándola despacio de la muñeca para acercar más el celular a su rostro, pues su vista no era exactamente la mejor, teniendo su ojo izquierdo dañado desde hace años. Complacido con el número del arrendador, no dudó en comenzar a marcarle, pero apenas se llevó el celular a la oreja, volteó hacia la joven de nuevo quien con su lenguaje corporal y palabras, le dejaba en claro que no estaba muy presentable.
Antes de que alguien llegara a contestar, colgó la llamada y guardó su celular en la bolsa de su pantalón. Soltó por fin su muñeca, para darse una una caricia estresada, sobre el cabello empapado y dejar salir un disimulado suspiro con el cual intentó calmar su interior. No había amanecido de la mejor manera, por lo que aquello no era para nada bien recibido en su estado de animo actual y esa delgada tolerancia que tenía.
— Debo limpiar la tienda e intentar salvar los libros que pueda... Haré eso y tomaré un baño — Alzó la mirada al techo, con claro disgusto.
Bajó su mirada de nuevo a la joven cuando esta le pregunto si se encontraba bien. Era una buena pregunta, ni si quiera se había detenido a recapacitar en la caída de hacía un momento, por el coraje que lo invadió. Movió despacio su cuello y algunas partes de su cuello, repasando lo que sentía en su cuerpo y efectivamente, terminó encontrando una ligera incomodidad.
— Espalda-hombro, me choqué con uno de los libreros... Y creo que pise al gato o le tiré encima algo — Agregó al caer en cuenta de eso— Mejor regreso... Ya me encargaré yo de esto, Niña. Tú solo cierra la llave, te quedarás sin agua, lo sé, pero me esta inundando la maldita tienda...
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Post by Morgan Ronhart on Apr 9, 2022 4:33:54 GMT
La tensión de ver qué lo que habían estado temiendo por meses de negligencia por parte del casero se desbordara... Literalmente... La tenía nerviosa. Mientras estaba detenida por él en plena llamada, su mirada se dedicó meticulosamente a buscar más allá de los restos de agua sucia si había algún moretón; esta misma regresó a ver su muñeca cuando la soltó, aprovechando a buscar en el fregadero del local una manta y un par de botas de jardín que le habían llegado de tallas mayores a las que solía usar.
Corrió apurada con las cosas para ofrecerselas a su vecino, escuchando su plan.
—Suena a un gran golpe, bueno… más bien lo fue si se escuchó el escándalo— le entrego las cosas sin pensarlo mucho —Deja tus zapatos aquí, al menos no se ensuciaran, esas botas quizá te queden y no importa si las manchas, son para eso.— hablo mientras arrastraba una caja para que dejara sus botas.
Podía verla entrando en una clase de operación hormiga sin necesidad de pedírselo. La morena colgó su letrero de cerrado con una pequeña nota que volvería más tarde, cerrando con llave la puerta de la calle de su negocio para sólo manejarse por la parte de atrás.
—Ire a cerrar la llave de paso, la puerta de atrás está abierta, enseguida vuelvo para ayudarte con la librería, huele muy mal y será más rápido así, no tardo nada— la corta cabellera café corrió por todo el lugar para ir a cerrar la respectiva llave —¡Terminando te revisaré que no te hayas hecho mucho daño! — gritó desde las escaleras que subían a los departamentos.
No podía evitar pensar que en parte era su culpa, pues el casero no le había hecho caso a sus múltiples quejas y era la tubería que bajaba de su lado del departamento. Estar causando ese nivel de problemas a su vecino le preocupaba bastante, iba completamente centrada en rescatar la mayor cantidad de libros posibles. Para él sería fácil escuchar los pasos apresurados de Morgan corriendo en el piso de arriba, con uno que otro empujón de muebles y un tropezón que no termino de sonar, podía asumir que al igual que en otras ocasiones, la morena casi tropezaba.
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Post by Mickey on Apr 9, 2022 14:17:05 GMT
Un poco más tranquilo, habiendo repasado mentalmente lo que tenía que hacer, se giró un momento hacia un arreglo terminado por la joven, uno que tenía acomodado en una mesa, listo para entregar. Una pequeña distracción que se rompió tras escuchar a la joven empezando a moverse, diciendo todo aquello. Si había algo que odiaba, era ser auxiliado por otros... No era culpa de ella eso, ni de nadie en general, pero lo hacía sentir inútil y él no era un inútil. Terminó aceptando las cosas que le daba, aunque esto fue más que nada inercia, pues no quería ni iba a ensuciar las cosas de la joven castaña.
— Tranquila, yo... — Habló bajo— Oye... — Lo intentó de nuevo. Pero cayó al final.
La chica había entrado en ese estado frenético positivo que ya le había tocado ver antes... Era como ver a un perro corriendo de un lado a otro. Se hizo a un lado cuando pasó hacia la puerta de la entrada, ahí una vez más intento llamarla con su voz baja y seria, queriendo explicar que no era necesario hacer tanto, con haber cerrado la llave por el día, iba a ayudarlo bastante, pero... Nuevamente ignorado.
No era la primera vez que la veía "modo ayuda", así que solo optó por dejarla ir. Empezó a caminar hacia la puerta trasera también para seguirla a los departamentos, igual que ella, él ya había cerrado su librería para encargarse de todo el desastre. Apenas estaba llegando a la puerta, cuando pudo escuchar arriba a la joven comenzando a moverse. Arqueó una ceja en duda, incrédulo de que ya hubiera llegado a su departamento. Suspiró y siguió su camino hasta las escaleras para alcanzarla arriba, mientras mentalmente podía escuchar los "auch" de la chica que seguramente más de uno se habría dado ya.
Apenas subiendo las escaleras del departamento, uno de los primeros departamentos era el de ella, por lo que no tardó mucho en alcanzarla. Tocó la puerta por educación, pero igual se adentró en su departamento y como era costumbre de él, se quedó en la entrada, —ahora con mayor razón sabiendo que olía a mil demonios— donde dejó caer las botas y la manta que había intentado no ensuciar. Vio de reojo a la joven tomando cosas, algo que lo hizo negar despacio, pues si bien entendía sus intenciones, donde necesitaba verdaderamente ayuda era algo que no podría ayudarlo.
— !Morgan! — La llamó con voz alta para llamar su atención— Aceptaré la ayuda de que limpies la librería, incluso llamaré a Trevor para que venga a ayudarte. Voy a lavarme el cabello con extra dedicación y tomaré un baño, de una vez... Si quieres seguir ofreciendo tu ayuda, vuelve a tu tienda y revisa todas tus malditas tuberías! — Habló rápido, directo y con una voz más fuerte de la que debía, claro con notoria frustración.
Tras esa descarga de frustración, pseudo explicación del nuevo plan, empuñó sus manos un momento al mismo tiempo que fijó su cansada y dañada mirada en la de ella, no quería desquitarse con ella, pero aparte del casero, era alguien más que conocía de la situación y no pudo evitar mal dirigir su coraje contra la joven, pero, de nuevo... No era su culpa. Ese pensamiento lo hizo destensar el cuerpo, sobre todo su mirada que apartó de ella bajándola un poco, al mismo tiempo que daba un medio giro para salir del departamento, aunque apenas tocó la puerta, la miró de reojo nuevamente, dándole mayormente la espalda.
— Tengo hambre... Y me empieza a arder la espalda— Comentó bajo, más tranquilo, al mismo tiempo que empezaba a salir.
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Post by Morgan Ronhart on Apr 9, 2022 17:07:53 GMT
Con la mente carburando a mil por hora cuál locomotora abriéndose paso por el departamento, fue cerrando todas las llaves de paso que encontró ahí. Por ese mismo estado no había podido escuchar a Mickey cuando la llamaba con su tono regular de voz, en su cabeza iba "organizando" a su muy desorganizada manera el como ayudaría a su vecino ese día.
Su nube de ideas se vio frenada de golpe al toparse al pelinegro de frente levantando la voz y descargandose. La morena llevo ambas manos cerca de su pecho, inconscientemente encogiéndose un poco; cuando sus miradas se cruzaron, la mirada oliva de ella mostraba algo de confusión y como si está misma pudiera perdón.
Tras ese bajón de energía, desvió su mirada al suelo asintiendo suavemente y bajando de nuevo las manos con un ligero nudo en la garganta. Abrió y cerró sus manos repetidas veces buscando apasiguar aquella tensión, manteniéndose estática en su lugar; le agradaba bastante el pelinegro como para terminar alejándolo por cosas en las que ella tenía que ver aunque no fuese intencional.
—Yo... Si, revisaré... — dijo bastante bajo.
Con más cuidado, comenzó a organizar un poco sus ideas, "Puedo comenzar a limpiar mientras Trevor rescata los libros". Visualizando las cosas con más claridad en incluso encontrando una que otra manera para secar los libros afectados por el agua. Tomaría tiempo, si, pero quizá podía funcionar a qué no todo lo afectado se perdiera.
Se sentía bastante frustrada, a pesar de todo, aquel sentimiento de culpa no la abandonaba. Igualmente fue saliendo de su departamento viendo a Mickey en el pasillo, solo con algo de temor al rechazo en su voz le dijo.
—Puedo invitarte la comida... Para compensar un poco el daño...— tenía la mirada espectante de una respuesta antes de ponerse en marcha a cerrar las llaves de la florería y dedicarse a limpiar la librería. —Solo si quieres...— termino por mencionar acariciando la parte de atrás de su misma cabellera apenada. — O bien revisar qué no he hayas hecho mucho daño... Ya sabes, tengo el botiquín—
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Post by Mickey on Apr 9, 2022 19:29:05 GMT
Se detuvo hasta que llegó a la entrada de su departamento, tenía la llave metida en la perilla cuando volteó a ver a la morena. La vio consternada con la situación y sabía que en parte había sido culpa de él, por haberle recargado la mano de esa manera, algo no intencional, pero el daño estaba hecho. Ahora eran ambos los que compartían cierto nivel de culpa con toda la situación.
Negó despacio con su cabeza al mismo tiempo que sacaba de su pantalón el celular, marcó algún número y contrario a antes, mantuvo el teléfono apartado de su cabeza, al menos unos 15cm. Esperó un momento en lo que terminaba de abrir la puerta de su departamento y a ella, le hizo señas para que se acercara, una clara invitación a entrar con él al lugar.
— Jefe, hola, Que tal? Que pasa?! — Se escuchó la enérgica voz del chico, mientras él apartaba su celular un poco más de su oreja.
— Trevor, necesito que vengas, hubo un accidente en la librería y todo es un desastre... Las filtraciones — Agregó.
— Oh! El día ha llegado. La tubería de la vecinita no? Esta bien ella?
— Si — Giró mirando a la joven.
— Que bueno! Pero, no puedo, recuerde que le dije que iba a ir con mi abuela a cosechar uvas!
Un silencio inundó el departamento por un momento tras ese importante detalle que había olvidado.
— Señor Carroll?
— Lo olvidé. Nos vemos el lunes entonces
— Claro que si, yo me encargo de todo, me saluda a la vecinita boni-
Cortó la llamada antes de dejarlo terminar con su parloteo hacia Morgan, ya le había quedado en claro desde hace rato que le encantaba la morena, pero cualquiera que fueran sus intenciones, siempre terminaba frenándolo. No era un mal chico, bastante escandaloso eso si, tendría buena química con la energía de ella, pero... No frente a él.
Dentro del departamento, ella pudo notar que todo seguía siendo tan plano, básico y aburrido como siempre; muebles solamente que cumplieran una función, todos blancos o negros; nada de decoración y todo muy bien organizado, con muy pocas cosas a la vista. No es que nunca la hubiera invitado a pasar, pero tampoco era muy seguido ya que siempre sacaba la excusa de: "Pueden malpensar", misma razón que lo mantenía a él muy al margen cuando iba a su vivienda y no era mentira pero... Al igual que su sótano, había cosas que no quería que ella encontrara.
— Olvidemos los libros por el momento, eran para vender, así que los sequemos ahorita o mañana, no valdrán lo mismo... Estan arruinados — Agregó ya con la cabeza más fría— Pedí comida en la mañana, puedes recalentarla en lo que lavo mi cabeza...
Tal vez la forma en que iba a atacar su suciedad no era la más eficiente, pero no quería meterse de lleno a la tina y que le escurriera por todo el cuerpo lo que tenía pegado en el cabello. "Desagradable". Iba a lavar su cabello primero, intentando que tocara lo menos posible del resto de su cuerpo y de ahí pasaría a lo otro, tal vez era algo sin sentido, pero no le importaba.
Cuestionándose a si mismo sus decisiones, se encaminó al fondo del departamento para meterse en la ducha. No cerró ni la puerta, pues solo iba a quitarse la camisa por el momento y cuando la apartó de su cuerpo, fue donde sintió un ligero ardor en su espalda, donde vio, con ayuda del espejo, un raspón causado por el impacto al caer. Ya se lo imaginaba, pero por suerte no era tanto problema. Ya sin su camisa, se arrodilló frente a la tina e inclinó su torso hacia ella para empezar a lavar su cabello, dejó que el agua templada recorriera su ya húmedo cabello, eso si, intentó en todo momento mantener el resto de su cuerpo lo más al margen posible, aunque este también estuviera un sucio. Manías de él.
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Post by Morgan Ronhart on Apr 9, 2022 23:54:48 GMT
Apretó los labios de forma insegura, no le había quitado la mirada de encima pero al verlo negar se le heló la sangre temiendo el peor de los casos en su mente. El recorrido de sus ojos almendrados comenzó a desviarse hacia las escaleras, pero el movimiento de mano de Mickey hizo que rápidamente se fijara en él.
Una pequeña chispa en sus ojos volvió a brillar, apresurandose a seguir al hombre con una ligera sonrisa más relajada por su parte. Caminó detrás de él, solo tapando con un dedo su nariz mientras no la veía para que no le siguiera revolviendo el estómago el chapuzón de su vecino.
Iba en silencio mientras hablaba con quién parecía ser Trevor por la energía al contestar. "Chance y entre los dos le vamos a sacar canas a Mickey" pensó antes de apresurar a quitarse el dedo del rostro en cuanto el pelinegro se giró a verla, solamente alzando su mano a manera de saludo al chico.
Comenzaba a ver en los alrededores del departamento, las veces que había llegado siempre estaba impecable y con las cosas ordenadas, un contraste muy diferente a como vivía ella en el departamento vecino.
—¿Mickey?— preguntó girando a verlo en medio del silencio.
La extrañó que se hubiera quedado así pero con lo último que dijo pudo darse una idea bastante clara de lo que ocurría.
—En eso tienes razón... Igual después puedo bajar a limpiar un poco para que no quede sucio por mucho tiempo— se ofreció y asintió a las palabras de Mickey.
Continuó su rumbo hacia la cocina para buscar las sobras del hombre para colocarlas en otro recipiente para calentarlas. Estaba por meterlas al microondas cuando vio la puerta del baño abierta. "¿Que clase de contorsiones estás haciendo?" Pensó con una sonrisa ladeada; dejo la comida de lado para ir hasta el baño.
—Se te va a ir la sangre a la cabeza y te vas a caer así... No queremos más accidentes por hoy— dijo cruzada de brazos, recargada del umbral de la puerta. —Venga, te voy a ayudar—
Sin pedir permisos, la castaña tomo una toalla para colocarla en el borde de la tina, dejando un poco más acolchonado para él.
—Sientate dándole la espalda a la tina y echa la cabeza hacia atrás, como en una estética— le indicó mientras se hincaba a un lado. —Es mejor así, si seguías así te ibas a tirar la mugre a la cara—
Esperó paciente a qué el pelinegro se acomodara para mojar su cabello, enjuagandolo de toda el agua sucia que le había caído. Con mucho cuidado y dedicación, Morgan fue enjabonando el cabello oscuro de Mickey, dando incluso un pequeño masaje en la cabeza para asegurarse que no quedase rastro de lo ocurrido, caricias suaves, que dejaba sentir como sus dedos se hundían entre aquel mar negro espumoso.
—Si te llego a jalar me dices... Pero solo lo haré si te portas mal— una pequeña broma volvió a salir de ella —Lamento que esto pasara... Pero me alegra saber que no te hicieras más daño— menciono tranquila y con una sonrisa pequeña.
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Post by Mickey on Apr 11, 2022 6:24:31 GMT
Suspiró con molestia en medio de su pelea por lavarse el cabello, mientras escuchaba como ella empezaba a mover cosas en la cocina, algo que despertó en su interior una intranquilidad. Esperó que la joven no dejara muy sucio, pues él apenas y movía un dedo en esa casa, y sería hasta el lunes cuando podría venir Marlene, la seria y tranquila señora que limpiaba el departamento.
Se centró de nuevo en el movimiento de sus manos contra su cráneo, pero los pasos de la chica lo hicieron detenerse un momento, pues no estaba seguro si había escuchado bien, pero... "Esta aquí?". No necesitó esperar mucho pues ella misma contestó su pregunta al hablarle, algo que lo hizo soltar un pesado suspiro y este no por que le hubiera molestado su entrada al baño, si no por su observación. Efectivamente, estaba incomodo.
— No, no, no, esta bien así — Respondió rápido y alertado por su ofrecimiento.
Escuchó que ella no había sido nada tímida para pasar por completo al baño. No era como que hubiera estado desnudo en su totalidad o... Que no se conocieran de esa manera. Pero para su arcaica forma de pensar, la chica le parecía bastante atrevida en ocasiones. Igual, no estaba en la mejor forma para darle pelea a la morena; arrodillado y sin poder alzar la cabeza sin terminar ensuciando todo. Ni si quiera se atrevió en abrir los ojos para mirarla.
Tardó en moverse, pero eventualmente cedió ante la buena idea de la chica, solo necesitaba complicar las cosas como de costumbre. Acomodó su cuerpo como ella le había dicho, "recostándose" un poco en el piso, al menos lo suficiente para que su cuello quedara recargado en la tina. No era tan cómodo como en una estética, pero funcionaba, además de que las manos de la morena fueron volviendo más amena la experiencia.
Mantuvo sus ojos mayormente cerrados, esperando que la mayor cantidad de aguas sucia se limpiara de su rostro y cuando sintió que se había logrado por fin los entre abrió un momento para ver el techo y seguidamente a ella, a quien le dedicó una mirada de un par de segundos que terminó en un ligero ladeo de cabeza para no verla directamente. No era un gesto de timidez. Solo era... Mickey. Aunque igual había sido algo innecesario, pues poco a poco fue cerrando de nuevo los ojos de igual manera, solo que esta vez causado por agradables caricias que Morgan hacia sobre su cráneo.
No había ruido o quejas por parte de él, a lo mucho una que otra mirada "molesta" a sus bromas, pero estas miradas fulminantes, siendo bastante flojas. Estaba estresado con lo de hacía un momento y no había amanecido físicamente de la mejor forma, además, aunque fuera alguien muy arisco con las personas, con ella era mas llevadero ese tipo de interacciones.
Sus brazos habían estado mayormente cruzados sobre su torso desnudo, pero en algún momento alzó uno de ellos para tomar uno de los antebrazos de la joven y guiarla un poco hacia cierto punto en su cabeza, más hacia la nuca. Aquello había sido un silencioso "te falta aquí", aunque en verdad solo quería más atención en esa parte.
Habiendo apartado sus brazos, dejó ver una imagen incomoda, pero familiar para ella; su pecho cicatrizado. Tres cicatrices de balas que lo habían atravesado por completo desde la espalda, hacia su pecho y que milagrosamente habían esquivado su corazón.
— Nada de lo que me pasó hoy fue tu culpa... — Rompió el silencio confesando aquello, pero sin mirarla al rostro.
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Post by Morgan Ronhart on Apr 11, 2022 18:15:40 GMT
No importaba cuantas veces se negara el pelinegro a la ayuda de Morgan, ella siempre terminaba haciendo las cosas de todas formas, le gustaran o no; era parte de su terquedad. Esperar. Ella solamente esperaba a que él cediera a dejar de lado su propia necedad y aceptar el apoyo que le podía brindar.
El tiempo era capaz de ser el líder de verdad y la comunicación… o el tirano del silencio y la tumba de las almas en un incesante lamento por liberar sus penas. Para la morena no sería tan sencillo el dejar que cayeran en algo que pudiese desvanecer su pequeña pero constante cercanía.
Sus manos masajearon, acariciaron y limpiaron con dedicación su cabellera en medio del sosiego de la habitación. Por instantes sentía aquella mirada rosácea y afilada sobre ella, tenía claro que algunas eran por la reacción a sus bromas pero otras en realidad la dejaban pensando en el misterio que sus ojos guardaban.
Quizá era tonto el preocuparse al nivel que ella lo hacía por Mickey cuando no se conocían a tanta profundidad, más eso no significaba que le sería alguien indiferente. Había algo en él que la llamaba, agitaba su curiosidad y deseo por permanecer cerca; no estaba segura de lo que era realmente, dejaría que su misma convivencia fuera dejando florecer aquello.
Esbozó una sonrisa un tanto divertida al verlo dirigir su mano a la zona que le indicaba, a pesar de que su rostro siempre parecía estar tenso o molesto, le era reconfortante ver esas pequeñas acciones, pues le dejaba en claro que por más dura que fuese su expresión, realmente no le molestaba. Le dio la atención requerida a esa parte de su cráneo para complacerlo. Por un momento fue ella la que desvió la atención de su mirada de su cabello, recorriendo las facciones marcadas de su rostro, bajando hasta su pecho. Entrecerró un poco la mirada borrando la sonrisa de su rostro con algo de pesar, regresando a la cicatriz de su rostro; por mucho que tratara de omitir aquello en su día a día, dentro de ella tenía la espina del saber más sobre él… cosa que no sería para nada fácil.
Volvió a fijar su vista hacia su oscuro y largo cabello, enjuagando, pasando sus dedos con suavidad peinando hacia atrás su cabellera, volviendo a la pulcritud, borrando el oloroso recuerdo de ese día.
Sus manos se frenaron en seco al escucharlo romper el silencio, clavando su mirada oliva sorprendida en el rostro del pelinegro. Las palabras de Mickey fueron como el agua arrastrando la suciedad, llevándose la inseguridad que había nacido en Morgan cuando estuvieron en su departamento. El pecho de la morena se llenó de una calidez que no pudo explicarse a sí misma en el momento.
— Mickey… — llamó su nombre en un suspiro con los ojos bien abiertos.
Su cuerpo pidió a gritos el moverse, dejándose llevar por el impulso de su pecho , llegando a rodearlo en un abrazo bastante cálido de parte de ella, uno que le dejaba sentir al hombre el agradecimiento de la chica por sus palabras sin importar que llegase a ensuciarse o mojarse. Permaneció así un par de segundos hasta que el olor del agua sucia remanente en el cuerpo del pelinegro la hizo separarse apenas un poco.
— Uh, mala idea, aún hueles mal — comento bajo por la cercanía con un tono un poco tembloroso y la nariz arrugada por el disgusto visible.
A diferencia de él, Morgan tenía una ligera y agradable esencia floral sobre ella.
— Mejor cuando termines de bañarte te agradezca bien — dijo con una ligera mueca e intenciones de separarse por completo de él para que continuase su aseo.
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Post by Mickey on Apr 12, 2022 1:39:36 GMT
En ningún momento se percató de la mirada preocupada de la joven, pues tenía sus ojos cerrados cuando lo vio de esa manera, algo afortunado porque seguramente hubiera terminado apartándose. Estaba más que nada concentrado en las sensaciones y el silencio agradable que había entre ambos... Demasiado concentrado. Parpadeó un par de veces con la intención de recordarse a si mismo que no debía de dormirse en ese lugar, donde antes solo pensaba que seria una experiencia incomoda para agregar a la lista del día, pero al final fue nada más lejos de la realidad. Muy agradable.
Con un disimulado suspiró abrió de nuevo sus ojos, habiendo sentido como Morgan había terminado el trabajo con su cabellera. Se mantuvo un momento viendo el techo, pero el cuerpo de ella le tapó la visión con un movimiento que también terminó en un ligero tacto en; había pegado un poco su pecho en su rostro. Fue ahí donde cayó en cuenta que la pose de ambos no era la mejor, no le molestaba obviamente, ni si quiera lo había visto mal hasta el momento, pero... Con sus ojos abiertos, tenía una percepción distinta de la situación.
— Morgan... — Hablo al unisón que ella lo llamaba.
Había comenzado a alzar su mano para apartarla un poco o tan si quiera hacerle notar lo cerca que estaba dejando su pecho de su cara, pero sus intenciones fueron ignoradas, pues en su lugar terminó siendo rodeado por los cálidos brazos de la chica. Ese abrazo cariñoso que lo tomó con tanta sorpresa que su cuerpo se deslizo hacia un lado siendo su antebrazo lo que los detuvo a ambos de terminar en el piso por completo. En la inercia de aquello se aferró a su espalda con su brazo libre, jalando y apretando su delgada blusa desde la espalda, para eventualmente aflojar el agarre.
Más que dispuesto estaba a regañarla tras aquello, pero el honesto abrazo de la chica —que lo había dejado acomodado con el rostro recargado en su hombro y cuello— en su lugar hizo que entrecerrara los ojos, despues de todo, estaba aun demasiado relajado por fin como para querer pelear con ella. "Esta niña...", pensó mientras negaba despacio con su cabeza y se dejaba envolver por completo en ella, hundiendo con más confianza su nariz y labios entre sus castaños rulos.
Empezaba a cerrar sus ojos cuando escuchó y vio a Morgan reaccionando de esa manera a su aroma. Entendible, pero como se atrevía? Lo hizo fruncir el ceño y entrecerrar los ojos, siendo el ciego el que más se cerró por un tic oportuno. No pudo evitar insultarla en sus adentros por su atrevido comentario, cuando literalmente había sido ella la que se había lanzado de esa manera a su suciedad y para colmo, ahora le hacia hacia una broma que no pudo evitar malpensar... Pero conociéndola, esa había sido su intención.
— No necesito mas agradecimientos, tampoco hice nada para que agradecieras — Comentó con molestia mientras dejaba a la chica levantarse— Aunque no estaría mal una compensación por las molestias...
Agregó aquello al mismo tiempo que él también empezaba a levantarse, aunque poco se alejó de la tina pues tenía que tomar esa bien merecida y necesitada ducha. Llevó sus manos hasta su pantalón que ya no tenía el cinturón y apenas lo desabotonó, volteó de reojo hacia ella para clavar su mirada en la suya. Un momento la observó de esa manera, para al final terminar soltando un ligero bufido que hasta burlón sonó, aunque no dijo ni hizo nada como para tal reacción. Era solo pensamiento de él.
— Por tú bien, espero no estés aquí cuando termine de bañarme... — Agregó sin sentido mientras le hacia una seña con una de sus manos para que se retirara.
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Post by Morgan Ronhart on Apr 12, 2022 5:56:19 GMT
El aroma era menos invasivo ahora pero aún lastimaba la sensible nariz de la chica. Era más probable que ya tuviera el olor tatuado en su nariz a qué en verdad fuese así de fuerte después de la lavada de cabello.
Por un momento quedó frente a él cuando se estaba separando, viendo como su rostro se molestaba ante su comentario... Ella... Solo no pudo evitar soltar una risa suave y divertida cerrando los ojos a medida que se levantaba del suelo.
— Aunque no lo creas... Lo hiciste — su mirada seguía siendo la misma. Cálida y con una luz reflejando la gratitud de la morena por calmar las aguas de su inseguridad.
Comenzaba a darse la vuelta para salir del baño cuando la voz de Mickey la hizo detenerse y fijarse en él; clavando sus grandes ojos almendrados. En su cabeza Morgan aún no captaba del todo bien a lo que el pelinegro se refería pero en un momento de inocencia se quedó pensando en que tenía razón, quizá podía compensarle por todas las molestias de ese día.
— Pues si hay algo que tengas en mente para compensarte o si prefieres déjamelo a mí puedo- — su propuesta de encontrar algo que fuera lo suficiente para regresar los hechos tal como una buena comida se vio interrumpida de golpe al darse cuenta de los gestos de Mickey.
Su mirada y lenguaje corporal trajeron memorias de aquella noche que pasaron juntos. El bufido rompió la burbuja del recuerdo de Morgan, haciendo que su rostro se sonrojase por completo por la curva en la que la había tomado.
Desvió nerviosamente su mirada apenada caminando ya hacía la puerta del baño.
— A-apestoso — recalcó sin verlo en un burdo intento por devolverla como solía hacerlo. No tomando en serio lo último que dijo, seguramente solo lo hacía para molestarla.
Cerró la puerta detrás de ella al salir para encaminarse a la sala, haciendo tiempo en lo que él tomaba su baño. No tendría sentido calentar la comida tan antes si apenas había comenzado. Se paseó entre los muebles con el entrecejo levemente fruncido, buscando apasiguar los nervios que le había picado. No había mucho que ver o con que distraerse a simple vista.
"¿Pero que hace este hombre para entretenerse?... No puede estar leyendo todo el día, ¿O si?” se quedó pensando hasta llegar a tirarse en el sofá abrazando un cojín. Más su energía no le permitía estar quieta solo ahí, trato de contenerse lo mejor que pudo durante varios minutos distraída en su celular; el tiempo le pareció una eternidad. Cuando creyó que era suficiente, volvió a levantarse, dando una vista rápida al departamento para ir a la cocina a concluir su cometido.
Se mantuvo dándole la espalda por completo a la puerta del baño, enfocada en que la comida del hombre fuera suficiente para mantenerlo fuerte por ese día... Velando por su salud.
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Post by Mickey on Apr 12, 2022 17:45:04 GMT
Rodó los ojos ante esa cereza del pastel que le aventó; "Apestoso", al menos esta vez la había dejado con un comeback más débil de los que acostumbraba. Eso evitó que siguiera con la pelea infantil que luego terminaba siendo de minutos. Se centró en terminar lo que había estado alargando: meterse a bañar. Sin tina, solo regadera para que fuera un baño rápido, después de todo, no se sentía con tanta seguridad aun como para dejarla pasear por el departamento tan libremente cuando tenía su otro trabajo.
"En que demonios estoy pensando? Yo jamás me he dejado algo de eso en el departamento... No me equivoco en eso"
La morena no tuvo que esperar mucho, como ya había lavado su cabello, solo tuvo que limpiar su cuerpo por lo que con apenas unos 5 minutos, salió del baño, aunque en ningún momento hizo acto de presencia, pues pasó de largo hasta su habitación para cambiarse. Envuelto solo con una toalla chica en la cadera, esperó que la joven ni se hubiera percatado de su rápida salida y del hecho de que por estarlo distrayendo, olvidó tomar su ropa limpia.
Fueron sonidos de puertas abriéndose, cerrándose, abriéndose otra, para de nuevo cerrarse, pero le daba suficiente idea a ella de que pronto estaría a su lado de nuevo para molestarla, regañarla o ambas. Mientras terminaba, ella podía repasar con su mirada sus pertenencias, que igual no eran muchas ni variadas, en su mayoría libros y bastantes llaves colgadas en portallaves de la entrada. Lo más inusual, era la presencia de un cenicero en una estantería alta, junto a su respectiva cajetilla; unos Malboro clásicos. No era un secreto que el guardara, pero tampoco algo que hiciera o contara abiertamente, de hecho rara vez el aroma a cigarro llegaba a estar presente en él y casi siempre parecía más por haberse acercado a alguien fumando que por ser él el fumador. Pero fuera de eso, nada interesante.
Cuando la morena se había levantado a calentar la comida, él había terminado de vestirse. No se complicó mucho en su vestimenta; pantalón de mezclilla negra que asimilaba un pantalón de vestir, camisa del mismo color sin abotonar por completo de la parte de arriba y al menos en lo que estaba en el departamento, andaría solo en calcetines. Lo que si no pudo dejar de lado fue echarse perfume, pues el trauma del olor a agua estancada lo perseguiría un rato.
Salió de la habitación aun dando una última secada de cabello para dejar colgada la toalla húmeda en un pequeño rack que tenía fuera del baño especial para eso. Caminó hasta la cocina donde no se sorprendió de que siguiera la morena, pues estaba consciente que no había hecho una amenaza seria, pero también le sorprendía el poco cuestionamiento que tenía ante sus palabras.
— Haz café también, está todo en la alacena arriba de ti — Ordenó mientras se le acercaba— Pero antes...
Aprovechando que estaba de espaldas, se colocó muy cerca de ella en sigilo, la tomó de ambas manos; una sujetada desde la muñeca, la cual pego más contra la barra de la cocina y la otra fue un agarre más de su mano donde mal entrelazó sus dedos con los de ella, desde su palma superior. Teniéndola sujeta de esa manera, abusó de su altura para "apretarla" entre sus brazos y arrinconarla contra la barra.
No le dio mucho tiempo de reacción a la joven, pues sabía que era bastante fuerte a pesar de su apariencia menuda y dulce. Como anteriormente lo hizo cuando esta lo abrazó,, hundió su cabeza en su cuello y corto cabello, en el cual se abrió paso hasta que sus labios pudieron tocar la piel de su cuello. Quiso hacer eso desde que había estado "encima" de él cuando lavaba su cabello, pero no era alguien que tomara iniciativa para esas cosas, menos con una niña que bien podría ser su hija... Pero aquello era un juego, solo estaba siguiendo una de sus tontas peleas que solían tener. Solo eso.
Mordió suavemente su piel, al comienzo solo usando los labios pues esperaba alguna reacción de la chica y cuando la consiguió, prosiguió a hacer una presión más fuerte ahora si con su dentadura. Era claro que quería lastimarla, aunque tampoco planeaba arrancarle un cacho de piel, sabía controlar bien la mordida y se lo demostró con tres veces en ese lado de su cuello.
— Te dije que no te quedaras — Susurró sobre su cuello, aflojando de a poco su agarre— Tomaré esos gemidos de dolor como compensación...
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Post by Morgan Ronhart on Apr 12, 2022 21:49:56 GMT
Con los ojos cerrados había dejado sus sentidos solamente centrados en su oído, cada pisada acompañada del abrir y cerrar de las puertas. Arrastró lentamente sus manos por su rostro mientras respiraba profundo en la búsqueda de desvanecer el rubor y lo abrumador que acababa de ser la pequeña pelea del baño.
Cuando abrió los ojos despacio siguió vagando su mirada oliva por el lugar, demasiado monocromático a su gusto hasta que algo le destacó entre las repisas de uno de los muebles. Un color rojo al lado de un cenicero; reconocía que eran cigarrillos pero a la castaña nunca le vino a la mente alguna ocasión viendo a su vecino fumar o que oliese demasiado al tabaco. "Hmm, ¿Por qué tienes eso ahí?" se cuestionó inclinando un tanto la cabeza, igual era algo que estaba dejando; le parecía bastante inusual más no le dio mucha importancia en el momento.
Estando ya en la cocina abrió las gavetas que ya conocía por las veces que había llegado a calentar comida o más bien a cerciorarse de que Mickey estuviera comiendo adecuadamente; tomó un bowl, virtió la comida procurando no hacer mucho desastre en su departamento. Apenas escuchó al pelinegro y giró un poco su rostro para verlo por encima de su hombro.
— Te robaré una taza también para acompañarte — le avisó confiada, columpiando su vista de regreso a la alacena arriba de ella. — Si, si, antes a comer — terminó la frase que creía que saldría de sus labios.
Si bien no tuvo tiempo de nada, se quedó petrificada en su lugar al sentir el desliz del tacto del hombre sobre su ser; a diferencia de antes, su aroma ya no era un problema, todo lo contrario ahora era el perfume el que la embriagó por esos instantes. Su cuerpo no repelió la cercanía, el suave aliento chocando contra su piel y el contraste de lo "fresco" después de su baño a comparación de la calidez de Morgan provocó una ligera descarga, dejando ver su piel erizandose.
"Calmate Morgan, calmate, solo quiere molestarte; no puedes dejar que él gane esta guerra" se repetía a si misma cerrando los ojos, buscando cesar los fuertes golpes a su pecho que resonaban hasta en su cabeza, sintiendo sus mejillas volviendo a acalorarse en un rubor. Un dolor agudo le hizo abrir los ojos, no pudiendo ocultar un gemido doloroso por más que quisiera, las repetidas mordidas la hicieron moverse contra él, llegando a pegarse al hombre.
— M-Mickey — trató de gritar en un susurro cuando lo escuchó. — Hmm, más que compensación, suena a una excusa para volver a escucharme — regresó el comentario sin moverse de la casi nula separación entre ellos.
Por mucho que había aflojado el agarre sobre ella y parecía poder regresar con fuerza, la chica se quedó ahí con el rostro coloreado por completo, por una parte agradeciendo el que no la estuviera viendo a la cara... pero por la otra, la castaña fue ahora la que retuvo la mano entrelazada de Mickey. Aferrandose de ella, como si no quisiese perderse en un camino, un agarre firme y negado a extrañar el tacto de ese momento.
Permaneció en silencio tomada de su mano, su mirada apenada y dando la espalda a la rosacea, únicamente esperando a que el palpitar de su pecho no se hiciera más evidente en el mometno lo que su cabeza pensaba. Quizá desde aquel entonces no habían tenido un acercamiento tan directo y desapegado pero al menos para ella, habia tenido una sed por su tacto, incluso un ligero roce de manos se convertía en un combustible para hacer que su mundo volviese a girar.
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Post by Mickey on Apr 14, 2022 18:56:25 GMT
— Esos se escuchaba distintos, niña — La corrigió, frunciendo el ceño ante su comentario atrevido— Y también esos se obtienen de manera muy distinta... — Agregó con voz más baja. Su reacción al comienzo había sido como imaginaba que sería, con quejidos e intentos de forcejeo. Lo que fue novedad fue no haber recibido un intento de golpe y en su lugar, recibir un apretón de manos. Aquello lo hizo bajar un poco la mirada hacia ella, se asomó desde su hombro derecho en un intento de verla mejor al rostro, aunque al final apenas y logro ver sus mejillas enrojecidas. No quería malentender las cosas, pero tampoco era tonto y había notado que su acercamiento había causado algo más que molestia en ella, pero... No podía ser. Ella jamás podría, ni debía sentir algo por él. Fueran esos sus sentimientos o algo más que él estaba malinterpretando, igual se mantuvo en el mismo lugar; detrás de ella, con su pecho más recargado sobre su espalda. La mano zurda que tenía libre sobre la barra, a un lado de la de ella, la recorrió suavemente más hacia el cuerpo de la joven para apoyarla suavemente sobre su cadera, pero del lado opuesto, dándole así un medio abrazo. La otra que seguía sujeta por la chica, la acomodó mejor, pasándola por debajo para entrelazar por completo sus manos, de manera floja e insegura, pero más correctamente que con anterioridad. Talvez no estaba ayudando con la situación y que tenía que irse a limpiar el desastre de la librería, pero en esos momentos prefería lo que estaba haciendo: Tener ese contacto con la joven. Incluso si eso le dejaba en claro qeu era alguien muy egoísta y farsante, pues no dejaba de taladrarse la cabeza con reafirmaciones como; "No me gusta", "No le gusto", "Es muy joven", "Fue solo cosa del momento", "No podríamos"...
"Sería muy peligroso"Entre cerró sus ojos mientras su cabeza bajaba hacia en hombro de la joven una vez más, esta vez solo para recargar la frente en ella y quedarse un momento así. Por el momento, ignorando su propio criterio... Porque se sentía extraño y bien. La joven tenía un aroma particular: fresco y natural, pero cambiante. Aroma que había notado desde el primer día que la conoció y lo atribuía a su ambiente de laboral; a veces su aroma le recordaba al del pasto, otras veces parecía que se había bañado en aceite de rosas, pero cualquiera que fuera la esencia del día, siempre le generaba cierta calma. — Morgan... — La llamó con voz baja— Debemos comer, ya se esta poniendo el sol y yo mañana voy a levantarme temprano para ir a nadar... — Comentó alzando por fin la cabeza de su hombro.
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