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Post by Morgan Ronhart on Apr 14, 2022 23:55:34 GMT
La oleada de emociones le había dado todo un vuelco a su corazón y un suave pero notorio revoloteo conforme el pelinegro rodeaba su cuerpo en ese medio abrazo. El silencio volvia a dominar la habitación, pero poco era el sosiego dentro de ella, su corazón pidiendo a gritos que su boca reaccionara, cualquier cosa pero decir algo al respecto. Sus labios apenas se entreabrieron y su mirada se dirigió a la mano de Mickey entrelazandose un poco mejor con la de la morena. Silencio. No pudo articular nada solamente suspirar en aquella batalla campal en sus adentros para terminar con una sonrisa entre sus labios. Al sentir su tacto sobre su hombro, llevó su mano libre hasta un costado de su cabeza, acunando a Mickey sobre su hombro. A pesar de que no era el hombre más abierto o expresivo, dentro de su frialdad y distancia Morgan encontró una sensación tan reconfortante como un buen chocolate caliente en el invierno más frío. Fue dando ligeras caricias en la cabellera del hombre anhelando en que ese momento no terminara; el agarre de su mano era más firme y seguro, cálido a comparación de él. A simple vista la morena se veía como alguien bastante jovial, extrovertida y en varias ocasiones rodeada de mucha gente... pero por años, Morgan ha estado sola; dejó de compartir la cercanía emocional profunda desde que era una adolescente y su vida tuvo un giro muy grande de acontecimientos. "No estás sola" pensó cerrando los ojos, ladenado solamente un poco su cabeza para recargarla en la de él; desde que lo había conocido, a pesar del misterio y silencio que los dominaba, ella no se sentía sola cuando estaba con Mickey. — ... — abrió los ojos con pesadez, sintiendo como de su mano escapaba de nueva cuenta su tranquilidad y compañía. — Si... lo siento, ya voy... — dijo muy bajo. Su corazón fue disminuyendo la emoción, dejando un sabor amargo en su boca por abandonar el momento... No era lo suficientmente valiente para detenerlo, no aún. Dejó caer un tanto pesada su mano de nuevo sobre la barra; tatuando una ultima caricia tierna a la mano de Mickey, una caricia de tener que partir a regañadientes. — Yo... En seguida te preparo el café, no quiero molestarte más el día de hoy — comentó en un tono un poco más "fuerte" para girar a verlo un poco, el rubor de sus mejillas desvaneciendose un poco, solo quedando ligeros rastros del calor de su rostro. Terminó por ir soltando la mano del chico para continuar su que hacer en el lugar, parandose un momento de puntas para alcanzar las tazas y todo lo necesario para prepararle la bebida y pasar la comida. Internamente la chica estaba frustrada consigo misma y las situaciones que no le ayudaban del todo. Quizá solo era ella la ilusionada pero podía quedarse así por mucho tiempo, soñando despierta en lo que podría ser pero no poder avanzar
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Post by Mickey on Apr 18, 2022 14:45:57 GMT
No rechazó las caricias de la morena, al contrario, desde que había tocado su cabello en el baño notó que tenía un tacto amable y agradable, además le había recordado que tenía cierta debilidad por ese tipo de caricias en su cabeza. Bueno, en verdad no era del todo cierto, peor al menos con ella había sido y seguía siendo algo agradable y aceptable para amargado ser.
También él se fue apartando de ella conforme aquel momento llegaba a su fin, sobre todo porque esta empezaba a girarse. Al comienzo se mantuvo cara a cara con ella, con sus cansados ojos fijos sobre los de ella, contacto que rompió con un parpadeó lento y desvío de su mirada hacia un lado. Siguiendo su propia mirada se apartó hacia la comida para continuar con su preparación.
— No molestas... — Susurró con cierta pesadez.
Después de ese cruce de miradas, no volvió a hacer contacto visual con ella, al menos no tan sostenido como esa vez. Él había empezado y continuado aquello, pero al no tener como tal una explicación razonable a sus acciones, no era algo que lo dejara mentalmente sosegado. Tenía que tener más cuidado con ella.
En medio de aquel cabeceo tomó el plato de carne y verduras, pero en lugar de ir hacia el microondas prendió un horno pequeño que tenia, también eléctrico, pero a calor. " ... Que demonios?", apagó el horno de la forma más casual que pudo, intentando esconder su completa distracción por estar pensando en ella y toda la situación.
Corrigiendo su error, se giró hacia ella para dejarle el plato y mejor centrarse en bajarle las cosas las cosas que no alcanzaba o solamente a pasarle otras que él iba a usar. Estaba acostumbrado a ser servido por la mujer que le cuidaba el departamento, por lo que no tenía naturalmente esa inclinación a ofrecerse a hace la gran cosa, pero comparado a con otros, estaba siendo bastante servicial con ella, aunque fuera solo manteniéndose de pie mirándola hacer todo.
— Toma — Le pasó de una alacena una frasco de vidrio. El contenido: chocolate— Echa uno de estos en el mío, puedes echar uno en el tuyo si gustas... Es chocolate con relleno liquido de más chocolate... Son artesanales — Agregó señalando la caja.
No estaba seguro si era la primera vez que tomaban café juntos, a veces sus recuerdos se volvían difusos cuando estaba con ella, pues cuando más estaba en su departamento, era porque peor se sentía ese día. De lo que estaba seguro, es que no le había comentado nada respecto a su gusto excesivo por el chocolate dentro del café... Algo que seguro ofendería a bastantes, pero encantado ignoraría las quejas de quien se atreviera a decirle algo.
— Cuando terminemos de comer, bajaremos a limpiar un poco, pero igual no hagamos mucho... Se lo cobraré al viejo — Entrecerró sus ojos con molestia, recordando al anciano.
Podía verlo que estaba por decirle algo más, pero algo llamó su atención lo suficiente para que se quedara callado. Al comienzo no estaba seguro si había escuchado bien, pero poco a poco se fue haciendo presente en el departamento el pitido de un celular que venía desde su habitación. Un sonido distinto al que ambos estaban a costumbrados a escuchar saliendo de su teléfono personal. Mantuvo la mirada fija en la puerta del cuarto por un momento, dejando en claro con la cara que había puesto que no estaba nada feliz con aquello, ya que si bien no fue a contestar y la llamada tampoco no duró mucho, fue suficiente para dejarlo igual o peor de irritado que hacia rato.
— Celular de trabajo, no lo uso siempre — Comentó adelantándose a cualquier pregunta, al mismo tiempo que empezaba a sentarse en una de las sillas del pequeño comedor.
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Post by Morgan Ronhart on Apr 18, 2022 21:55:59 GMT
Detuvo su búsqueda al escuchar ese susurro, consciente de que no regresó la vista a ella, Morgan entrecerró su mirar risueñamente siendo acompañada por una ligera curva sobre las comisuras de sus labios. Le parecía curioso y hasta cierto punto cálido algunos de sus gestos y palabras, aún cuando estas eran pocas le traían calma a la morena.
Un tanto más determinada, tomó algo de impulso estirando su mano para dar un brinco alcanzando las dos tazas de la alacena, dejando escuchar un "Clink" del ligero choque entre ambas azas y el sonido seco del peso de la chica regreseando al suelo en un aterrizaje mejor calculado que en otras ocasiones donde debió ser más agraciada al caer. Posó una de sus manos en su cadera viendo que no haya dañado la cerámica con algo de temor, terminando con un ligero suspiro de alivio al no notar ningún daño en ellas; asintiendo para si misma como si premiara su "gran hazaña".
De nuevo la cercanía de Mickey llamó su atención, no había notado lo que él había hecho pero por tan solo un momento llegó a creer que la regañaría por brincar y bajarlas de esa forma... pero el reclamo no llegó en ese instante.
— ¿Huh? — murmuró curiosa.
Su mirada oliva lo recorrió, observando como iba bajando más cosas de la alacena "¿Qué hace?". Sus ojos se pasearon del rostro del pelinegro a la caja de chocolates en un vaivén escuchandolo.
— No sabía que te gustaba el café con dulce... bueno, chocolate — comentó dejando las tazas sobre la barra — Nunca había escuchado esa combinación pero no suena mal. Tomaré uno para probarlo. — regresó su vista viendo todo listo para ponerse manos a la obra.
No era la primera ocasión en la que lo acompañaba - o más bien asegurarse - de que su vecino estuviera comiendo de manera adecuada, en otras visitas era menos agradable el sentimiento de calentar la comida para él puesto a su enfermedad, ya habían sido dos ocasiones en que le había dado dos grandes sustos a Morgan. Metió la comida a calentar en el microondas y echó la cafetra a andar; sirvió la mesa escuchando su tono irritado por el casero.
— Me parece un buen plan, podemos sacar los libros dañados a la parte de atrás para que lavemos el piso y no se encierre el olor en la librería. — mencionó aquella opción mientras regresaba a la cocina.
Algo la detuvo en su andar, frunciendo un poco el ceño tratando de escuchar mejor, girando a ver la puerta de la habitación con el telefono sonando... no de la manera que usualmente uno lo haría. Se quedó viendo a Mickey algo extrañada de que no atendiera, más a ella la llamó el pitido del microondas avisando que la comida estaba lista; con una mueca confundida regresó a servir la cena junto con ambos cafés preparados.
— Ya veo, pero ¿para que te buscarían ahora? — preguntó llevando él plato bien servido de Mickey, dejando una porcion más pequeña del lado de ella. — ¿No crees que sea una emergencia?, si es algo así podría quedarme limpiando por ti. —
La morena tomó asiento dando un primer sorbo con curiosidad a su taza con el chocolate que el pelinegro le había ofrecido. Dejó que la amargura danzara con el dulce chocolate por su paladar, para dar otro sorbo más grande, ligeramente sonrosada y viendo al hombre con un brillo en los ojos por el sabor.
— ¡Que rico! — por si solo, el chocolate no era de sus sabores o dulces preferidos, pero al mezclarlo con lo amargo del café se hacía un tanto más tolerable a su gusto, dandole un toque suave y reconfortante.
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Post by Mickey on Apr 21, 2022 0:31:21 GMT
Preparó en silencio su café manteniendo su cabeza baja sobre su taza de café y la mesa, su distracción lo había dejado un poco en el pasado, recapitulando lo que ella había dicho y no se equivocó pues ese teléfono solo traía malas noticias y significaba una cosa: Muerte. De alguien, para alguien o con mala suerte, la de él. Tenía una maraña de pensamientos en esos momentos, pero con una ligera y disimulada sacudida de cabeza decidió dejar de lado esos pensamientos hasta donde podía y eventualmente alzó su mirada hacia ella para toparse con la escena de la castaña probando el café con chocolate. Seguido de que ella probara el café, él también decidió por fin tomar un poco. "Nada mal...", pensó que la preparación de café de la chica era buena, incluso cerró sus ojos para disfrutar mas del sabor, lo único que sentía distinto era la amargura de este, que era un poco más a lo que el estaba acostumbrado... A veces se sentía como un niño con ese tipo de gustos tan endulzados en sus bebidos. — Si, efectivamente, seguramente algo pasó... — Comentó sin especificar mucho. Teniendo su plato servido, empezó a comer de manera lenta y desganada, era alguien de poco comer y s ele notaba. Desde que tenía memoria siempre había tenido esa incomodidad hacia la comida, siempre sabiéndole mal, plana, insípida, por más sazonada que estuviera. Igual, no se descuidaba de más y compensaba su casi obligadas dos comidas al día, con una dieta muy saludable; llena de verduras, frutas, proteínas, carbohidratos esenciales y nada de grasas saturadas, además de uno que otro suplemente y vitaminas. Una dieta donde su peor enemigo calórico eran los chocolates de su café. Se mantuvo bastante callado durante todo el rato de la comida, escuchándola a ella o solamente disfrutando del silencio, que si bien podía ser largo, al menos él no lo sentía incomodo... Solo no tenía nada importante o interesante que decir y prefería mantenerse callado que hablar solo por hablar. "No puedo sacar la llamada de la cabeza... Pero no quiero ver le mensaje"Con su plato un poco más consumido, se levantó un momento para ir al cuarto a revisar por fin el celular que no volvió a sonar. Su intención no era dejarla comer sola, pero la curiosidad lo había alcanzado y aunque el sonar de aquel aparato siempre significaría lo mismo, a su manera, también seria distinto y... Efectivamente así fue. Le había llegado un contrato para un hombre que estaba de vacaciones en Francia, el mensaje adornado con esa frase que odiaba; "lo antes posible". Solo optó por suspirar irritado, mientras presionaba con fuerza el celular en una de sus manos. Regresó a la cocina junto con Morgan después de un par de minutos ahí metido, ahora con una chaqueta en mano y su calzado puesto. Se sentó nuevamente en su lugar para dar un par de bocados más a la comida, esta vez con claro puro y dejando en claro que no iba a terminarse el plato. Siguió con su café, que tristemente también dejó a medias, mientras una vez más se paró para caminar hasta el porta llaves que estaba en la entrada de la casa. — Te dejaré las llaves del departamento y la librería, por favor trae al gato al departamento... No necesitas limpiar, ¿de acuerdo? — Caminó hasta ella para dejarle unas cuantas llaves, pero todas las demás llevárselas él— T engo que salir de emergencia, quédate lo que quieras, pero no muevas mis cosas... Me daré cuenta. Ya sabes donde esta la comida del gato — Agregó señalando una puerta de la alacena. No era la primera vez que tenía que salir de emergencia por esas cosas, pero contrario a otras, esta vez por su cabeza pasó un inesperado; "Y si no vuelvo?". Era alguien confiado en lo que hacia, pues estaba consciente de que era uno de los mejores... Pero no era perfecto, ni inmortal y todos se equivocan en algún momento. En algún momento le tocaría a él también. Un día saldría del departamento y jamás volvería... Por suerte estaba ella que no tardaría en notar su ausencia, cuidaría de Gato y eventualmente llamaría a la policía, pero ahí sería donde descubriría su secreto, pues ese sótano que con tanto recelo cuidaba, tenía una que otra cosa que rápido lo delataría... Era por eso y muchas otras cosas que no debía acercarse tanto a ella. Con ese pensamiento encima, volteo hacia la joven castaña mientras se mantenía de pie en el umbral de la puerta, desde ahí la miró en silencio un momento y con un ligero movimiento de cabeza se despidió de ella. Dejándola sola; con la luz del atardecer que entraba por la ventana desvaneciéndose; sin muchas palabras, como de costumbre, pero con la confianza de que podría encargarse de sus cosas mientras no estaba...
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Post by Morgan Ronhart on Apr 21, 2022 18:05:35 GMT
Agachó un poco la cabeza sin quitarle la mirada de encima, donde aquellos dos grandes espejos verdosos reflejaban consternación con respecto a la situación de su trabajo. "¿Se atrasó algún pedido?, ¿Alguna editorial habrá tenido problemas de distribución?, ¿Será Trevor en problemas?". Un mar de preguntas en cuestión se aglomeraron en su mente en un burdo intento de decifrar cual sería una emergencia de una librería, "Quizá tiene más ciencia de lo que parece... tal vez sea momento de comenzar a tomar más el hábito de la lectura, quien quita y es una forma de entenderlo". — Uy, en verdad espero que todo esté bien y se pueda resolver — comentó preocupada pero positiva en que cualquiera que haya sido el problema tan tarde pudiera ser algo rápido para que regresara a descansar después de un día tan agitado como ese. No era de extrañar el silencio o ligeras charlas de la morena sin muchas respuestas de parte del contrario. Muchas veces tenía ligeros desahogos sobre el estrés del trabajo o comentarios casuales sobre flores, los cuales limitaba bastante pues desde que lo conoce, no ha querido dejarse llevar por exposiciones florales de dos horas... No quería aburrirlo o que simplemente lo molestara con la misma reduncancia. Para muchos solo son eso, flores. Las siembras, las cortas y las vendes. Pero para la morena era mucho más que eso, cada una de ellas tenía un significado completamente diferente, cuidados muy especificos para otras especies de plantas e incluso mensajes ocultos para las personas. — ¿T-todo bien? — preguntó al verlo levantarse e ir al cuarto. Barrió el plato con la mirada y una mueca en desacuerdo, él era específicamente una persona que no debería dejar la comida a medias por su salud. Ella frenó igualmente su cena esperandolo, apenas su cabeza asomandose desde su asiento hacia la habitación, dando algunos tragos más al café hasta que arribó de nuevo a la mesa. — Ten mucho cuidado — soltó al aire sin mucho contexto, dejandolo a él interpretar su propia preocupación; se refiriese a la salida tarde o como tal a comer apresurado, ambas estaban correctas. — Yo me haré cargo, ve tranquilo — comentó acompañada de una ligera sonrisa tomando las llaves de Mickey. Se despidió de la misma manera que él lo había hecho, sin embargo le dedicó una mirada de confianza al pelinegro antes de que cerrase la puerta. Poco a poco la ligra curva de comisura de sus labios termino por desvanecerse como la luz de aquel día cediendo a la noche. Se mantuvo con ambas llaves en mano sentada por varios minutos, pensando en que tanta confianza le tenía el pelinegro a Morgan, llevarse las llaves en vez de dejar el llavero completo... "Hay muchas cosas en las que no te entiendo...". Antes de tomar el valor de levantarse agitó la cabeza de lado a lado, quizá solo su mente estaba de intrigosa. No quiso quedarse sin hacer algo, dio dos palmadas a sus propias mejillas buscando disipar sus preocupaciones; bajó de manera más determinada hasta la librería, entrando por la puerta trasera, fue encendiendo las luces pero ni bien había dado un paso al interior cuando sintió aquel aroma tan desagradable entrar de manera violenta a su olfato. — Ugh, esto huele peor — dijo a si misma llevandose los dedos en pinza para sellar su nariz por un momento negando. Salió de nuevo al "patio trasero" tomando sus botas, una cubeta grande dejando dentro el otro extremo de la maguera para llenarla. Mientras ataba desarregladamente su cabello y el sonido del agua era el único que la acompañaba se escuchó un golpe grande y seco en el otro extremo del patio, haciendo que la morena pegara un brinco viendo en dirección de donde había provenido. No pudo distinguir del todo bien más su vista reconoció por un momento el pasar de una sombra muy grande. Tragó con bastante dificultad e incluso su estómago se volvió pesado; tomó la cubeta entre sus manos para entrar con algo de prisa a la librería, cerrando la puerta detrás de ella con llave. No sabía que había sido, pero tampoco quería averiguarlo en el momento y estando sola. Al inicio se puso manos a la obra con algo de asco por el aroma y el pesar del susto. Trató de no mover los libros pero si el limpiar el suelo y algunos anaqueles de la tienda; para ella no fue suficiente el asear el desastre, con algo de temor salió a la florería, haciendo un pequeño arreglo con algunas flores blancas, claveles, para ser exacta, devolviendose al escritorio de Mickey. Su estómago revoloteaba, sustos, malos olores, preocupaciones... ¿Mariposas?, una mezcla que no estaba siendo del todo agradable provocaba que la chica sintiera asco en el momento. Optando por superar un poco su inseguridad con el gato, cargándolo con cuidado para regresarlo al departamento, pronto para descansar por ese día. La cabeza no le estaba dando mucho para terminar reflexionando por la noche, solo terminar todo lo que le había dicho, cumpliendo su palabra.
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Post by Mickey on Apr 27, 2022 22:32:59 GMT
2do Acto- Ropa limpia El bostezo ruidoso del castaño se hizo resonar por toda la librería, era casi hora de cerrar y curiosamente también era la hora más muerta de la librería ya que por lo general siempre había alguien ahí, aunque fuera solo para ver los libros o disfrutar de la estética rústica-vintage no planeada del lugar. Alto, castaño claro y de intensos ojos negros, el joven era atractivo más haya de su personalidad jovial. Era el contraste perfecto para Mickey, quien era todo lo contrario y nuevamente, aquello era un hecho inconsciente que beneficiaba a la tienda ya que atraía a otro tipo de público. Se levantó del recibidor tras haber organizado algunos libros, con “ayuda” de la felina negra que estaba encima del mueble, dando zarpazos a sus manos y lo que sea que tuviera en sus manos. — Eres lo único que mantiene cuerdo en este aburrido lugar… — Habló bajo a la gatita negra— Pero no le digas al Sr. Warwick… Paga bien — Susurró a la vez que le guiñó el ojo— Que por cierto… Lleva un buen rato lavando su ropaDesvió la mirada hacia la puerta trasera del local, donde estaba el baño y a la vez estaba entrada al sótano de la librería, lugar que el hombre había convertido en su exclusiva área de lavado. Un lugar al cual ni siquiera Morgan había dejado pasar y cómo hacerlo, si era donde tenía bastante cosas de su otro trabajo. Con un suspiro pesado, desvió la mirada hacia el cristal de la puerta principal, solo para darse cuenta como algunas personas se empezaban a ocultar en la librería por una lluvia fuerte que había empezado. No era idiota y mayormente tenía todo en bodegas o sus otros departamentos, pero había cosas que necesitaba tener a la mano siempre y cosas que se volvían más riesgo perderlas o que se las robaran, que ser encontradas. En otras situaciones intentar explicar ese recelo que tenía hacia su sótano, podría ser bastante sospechoso, pero gracias a que él era naturalmente una persona muy reservada — muy amargada también—, y no le molestaba demostrarlo, le facilitaba el esconder toda su ilegalidad. Además, no era como que tuviera un cuerpo ahí guardado, pero si algunas pertenencias muy valiosas y ni siquiera por ser valor monetario; grabaciones, fotos, videos, documentos... Información de ese índole. Tenía puesta su secadora para hacer ruido, aparte de que si estaba lavando su ropa. Abajo no era más que un sótano promedio, con algunas cajas, cajas para guardar, uno que otro mueble viejo y las máquinas de su improvisada lavandería. Aparte de lo esperado, había un sillón para sentarse cuando pasaba mucho rato ahí y una mesa multiusos; larga, plegable, de metal, era la que usaba tanto para doblar su ropa, como para arreglar sus armas. Lo más anormal a simple vista, eran un par de cajas fuertes donde escondía las cosas. un maletín amplio donde guardaba algunas de sus armas que justo en ese momento estaba limpiando y asegurándose de que funcionaran a la perfección. Llevaba rato ahí metido haciendo sus cosas, limpiando sus armas y reorganizando las cajas fuertes. Ya tenía dentro bastantes cosas que necesitaban ser recogidas, pero siempre tenían que darle largas “Tranquilo Warwick, pasaré por ellas después”. Repasó aquella frase por su cabeza mientras negaba molesto… Literalmente había matado a alguien por el contenido de esas cajas y aun así tienen el descaro de tomarse su tiempo para ir por ellas. Eso era algo que molestaba mucho, tanto por el descaro, como por ponerlo a él en riesgo. No estaban tratando con pedidos de libros o flores. “Flores… “, recordó el colorido” arreglo que había encontrado en su escritorio y no porque esté fuera literalmente un arreglo lleno de tonalidades, pero que contrario a los tonos opacos de todas sus estanterías y muebles, ese blanco puro resaltaba fácilmente. Ya habían sido 24 horas desde que la dejó el día anterior y hasta el momento no volvió a ver a la joven morena, prefirió usar las copias de sus llaves y dejarle a ella las otras, pues como era costumbre de él después de cada misión, se escondía lo mejor que podía de ella, por el mayor tiempo posible. Alzó su mirada un momento donde se vio de reojo en un espejo pequeño y roto que tenía ahí abajo; estaba magullado de la cara y su cuerpo estaba peor. Había amanecido muy bien de salud, pero el contrato lo dejó tan molido que no se sentía mejor que otros días. Podía justificar sus heridas con cualquier cosa, no era la primera vez que alguno de los dos lo miraba así, pero la cercanía que había entre ellos ahora —sobre todo con Morgan— era mayor que antes y la vez eso volvía más evidente sus constantes golpizas, porque para bien o para mal a Trevor le importaba poco lo que él hiciera fuera de la librería… Pero Morgan. No pudo evitar ver en su cabeza la imagen de la castaña viéndolo con preocupación, con esos enormes ojos verdes de cachorro. — Agh… No — Cerró con pesadez sus ojos ante ese último pensamiento. Aventó el arma descargada hacia la mesa para dirigirse mejor hacia la secadora que ya había terminado su ciclo a lo que él empezó a sacar la ropa caliente aún, para sacudirla un poco y empezar a doblarla ahí mismo, sobre la lavadora y posteriormente meterla en una canasta. Su plan iba a ser el siguiente: Cerrar la tienda, llevarse su ropa hasta el departamento y se encerraría en su departamento hasta mañana… Algo que no salió para nada como esperaba.
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Post by Morgan Ronhart on Apr 28, 2022 1:02:44 GMT
La pesadez y el sentimiento raro en su abdomen no cesaron por aquella noche como ella pensaba. La velada para la castaña fue más turbulenta y sin un propio descanso, llegando a devolver en repetidas ocasiones el estómago pues no comprendía que pudo haberle hecho ese mal.
Antes de bajar para abrir el negocio llevó consigo un termo bastante grande con una infusión de hierbas que le ayudarían a calmar un poco los estragos de su malestar. Por unos segundos se quedó viendo frente al espejo de su pasillo su tez más pálida, recorriendo su propio reflejo hasta sentir como su corazón se detuvo por unos instantes al ver el recuerdo de las mordidas y cercanía de Mickey la noche anterior. Instintivamente llevó su mano hasta su cuello trayendo de nuevo la memoria del pelinegro suspirando sobre su piel.
"Basta, Morgan" se reciminó a ella misma para despertar del trance en el que había caído, si se dejaba llevar sería una nube de la cual no bajaría en un rato; invariante siendo un día para vestir diferente, pues no era una chica que soliera cubrir mucho su cuello. Se demoró más de costumbre para ocultarlo con algo de maquillaje apoyado de una blusa de cuello alto sin mangas y un cárdigan; al menos el clima parecía estar más de su lado.
Para su siempre tan notable inquietud su día había transcurrido más tranquilo, sin mucho bullicio de su parte pero lo más importante… sin más incidentes estomacales, solamente su recuperación de fuerza. Por minutos llegó a perder su verdosa vista en su teléfono, esperando impaciente a alguna señal de Mickey…
El silencio entre ellos era tranquilo… cuando al menos lo tenía de frente… No en la incertidumbre de si se encontraba bien. "¿Cómo amaneció?, ¿A qué hora llegaría?, ¿Descansó?, ¿La emergencia se resolvió?", pregunta tras pregunta, así pasó su día hasta que el sonido de una lluvia bastante espesa llamó su atención junto con la hora de cerrar su local.
"No puede ser" de un movimiento algo brusco, corrió a buscar en el patio trasero algún rastro o huella de la sombra que le pareció ver por la noche. Echó un rápido vistazo solamente alcanzando a ver cómo la lluvia borraba los remanentes de una suela de bota en el lodo. Estaba confundida, ¿alguien había brincado hasta la propiedad?, no podía pensarlo mucho ahí; a paso veloz se adentró hasta la librería de Mickey esperando a encontrarlo para contarle, a quien encontró primero no fue a quien esperaba, Trevor, pero igualmente agitó su mano un poco pesada.
— Hey, Trev. — lo saludo con una sonrisa empapada por la lluvia. — Que loco el como se soltó la lluvia, ¿no?, ¿Qué tal todo?… ¿Está Mickey? —
La morena se veía con mucho interés de encontrarlo, manteniéndose en su lugar para no mojar el piso de la librería, barriendo todo con la mirada. Ignorando el hecho de su estado pálido, débil y ahora con un baño a la fuerza.
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Post by Mickey on Apr 28, 2022 2:59:24 GMT
De espaldas se encontró a Trevor que estaba del otro extremo del pasillo de la tienda —este creado por los libreros— lo encontró cerrando la puerta con llave y poniendo el cartel de “Cerrado” en su respectivo lugar. Por fin su jornada había terminado y hasta tarareaba bajo por ese hecho. Su voz lo hizo callar y girar la cabeza hacia ella, al comienzo la vio con cierta incertidumbre, pues no se esperaba toparse con ella ese día y menos en ese estado, igual terminó saludándola con una sonrisa amplia y tranquila, al mismo tiempo que del escritorio tomaba sus cosas para retirarse.
— Hey Morgana, por qué la ducha al aire libre? — preguntó caminando hacia ella, con una de sus cejas arqueadas.
Miró con cierta determinación a la joven, había algo distinto en ella que no lograba cuadrar muy bien; la notaba extraña, dejando de lado el hecho de haberse mojado, pero al final solo asumió que era por el cuello alto que llevaba puesto ya que estaba acostumbrado a la Morgan de camisas ligeras y frescas.
A su pregunta se limitó solo a presionar un poco sus labios, no contestó nada referente a su patrón. En su lugar, se acercó a la puerta que daba hacia el sótano para, usando la palma de su mano, dar un par de golpes fuertes con el ritmo de alguna canción, que como respuesta tuvieron un “Trevor” malhumorado de fondo. Dando señas de vida aquel hombre, señaló con su dedo índice el lugar mientras la miraba a ella al rostro.
— Ya cerré Sr. Warwick, ¡me voy a retirar! — le habló con voz fuerte— ¿Por qué el cuello alto Morgana, ¿que escondes? — Comentó burlón, dedicandole una expresión “traviesa”.
Aunque no hubo respuesta del hombre, fuera de ese semi regaño, no pasaron ni diez segundos cuando la puerta comenzó a abrirse, pues lo agarró ya subiendo las escaleras. Apareció de entre la oscuridad del sótano, traía su canasta de ropa limpia y si bien al comienzo había llegado con todas las intenciones de sermonear a Trevor por ese golpeteo, su atención se centró en la joven que estaba fuera, prácticamente mojándose con la lluvia.
“Mierda…”, a quien menos quería ver en ese rato acababa de presentarse frente a él y aunque sabía que era algo que muy probablemente pasaría, esperaba que no fuera a ser tan pronto. Dejó caer su canasta en el piso para cerrar con llave la puerta detrás de él, las tenía bien guardadas, en el bolsillo interior de su chaqueta. Habiéndose asegurado de que estaba cerrada, giró de nuevo hacia el joven a quien maldecía internamente por no haber anunciado a la morena, pero solo se limitó a dar un ligero cabeceo, asintiendo a sus palabras y ya dejarlo retirarse.
— Yo me encargo de lo demás… — Susurró— Hasta mañana
— Claro, entonces… Me retiro — Contestó con mas entusiasmo que el contrario— Hasta mañana, Sr. Warwick — Giró hacia ella— Morgiana…
Él no era tan alegre o escandaloso como demostraba mayormente en ese lugar, era algo que no podía evitar ante lo serio que era él, le nacía hacer el contraste entre ambo. Pasó junto a la morena para plantar un cariñoso beso en su mejilla, saludo que siempre le había dado desde el primer día que se presentaron, solo que con el tiempo los había vuelto más besos cortos que solo un roce de mejillas como al comienzo. Gesto que no pasó desapercibido para el pelinegro quien entrecerró sus ojos mientras los miraba.
— Cuidate Morgan, no pases mucho rato con Warwick… — Susurró solo para ella.
Con esa seria advertencia, que terminó una baja risa, salió corriendo hacia su auto que por suerte ese día había estacionado cerca y así evitado una buena bañada con lluvia. Dentro del auto, agitó una última vez su mano a ambos, pero tras poner un poco de música y prender las luces, se puso en marcha, dejándolos a ambos a solas.
Por su parte, Mickey mantuvo su mirada hacia Trevor en todo momento, sobre todo después de esa despedida y cuando este salió por completo de su vista, pasó sus rosados ojos hacia los de ella. Había mantenido bastante distancia de ella desde el primer momento que salió del sótano, pero ahora que estaban solos, no tardó en caminar hacia ella y tomarla de su muñeca zurda, para hacerla pasar al local. Le tenía los nervios de punta estarla viendo ahí afuera, que si bien el patio estaba techado, tampoco era el mejor para cubrirla de la potente lluvia.
— ¿Qué pasa? Te ves terrible — Exageró, si, pero también se percató de su inusual estado— ¿Estás enferma?
Mantuvo su rostro ligeramente ladeado, pues intentaba ocultar los moretones de su rostro y su labio partido, aquello era algo difícil de mantener pues también tenía curiosidad por ella, por su inusual estado físico. Estaba acostumbrado a verla más “radiante”, pero esa noche en particular, le daba un semblante incluso parecido al suyo… “Gris”. Entre las palabras de ella, comenzó a acercar su mano hasta su cuello para con el índice y su pulgar empezar a bajarle el cuello de tortuga de su blusa, estaba seguro que lo que sea que tuviera no tenía que ver con lo que le hizo ayer, pero igual tenia la curiosidad de saber que tan marcada había dejado su piel y viendo el resultado alzó un poco ambas cejas, con cierta sorpresa orgullosa el trabajo que había hecho.
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Post by Morgan Ronhart on Apr 28, 2022 4:38:13 GMT
El castaño pudo distraer la atención de Morgan en el momento, era un buen amigo, le recordaba mucho a un ex compañero de trabajo antes de mudarse a París. Al menos su energía y forma de ser le daban aires de Joe, era lindo poder tener al menos un pequeño pedazo de casa reflejado en Paris.
— Ya sabes, ahorrando agua, además paso mucho tiempo entre plantas, quizá necesito más agua para seguir creciendo — bromeo un poco mientras lo vio acercarse, jugando un poco con sus propias manos y leves quejidos de cuando las gotas caían con fuerza sobre su cabeza.
Las dos grandes olivas que llevaba por ojos se desviaron a la palma y golpeteo de Trevor. No pudiendo esconder una risa baja bastante dulce al ver la reacción de Mickey por el jugueteo del chico; eran polos opuestos pero vaya que era lo mejor verlos contrastar tan natural.
— ¿Que podría esconder? Simplemente quise probar otro estilo pero al parecer al día no le gustó — bromeó señalando hacia arriba por la lluvia. — Una clara señal de volver a mi estilo anterior, quizá así salga más el sol — rodó los ojos divertida con la expresión de Trevor.
El sonido de la puerta y la mirada clavada de Mickey en ella la dejó más helada que la tormenta. De nuevo sintió el revoloteo de mariposas en su estómago; "Tranquila, no es un extraño, 0 nervios, es como todos los días". Observó la escena removiendose el flequillo pegado de la frente para tener el rostro más despejado.
— Ten linda noche, Trevor — se despidió sin prestar mucha atención al beso en su mejilla.
Enarcó una ceja sin entender mucho al chico, a ella le encantaba pasar tiempo con él, incluso le parecía raro que hablara en un tono "serio", para la morena no era algo común… "¿Pasó algo entre ellos?", era lo que más resaltaba en su mente. Lo siguió con la mirada hasta su coche para finalizar con un ligero movimiento de mano.
La soledad de ambos volvió a gobernar el lugar, la morena con pena de entrar mojada a la librería regreso a entregar su completa atención al pelinegro, apretando los labios buscando romper el hielo.
— ¿Cómo amaneciste? — fue lo primero que se le escapó de forma baja antes de que se acercara él a meterla a la tienda. — Ah… Bueno a decir verdad… Me sentía peor en la mañana, pero creo que algo del almuerzo de ayer me cayó mal... Quizá fueron las albóndigas, no recuerdo cuanto tiempo las había guardado, pero no olían mal —
Frenó sus palabras al sentir como sus dedos se colaban de nuevo por su cuello, exponiéndolo a su vista. Las mejillas de Morgan se sonrojaron encogiendo un poco sus hombros viéndolo con un entrecejo falsamente molesto en un burdo intento de que la tomara en serio con eso, era bastante evidente que no solía vestir así de distinta en su día a día.
— M-me costó mucho esconderlos — reclamó acalorada, regresando la vista a Mickey. — Mickey… —Su rubor y mueca de "reproche" se desvanecieron cuando divisó la herida del labio del hombre. Acunando nuevamente en su vista la preocupación, extendió una de sus manos hasta quedar cerca de los labios de Mickey. — ¿Que pasó?... ¿Estás bien?, ¿Cómo te hiciste eso? — preguntaba consternada de encontrar otros moretones en su rostro.
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Post by Mickey on Apr 29, 2022 22:52:37 GMT
— Enferma del estomago, eh?... La comida era del mismo día — Comentó ladeando un poco la cabeza— No volveré a pedir ahíEra alguien que fácil se enfermaba, por lo que cualquier comentario negativo que llegara a tener de algún lugar donde él comiera seguido, hacia que lo perdieran como cliente. Con descaro, repasó el cuerpo de la joven de arriba a abajo, al no intencional, ni de forma morbosa o lasciva, solo no le había pasado desapercibido la forma en que vestía, actuaba, se miraba su rostro e incluso el hecho de estar empapada. Ese último detalle era lo que más lo confundió, más porque pudo haber esperado un poco más para hablar con él. Lo que sea que acabara de pasar, lo confundió e hizo que frunciera el ceño con notoria molestia ante la incertidumbre. Estaba dispuesto a empezar un interrogatorio para la joven morena, pero tragó sus palabras nuevamente — justo como lo hizo con Trevor anteriormente—, pues como era de esperarse, ella se había dado cuenta de sus tontas heridas del trabajo. “Oh no, ahí está la cara…” pensó tras ver los “ojos de cachorro”, combinado con ese témplate preocupado, una mirada que intentó evitar mirando de un lado a otro, pero terminó regresando su mirada hacia ella al notar las intenciones de la chica. Sus rosados ojos se clavaron con los de ella una vez más, de forma menos afilada que antes y siendo una mirada se relajó aún más ante el suave tacto de su palma. No la apartó, ni él se apartó, al contrario; recargó disimuladamente la mejilla en su mano, gesto que poco duró pues a los pocos segundos se terminó separando de nuevo. — Amanecí bien de salud y esto… — Alzó su mano para sujetar la de ella— Tonterías de gente borracha en la calle — Desvió su mirada tras aquella mentira. Bajó lentamente la mano de la joven al mismo tiempo que usaba la otra para el mismo tocarse sus heridas. No era nada grave, pero por su problema en la sangre, seguramente se miraban pero aquellos hematomas… Tendría que vivir con el hecho de ser una papa magullada por un rato, al menos le serviría de recordatorio para tener más cuidado. Tras ese breve momento de recapitulación en silencio, giró de nuevo su mirada a la morena, centrándose de nuevo en lo importante. — Tengo una canasta llena de ropa limpia y un gato que subir al departamento. No lo haré en medio de esta lluvia, puedes quedarte aquí... — soltó su mano para caminar hacia la canasta— Mientras explícame porque corriste en la lluvia hasta aquí, imagino que es algo importante para haber hecho eso
Se inclinó hasta la canasta para remover con cuidado la ropa doblada, estaba buscando algo que prestarle a ella en caso de que aceptara quedarse. Tomó de entre las cosas una camisa sencilla manga larga, un poco floja, la que usaba para dormir en esas noches más frescas de lo que debían. Era de un material suave y cálido, la veía bastante conveniente y perfecta para la situación, además de que por ser un tanto oversize incluso para él, fácil podría usarla de vestido. — Toma — Le extendió la prenda— Quítate la ropa mojada para que no mojes la librería y… No te enfermes de algo más — Eso último lo dijo más bajo, girando al mismo tiempo para regresar a la parte frontal de la tienda y darle su espacio. Antes de perderse entre libreros, pudo verlo moviéndole a la música del lugar par aponer algo más tranquilo y bajo; música clásica.
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Post by Morgan Ronhart on Apr 30, 2022 3:48:10 GMT
Resignada y prefiriendo quedar en incertidumbre de la causa de su malestar alzó los hombros inclinando la cabeza, bien podía ser esa la razón o un poco de todas las situaciones del día anterior.
Con ternura y el pesar de su pecho pasó lentamente su pulgar sobre el rostro de Mickey, perdiendo la pequeña noción de tiempo, hubiera sido un largo momento o segundos, la morena sintió el como todo se había frenado al tener acunado su rostro sobre su palma. Su mirada clavada en la de él y por tan solo en un pestañeo escuchó su propio corazón en sus oídos al latir con fuerza ante su presencia... Era lo que había pasado deseando inconscientemente a lo largo del día.
No le apartó la mirada, a pesar de que su mano fue retirada de su rostro... Seguía con ella... Ambas manos, la calidez y la frialdad contrastando pero las diferencias se llamaban... O era lo que al menos sentía ella.
— Que necesidad de esa gente... — espitó algo molesta, apretando un poco la mano del pelinegro, antes de que se soltará. — Yo... Si, te aceptaré quedarme — Más que necesidad de refugiarse de la lluvia, Morgan quería estar con él un rato… aunque en su mente aún resonaran las palabras de Trevor que la habían dejado confundida. "No tiene nada de malo que me quede con él… yo… quiero estar aquí"
Tomó sus propias manos jugando algo nerviosa con ellas en lo que Mickey no la veía directamente. Paseó su mirada por la librería, hasta cierto punto era bastante acogedora, tenía un encanto único, como si de otra década se tratase.
— Ah, cierto... Lo estaba olvidando, quería asegurarme de que no lo había soñado, aunque ahora es algo confuso — termino hablando más bajo repasando cada movimiento de la noche anterior.
Regresó con atención la mirada al hombre que le hacía entrega de otra prenda, recibiendola algo apenada.
— Gracias... — agradeció en un susurro mientras algo de color decoraba sus mejillas en lo que su vecino le daba más privacidad.
— Verás... Anoche cuando te marchaste, baje a hacer lo que me pediste y a limpiar un poco — fue comentando a medida que se adentraba entre los libreros para removerse la ropa mojada; realmente no le molestaba si llevaba a verla, pues no era nada que no hubiese visto antes. El cuerpo de la castaña era más atlético y esbelto de lo que llegaba a aparentar con sus prendas sueltas y más bohemias; en el momento contrastando con aquella camisa que más bien terminó siendo un vestido para ella.
“Espero haya notado las flores... Shh no pienses en eso ahora” se regaño mentalmente acomodándose la camisa.
— Cuando salí al patio para llenar una cubeta, en el fondo escuché un golpe seco, como si algo hubiese caído... Vi una sombra moverse muy rápido pero en el momento me dió miedo... Termine encerrada aquí adentro. — con la tela semihumeda de su pantalón terminó por usarla de toalla para quitar algo de humedad en su cabello, llevando las prendas entre sus manos para asomarse un poco de entre los libreros.
— Subí corriendo con el gato cuando terminé pero con lo de la comida y que no dormí muy bien gracias a eso... Olvide salir a revisar en la mañana, no fue hasta que comenzó la lluvia que corrí a revisar si había alguna clase de huella o algo por el estilo. — hizo una pequeña pausa dejando sobre un pequeño banco su ropa húmeda.
— Entre la lluvia ví que se estaba borrando la marca de una bota... Aunque... Ahora que lo pienso, igual y fue mi imaginación, o leo zapato de algún otro vecino de local — Rascó un poco su cabeza confundida, tratando de convencerse a sí misma de los hechos.
Estando fuera en su totalidad, la camisa dejaba ver algo de piel de la morena, en especial dejando más expuestas las marcas sobre su cuello, algo más diluidas pero seguro que al día siguiente serían menos notorias.
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Post by Mickey on Apr 30, 2022 4:58:53 GMT
Trevor le dejó unos libros nuevos con sus respectivas etiquetas de precios y categoria pero necesitaban ponerse en su lugar y eso fue exactamente lo que hizo todo el rato en lo que esperaba que ella se cambiara, mientras escuchaba de fondo la inusual historia de Morgan.
Aunque al comienzo sus palabras las tomó como el inicio de una historia paranormal o algo por el estilo, no tardó mucho para que su semblante aburrido cambiará a uno más serio y terminara con sus ojos abiertos y alertas por las palabras de la morena. Lo que decía, no era cualquier cosa, al menos no para él con la experiencia de vida que tenía.
— Una bota en el piso? Lodo me imagino… — Comentó bajo intentando sonar calmado— Tengo cámaras de seguridad, aunque no apuntan tan al fondo, solo las entradas y el interior… Igual podría revisarlas si gustas
Le habló con tranquilidad a pesar de que internamente le había removido todo, sentía confusión e ira sobre todo. Dejando de lado que aquella visita fuera la de un vagabundo o un posible intento de robo de alguno de los autos de los vecinos, su mente lo llevó a los extremos para hacerlo creer que tal vez era alguien que lo buscaba por sus ”negocios” y si no era referente a él, la otra opción le gustaba aún menos; que alguien estuviera acosando a la morena. Algo que también veía muy posible dada la naturaleza de Morgan. Alguien como ella, atraía a todo tipo de personas… Incluyendo a las malas. Como él.
Se quedó de pie frente al mostrador mirando fijamente un punto de la mesa donde abajo tenía un arma escondida, arma de la cual Trevor sabía, pues era la designada a una emergencia extrema. “Acaso alguien está detrás de Morgan?... Lo más realista es que solo fuera alguien al azar, pero ¿y si no?… No, no sé”, tenía la cabeza comida en pensamientos y posibilidades. ¿Sería su gente, la de alguien más, algo aparte? ¿Algún pretendiente rarito de Morgan? Un vecino, como había dicho ella?
Estuvo así un momento, hasta que la presencia de ella asomándose de nuevo llamó su atención. Se giró hacia la morena para casi al instante darle una mirada de sorpresa, casi como si hubiera visto algo terrible. Rápidamente se abalanzó hacia ella casi atropellándola en el camino, pero por suerte solo llegando a ser un leve empujón que terminó con ella contra un librero y él deteniendo su aceleración contra este mismo, con ayuda de uno de sus brazos que apoyó a un lado de la cabeza de la chica. Su otro brazo estaba alzado hacia una estantería alta donde sostenía el arreglo floral que le había hecho ella el día anterior y junto a él estaba aquella gatita negra, que entre los libreros se coló hasta allá arriba. Había dado una buena corrida gracias a la pequeña demonio que ahora cuidaba.
— Creí que aquí no ibas a alcanzarlas… — Suspiró bajando su brazo con el arreglo y a la vez apartándose de ella— Lo siento por empujarte de esa manera — Se disculpó de forma vaga sin siquiera mirarla a la cara.
Recobró la compostura con los segundos, incluso pasó su cabello detrás de una de sus orejas, para de nuevo caminar hacia el escritorio donde colocó las flores una vez más. Estaban más bajas ahora, pero al menos podría reaccionar de forma más rápida y segura si la felina intentaba lo mismo. Volteó hacia la joven de nuevo para continuar con su conversación, al mismo tiempo que le señalaba un sofá donde podían pasar el rato de lluvia.
— Siéntate, quiero- — Calló al notar un titileo de luces que lo hicieron alzar la cabeza. Apenas miró el foco, este se volvió oscuridad por completo. Nuevamente un suspiro de él se hizo presente en el lugar— Darte algunos consejos… — Completó la oración con pesadez.
Siguiendo su propia invitación, caminó resignado hasta el sofá que tenía la comodidad y el tamaño perfecto para dos personas, no era muy amplio, pero era más que nada decorativo y para cuando él quería pasar un momento a solas en su tranquila librería. Se acomodó para darle suficiente espacio a ella y viendo que no iban a salir pronto, se quitó su abrigo para quedar solo en una camisa manga larga más fresca que la que ella traía.
— Lo que sea que haya sido —continuó hablando— Necesitas ser un poco más cuidadosa, Ronhart… Cierra tus puertas siempre con seguro, deberías cerrar más temprano también y lo más importante... Morgan —Hizo una pausa— Deja de ser tan confianzuda con tus clientes — Eso último lo mencionó con notorio disgusto— Se educada, pero no tan amable… No confíes en nadie
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Post by Morgan Ronhart on Apr 30, 2022 17:16:46 GMT
— Si, cerca de la jardinera del fondo que no tiene cemento — confirmó a las palabras de Mickey. — Cuando tengas tiempo, ¿Podrías echarles un vistazo?... Solo para quitarnos de la duda —
No tuvo el tiempo de reaccionar, pues el pelinegro casi se le había lanzado encima en un abrir y cerrar de ojos. Dió un pequeño grito por la sorpresa que se llevó; levantando la vista al contrario y viendo como detuvo el jarrón con las flores que la noche anterior le había dejado.
— N-No te preocupes, fue bien reflejo — movió las manos de lado a lado restando importancia al pequeño empujón, carraspeando disimuladamente.
Agradecía un poco el que no la estuviera viendo, pues poco a poco recuperaba tenuemente el cálido tono de su piel junto con el rubor. Él... Si las había estado cuidando... De nuevo aquella sensación revoloteando en su estómago era como un aleteo y sus manos sudaban en nerviosismo.
Sentía como si una gran felicidad la llenara, ese pequeño gesto viniendo de él, significaba bastante para Morgan, provocando que su corazón latiera con algo más de fuerza y de sus labios se asomara tímidamente una sonrisa bastante dulce.
Estaba embelesada con la situación, asintiendo a la invitación a sentarse, armandose de valor para acercarse a él cuando la luz se desvaneció en el local.
— Que oportuno — dijo con una risa ligera, viendo el lado irónico de la situación.
Guiada por la luz que brindaban algunos carros al pasar, la morena pudo llegar hasta el sofá, sentandose a su lado con las piernas algo recogidas. Lo escuchó atenta, conforme más abandonaban las palabras los labios de Mickey, calaban sobre la emoción de Morgan, bajando la mirada... Reflexionando sus actos. “¿Lo hago mal?... Mi abuela nunca me lo hizo notar...” era su propio cuestionamiento saliendo a flote con una oleada de recuerdos.
— Lo del horario puedo verlo sin problema... — respiró hondo tomando una pausa — No creo que sea confianzuda... Yo... Tengo mis límites con las personas. Quizá lo era... Pero hasta que me mudé aquí, fue que me cerré. —
Con algo de pesadez abrazó sus rodillas, haciéndose algo pequeña, posando suavemente su mejilla sobre una de sus rodillas, viendo desde ahí la silueta del pelinegro.
— Yo confío en ti — afirmó suavemente — Eres quizá la única persona a la que le he confiado desde que llegué... Y no por confianzuda, sino que me has demostrado con acciones que puedo hacerlo — quería hacer mención de todos los ligeros gestos que él tenía hacia ella, pero al final se mordió la lengua, pues por mucho que quisiera explicar todo aquello que le hacía sentir, no quería asustarlo. "Solo soy una niña para sus ojos"
— Tu voz... — notó el disgusto con el que había dado sus últimos consejos— ¿Te disgusta esa parte de mi?... ¿Mi manera de tratar a la gente?… ¿O estoy haciendo algo mal? — el hambre por respuestas la movió, bajando un poco su defensa de sus piernas, acercándose un poco él, no es como si estuvieran a extremos inalcanzables pero podrían serlo si dejaba que el silencio los arrebatara en búsqueda de la verdad.
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Post by Mickey on May 1, 2022 12:53:43 GMT
Mantuvo su mirada hacia ella mientras sermoneaba sus acciones al punto de llegar a ser injusto con sus palabras, ya que todo nacía de sus propias inseguridades. Mentalmente era un desastre para todo lo social, pero con ella las cosas se complicaban un extra y en esos momentos, había terminado de nuevo en una situación de esas.
Ni siquiera estaba seguro de que ella fuera como la describió: Confianzuda. Y más se lo cuestionó cuando la joven empezó a defender su postura. Acaso era solo como él la miraba? Era cierto que, comparado con él… Cualquiera sería un “confianzudo”. Y si bien tenía sus razones de no confiar en nadie, siendo él el perfecto ejemplo de aquello —un simple bibliotecario aburrido que en verdad dañó y seguirá dañando a muchas personas— no era problema de ella. Se acomodó mejor en el sillón para intentar disimular su clara tensión ante las respuestas y la breve realización que había tenido hacia la joven. Recargó más su espalda y cruzó un poco una de sus piernas, de manera masculina, siendo principalmente su pantorrilla derecha la que se posó sobre su otra pierna y no como tal un choque de muslos. Negándose a la situación en la que se había metido, se cruzó de brazos para bloquear todo, y de igual manera, bajó un poco el rostro, aunque este no lo apartó de ella en ningún momento, de hecho observó atento a la joven cuando esta se encogió en sí misma. — Entiendo… Igual esto no debería ser algo en lo que me meta — Comentó desviando la mirada— Preocupémonos por lo que sí es serio, ver si en verdad hubo alguien y prevenir cualquier cosa que pueda llegar a ponerte en peligro… Soltó un resoplido por su nariz, en cierta forma estaba frustrado con la situación pues no tenia ni idea de que pensar o sentir, prácticamente estaba respondiendo en automático lo mejor que podía, pero… ¿Por qué debería importarle? Si en verdad no era una “niña”, que lo demostrara. Que se encargara de su propia seguridad como la mujer adulta que era. Tuviera ella o él razón, sería algo que se descubrirían al final. Tuvo intenciones de expresar aquello, pero las palabras de la joven le cayeron como agua helada en una noche nevada. Si hubiera habido algún carro pasando en ese momento, hubiera revelado en su rostro el notorio disgusto… Hacia sí mismo. “Yo confío en ti….. Me has demostrado con acciones que puedo hacerlo”
Era la gran mentira de la noche. Mentira en la que solo él había estado aportando. Descruzó sus piernas para incorporarse un poco en el sofá ante la tensión que le había subido de pies a cabeza. Aparte de su clara culpa, también sintió la incomodidad de haber sido tan obvio con sus palabras, ya que originalmente no quería ofenderla o hacerla sentir algo negativo, solo quería sacar aquello. Pero no dijo nada. No pudo articular palabra para defenderse o defenderla a ella misma de las dudas que él había causado. Huyendo de la situación, se ladeó un poco más al lado opuesto de la morena, cuando ella por su lado se había incluso acercado un poco más. Entró en ese estado de huida, algo constante en él, pero que recientemente se había reducido bastante cuando se trataba de ella. Y así se mantuvo un rato; en silencio, distante, molesto y sobre todo… Confundido. “Confianza?… Cuando lo único que hago es mentir y aparentar tanto. Por eso debes tener cuidado, de las personas… No puedes confiar en nadie en este pútrido mundo… ”Se llevó una mano al rostro con notoria frustración que hasta un pesado suspiro soltó y ni siquiera se molestó en disimularlo. Estaba enojado por estar actuando de una manera tan hipócrita; reclamando su falta de seguridad, pero él siendo un catalizador de problemas; mostrándose molesto, pero sin dar la cara al por qué; pero sobre todo… Sintiéndose bien por la exclusividad y confianza que tenía con él, sin él tenerle un gramo de confianza en la joven. “Confianza… Seguridad” — No deberías… — masculló— Confiar tanto en mí… No soy una persona agradable, pero… — habló bajo todo el rato, casi susurrando. Giró su rostro hacia ella conforme fue soltando sus bajas palabras, que no sentía necesario en elevar, pues la librería se había quedado en un silencio absoluto incluso si seguía lloviendo, pues la tormenta se había mezclado hacía tiempo con ellos y el lugar, volviéndose natural al oído. Tuvo un enorme impulso de querer levantarse mientras miraba fijamente sus ojos, quería largarse de nuevo al sótano y encerrarse ahí hasta el día siguiente, pero se contuvo y en su lugar, giró un poco más su cuerpo para quedar más de frente a la morena. Alzó lentamente su mano hacia el cuello de la joven, creando un tacto parecido al de antes, solo que esta vez sin tela de por medio que mover. Dio unas cuantas caricias con su fría mano que de a poco fue subiendo hasta su mejilla para ser ahora él quien acunó su rostro en la palma de su mano, solo que contrario a ella, él pudo enredar suavemente sus dedos en el corto cabello castaño de la morena. — No, no hay nada malo en ti… —Pausó unos segundos— Solo soy un viejo amargado que está un poco malhumorado por la paliza que le pusieron anoche… — Bufó con tono burlón. Una vez más, a pesar de todo… Terminó buscando el calor de la joven Morgan.
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Post by Morgan Ronhart on May 1, 2022 15:59:01 GMT
Tenía que seguir con el tema de lo que había visto la noche anterior... Más no quería. No en ese momento; ahí solo quería respuestas, saber si podía cruzar la ventisca helada en la que el pelinegro se refugiaba. Una pequeña flor, frágil pero determinada a volver a florecer incluso en la tormenta más espesa. Frenó todo movimiento al regresar al silencio que... En estos momentos, más que ser de calma, eran de castigo. Un helado escalofrío azotó a la morena, temiendo a que todo se reduciera a un perpetuo invierno el cual no podría cruzar. Su mirada oliva bajó desanimada al escuchar algo que no quería... ¿Acaso no la quería cerca de la manera que ella había estado pensando durante un tiempo? — No debo, dices... Pero yo quiero... — Su labio inferior flaqueo un momento, cuando sintió como en sus ojos el calor de unas lágrimas renegadas a aceptar las cosas. No quería tener que dejar todo, fingir estar bien cuando por dentro tuviera que enclaustrar cada sentimiento, como mariposas en un frasco, sin espacio, mucho menos libertad... Terminarían pereciendo. "No quiero perderte..." Frío…
El frío se posó sobre su piel...
El señor del invierno fue quien tomó a la flor en medio de la nieve…
La castaña elevó de nuevo con atención su mirada hasta la rosácea, dándose cuenta que había sido el tacto de Mickey el que la había sacado de aquellos pensamientos intrusivos que ahogaban sus propias esperanzas. No pudo evitar cerrar los ojos con anhelo y tintes de gratitud, ladeando su rostro para colarse con toda seguridad en su agarre. Escuchando sus palabras que a pesar de ser quien era... Fueron lo suficientemente cálidas para regresar a la morena al momento. Llevó ambas manos a él, la zurda sobre su muñeca y su diestra acunando la mano de Mickey con añoranza; una sonrisa nació en ella, negando un poco a ese tono más relajado en él. — Siempre estás malhumorado — contestó en un tono similar a él, jugando como era ya su costumbre. No podía ni imaginar lo que él había tenido que pasar la noche anterior para toparse con la suerte de que lo golpearan en la calle; algo dolida por esa situación, Morgan giró un poco su rostro. Ella plantó un suave beso sobre la palma del hombre. — Pero he de decir... Que aún así... Me gusta estar contigo — su voz era suave, no tenía la necesidad de levantarla. La calidez y los sentimientos que la hacían más radiante como una primavera volvieron sus tonalidades a la chica. Cómo tal no estaba siendo tan directa con sus palabras pero arriesgaría sus acciones por una primera vez. Sus manos abandonaron por esos momentos el tacto con él, solamente para terminar de acercarse lo suficiente y que al igual que plantó la semilla que esperaría a ver florecer en un beso de su mano... Plantó uno delicadamente dejando que sus labios se encontraran en un beso, tomando su rostro con ambas manos. Un beso cálido y terso que duró un par de segundos, termino por ser separado por ella, alejándose muy poco para ver qué reacción sería la que tendría. La oscuridad era su aliada en esta ocasión, ocultando el sonrojo notorio que tenía ante su atrevimiento; su corazón disparado a las nubes y detenido de golpe por la incertidumbre de lo que pasaría después.
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