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Post by Morgan Ronhart on May 14, 2022 18:20:32 GMT
El temor la tenía algo dominada, no quería hacer o decir algo que los hiciera volver al punto de esa noche en dónde su corazón se habían sincerado al pelinegro, darle su espacio era lo que veía más lógico.
No había notado que era lo que Mickey había recogido de su puerta, creyó que solo iría a revisar.
— ¿Estás seguro? — preguntó algo dudosa. — Te esperaré entonces —
Iba a entrar a su departamento cuando dió un último vistazo a Mickey caminando, una costumbre de la morena al recorrerlo de pies a cabeza, pero algo distinto llamó su atención. Su pierna. Pudo ver la humedad del pantalón en esa zona y un movimiento sutil, podría pasar desapercibido por otros pero para ella le preocupó pues lo primero que pensó fue que se sentía mal.
Por la hora tuvo que retener el grito al hombre, no muy discreta, llevándose la mano a la boca y viéndolo apresurar el paso al departamento. Casi a la par la castaña entró cerrando, viendo de reojo la sombra del hombre.
— ¡Mickey! — nublada por la preocupación corrió hasta el pasillo casi dándose un tope con la puerta del baño. — ¡Mickey abre! —
— ¡¿Que te ocurrió?! Déjame ayudarte — reclamaba por respuestas desde afuera, frunciendo el entrecejo por qué le diera la vuelta.
Frustrada intentó abrir la puerta, desquitandose con la perilla sin nada de resultados, soltando un gruñido bajo. "Eso no fue lo mismo de su rostro". Los pensamientos de Morgan se dispararon preocupada de lo que le hubiese pasado a Mickey.
Un segundo maullido la llamo, dirigiendo su vista al bulto sobre la cama del cuarto que se movía debajo del abrigo. Se acercó para retirar la prenda y dejar libre a la gatita que yacia entre las cosas de ella y las de él.
— A ti también te dejo con las palabras en la boca — comentó bajo acariciándola suavemente.
No pudo estar tranquila, dió vueltas y vueltas por la habitación y paso varias veces de inicio a fin por el pasillo del departamento, como un león enjaulado con la situación; incluso llegó a rascar la puerta para hacerle saber que seguía esperándolo. Estaba más que decidida a no dejarlo escapar como hace unos momentos. Se agachó para deshacerse de sus zapatos y quedar en calcetines, sería más sigilosa con él; escondió sus zapatos y salió del departamento sin cerrar la puerta, únicamente para ir por una caja que guardaba en la cocina de su departamento. Antes de lo pensado ya estaba de vuelta, cerrando la puerta despacio, como si nunca hubiera salido; se abrió paso en la habitación tomando asiento en la cama para revisar entre frascos y notas, era algo más de medicina natural; viejos remedios que podría hacerlo sentir mejor.
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Post by Mickey on May 15, 2022 16:36:05 GMT
Miró de reojo hacia la puerta después de quitarse la parte superior de su ropa, estaba consciente de que no había sido lo más amable de su parte el encerrarse en el cuarto y menos cuando ella solo quería ayudarlo, pero no tenía intenciones de hacerla lidiar con sus errores tontos. Ya de por si sabía que estaba estresada, lo que menos quería era recargarle aun más la mano.
Dejó que el agua corriera un rato en lo que él se terminaba de desvestir, ya que ese viejo edificio tardaba un rato en que el agua caliente por fin llegara a las tuberías, mientras se miró en el espejo, un tanto confundido por el estado de su labio partido… “Estaba seguro de que se miraba peor que esto”, pensó para sí mismo tocándose sus labios. Afuera, escuchó por un momento la insistencia de la castaña por querer entrar al baño para regañarlo, algo que lo hizo negar despacio con la cabeza en desapruebo de sus acciones.
— Tranquila Morgan, solo me tropecé, ahorita que salga de bañarme te enseño que no es la gran cosa… — Le habló fuerte por el ruido de la regadera.
Hizo bastante tiempo ahí dentro, pues una parte de él esperaba que ella se cansara e hiciera lo que debió hacer desde el comienzo que llegó; preocuparse por sí misma e irse a descansar por fin y no perder más minutos de sueño por él. Sintió que en parte había logrado su cometido, tras escuchar la puerta de la entrada cerrarse para no volver a abrirse, además de que seguido de eso no escuchó ningún ruido ajeno en el departamento que no fuera el de la felina que metía sus patas por debajo de la abertura de la puerta.
Un poco complacido con el resultado —aunque aceptando que posiblemente mañana estaría molesta— se tomó su tiempo para terminar de bañarse, sobretodo porque su pierna le impedía moverse con libertad, ya que si bien no estaba sangrando gracias a su improvisada curación, no significaba que hubiera sido un corte ligero y el hecho de haberse arruinado con el baño la costra que apenas se le había formado, hizo que nuevamente quedará con más sensibilidad en la pierna. Apenas saliera, se iba a envolver en gasas, vendas, alcohol y muchas pastillas para el dolor.
Salió por fin de la regadera, envuelto en una toalla en su cadera y otra sobre su cabello que usaba para ir secando su cabello conforme se movía. Se dio una secada muy rápida de cabello, centrándose sobre todo en su cráneo, lavó sus dientes, se echó en la cara sus pocos productos de skin cares y por fin se dignó a salir, habiendo quedado preparado como para solo ir a aventarse a la cama a dormir.
Apenas se asomó al pasillo, sintió más seguridad de que ella se había marchado, por el silencio y la oscuridad del departamento. Con un cojeo nada disimulado ya que estaba solo, se metió en el cuarto aunque casi cayendo en el camino por culpa de los zoomies salvajes que estaba haciendo la gatita. Mantuvo su cabeza baja un momento, en lo que le recriminaba a la felina y por tener su toalla encima de la cabeza, quedó con su visión un poco cubierta, lo que causó que tardara en reaccionar a la presencia que estaba frente a él.
Alzó su mirada para toparse con la silueta de la joven que estaba sentada en la cama, mirándolo no muy feliz. Hizo que su cuerpo se tensara de golpe por la sorpresa, por no decir que susto, ya que si bien estaba entrenado a no reaccionar de formas notorias, eso no quitaba que también lo pudieran dejar intranquilo. La toalla comenzó a deslizarse por su cabeza, pero él solo la miró en silencio un momento, maldiciéndola en su interior por engañarlo de esa manera. “Ronhart...”, suspiró molesto mientras metía sus manos por fin para evitar que la toalla cayera por completo al suelo.
— Podrías dejar de estar sorprendiéndome de estas maneras? Ya van dos veces… — Le reclamó caminando hacia la cama.
Si había hecho aquello, sabía que no iba a escapar de la joven a ese punto y menos viendo que incluso había acercado un pequeño botiquín con ella. Así que, resignándose una vez más ante las acciones de la morena, cojeó hasta el otro lado de la cama donde estaba sentada y con mucho cuidado comenzó a recostarse boca abajo ya que era la única posición cómoda para ambos que hallaba con sentido para que pudiera acceder a su pantorrilla herida. Su cuerpo estaba lleno de moretones viejos y algunos más recientes, golpes que se podían justificar fácil, pues apenas antier le había confesado de una pelea reciente. Junto a estos, había cicatrices que ella ya conocía y de las cuales llegó a hablar muy superficialmente en su momento.
— Debiste ir a descansar Morgan, llevo diciéndote esto desde que llegué… — Susurró sobre su almohada, con la cabeza ladeada al lado opuesto al que estaba ella.
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Post by Morgan Ronhart on May 16, 2022 3:10:22 GMT
Esperó paciente, incluso si no funcionaba su pequeña trampa lo esperaría en la oscuridad apretando el botiquín entre sus manos. "Tropezar... Primero una pelea y ahora esto... No puede tener tan mala suerte o coincidencia". Elevó el botiquín hasta pegar su frente a él cerrando despacio su mirada. "Despeja tu mente... Primero asegura que él esté bien" Sus ojos oliva despertaron cuando la manija del baño hizo presente el hecho de que Mickey por fin saldría de ese pequeño escondite. Para su sorpresa la felina fue la primera en entrar casi tirando al hombre, recorriendolo de pies a cabeza a nada de pararse de no ser porque solo fue un tropezón... El semblante de la morena no era el más suave pero estaba cansada de preguntas sin respuestas, evasiones o hacer de menos las situaciones. Muchas cosas en realidad... Y más aún que vinieran de alguien que le importará tanto. — Bueno, está fue más agradable que la anterior — comentó dejando el botiquín a su costado. — Además si nos ponemos a contar, tu eres quien más "sorpresas" por no decir sustos, me has sacado. — Sus luceros le siguieron hasta que se tumbó en la cama. No le extrañaba su cuerpo semidesnudo; en otras ocasiones se habría visto más distraída pero al estar conciente de que estaba herido sus ojos se clavaron hasta su pantorrilla. Aquella zona contrastaba en un enrojecimiento a comparación del resto de su piel tan clara. — Bien sabes que no podría descansar hasta saber que estés bien... — desvió su mirada al botiquín rebuscando algunas cosas. — Tu fuiste el mismo que dijo que hablaríamos de lo que vimos apenas te dieras un baño... así que quien me tiene despierta eres tú… pero no me quejo, puedo acompañarte un rato.— Se estiró hasta alcanzar la lámpara más cercana y encenderla para tener al menos una luz tenue para atenderlo. Tomó un atomizador pequeño para dar dos pequeñas rociadas sobre su herida. — Es el tema que... Creo que nos interesa más en el momento es el de "El hombre sombra" y el misterio de la puerta — pausó — … Aunque… de lo otro que hablamos en la librería antes de que te marcharas… no te mentiré, tus acciones... No concuerdan para mí… estoy confundida— termino por decirlo en un susurro. La castaña acomodo sus brazos, uno a cada costado del pelinegro con la cabeza gacha medio encimada de él que poco a poco descendió hasta pegar suavemente su cálida frente a su ahora fresca espalda. — Me importas mucho... Y me pasaré por el arco del triunfo todas las veces que me digas que me aleje... Mientras esté viva te voy a cuidar —Se quedó un momento en esa posición para lentamente ir recomponiendo y girarse hacia el botiquín. Entre frascos etiquetados con aromas agradables a hierbas, algunas cortezas y flores fue tomando un par en específico para ir untandolos sobre su herida con mucha delicadeza. — Te estoy poniendo algo de Árnica para bajar la inflamación de algunos moretones y disipar más rápido su tinte sobre la piel — le explicó terminando por atender el raspón de su espalda el día de la tubería. De otro frasco con un ungüento amarillento comenzó a colocarlo sobre los moretones del hombre aunque seguramente le reprochará después, aprovecharía el momento de tenerlo ahí postrado. — ¿Qué fue lo que encontraste en la puerta? — preguntó bajo con la mirada clavada en su cuerpo siendo atendido. Aquella pregunta fue un desvío de su parte para dejar sus sentimientos de lado, si estaba cansada no quería presionarlo si el tampoco estaba listo en el momento para hablarlo. Pero al menos no se iría esa noche sin poder soltar su confusión. Como tal, con la situación, Morgan no se había percatado de la sutil mancha sobre su mejilla, las prisas por velar su salud le arrebataron el tiempo y la atención a la humedad que se le había pegado y ahora solo era un recuerdo seco sobre su piel morena.
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Post by Mickey on May 16, 2022 16:25:10 GMT
No pudo tener más mala suerte ese día, de comienzo a fin, habían sido 24 horas llenas de conflictos, emociones y situaciones que cayeron de forma agobiante y confusa. Aquello no parecía que fueran a terminar pronto y menos cuando la morena comenzó a hablar de nuevo y señalar cosas que eran ciertas en su totalidad, pero que él había querido evadir al menos por la noche. Guardó silencio ante los reclamos de la joven, suspirando disimuladamente ante su interés de querer volver a la conversación que habían tenido… Era algo con lo que no quería batallar, menos cuando ni él sabía que era lo que quería, pero sabía que no iba a escapar fácil de ella… ¿En qué momento la chica se había vuelto tan difícil de controlar? Antes un simple “no” era suficiente para que lo dejara en paz, pero ahora, lo único que recibía a cambio eran pucheros, regaños y más razones para que se quedara a su lado… ¿Se había vuelto muy permisivo sin darse cuenta? De vez en cuando le seguía soltando sus cortantes regaños, pero estos en su mayoría a causa de algún conflicto que hubiera de por medio e incluso en esos momentos, llegaba a sentirse un poco mal al verla bajar la cabeza o que sus ojos se cristalizaran por llantos retenidos. No, no era solamente más permisivo… Ella le importaba más que antes. — Entiendo que estés —hizo una pausa tras sentir el líquido caer en su pierna, alzando un poco en muestra de que le había causado dolor— confundida… Es complicado y yo lo empeoré — Continuó hablando, relajando de nuevo su pierna. El calor de la joven lo sacó de ese viaje mental al pasado en que se había metido, no es que la quisiera ignorar, pero a veces no podía controlar sus recuerdos, pero… ¿Por qué había recordado eso? Fue una de las primeras veces que en serio tuvo algún tipo de interacción directa con ella. Tal vez era el sueño que lo estaba haciendo divagar mentalmente, pero fuera eso o algo más, le hizo darse cuenta de que desde el comienzo había tenido una curiosidad especial por la joven. — Morgan, tú ya te pasas por el arco del triunfo todo lo que te digo… —corrigió a la joven, frunciendo un poco el ceño. Tuvo el impulso de querer girarse, pero las manos de la chica que seguían en su espalda tratando viejas heridas lo hicieron contenerse y en su lugar, quedar con los antebrazos sobre la cama para ya no tener el rostro pegado en la almohada. En esa pose marcó un poco más los músculos de su espalda, era alguien alto y delgado, pero se notaba que tenía el hábito del ejercicio y en su caso, era con natación. — No importan los moretones, recuerda que me duran bastante y se marcan más de lo que en verdad fue el daño… — comentó molesto, mientras empezaba a olfatear el ambiente— No huelen muy bien esas cosas… Aguantó lo mejor que pudo las curaciones de la morena, pero antes de que terminara todas sus heridas notorias, se giró por completo en la cama, ya claramente fatigado de los olores de sus remedios naturales. Terminó sentándose en la cama a su lado mientras jalaba un poco la manta de tela para cubrirse mejor su cadera, tardó un poco en darse cuenta de que esa tela no le pertenecía, pero igual no le importó. — Un juguete o algo así… — comentó inseguro— Solo lo tomé, no lo vi como tal y te dejaron una nota… Pero, me dejaste en claro que quieres hablar de lo otro primero — Mantuvo su mirada hacia su propio regazo.
Estaba sentado a su lado, con su pierna herida flexionada para que esta no chocará directo con la cama y generara incomodidades gratis. Generalmente tenía un sentado más erguido, pero en ese momento se notaba encorvado, cediendo al cansancio y dolor de su cuerpo. Tras un suspiro de relajación, extendió una de sus pálidas manos hasta las de ella para sujetarla en un débil apretón que con los segundos se volvió más firme. — Solo he tenido una relación amorosa en mi vida y no salió nada bien, suficientemente mal para quedarme solo hasta esta edad… —hizo una pausa— Me gustas. Me gusta estar a tu lado yen este punto es obvio que te quiero… Bastante. Lograste colarte en mi vida de una manera que pensé que no pasaría de nuevo... — susurró lo último, sin mirarla. Mantuvo su cabeza ligeramente agachada dejando que su cabello largo y despeinado le cubriera un poco el rostro, no la escondía de ella como tal, pero tampoco la miraba a los ojos fijamente, después de todo estaba tocando un tema sensible e incómodo para él. Pero lo que quería decir le impidió seguir con aquel aspecto cansado y tímido, en su lugar lo sustituyó con una mirada más firme que esta vez sí fijó en la de ella, mientras su rostro y cuerpo se alzaban de nuevo, con cierta arrogancia incluso. — No obstante, como dije antes… Hay muchas cosas que desconoces de mi y que no estoy interesado en compartir — Fijó su mirada casi rojiza en la oliva de ella— Seguirías queriéndome a tu lado aun sabiendo que te he mentido desde el comienzo? Entrecerró sus ojos sin haber apartado su mirada del rostro de la joven, quería ver sus reacciones honestas ante sus palabras que sabía podían terminar mal. Esa idea hizo que fuera acercando lentamente su rostro al de ella, hasta que su frente se recargó con la de la morena. Guardó silencio un momento, disfrutando de la cercanía entre ambos una vez más... Cercanía que de forma nada sutil buscaba romper por ir en busca de sus labios una vez más, como hacía horas. — Incluso si he hecho cosas imperdonables… Aun me vas a cuidar? Vas a querer estar a mi lado de esta manera? —se apartó un poco, pero solo muy poco— A pesar de los secretos y futuras decepciones, ¿podrías amarme y dejarme amarte?
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Post by Morgan Ronhart on May 16, 2022 22:57:59 GMT
— Lo sé, no todas son tan agradables al olfato pero son muy buenos remedios. Alguien hace mucho tiempo me enseñó estas alternativas. — defendia sus propios metodos, quizá poco ortodoxos pero con el pasar de los años fue algo que adoptó. Rompió su concentración en cada hematoma con distintas coloraciones en el momento que se sentó, retiró sus manos guardando en su respectivo lugar los frascos, siendo el ligero choque entre estos los que interrumpían el silencio. Prefirió no enfrentar su rostro al de él en ese instante, dejaría pasar su propio arranque de hace unos momentos para enfocarse en quizá una amenaza para ellos. — ¿Un juguete? — preguntó ella igual de confundida — No suena muy peligroso si lo pones así — De reojo permitió que su mirada se posara de nuevo sobre él, sus palabras deteniendole por un segundo el corazon. "No puede ser... tienes que aprender a cerrar la boca" se recriminó apretando los ojos pues su intento de encaminar todo por una ruta más sencilla y menos emocional había sido en vano... él había tomado la palabra ante su necedad e insistencia. No tenía el valor suficiente para verlo a la cara, en la librería se había sentido cobijada por la oscuridad, en donde ambos pudieran esconderse físicamente pero no de lo que sus corazones gritaban. Tardó un par de segundos hasta que pudo suspirar al sentir su mano sobre la suya; estaba consciente de que cada vez que interactuaban era un claro avance en cuanto a tacto y cercanía se refería, abandonando la inseguridad por una necesidad que ambos tenían. Extendió su mano sutilmente para acomodarla mejor, entrelazando sus dedos con los de él, reafirmando su presencia y una señal de estar atenta escuchando por mucho que sus entrañas se sintieran en un hueco vacío por la incertidumbre. Al escuchar las primeras palabras abandonando sus labios, no pudo evitar girar a verlo en silencio. Eran tan pocas las cosas que en realidad sabía de él que el hecho de que se abriera en un tema como ese con ella decía más que cualquier charla trivial. Su corazón pegó un vuelco profundo, sintiendo un cosquilledo desde la punta de sus dedos que recorrió cada centímetro de su piel, entrecerrando su mirada boscosa haciendo resaltar un rubor en sus mejillas. Era cierto, no solamente ella se sentía atraída por él pero por el momento trataría de guardar la explosión de sentimientos que cargaba con ella, únicamente afianzó el agarre de sus manos para que prosiguiera con calma. Aquella confesión de Mickey le había robado las palabras, por mas que su boca se entreabrió un poco, nada más que un suspiro salió, observandolo impresionada hasta que se recompuso un poco. — ...¿Mentir?... — susurró desconcertada, su sonrojo se apagó por un momento aguantandole la mirada con tintes confusos a sus palabras. ¿Qué tanto podían cambiar las mentiras lo que era hasta ahora?, ¿Podían ser suficientes como para cambiar los intensos sentimientos de Morgan?. Suavizó su vista cuando se acercó a ella, aclarando aquella duda, su corazón latía con fuerza y la calidez de ambas respiraciones entremezclandose era indudable. Posó su mano libre sobre su mejilla, acariciándola con ternura cerrando los ojos por unos momentos negada a que se retirara por mínima que fuera la distancia. — El amor no discrimina entre santos y pecadores... — susurró pasando su pulgar desde la mejilla hasta su pómulo. — Absolutamente nadie camina libre de pecados... y a pesar de eso seguimos amando. — fue ella quien terminó por sellar sus labios en un beso tan esperado que al cabo de un par de segundos volvió a romperlo para poder continuar. — A pesar de todo... si nos confesamos todo o nada... te cuidaré hasta mi último aliento — habló bajo y bastante lento — Se que hay cosas que ocultas... y a pesar de eso estoy aquí necía queriendote, eres con quien me siento en un hogar; pero hagas lo que hagas, no podrás dejar de hacer que me preocupe por ti — calló por un momento volviendo a acercarse a sus labios. — Te quiero, Mickey... nada puede cambiar eso —
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