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Post by Mickey on May 2, 2022 6:51:40 GMT
Era inevitable no sentir el calor de la joven rodeándolo cada vez más. Su caricia había sido bien recibida por ella, aunque si lo pensaba bien, no recordaba muchas ocasiones donde lo hubiera rechazado de alguna manera, que no fuera por haberla provocado o molestado primero. Siempre la había visto como una persona muy cálida, que no tenía preferencia por las personas, contrario a él que tardó un año de constante trato con ella y literalmente, una salvada de vida, para empezar a sentirse con la libertad de abrirse un poco ante ella. Gracias a esa mentalidad, jamás había tomado la atención que le daba como si él fuera más especial que otros… Ahora sentía que se había equivocado. En ningún momento se alejó de ella, al contrario, acortó aún más el poco espacio que quedaba entre ellos llegando a recargar por completo su muslo contra el de ella. Gracias a las luces esporádicas de los autos que pasaban, pudo ver su mirada entrecerrada, fija en ella y por su parte, él pudo observar cuando esta le dio ese corto beso en la palma de su mano. Ese gesto no pasó desapercibido y se lo hizo saber con una segunda caricia, esta vez usando solo su pulgar para acariciar suavemente sus pequeños pero carnosos labios. — No voy a negarte eso… Ya pasé mis mejores años— comentó con ironía— Tienes gustos extraños…
Ese comentario hacia ella lo hizo con un tono de voz más serio, no porque le molestara, al contrario, pero lo había descolocado un poco, porque… En serio le gustaba estar con él? A pesar de lo aburrido que era? ¿Lo callado? Lo irritable? Le costó recordar algún momento en el que él hubiera aportado algo bueno para ella. Mientras se cuestionaba sus palabras, se echó ligeramente hacia atrás cuando sintió a la joven moviéndose, pensando que buscaba el espacio que le había robado, pero su sorpresa fue mayor que antes, ante el tacto en su rostro. Ahí captó rápido que era lo que pasaba, no estaba queriendo espacio, al contrario, lo estaba cerrando. — Morgan…La alcanzó a llamar antes de sentir como sus labios se juntaron en aquel corto beso que le causó un escalofrío en la nuca. En esos momentos, él no tenía los labios más suaves, seguro eran incómodos por las heridas y su reacción inicial tampoco fue la más acertada pero… ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que besó a alguien? Años. Una década completa y otros años más? Tragó un poco de saliva e incluso cuando esta se separó de él, siguió sintiendo su respiración mezclarse con la de él por la cercanía y si bien no correspondió aquel beso inicial, no tardó en llevar ambas manos al cuerpo de la joven; una se posó en uno de sus muslos, mientras que la otra volvió a la parte trasera de su cabeza para desde ella jalarla nuevamente hacia él.
Acortó por completo la distancia entre ellos para retomar lo que ella había empezado. Había vivido tantos años recapitulando esas palabras en su cabeza, que lo tenía grabado como una ley irrompible…Pero en esos momentos no sintió peso alguno ante esas palabras. Llevaba casi dos años conociendo a la morena y aunque fue algo paulatino, tensiones de muchas formas fueron creciendo entre ambos y junto con esas tensiones, curiosidades y sobre todo, necesidades. Siendo la principal; la necesidad de tenerla cerca.
Besó sus labios con intensidad, dejando de lado sus dudas, cuestionamientos, arrepentimientos y culpas, solo se dejó llevar por la suavidad de su boca; el dulce sabor de su bálsamo; el ruido sordo de la lluvia chocando contra las ventanas y esa ligera, pero constante punzada en su labio inferior. No perdonó la decisión de la joven al besarlo y tomó sus labios, tanto tiempo como quiso, de la manera que quiso, hasta que el mismo ardor de su herida se intensificó a tal punto que fuera molesto, pero lo que más le preocupó, fue el sabor metálico que empezaba a sentir y que pronto ella probaría si no se detenía. Se separó despacio de ella, en silencio y sin apartarse mucho. Sus labios continuaron atrayéndose a los de ella, aunque esta vez solo para darle roces suaves y un poco más tímidos a causa de la sangre. Tal vez mañana sería algo de lo que se arrepentiría, pero al menos por ese momento, no quiso pensarlo, solo se mantuvo cerca de ella, recobrando el aliento que había perdido por centrarse más en besarla que en respirar.
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Post by Morgan Ronhart on May 2, 2022 21:16:57 GMT
Atenta a la reacción del pelinegro, ya fuese positiva o negativa a su atrevimiento sería determinante para saber si Morgan flotaría realizada en las nubes... o si se llevaría un golpe bastante severo al caer de la ilusión en la que se había dejado llevar. El silencio y la profundidad con la que respiraba hacía que pudiera sentir su corazón latiendo con fuerza, en su mirada reflejaba un tinte de miedo a la incertidumbre... uno que no tardó más, sus plegarias se habían cumplido. El contraste de temperatura entre sus pieles era notorio, tomando por sorpresa a la morena en que Mickey rompió la corta distancia que había entre ellos para envolverla en un agarre. Ella posó sus manos sobre el pecho del contrario y no dejaba de recorrer su vista por su rostro. Su corazón tembló en un alivio cuando sus labios volvieron a unirse, buscandose para compartir lo que tanto añoraba. Correspondió cada segundo, dejandose llevar por el momento y cerrando sus ojos; su mano se abrió paso por su mandíbula, acariciandola de forma tierna. Aquel gesto del pelinegro por regresarla a sus brazos provocó que toda inseguridad, temor y duda se desvanecieran en ella... Hizo girar su mundo, dejandolos que sus cuerpos hablaran por si solos en como se sentían. Respiró profundamente al separarse, manteniendose lo suficientemente cerca para sentir sus respiraciones entremezclandose; siendo una sonrisa nerviosa la que se asomó de sus labios, su rostro ardía por el calor de sus mejillas. — Mickey... — lo llamó en un susurro. Se sentía feliz... emocionada cual adolescente dando su primer beso, acunando su rostro para terminar pegando su frente a la de él. Manteniendo su mirada cerrada, si acaso ese era un sueño, era uno del que no quería despertar y sentir una revolución de emociones y mariposas dentro de ella. — No son gustos extraños... son sinceros... — aclaró a sus palabras. — Me has traído muchos sentimientos... a pesar de nuestras "peleas" infantiles... es contigo con quien quiero estar. Me siento segura a tu lado. — Con lentitud fue abriendo los ojos, dejando un par de besos mas sobre sus mejillas, bajando por su mandíbula, llegando a esconderse en el cuello siempre bien perfumado de Mickey, embriagada por su aroma, su cercanía y sensaciones a flor de piel. Se mantuvo escondida en él por el bochorno de sus confesiones. — No me importa tu edad, no me importa que seas malhumorado, no me importa nada más... es tu ser el que... me gusta — confesó apretando un poco la camisa del pelinegro. — Tal y como eres... pero no quiero que me veas como solo una "niña"... — su voz sonaba temerosa. En realidad era raro ver que su voz se quebrara al confesar las cosas, si bien la chica solía tener la seguridad suficiente para decir casi cualquier cosa... a excepción de sus sentimientos por él. Su misterio y manera de ser fue la que atrajo a la castaña, eran bastante opuestos incluso a la vista... pero tal como Hades y Persefone, Morgan siempre buscaba volver a él como el cambio de las estaciones. "Tu puedes"Poco a poco, fue separandose un poco para poder volver a encararlo, su mirada oliva llena de encanto, dejando ver unos ojos cariñosos, sinceros, en búsqueda de respuestas en la contraria. Tantos años que habían pasado cerrandose a la gente para venir a bajar la guardia con quien más la sorprendió.
— Si no he hecho caso a otros chicos... este es el porque, Mickey — apretó los labios respirando hondo antes de continuar — Nadie me ha hecho sentir lo que tu... creí que esta sensación no sería para mi... estaba muy equivocada pues solo no te había encontrado aún. —
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Post by Mickey on May 5, 2022 4:38:42 GMT
Descansó su frente junto a la de ella, con un temple más tranquilo después de la subida de adrenalina que había tenido tras besarla y con sus ojos entre abriéndose de a poco, bajó la mano de su cabeza hasta su espalda, hasta posarla lo más bajo que pudo. Solo fue hasta que ella empezó a moverse hacia él que por fin alzó un poco la mirada, seguido de su cabeza que elevó al techo, con un claro semblante incómodo. Su abrazo lo hizo alzar un poco las manos por desconfianza de corresponder. Si bien estaba consciente de que, después de lo que acababan de hacer, no había razones para reaccionar así, no podía evitar retraerse un poco ante la cantidad de afecto emocional y físico que estaba habiendo en tan corto periodo de tiempo… No era algo malo, solo era inusual. Giró su mirada hacia el ventanal de la biblioteca mientras apoyaba sus manos en el cuerpo de la morena; una sobre su cabeza y con la otra rodeándola de la cintura. No era el abrazo más confiado o cálido, pero hacia lo que podía. En esa no tan cómoda pose, escuchó con atención a la joven, mientras miraba hacia el exterior de la librería, percatándose de que la lluvia iba en cese… Aunque eso no regresaba la luz del local. Lento para aceptar las cosas y con sus innecesarias murallas en alto, eventualmente terminó relajándose de nuevo ante la cercanía de la morena a quien sostuvo en sus brazos de una forma más natural, llegando a incluso pegar sus labios y nariz en la cabeza de la chica donde escondió esa parte de su cara. Sus ojos se mantuvieron entre cerrados todo el rato, disfrutando del sutil aroma floral de la chica, aunque esa relajada mirada no duró mucho ante los “halagos” de ella… “Me acaba de hacer pensar que le gusto como pareja”, pensó frunciendo el ceño ante su propia idealización. — Gracias por recordarme que soy un malhumorado… De nuevo — Susurró sobre su cabeza— Ya lo hemos mencionado tres veces, no es necesaria una cuarta vez… Quedó claro — Comentó con ligera molestia ante su frágil ego siendo golpeado. La actitud y palabras de la chica lo habían dejado un poco descolocado, como era de costumbre con ella, pues si bien le quedaba claro que ambos estaban bien con lo ocurrido, la forma en que le había dicho las cosas alzó una bandera roja en su mente, sobre todo con ese comentario respecto a no verla como una “niña”... Presintió a donde iba todo aquello y le empezaba a preocupar un poco. — Morgan… Aprecio tus palabras — Comenzó a hablar bajo, pero calló tras sentir cómo se separó de él. La confesión de la chica sobre lo que sentía hacia él lo hizo alzar su cabeza, de nuevo con un semblante más serio y firme, pero tampoco no podía ocultar del todo que estaba sorprendido ante lo directa que acababa de ser, al menos lo suficiente para que él entendiera lo que quería transmitir. Mantuvo su mirada en ella, en silencio por un momento, aprovechando lo acostumbrados que estaban sus ojos en esa oscuridad. Se acomodó en el sillón correctamente, quedando de lado para ella, pero con su rostro aún hacia la castaña a quien no dejó de mirar en todo momento. Su mano que había recorrido desde su propia frente en señal de frustración, ahora la tenía recargada sobre su propia boca dando un aire de pose pensativa, pues efectivamente tenía el cerebro trabajando a mil. No quería arrepentirse de lo que acababa de pasar y todo lo anterior a ese día, pero lo hizo, en sí, no de las acciones de ambos, sino de todo lo que estas estaban conllevando. No tenía una vida segura para ofrecérsela, literalmente podría mañana desaparecer por completo, pero lo que más le removía sus interiores era pensar que alguien la dañara por su culpa lo cual era algo muy posible en ese desagradable mundo de muerte y venganzas por dinero. “Yo no tengo enemigos claros o directos, nunca nadie me ha amenazado y mis únicos roces siempre han sido con el mismo idiota… Pero si vieran que tengo algo que proteger?” entrelazó suavemente su mano con la de ella, mientras él estaba metido en sus silenciosos pensamientos. “... Todo esto pasó por tu culpa! Te odio Mickael!! ” Cerró con fuerza sus ojos un momento, para de nuevo abrirlos casi de golpe en un intento de soltarse de su cabeza que comenzaba a querer arrastrarlo a lugares que no necesitaba… Ni quería. Decidió concentrarse en lo importante; en ella. Estaba consciente de que tal vez la haría sentir mal o incluso enojar, pero… Ella dijo que no la tratara como una niña y eso era lo que haría. — Morgan — Extendió su mano libre hasta una de las suyas para sujetar— No podemos tener una relación seria, de ningún tipo. No tengo nada que ofrecerte en esta vida, más que mis problemas… — Bajó un poco su cabeza tras decir aquello— Ni siquiera se si podría darte una familia, dudo que mi cuerpo sirva para eso y aunque digas que no te importa, nos mirarán mal por esos dieciséis años de diferencia, pero lo más importante… No creo que dure mucho tiempo en este mundo… — Eso último lo dijo con un tono más bajo y serio— No soy para nada un hombre confiable — Le dio una media sonrisa muy apagada. Si bien la razón principal por la cual no aceptaba, la estaba escondiendo, entre palabras soltó la verdad, pues mucho de lo que dijo era cierto, solo que no dando el contexto completo de las cosas y dejándole el mayor peso a su misteriosa enfermedad que lo acosaba desde joven. — Tal vez lo mejor es que tengamos una relación más normal, de vecinos, como originalmente éramos — Comentó bajó— Lamento no haber parado o dado pie a cosas, cuando claramente no iba a seguir, pero… — Calló por completo. “Se siente muy bien tu cariño”
No dijo más, solo alzó la mano que tenía sujeta de la chica hasta su propio rostro para darle un corto beso en la palma superior y seguidamente pegar su frente en ella, aunque esto solo siendo un gesto cariñoso momentáneo. Tras aquello, mantuvo su mirada contra la suya, no estaba cómodo con la conversación, pero no iba a esconder su cara en una situación como esa. — Lo siento…
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Post by Morgan Ronhart on May 5, 2022 17:18:40 GMT
Ilusionada como un náufrago devisando tierra después de tanto tiempo navegando sin rumbo, marcaba el final de su viaje para por fin dejar a su corazón latir con intensidad, llenando de color aquella añorada isla. Estaba segura, lo sentía, la calidez en su pecho por lo acontecido era reconfortante y la llenó de plenitud. A los ojos de ella, ese era su lugar, uno seguro en dónde podría florecer por fin. En silencio esperó a saber lo que el pelinegro respondería, sabía que podía ser algo frío pero estaba confiada en que dentro de él, yacia un cariño a su manera tan distintiva. En el medio lleno de sosiego, una sonrisa suave acompañó a la morena cuando Mickey entrelazó su mano con la propia. "Encontré mi lugar" Por fin había llegado, la respuesta que tanto esperaba; escuchó atenta y con emoción cuando la llamó... Aunque si llegó... No fue para nada algo esperado. — No necesito que me ofrezcas nada, las cosas se pueden resolver — respondió firme aunque reteniendo algo de aliento — Las edades no son una excusa, no podemos vivir pensando en si alguien lo ve mal cuando lo importante son los sentimientos.— estaba determinada a calmar cualquier inquietud que llegase a nacer en él. Pero no fue hasta que aquellas últimas palabras le cayeron como una sumergida a un lago helado para después salir a una ventisca. No era una mentira, ella sabía que estaba enfermo pero nunca quiso hacerse a la idea de que esa fuera una de las posibilidades del destino de Mickey. "No quiero" "¿Por qué?" "No es justo" Su cuerpo se había tensado hasta la mandíbula viéndolo perpleja a los ojos sin poder decir nada en el momento, el dolor en su garganta no le permitía liberarse. — Sea el tiempo que sea... ¡Con mayor razón debería aprovecharse! — masculló con un tono bastante irregular y quebrado por la misma tensión. Desviando la mirada con un ceño bastante marcado y disgustado por verlo rendirse tan fácil a la idea. Apretó su mano con fuerza cuando lo vio hacer aquel gesto pidiendo perdón, siendo ella ahora la que huía de su mirada. Se tomó su tiempo para terminar cerrando los ojos y dejando que poco a poco su mano aflojara el agarre. Morgan levantó un poco el rostro sin abrir los ojos pero negando con ambas manos libres del agarre. — No te disculpes — su voz volvía a ser la misma, tranquila y dulce, solamente con tintes forzados. — Si es lo que tú quieres... Lo respeto...Abrió los ojos con pesadez viendo hacia donde había dejado su ropa para regresar a ver el aparador que daba a la calle con la lluvia que había cesado en el lugar... Pero ella sabía a dónde se había dirigido la tormenta. — Te lo dije el primer día y te lo repito ahora, sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites — le recordó a la primera vez que se conocieron en los locales. — Mickey... Solo... Espero que esto sea porque en verdad no hay un sentimiento de ti hacia mí, más allá de tu salud... Pero si no es así... No es justo... — Suspiró negando pasando ambas manos sobre su rostro. Se levantó del sillón dándole la espalda para caminar hasta el banco donde había dejado sus cosas. — Lo siento, olvida lo que dije... Será mejor que regrese a mi departamento, la lluvia paró — su voz se había recompuesto pero quería aprovechar a qué la luz no había regresado para esconder la rojez que había nacido debajo de sus ojos. — Gracias por prestarme ropa... Te la devolveré limpia, lo prometo — Si antes no lo había sentido, ahora sí sentía lo helado de la lluvia que la empapó como un invierno. Por dentro quería seguir luchando, pero su corazón se sentía estrujado. Esa isla por mucho que la deseara, el náufrago no pudo llegar al lugar que le había devuelto la ilusión después de navegar en un mar frío y cruel. Estaba cansado de navegar pero quizá, solo quizá ese era su destino, cerrar los ojos y recostarse sobre su balsa, dejando que las aguas lo llevarán sin rumbo hasta el final. "Si no puedo tener las cosas que quiero… solo dame lo que necesito" Por mucho que lo negara y repudiara, debía hacerse a la idea de alejarse para dejarlo a él pintar el límite. Mientras pudiera verlo bien o intercambiar algunas palabras, sería suficiente para ella.
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Post by Mickey on May 7, 2022 3:17:42 GMT
Mantuvo su mirada baja mientras ella le recriminaba y a la vez intentaba motivarlo con sus palabras. Se sentía frustrado con todo, pues no podía ser honesto y mucho menos quería, ya que eso significaría no solo un distanciamiento de dos personas que no pudieron tener una relación, literalmente corría el riesgo de que terminara alejándose por completo y lo viera como lo que era; alguien cruel, malvado y mentiroso, básicamente… Un asco de persona. Ese murmullo enojado que sacó, lo hizo girar a verla con una expresión molesta pero más contenida que otras veces. Quería desfruncir el ceño, pues no estaba enojado con ella y no quería que llegara a pensarlo, pero no podía evitar empezar a sentirse sobrepasado con la situación y que ella solo siguiera diciéndole esas cosas, lo complicaba aun más, pues… No tenía respuestas para ella. “Sabías que pasaría algo parecido, no puedes quejarte… “ se dijo a si mismo en un intento de relajarse. Sintió como el agarre de su mano se fue aflojando un poco hasta que eventualmente lo soltó, hasta el momento, él no había tenido intenciones de aquello por lo que bajó su mirada hacia su propia mano para seguidamente empuñarla. No estaba seguro, pero sintió que era la primera vez que sentía un rechazo de ese tipo por parte de ella y… No le había gustado. Desvió su mirada de ella también cuando notó que ella lo hizo, estaba actuando bajo reflejo, imitando inconscientemente a la chica que incluso si le decía aquello, no podía evitar no culparse de su poco control ante toda la situación. Lo único que no imitó de ella, fue cuando esta se levanto, pues se quedó sentado un momento más, reorganizando su cabeza mientras escuchaba como empezaba a alejarse hacia su ropa. Suspiró con pesadez, de forma silenciosa, conteniéndose como siempre. Debía recobrar la compostura que había perdido por completo en esos momentos y así lo hizo, cerró sus ojos un momento mientras contaba hasta cinco en su mente, algo que acostumbraba hacer tras un momento de agobio mental, conteo con intervalos de unos dos segundos. “Uno” “Yo confío en ti “
“Dos”
“Me gusta estar contigo “
“Tres”
“Es tu ser el que... Me gusta”
“ Podría intentarlo? "La escuchó dentro del local aún, por lo que se levantó de forma rápida, aunque al asomarse al pasillo que podía llevarla a ella lo hizo con cuidado para no tomarla en medio de su cambio de ropa. Apenas dio un paso para adentrarse al fondo de la librería cuando sintió y escuchó como desde la bolsa lateral de su pantalón su segundo celular comenzó a sonar. Ese maldito “beep” que desde hacía tiempo solo anuncia malas noticias y que lo hizo frenarse en seco para llegar a ella. Una vez más, algo le recordó el porque huía de ella. Estando de pie en el pasillo, llevó su mano hasta el aparato para ver el mensaje que había recibido, que rara vez significaba algo distinto, pero esa vez esperaba que solo fuera un “Iré por las cosas” o algún “Tengan cuidado en sus misiones esta noche por X razón”, algo… Cualquier cosa. Pero no fue. “Nuevo contrato...” Dejó que el celular aluzara su rostro un momento, para lentamente cerrarlo y volver a ponerlo en el bolsillo. No le había dado palabra alguna a la joven castaña después de todo lo que le dijo, en parte porque no podía excusarse y en parte porque no tenía las armas para pelear aquella batalla. Pero… No se sentía bien con aquello y esperaba que ella no lo sintiera peor. Optó por caminar hasta donde seguía y adelantarse a la joven antes de que esta saliera. Se plantó de pie frente a ella, cara a cara, con sus ojos clavados en los de la chica. Contrario a otras veces, estaba invadiendo bastante su espacio personal y de forma directa, pero no tenía tiempo para sutilezas o timidez. Se inclinó lo suficiente para abrazarla con fuerza, pegándola por completo a él, dejando que sus manos se posaran donde naturalmente cayeran; en su espalda baja una y la otra rodeándola por completo de los hombros. Quería sentir una última vez el calor de la morena contra él, la suavidad de su cabello en su rostro, las curvas de su cuerpo que no dudó en acariciar por su espalda, pero sobre todo, quería sentir su agradable aroma así de cerca. — No voy a olvidar nada de lo que dijiste esta noche, ni de lo que has hecho por mí en estos casi dos años… — Habló bajo pero con voz más firme — Voy a encargarme de algunas cosas y si aun quieres — hizo una pausa— Podemos hablar de esto después…
Se apartó de ella tras decirle aquello y con una última caricia a su barbilla para que alzara su rostro, se encaminó hacia la puerta la cual le abrió para que saliera por fin. Nuevamente un poco reticente a mirarla a la cara, aunque más que nada era porque estaba intentando ver hacia donde anteriormente la joven le había señalado. — Vuelve al departamento y enciérrate, te enviaré las contraseñas y links de las cámaras de seguridad, yo también las revisaré, pero — giró su rostro hacia ella— Si encontramos algo extraño en ellas, espera a que vuelva y quédate en mi departamento mientras…
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Post by Morgan Ronhart on May 7, 2022 6:50:44 GMT
Prisioneros del silencio una vez más, el refugio de la biblioteca era el testigo de la explosión de sentimientos que libraron una guerra en el lugar... Una que ninguno ganó pero dolía. No era el clásico silencio que ambos aguardaban, aquel cómodo y reconfortante, más bien se trataba de uno punzante y dolido. Su labio inferior tembló por el ambiente, no estaba segura de cuánto tiempo podría retener su pesar. Apretó con frustración su ropa aún húmeda, escapando para esconderse entre los libreros y removerse la prenda que llevaba del pelinegro. Le caló el alma cuando la ropa terminó por ser el último desapego de esa noche de él. No había tenido ninguna respuesta. "¿Me escuchó?". Un escalofrío recorrió por su columna cuando la fría humedad se pegó a su cuerpo. Su respiración se entrecortó terminando de cambiarse, no quería volver a ser esclava de sus recuerdos; solamente se apresuró a tomar la camisa y apartarse rápido. "Seguro solo quiere que te vayas" Su mirada oliva iba perdida en el suelo para no tener que enfrentarse a él. Aunque no tuvo muchas opciones pues se vio detenida por él en seco; la morena dió un paso al frente esperando a que el diera uno hacia atrás para salir... Pero las cosas no serían como ella imaginaba. Alzó la mirada algo molesta de no poder seguir avanzando, si quiera antes de poder abrir la boca para reprochar el comportamiento, un abrazo tan fuerte que le robó las palabras. La castaña pensó en alejarlo pero su cuerpo no obedeció a su cabeza, se aferró a él como si su vida dependiera de su cercanía. No podía... Morgan simplemente no podía negarlo. El hombre fácilmente podía sentir su cuerpo pequeño, cálido temblando por un corazón necio. Sus palabras hicieron que soltara un jadeo rebelde, seguido de lágrimas que caían a borbotones; comenzó a llorar como Magdalena... Cuando huir de la situación y amargos recuerdos se trataba, estaba decidida que su lugar de confort sería su departamento o la florería... Pero con ese abrazo le hizo abrir los ojos, que en verdad, él era su lugar seguro. Asustando lejos de ella a sus males. Mordió el interior de su mejilla cuando su tacto la recorrió hasta su barbilla para alejarse con aquellas palabras. Su mirada llena de sentimientos le dejaba tan claro como un riachuelo el que la morena quería aceptar su propuesta, no podía hablar pues si voz estaría hecha un polvorón. Se abrió camino para salir, deteniéndose a un lado de él para verlo una vez más, secándose las lágrimas que seguían cayendo. — Gracias… — musitó dando una ligera reverencia con la cabeza. Sin pensarlo mucho, hizo caso, se encerró en su departamento. Desde la entrada de la pequeña sala, observó todo a su alrededor, confundida, ¿Estaba enojada?, ¿Feliz?, ¿Triste?, ¿Enamorada?, no estaba segura de nada. Se limitó a darse un baño, aprovechando el ruido de la regadera para dejar salir su llanto. Pasado algo de tiempo, Morgan se acomodó en la sala metiendo los datos que Mickey le había proporcionado para revisar las cámaras. Su hinchada mirada se pasó de cámara en cámara, recapitulando la noche anterior; cuando llegó al momento que recordaba en efecto, la grabación había captado la sombra de un bulto caer en la zona. — ¿Que es eso?… — su ceño se frunció confundida. A diferencia de lo que ella había visto, la sombra era más compacta y menuda, ella juraba que había sido más pesada y grande pero no lo había imaginado. Lo último que pudo captar la cámara fue el movimiento rápido de la sombra y a la chica corriendo al interior de la librería, si adelantaba algunos minutos después, alguien llegó caminando por ese patio, un hombre moreno cubriéndose con una capucha; llegó a asomarse tanto a la florería como a la librería, antes de retirarse, se vio como si buscara debajo de los marcos de la puerta de la florería, sacando algo de su bolsillo y metiéndolo ahí. Tragó con bastante dificultad viendo hacia su puerta, ¿Quien era esa persona?, ¿Quería asaltarla?, ¿Por que?, fueron las primeras de muchas preguntas que se formaron en ella. Tomó una colcha y apagó todas las luces, no quería arriesgarse, se llevó también abrazada la laptop hasta el departamento de Mickey.
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Post by Mickey on May 9, 2022 15:57:59 GMT
Cuando ella se retiró, la siguió con la mirada hasta que esta entró segura al pasillo de los departamentos y una vez escuchó de que cerrara la protección con llave, se giró hacia la canasta para tomarla y meterse más en la librería, pues aun le faltaba algo importante; su mascota. Tomó del lomito a la felina negra y la puso encima de la ropa, no tenía el mejor tacto con la gatita a la hora de cargarla, pero al menos esta —por ser cachorra aun— no parecía importarle para nada esa forma de cargarla. No había tiempo para seguir con una plática más larga, incluso si la situación y el tema lo requería, aunque… Por qué iba a querer seguir conversando cuando él mismo fue quien dio la respuesta final? Suspiró con molestia ante su indecisión, estaba peleando entre lo que quería y lo que debía hacer. Una mezcla peligrosa con la cual iba a enfrentarse después. Primero: concentrarse para terminar su contrato. Con todo lo necesario listo, subió hasta su departamento donde dejó las cosas y dio de cenar al felino antes de salir de nuevo. Se movió rápido en el departamento y no tardó mucho para que el característico sonido del motor de su auto anunciara que, una vez más, se retiraba a hacer lo que sea que hiciera en las noches. Condujo por la avenida principal de forma rápida, pero aprovechando un semáforo en rojo pasó un momento revisando los detalles de su misión, para pasar enseguida a su segundo celular y enviarle a ella los datos de sus cámaras que le había prometido a la joven, dejando solo bloqueado el acceso a dos cámaras. “Espero que esto no la asuste más… “ suspiró mientras dejaba de lado su celular y una vez más ponía en marcha su auto. No iba a revisar nada por el momento, pero esperaba no encontrarse con alguna sorpresa desagradable, que por la lógica de la situación y de la gente que lo rodeaba, ya había razonado mejor la situación y caído en cuenta de que lo que sea que hubiera visto la castaña no era por él.
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Los maullidos de la gatita se hicieron presentes, apenas metió la primera llave en las cerraduras del departamento. Al comienzo se vio un poco esponjada al no percibir el olor de su dueño de primera instancia, pero poco le duró su estado de alerta pues “la vecina” era también era alguien que ya conocía bien. La siguió hasta la habitación entre saltos y carreras aceleradas, si bien no era Mickey, la presencia de la morena también era bien recibida. Si bien su energía era hasta preocupante, cuando esta subió a la cama, la siguió y casi al instante se volvió más tranquila llegando incluso a recostándose a su lado, ahora para juguetear con ella que intentaba ver de nuevo las cámaras de seguridad. Entre cambios de imágenes en un intento de ver mejor que había sido aquella silueta, fue inevitable que pasaran delante suyo otro tipo de grabaciones. Desde cosas cotidianas como Trevor barriendo la tienda y atendiendo personas, hasta imágenes más desagradables como el día que la tubería se rompió. Ahora tenía una mejor imagen de porque había caído y era culpa de quien tenía acostada sobre una de sus piernas. Por estar jugueteando entre sus piernas y la escalera, cuando se llevó el shock del agua encima, casi pasó a pisarla feo, pero queriendo evitarlo, terminó cayendo de espaldas con todo y escalera. Una de las cámaras también captó un momento entre el pelinegro y la felina, una escena un tanto familiar para ella, pues era él corriendo para atrapar el jarrón de flores que ella le regaló, solo que esta vez desde su escritorio. Las palabras de Mickey — Pensé que ahí no lo alcanzarías— tomaban más peso con aquella escena. Aunque no había audio, pudo verlo sermoneando a la gatita negra, incluso señalándola con su índice, viéndose un claro “No” en sus labios, a lo que en respuesta recibió algunos golpecitos de la felina contra su dedo. En general, todas las grabaciones eran de ese índole; cosas cotidianas de trabajo. Pero una grabación de días anteriores, resaltó rápido de todas las demás. Se puede ver a Trevor y él hablando mientras acomodan algunas cosas. Ambos estaban bastante apartados y por sus rostros, parece una conversación tranquila, hasta que el castaño volteó a verlo un momento para señalarlo. Sus labios se movieron y aunque el pelinegro no lo veía, la cara del chico era bastante seria, aunque al final pasa a una más sonriente. Mickey quien estaba en lo suyo se detiene por completo y voltea a verlo con una cara que jamás había visto en él. Lleno de odio en los ojos termina lanzándose hacia Trevor a quien empuja con fuerza contra un librero que hasta tira algunos. Su boca se mueve con claro enojo mientras forcejea con él para que no lo aleje, es más que claro que ambos están a punto de pelearse, pero algo hace que se detenga y lo suelte. A los pocos segundos puede verse a sí misma entrando a la librería con clara molestia, señalando el escritorio donde está una de sus tazas que le prestó al castaño.
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Post by Morgan Ronhart on May 10, 2022 5:19:55 GMT
Como un pequeño fantasma rechoncho, Morgan se había llevado solo un par de cosas al departamento de su vecino, entre ellas su colcha con varios girasoles tejidos que llevaba colgada cuál perchero de la cabeza. Entró con algo de prisa cerrando con llave pero sin encender luces, apenas percatandose de que la minina ya estaba en el lugar, pegando un pequeño sobresalto. — Eres tu... Me pegaste un susto, pequeña — comentó en un susurro caminando con cuidado. — No te me vayas a cruzar de la nada, no quiero llegar a pisarte, porque no te veo bien — caminó con cuidado hablándole a la minina inconscientemente para calmar sus nervios. Aún tenía la mirada hinchada y el rostro irritado por el llanto de unos momentos atrás pero así llegó hasta la habitación del pelinegro. Se detuvo al pie de la cama, insegura, confundida sobre todo pues no tenía en claro la situación con él. Sus palabras decían una cosa, pero su mirada y acciones decían lo contrario. Al final se abrió paso en la cama con sus cosas, la gatita siendo su compañía del momento... Algo juegetona... O molestosa pero era pequeña; le atraía la atención cuando volvió a abrir su laptop para revisar las cámaras para esperarlo. — Shh shh, solo déjame revisar de nuevo — le dijo mientras con una mano la acariciaba. Vio el fragmento de vídeo de la sombra, sintiendo como se le erizaba la piel de temor. ¿Quién era? ¿Qué quería?. “¿Solo fue la noche anterior?”, la pregunta se estampó en su frente, comenzando a buscar cámara por cámara por días anteriores. Pero entre su búsqueda vio por fin que había pasado en realidad con el tubo de la librería que reventó, pausando la cámara y viendo a la felina. — Le jugaste bastante pesado, pero aún así te protegió — paso su mano con algo de inseguridad primero pero poco a poco las caricias las fue haciendo constantes a su pelaje. Igualmente recordó por el video el raspón que él se había hecho y terminó sin revisarlo, sentía algo de culpa por haberlo pasado por alto, si le daba la oportunidad, quizá cuando regresara podría cerciorarse de que estuviera bien. En su exploración, la siguiente fue un fragmento de Mickey rescatando el pequeño jarrón que le había dejado, sintió como su corazón se estrujó un poco al ver que ese día no fue el único en el que se preocupó por su regalo... Sus mejillas tomaron algo de color y una sensación más cálida la recorrió. — ¿Que más tenemos?...— se preguntó continuando por cosas más cotidianas, limpiezas, clientes hasta que algo llamó su atención. El episodio explosivo entre ambos hombres en la librería justo antes de que ella llegara. "¿Qué fue eso?". Lo repitió varias veces tratando de comprender que había pasado. — ¿Mickey?... Pero... Tu no reaccionas así, ¿Que pudo haberte dicho Trevor para reaccionar así?...— la preocupación la había invadido de nuevo, cambiando de camaras y percatandose de que habían dos bloqueadas pero por más que ingresara los datos, parecían ser distintas. Revisó los mensajes con Mickey y ningún dato concordaba con esas dos. Iba a escribirle pero sus últimos mensajes fueron claros, no estaría al pendiente de su celular y... Un arma... Con el pasar de los minutos, las cosas se tornaban más confusas. Se movió con precaución por la cama, asomándose a la cabecera de la cama, buscando en dónde él le había dicho que había un arma. "Porque tiene eso aquí... Nunca nos han asaltado... O bueno no desde que llegué" Respiró profundo sin sacar el arma de su lugar, suspirando y cerrando por un momento sus ojos "Tranquila, no es raro, es algo en defensa, Joe y Aurora también tenían una. En casos de emergencia, está bien"Gateó hasta salir de la cama viendo a la pequeña minina — Ya vengo... — camino con sus manos entrelazadas y su celular en su bolsillo hasta la sala. Apretó el botón de bloqueo de su celular para iluminar un poco las repisas de uno de los muebles, buscando la cajetilla de cigarros que había visto anteriormente. ¿Serían de Trevor? Habían muchas cosas que no embonaban entre la sombra, el pleito de los chicos y pequeños detalles que ella no lograba hilarlos, quizá por distraída trabajando o solamente ignorancia. Sería mejor preguntarle de frente cuando regresara. No podría dormir, más bien no quería hacerlo, estuvo al pendiente de los mensajes mientras regresaba a la cama a pasar el rato con la felina; cabeceó por ratos esperando y repitiendo lo que había visto en las cintas grabadas.
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Post by Mickey on May 10, 2022 16:57:14 GMT
El departamento estaba silencioso, oscuro y se combinaba con el ambiente post tormenta, incluso si la electricidad había vuelto para la zona, todo seguía sintiéndose más lúgubre que de costumbre. Había sido un día extraño, pero lo más extraño había sido el transcurso de la noche; un ambiente pesado y misterioso. Ambiente que parecía no tener efecto sobre la pequeña felina que desaparecía en la oscuridad del departamento, pero a su vez brillaba con su energía. Poniendo más atención a su habitación, era un lugar bastante sencillo como el resto de su departamento. El cuarto era pequeño, incluso más que el suyo, con; una cama pegada al muro, bien tendida cuando ella llegó; paredes grisáceas oscuras, sin decoración alguna; un buró sencillo del lado opuesto de la cama; armarios y una cómoda, donde guardaba su ropa y nuevamente, uno que otro libro regado por ahí. Lo más llamativo que tenía era justamente el arma que le había mencionado, un revólver grande y pesado, con el seguro puesto. Era un lugar limpio, agradable incluso al olor, pues su cama y en general toda la habitación estaba bañada con el aroma de su perfume. No era un aroma fuerte, al contrario era sutil pero persistente. En lo que repasaba los videos de nuevo, terminó pasando una vez más por uno bastante casual de él subiendo del área de lavado, con su ropa limpia, mientras Trevor atendía unos clientes. En si, ellos dos no eran lo interesante, si no la pequeña felina que también se había colado grabación. A simple se le vio pasando, corriendo desde el sótano, unos segundos antes que Mickey subiera negando con la cabeza ante los arranques juguetones de la michi, pero había algo inusual en ella. Una vista más detallada y en cámara lenta, dejaba ver como algo brillante y metálico estaba alrededor de ella, resaltando de entre su oscuro pelaje. Parecía que se había enredado con algo en su aventura al sótano, algo que terminó asustándola y haciéndola subir despavorida, pero por los arranques de locura que solía tener, ni uno de los dos pareció tomarle mucha importancia. Al final, se ve cómo entró en una abertura entre un librero y la pared, pero para cuando salió de nuevo ya estaba más tranquila, sin nada encima de ella.
El tiempo pasó y no hubo respuesta de él a lo largo de esas horas, justo como había prometido que sería, estos incluso ni si quiera le llegaban, pero apenas los relojes llegaron a la media noche su celular vibró, dejando ver por fin un mensaje de su vecino. °
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Guardó su celular en el bolsillo de su pantalón, mientras aventaba en la cajuela de su auto una bolsa de deporte de color gris oscuro que tenía algunas cosas importantes que le habían pedido en el contrato. Jamás se había cuestionado o revisado por lo que estaba matando. No lo necesitaba, no le interesaba y menos le interesaba saber cosas que podrían meterlo en problemas innecesarios. Su misión fue fácil, pero una vez más se había llevado un golpe inesperado y por una tontería esta vez; terminando el trabajo, tropezó y terminó raspándose la pantorrilla derecha con un trozo de metal que estaba por ahí. Tenía vendas para evitar algo más grande, obviamente, pero el daño estaba hecho. Frustrado, lanzó parte de su equipo táctico en la cajuela y soltó su cabello que llevaba atado en una colet alta, por más que le buscara lógica a su situación, era como si la suerte de los dados no estuviera de su lado y últimamente terminaba lastimado en sus misiones por más fáciles que fueran. Arregló lo que necesitaba, revisó que su auto una ultima vez para estuviera presentable a la vista y comenzó de nuevo su viaje a su departamento, ahora si tomándose el tiempo de ver de vez en cuando las cámaras, buscando lo que ella había encontrado. Fue nuevamente en un semáforo donde hizo una pausa para observar la grabación de esa noche y su rostro fue honesto al instante, mostrando el asco y enojo al ver que efectivamente alguien había estado fisgoneando en la puerta de la joven. Le advirtió, por si aquella joven se le ocurría salir a ver que había sido. ¿Acaso en serio se estaban enfrentando a algo o solo era un loco de la calle? Fuera lo que fuera, con mayor razón se concentró en volver a casa, pues no quería que le pasara nada a la joven y tampoco le convenía que llamara a la policía… Haría todo lo posible para arreglarlo el mismo, fuera lo que fuera.
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Post by Morgan Ronhart on May 10, 2022 21:41:55 GMT
Repaso tras repaso en silencio de las cámaras, trataba de no sucumbir al sueño, además de que el aroma sutil de la habitación la había embriagado conforme pasaron los minutos. Termino por dejar de buscar comportamientos raros en el exterior y fijándose sobretodo en Mickey, perdiéndose en sus movimientos y como tal en la escencia del hombre. Era ese mismo misterio y seriedad lo que la embelesaba; la pequeña figura de su compañera de travesuras llamó su atención al verlo subir la ropa en una de las grabaciones, riendo un poco por el contraste de energías pero un brillo llamó su atención en el pelaje. Repitió seguido la grabación bajando la velocidad, notando lo que parecía ser una cadena a su alrededor. — ¿En qué te enredaste? — preguntó acercándose a la pantalla viendo dónde volvió a salir ya sin ella. — Huh, ya no lo traes... ¿Lo dejaste ahí? Hmm, quédate aqui — Nuevamente se levantó de la cama, solamente con su celular el cual vio de reojo brillar con el mensaje del tiempo estimado en el que Mickey llegaría; deteniéndose en el umbral de la puerta, viendo hacia atrás mientras pensaba si debería o no... Por inseguridad llegó a sacar el arma de su lugar, no sabía usarla, pero al menos para tener distancia si acaso llegase a toparse con algo o alguien como el hombre "sombra" como ella lo comenzaba a apodar. Resguardó la pesada arma en un bolsillo amplio de su pijama para salir del departamento, dejando cerrado con llave como cuando lo encontró y procurando que la gatita no saliera del departamento. "Él no dejaría abierto" Se repetía a si misma guardando la llave para bajar a abrir la librería, si en las grabaciones parecía que no habían revisado por dónde la pequeña felina pasó, debería de seguir ahí. La puerta de la librería crujió un poco conforme se abrió paso, alumbrando con solo la linterna de su celular, por algún motivo se sentía más segura y sigilosa si se movía en la oscuridad. "Entre la pared y el librero", fue haciendo memoria de la grabación, siguiendo el recorrido de la minina hasta topar con uno de los libreros, seguro era ese. Se agachó metiendo la mano torpemente queriendo palpar la zona para ver si seguía ahí; sus dedos pasaron por algo -bastante en realidad- de polvo acumulado. — Te falta barrer más seguido, Trevor — se quejó bajo con un puchero reprochante y en desacuerdo con el tema de donde había metido la mano. — Barres solo por donde ve Mickey… — Estuvo bastante entretenida tratando de buscar que pasó por alto el siguiente mensaje del pelinegro, sentándose en el suelo a sacar libros para poder tener una mejor visión. Y así fue, el brillo entre la ligera capa de polvo reveló una cadena que alcanzó para alzarla curiosa. — Menos mal no te perdiste — la observó por algunos minutos, sacudiendole el polvo, notando que era un medallón. Se sentía ligeramente más tranquila, queriendo volver a ordenar lo que había sacado, dejo en el olvido el tiempo que Mickey le había estimado para llegar, quedándose ahí un rato tratando de figurar el medallón.
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Post by Mickey on May 10, 2022 22:51:44 GMT
Cuando entró a la biblioteca, una de las cámaras casi escondidas entre los libreros, comenzó a parpadear de forma tenue. Si ella hubiera bajado con su laptop o hubiera accedido a las cámaras de seguridad, una notificación le hubiera avisado de la actividad inusual y a deshoras que estaba habiendo en la biblioteca… Notificación que también llegó al dueño de la tienda, obviamente. La poca luz del exterior, más la de su celular, le dejó ver que lo que había sacado era un viejo medallón de oro, de esos antiguos donde se podía poner fotos. La forma de este era redondo, con una decoración sencilla y completamente cerrado para cuidar mejor el contenido. Al abrirlo, tenía dos fotografías, una en su respectivo lado; del lado izquierdo, a una mujer de cabello castaño, más oscuro que el de Trevor con unos enormes ojos azules. Tenía un rostro sonriente que estaba ligeramente ladeado sin mirar a la cámara. Por otro lado, la otra fotografía era la de un hombre maduro, tal vez un poco mayor que Mickey que miraba a la cámara; de cabello corto, blanco en su totalidad y unos ojos rosas iguales a los de su vecino, de hecho, tenía unas facciones y la mirada muy parecida a la de él, pero si era fácil deducir que no era él. °
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° “Sin respuesta… Se habrá dormido? Quisiera tener su cabeza despreocupada para dormir en un momento así…” pensó para sí mismo mientras negaba con su cabeza y continuaba conduciendo, ahora más tranquilo sabiendo que estaba cerca de llegar al edificio. Además, manejaba de esa manera porque quería inspeccionar un poco la zona alrededor de su hogar, con intenciones de investigar un poco y ver si notaba algo inusual. Freno casi en seco al escuchar una alarma de su celular que era especialmente de sus cámaras. Aquello lo puso en alerta y con mayor razón detuvo su auto en una zona pública, no tan cerca de la biblioteca, si no más al inicio de la cuadra. Quien sea que estuviera en su ahí, no le iba a dar el lujo de avisarle que había llegado. Tomó de la guantera del auto su arma, mientras silencian su celular con la otra. Aunque por su mente pasó la joven, no quería avisarle, para no asustarla y correr con el riesgo de que llamara a la policía o peor, ella misma intentara algo. Se limitó a mantener el secreto por el momento, cuando supiera quien demonios era, vería a quien llamar. Trotó a lo largo de la cuadra, con una cara de dolor tras sentir la punzada en pantorrilla, iba con un claro cojeo que intentó controlar conforme se acercó a la biblioteca, desde la parte trasera del edificio. Al comienzo se asomó dentro de la parte trasera de la biblioteca y al no ver a nadie empezó a abrir la puerta, pero levantando esta para que ese crujido molesto que tenía no fuera tan sonoro. Apenas entró sostuvo con dos manos su arma y lentamente se fue moviendo por la biblioteca, ignorando por completo el dolor de su pierna para poder plantar bien sus pies en el suelo. Tenía una mirada baja pero muy alerta, estaba en ese trance que acostumbraba adoptar cuando estaba en sus misiones y poco a poco fue examinando todo hasta que encontró aquella silueta dándole la espalda. De un rápido movimiento el cual no se pensó mucho, se abalanzó hacia la figura “extraña” a quien sujeto con tosquedad desde el cuello usando su antebrazo y el arma, que tenía en su otra mano, terminó sobre la cabeza de aquella persona. — Comienza a hab... — Calló de golpe— Eh?Su sorpresa fue bastante obvia cuando usó mejor sus sentidos. El cuerpo de la persona, su bajo grito y sobre todo su aroma, lo hicieron darse cuenta de quién era. Soltó un quejido mezclado en sorpresa y enojo, al mismo tiempo que alzó su mano con el arma para quitarla de su cabeza. — Morgan?! — La llamó casi gritando, después de salir de ese shock— Maldita sea, creí que… Por qué estás aquí?! — Continuó reclamando, claramente exaltado— Casi te lastimo... Tonta! Yo... — Se apartó de ella por inercia, dando pasos hacia atrás— Demonios... Te dije que esperaras en el departamento — Comentó más bajo.
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Post by Morgan Ronhart on May 11, 2022 3:06:53 GMT
Con la yema de sus dedos recorrió delicadamente el grabado del medallón, su enorme mirada oliva estaba atraída por extrañarle que el pelinegro no hubiera notado ya la ausencia del mismo. "Quizá se le quedó en alguna prenda de su cesto y la pequeña lo encontró". Ideas inocentes. Cuando se percató de la ranura, inclinó un poco la cabeza curiosa, ejerciendo poca presión para ser cuidadosa al abrirlo, en verdad no queria romperlo en un descuido. Para su sorpresa, el medallón aguardaba dos fotografías en su interior, la primera persona que llamó su atención fue la mujer que llevaba dos enormes Dalias azules por ojos. "Que bonita" pensó al ver el retrato de la mujer, apreciandolo por algunos segundos antes de recorrer su vista al hombre que se encontraba a la diestra. Tenía un aire de haber visto facciones así; pasó por encima sin colocar el dedo en la foto para cubrir un poco de medio a boca el rostro, centrándose principalmente en la mirada, le llamó la atención pues era bastante parecida a Mickey. ¿Sería su familia?. Terminó por limpiar el polvo que yacia en la parte externa del dije para que esté no se maltratara. "Se lo daré en cuanto llegue". Mientras sacudía su mano libre sobre su pantalón, sentía por el movimiento pesado en el bolsillo frontal de su ropa el recuerdo del arma que había bajado... No era el mejor sentimiento, pero ante una emergencia creyó que sería bueno. "Será mejor que suba de nuevo" . Cerró el dije con cuidado, manteniendo entrelazados sus dedos con la cadena para que no se fuese a caer de sus manos. No escuchó. No vió. No sintió. De un parpadeo, alguien la retuvo del cuello, apenas se le escapó un grito bajo llevando ambas manos hasta el antebrazo de quién la había sujetado. Su primer instinto iba a ser defenderse, claro que podía... O eso creyó hasta que el frío de un cañón apuntando directo a su cabeza le heló la sangre. Escuchó al unísono su nombre gritado por alguien más. La morena se quedó petrificada en su lugar, respirando violentamente y el palpitar de su corazón resonando sobre cualquier otra cosa. Al ser liberada lentamente se encorvo, deteniendo sus manos sobre sus rodillas mientras jadeaba con dificultad, dejando que su cabellera escondiera parte de su rostro. Su pecho y espalda se contraían irregularmente, apretando las manos en puño aún con el medallón; una sensación de querer devolver no solo el estómago, sino el corazón la invadió, tomándose un tiempo para recuperarse tras escuchar los reproches de quién la había tomado. Mickey. Irgió la espalda, recomponiendo flojamente la compostura, deteniéndose con una mano del librero, dando la vuelta para verlo. — ...Lo siento... — se disculpó en un susurro. Lo miró a los ojos, sin una expresión de miedo, no a él, Mickey no le haría daño... Solo lo tomo por sorpresa. La mirada oliva lo veía pidiendo disculpa, cansada pero honesta. — Las cámaras... La gatita... Se había llevado un medallón... No quería que lo perdieras o que algún cliente... Incluso Trevor, se lo llevara... — hablaba como si hubiese corrido un maratón. Apretó fuertemente los ojos para abrirlos exhausta después de un disparo de adrenalina y recuerdos. Dió pasos cortos acercándose a él, tomando despacio su mano libre, dejando el medallón sobre su palma. Pudo ver a la morena metiendo la mano al bolsillo de su suéter, entregándole también el arma que bajó de su departamento en caso de emergencia. Cerrandole un poco la mano con ambas morenas. — ... Lamento no haber leído... — susurró.
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Post by Mickey on May 11, 2022 19:17:58 GMT
Recargó su espalda en uno de los libreros, movimiento que hizo con cuidado por su pierna adolorida, en esa pose soltó un pesado suspiro de desahogo mientras mantuvo su cabeza alzada hacia el techo. Rara vez sentía esa sensación de miedo, pero el momento en que se dio cuenta que la había estado apuntando a la cabeza con su arma, sintió un calor recorrerle del pecho hasta la cabeza. “Dios…”, respondo bajo negando con la cabeza. En lo que recobrara la compostura de nuevo, guardó su arma en el porta armas que llevaba debajo de su abrigo y nuevamente bajó su cabeza para prestarle atención a ella. Bajó su cabeza hacia la espalda de la joven a quien vio con incomodidad, su pose le dejó ver que le había metido un susto más fuerte de lo que había pensado. Un poco preocupado, se separó del librero para dar unos pasos hacia ella y antes de si quiera haber alcanzado su espalda con la mano, ella misma se reincorporó para verlo. — Morgan… — La llamó bajo, fijando su mirada en la oliva de ella— No te disculpes...La cara de la chica lo hizo abrir un poco los ojos, pues aunque estaba oscuro el celular de la joven seguía aluzando lo suficiente para delatar el rostro de la joven que para nada lucía bien y más claro le quedó que anímicamente no se encontraba bien cuando esta intentó con palabras rápidas y confusas explicarle algo. Su confusión fue clara, pero igual aceptó las cosas que le estaba poniendo en la mano, en si solo la vio confundido hasta que vio el arma salir de su sudadera. Suspiró con pesadez mezclado con un bajo gruñido, fue inevitable que reaccionara de esa manera pues si la hubiera visto anteriormente con el arma o la hubiera sacado para defenderse de él, como mínimo un disparo no mortal se hubiera llevado. Llevó su mano zurda hasta su propia frente, para dar una mirada rápida y afilada a la joven castaña. No sabía si golpearla por torpe o acariciar su cabeza por el trauma. — Ya fue suficiente por esta noche, Ronhart — Comentó mientras se metía en la bolsa de la chaqueta el medallón y el arma. Estaba consciente de que le había dado una especie de collar, pero no le había prestado mucha atención y a lo que había entendido, la gata se lo robo o algo así. Luego le preguntaría, pues estaba más concentrado en ella en esos momentos ya que no hacía mucho estaban destrozándose emocionalmente con sentimientos confusos y ahora aquello… Definitivamente solo quería que esa noche terminara. Con sus manos libres ahora, las extendió despacio hacia las pequeñas de la morena para sujetarla de ambas muñecas y hacer que las levantara hasta la altura de su cabeza. Era un movimiento random, sin intenciones de algo claro, pero quería llamar su atención con el gesto repentino y a la vez sacarla de ese estado mental catatónico en el que se encontraba. — Todo esta bien… No hiciste nada malo — Habló con una voz más baja y seria. Bajó de nuevo sus manos pero en lugar de soltarlas las guió hacia él para forzarlas a que rodearan su propio torso y terminara dándole un abrazo qué el también correspondió de la misma manera que antes. La abrazó desde sus hombros y espalda, acunándola con todo su cuerpo pues guió su cabeza hacia su pecho mientras acariciaba despacio su espalda en un intento de consolarla un poco más. Talvez no estaba muy consciente de sus acciones, pero estaba cansado física y mentalmente, a ese punto ya no le importaba si estaba siendo muy cariñoso con ella, pues si bien era bastante arrogante, receloso e ignorante con sus sentimientos, los de ella no los dejaba pasar tan fácil y estaba muy seguro que así como el estaba cansado, ella lo estaría aun más. — Lamento haberte asustado de esa manera, debí revisar mejor antes —susurró— Te llevaré a tu departamento para que descanses… Yo me encargaré de todo, de acuerdo?Sus intenciones al abrazarla en ese momento fueron honestas y buenas, pero ignorante de su error…
Le había manchado el rostro con sangre ajena que tenía impregnada en la ropa.
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Post by Morgan Ronhart on May 11, 2022 23:55:59 GMT
A pesar de que su mirada no reflejaba miedo, sus manos estaban agitadas, revelando bastante del estado de la morena... Demasiado, ese día había sido demasiado de principio a fin. Su cuerpo débil por enfermedad, emocionalmente confundida en un espiral sin respuesta al momento y un detonante a memorias violentas que aunque haya pasado el tiempo, no lograba bloquearlas o enfrentarse a ellas.
Estaba tratando de salir de ese estado mental cuando lo escuchó hablar. No estaba segura si se refería a ser suficiente por todo lo que había desencadenado desde que se presentó en la librería por esa tarde o si solo era por ese rato. Se notaba desorientada con esa vibra bajoneada pidiendo disculpas.
Frunció un tanto el ceño levantando la vista a sus manos para luego verlo a él, espabilando paso a paso; la atención de sus esmeraldas volvió a la rosacea contraria. No pudo negarlo, siguió su guía como un lucero en la oscuridad hasta rodearlo correspondiendo el abrazo, ocultandose en él, respirando profundo para terminar suspirando más calmada; asintiendo a sus palabras.
— Está bien... nos faltó comunicación... — susurró imitandolo — Hay... muchas cosas que quiero hablar contigo... pero puedo esperar —
Su abrazo era cálido, reconfortante como el silencio que solía haber entre ellos, como aquellos besos que fueron corazones clamando cariño. Cerró los ojos unos momentos, meciendose con él con un movimiento tan tenue aferrado al nulo espacio entre ellos. Una húmedad de la tela se pegó a su mejilla, no estaba consciente de lo que era pero en ese instante no le dedicaría la atención a eso, solo al pelinegro.
Después de unos minutos acariciando su espalda con ternura, terminó por ir soltandolo sin mucho ánimo de hacerlo pero era hora de volver, no podían quedarse ahí toda la noche.
El camino era corto, esperó a que cerrara el local para adentrarse al pasillo y subir. Veía continuamente su mano solitaria y pálida; por rmucho que deseara esclarecer todo aquella noche... no podía, ambos debían descansar y despejar sus mentes antes de tomar cualquier tema de vuelta. Conforme subían las escaleras, Morgan lo tomó timidamente de la mano, acariciando parte de ella con su pulgar para darle a entender que todo estaba bien.
— Mickey... dejé mi laptop en tu departamento, ehm... luego podría recogerla... —Habló bajo para que no llegase a resonar su voz en el pasillo, este iluminando muy tenuemente sus rostros.
Le miraba timidamente con tintes de dulzura desviando un poco la vista después de todo el sube y baja de emociones, recargandose en la puerta de su propio departamento.
— Bueno... ¿Quieres pasar?... si no quieres está bien, lo entendería ha sido un día difícil pero aún así... sabes que siempre eres bienvenido — comentó algo nerviosa. No quería ser imprudente, sin embargo le carcomían las ganas de mantenerse cerca... aún cuando él le había marcado un límite de no más allá de vecinos.
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Post by Mickey on May 14, 2022 2:22:44 GMT
— ¿Cosas que hablar?¿ Referente a lo qué vimos en la cámara? —preguntó mientras la acomodaba en sus brazos.
Una vez más y por tercera vez en la noche, logró abrazar a la pequeña castaña, que contrario a los dos veces anteriores, esta vez sí fue mucho más cariñoso y confiado, algo que a ese punto hubiera sido una tontería si no era de esa manera. Se inclinó un poco hacia ella para que el abrazo fuera más cómodo y mejor, así él también pudo darse el placer de recargar su mejilla sobre su suave cabello, el cual también estuvo acariciando con una de sus manos. Le dio un cómodo abrazo que hizo que mantuviera sus ojos cerrados en todo momento, al menos hasta que sintió el ligero meneo de su cuerpo, aquello no lo molestó, pero sí evitó que cerrara de nuevo sus ojos, igual correspondió sus movimientos de la misma manera hasta que el momento de separarse llegará.
Siguió a la chica de manera atenta después de cerrar la puerta trasera de la librería. Mantuvo una distancia prudente de ella ya que no quería dejarle a la vista el cojeo que empezaba a tener, además de que su velocidad al caminar fue más lenta tras recordar que el inusual invitado de la grabación había dejado algo en la puerta de ella. Se desvió un momento hacia la florería para buscar si en verdad había algo, y efectivamente, entre el marco y la pared de la parte superior, observó algo redondo.
— Espera, tú regalo… — comentó sarcástico.
Tomó aquel objeto con curiosidad y vio como un trozo de papel doblado empezó a caer del mismo lugar. Metió su mano libre para atraparlo y si bien no había visto el contenido, para él la situación había aumentado su nivel de sospecha. Igual, se limitó a observar superficialmente las cosas y guardarlas —en el mismo bolsillo donde llevaba el collar— para cuando estuviera en el departamento. Por lo que había visto y tocado del otro objeto, a él le parecía una especie de juguete, igual eso no le quitaba lo extraño.
Con sus pensamientos revoloteando en su cabeza y el ceño ligeramente fruncido por lo mismo, comenzó a caminar de nuevo hacia la joven para alcanzarla y que ambos siguieran su camino hacia los departamentos. Hizo una pausa rápida en el inicio de los escalones los cuales recorrió con la mirada desde el primero, hasta lo último que podía ver de las escaleras. Suspiró ligeramente antes de empezar a subirlos pues sabía lo que se le venía, pero al menos ahora estaba mejor preparado mentalmente para las punzadas que iba a sentir con cada paso derecho.
Subió a su lado, intentando mantenerse firme y elocuente ante la situación en la que se había metido de nuevo y al menos él estaba seguro de que no había demostrado nada. Fue el el gentil agarre de su mano lo que hizo que se detuviera en el último escalón y lo sacara de su concentración, giró su cabeza hacia ella para verla con esa mirada rosada y cansada que fijó en la oliva de ella. Sus palabras lo hicieron alzar su cabeza un momento en lo que pensaba que hacer..
— No tengo mucho sueño aun, iré por tus cosas y cuando tome un baño te llevaré todo, así hablamos un poco de lo que pasó… —Comentó bajo también, bajando un poco su cabeza hacia ella para que lo escuchara mejor.
En otra situación la hubiera invitado a que lo acompañara y esperará en su departamento, pero tenía una pierna de la cual encargarse primero, por lo que sin esperar una respuesta por parte de ella, comenzó a caminar hacia su departamento con el mayor porte posible. Era bueno fingiendo, pero… Fuera por experiencia, buenos ojos de ella o simplemente que era demasiado obvio, el grito contenido de sorpresa por parte de la chica, hizo que se encogiera de hombros frente a su propia puerta.
— ¿Cómo? — Se limitó a preguntar para sí mismo con una expresión molesta mezclada con resignación.
Entró lo más rápido que pudo al departamento, aunque a ese punto no tenía caso que fingiera más que no pasaba algo por lo que dejó la puerta abierta a su paso, dándole la clara indirecta de que era bienvenida a regañarlo, pero si iba a hacer eso, sería desde afuera del baño pues apenas entro a este, camino hasta su cuarto donde lanzó su abrigo y cosas importantes a la cama, algo que generó un bajo “meow” ya que había enterrado a la gatita con su ropa. Tras aquello entró al baño para encerrarse en este.
— Lo siento, casi no se escucha por la regadera — Comento desde adentro, para después abrir a la regadera— Ahorita que salga me dices…
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